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Críticas ordenadas por utilidad
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10
5 de marzo de 2025
5 de marzo de 2025
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay series que dejan huella, y esta es una de ellas. No solo por la historia que cuenta, sino por la manera en que la desarrolla. El viaje de Walter White es increíble: empieza siendo un profesor de química con problemas económicos y termina convertido en alguien que impone respeto y miedo en el mundo del crimen. Desde el primer episodio engancha, y cada giro lo hace aún más adictivo.
El guion está afinado al detalle. No hay giros que se sientan forzados ni decisiones metidas con calzador; los personajes evolucionan con la historia y cambian según lo que enfrentan. Walter White no es el mismo al principio que cuando todo acaba, y lo mismo pasa con Jesse, Skyler o Hank. Cada uno toma decisiones que los transforman y arrastran las consecuencias de sus actos.
A nivel visual, la serie tiene una identidad inconfundible. Cada plano está pensado para contar algo, con una iluminación y un uso del color que refuerzan cada momento clave. La banda sonora no está ahí solo para acompañar: sabe cómo elevar la tensión cuando es necesario o dejar espacio al silencio para que el impacto sea aún mayor.
Pocas series rozan la perfección, pero esta lo consigue. Lo tiene todo: una historia absorbente, personajes inolvidables y un final que está a la altura de lo que construyó a lo largo de cinco temporadas. Pasarán los años y seguirá siendo un referente.
El guion está afinado al detalle. No hay giros que se sientan forzados ni decisiones metidas con calzador; los personajes evolucionan con la historia y cambian según lo que enfrentan. Walter White no es el mismo al principio que cuando todo acaba, y lo mismo pasa con Jesse, Skyler o Hank. Cada uno toma decisiones que los transforman y arrastran las consecuencias de sus actos.
A nivel visual, la serie tiene una identidad inconfundible. Cada plano está pensado para contar algo, con una iluminación y un uso del color que refuerzan cada momento clave. La banda sonora no está ahí solo para acompañar: sabe cómo elevar la tensión cuando es necesario o dejar espacio al silencio para que el impacto sea aún mayor.
Pocas series rozan la perfección, pero esta lo consigue. Lo tiene todo: una historia absorbente, personajes inolvidables y un final que está a la altura de lo que construyó a lo largo de cinco temporadas. Pasarán los años y seguirá siendo un referente.

6,2
5.727
8
10 de febrero de 2025
10 de febrero de 2025
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Order (La Hermandad Silenciosa) ofrece un viaje tenso y bien ejecutado por los oscuros rincones del extremismo estadounidense en los años 80. La película destaca no solo por su ritmo trepidante y sus secuencias de acción bien construidas, sino también por el trasfondo político que resuena inquietantemente en la actualidad. Aunque Jude Law y Nicholas Hoult se reparten el protagonismo, es Law quien aporta una fuerza magnética a su papel, haciendo que cada escena en la que aparece cobre intensidad.
La dirección de Justin Kurzel consigue mantener la tensión de principio a fin. Su habilidad para crear atmósferas opresivas y para rodar escenas de violencia con realismo convierte este thriller en algo más que una simple película de persecuciones y tiroteos. Sin embargo, aunque la trama mantiene el interés, a veces cae en clichés del género, lo que le resta originalidad.
A pesar de estos altibajos, The Order logra mantenerse firme como un relato potente sobre los peligros del fanatismo. No solo entretiene, sino que también invita a reflexionar sobre cómo estos movimientos extremistas del pasado siguen teniendo eco en el presente. Es una película que, sin grandes artificios, deja huella y consigue enganchar al espectador hasta el último minuto.
La dirección de Justin Kurzel consigue mantener la tensión de principio a fin. Su habilidad para crear atmósferas opresivas y para rodar escenas de violencia con realismo convierte este thriller en algo más que una simple película de persecuciones y tiroteos. Sin embargo, aunque la trama mantiene el interés, a veces cae en clichés del género, lo que le resta originalidad.
A pesar de estos altibajos, The Order logra mantenerse firme como un relato potente sobre los peligros del fanatismo. No solo entretiene, sino que también invita a reflexionar sobre cómo estos movimientos extremistas del pasado siguen teniendo eco en el presente. Es una película que, sin grandes artificios, deja huella y consigue enganchar al espectador hasta el último minuto.

7,0
17.360
9
29 de enero de 2025
29 de enero de 2025
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una propuesta afilada y retorcida que juega con la comedia negra y el drama familiar en una historia donde el caos se convierte en el verdadero protagonista. La dirección de Dani de la Orden orquesta con precisión un guion que se apoya en giros inesperados y en un reparto en estado de gracia, liderado por una magnífica Emma Vilarasau, capaz de sostener la película con su sola presencia.
La puesta en escena es elegante y medida, con un ritmo que se va enredando conforme avanza la historia, manteniendo el interés sin perder de vista el tono irónico y mordaz. Los diálogos afilados y la interacción entre los personajes construyen una tensión constante que se equilibra con momentos de humor inteligente, en un juego narrativo que nunca subestima al espectador.
Si bien en algunos momentos el guion parece tomarse respiros que diluyen parte de su impacto inicial, la película se recupera con fuerza gracias a la solidez de sus intérpretes y su capacidad para sostener la intriga y la sátira sin perder autenticidad. La combinación de drama y comedia está bien dosificada, permitiendo que cada giro de la historia sorprenda sin forzar la credibilidad del relato.
Con un enfoque que recuerda a los grandes relatos de enredos familiares, pero con un tono mucho más oscuro y corrosivo, Casa en flames se presenta como una obra certera, que sabe lo que quiere contar y lo hace con estilo y personalidad. Un entretenimiento de gran nivel que deja huella, tanto por sus interpretaciones como por la agudeza con la que retrata sus temas.
La puesta en escena es elegante y medida, con un ritmo que se va enredando conforme avanza la historia, manteniendo el interés sin perder de vista el tono irónico y mordaz. Los diálogos afilados y la interacción entre los personajes construyen una tensión constante que se equilibra con momentos de humor inteligente, en un juego narrativo que nunca subestima al espectador.
Si bien en algunos momentos el guion parece tomarse respiros que diluyen parte de su impacto inicial, la película se recupera con fuerza gracias a la solidez de sus intérpretes y su capacidad para sostener la intriga y la sátira sin perder autenticidad. La combinación de drama y comedia está bien dosificada, permitiendo que cada giro de la historia sorprenda sin forzar la credibilidad del relato.
Con un enfoque que recuerda a los grandes relatos de enredos familiares, pero con un tono mucho más oscuro y corrosivo, Casa en flames se presenta como una obra certera, que sabe lo que quiere contar y lo hace con estilo y personalidad. Un entretenimiento de gran nivel que deja huella, tanto por sus interpretaciones como por la agudeza con la que retrata sus temas.

6,9
21.738
10
11 de enero de 2025
11 de enero de 2025
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una joven prometedora es un debut cinematográfico audaz y provocador de Emerald Fennell que subvierte las convenciones del thriller de venganza. La película aborda temas como el trauma, la complicidad social y la búsqueda de justicia de una forma innovadora, perturbadora y profundamente relevante en el contexto cultural actual. Mezclando elementos de comedia negra, suspense y crítica social, Fennell construye una historia que se rehúsa a ser encasillada o olvidada fácilmente.
La protagonista es Cassie (Carey Mulligan), una mujer que dejó atrás una prometedora carrera en medicina tras un trágico evento en su pasado. Ahora, vive una doble vida: de día, trabaja en una cafetería, y de noche frecuenta bares fingiendo estar borracha para desenmascarar a los hombres que se aprovechan de mujeres vulnerables. Su misión es confrontar a quienes cometen estos actos y forzar a la sociedad a reflexionar sobre la complicidad en una cultura que, con demasiada frecuencia, excusa o ignora el abuso sexual.
Carey Mulligan ofrece una interpretación excepcional, equilibrando con maestría la complejidad emocional de Cassie. Su personaje es a la vez vulnerable y ferozmente determinado, y Mulligan logra transmitir ese dolor contenido que impulsa cada una de sus acciones. Su actuación dota al personaje de humanidad y ambigüedad, haciendo que el espectador empatice con ella incluso cuando sus decisiones resultan inquietantes.
Visualmente, la película es llamativa y colorida, lo que contrasta de manera deliberada con la oscuridad de su historia. Fennell utiliza una paleta de colores vivos y una estética que recuerda a las comedias románticas, lo que refuerza la ironía del relato. La banda sonora, repleta de canciones pop que adquieren nuevos significados dentro del contexto de la película, aporta otra capa de profundidad y refuerza su tono subversivo.
Lo que diferencia a Una joven prometedora de otros thrillers de venganza es su negativa a seguir un camino predecible. La película está llena de giros inesperados que mantienen al espectador en vilo, y su tono fluctúa entre lo cómico y lo trágico, reflejando el viaje emocional de su protagonista. Emerald Fennell no busca ofrecer respuestas fáciles ni finales complacientes; en su lugar, invita a los espectadores a enfrentarse a verdades incómodas sobre la responsabilidad, el perdón y los límites de la justicia.
El final de la película ha generado debate, y es uno de los elementos más divisivos del film. Sin revelar spoilers, es un desenlace que desafía las expectativas y deja huella. Algunos espectadores pueden encontrarlo frustrante o incluso nihilista, mientras que otros lo interpretan como un poderoso comentario sobre el carácter cíclico del trauma y la dificultad de obtener justicia real en un mundo plagado de desigualdades.
El reparto secundario también está a la altura, con destacadas interpretaciones de Bo Burnham, Alison Brie y Clancy Brown. En particular, Burnham aporta carisma y complejidad a su personaje, haciendo que su evolución sea uno de los aspectos más interesantes de la película.
El guion de Fennell es agudo y directo, tratando temas complejos con ingenio y perspicacia. Los diálogos son tanto mordaces como emotivos, reflejando esa mezcla de sátira y profundidad emocional que define la película. El comentario sobre las dinámicas de género y la cultura del silencio en torno a los abusos sexuales resulta urgente y oportuno, pero nunca moralizador. En cambio, la película presenta preguntas éticas que resuenan mucho después de que los créditos hayan terminado.
Una joven prometedora no busca consolar ni ofrecer una catarsis fácil. Es una película que exige atención, desafía las suposiciones y genera conversaciones necesarias. Con este debut provocador y valiente, Emerald Fennell se posiciona como una cineasta a seguir de cerca, mientras que la interpretación de Carey Mulligan es, sin duda, una de las mejores de su carrera. Es un film que deja huella, perturbador y conmovedor a partes iguales, y que invita a reflexionar sobre el peso del trauma y la importancia de la justicia en todas sus formas.
La protagonista es Cassie (Carey Mulligan), una mujer que dejó atrás una prometedora carrera en medicina tras un trágico evento en su pasado. Ahora, vive una doble vida: de día, trabaja en una cafetería, y de noche frecuenta bares fingiendo estar borracha para desenmascarar a los hombres que se aprovechan de mujeres vulnerables. Su misión es confrontar a quienes cometen estos actos y forzar a la sociedad a reflexionar sobre la complicidad en una cultura que, con demasiada frecuencia, excusa o ignora el abuso sexual.
Carey Mulligan ofrece una interpretación excepcional, equilibrando con maestría la complejidad emocional de Cassie. Su personaje es a la vez vulnerable y ferozmente determinado, y Mulligan logra transmitir ese dolor contenido que impulsa cada una de sus acciones. Su actuación dota al personaje de humanidad y ambigüedad, haciendo que el espectador empatice con ella incluso cuando sus decisiones resultan inquietantes.
Visualmente, la película es llamativa y colorida, lo que contrasta de manera deliberada con la oscuridad de su historia. Fennell utiliza una paleta de colores vivos y una estética que recuerda a las comedias románticas, lo que refuerza la ironía del relato. La banda sonora, repleta de canciones pop que adquieren nuevos significados dentro del contexto de la película, aporta otra capa de profundidad y refuerza su tono subversivo.
Lo que diferencia a Una joven prometedora de otros thrillers de venganza es su negativa a seguir un camino predecible. La película está llena de giros inesperados que mantienen al espectador en vilo, y su tono fluctúa entre lo cómico y lo trágico, reflejando el viaje emocional de su protagonista. Emerald Fennell no busca ofrecer respuestas fáciles ni finales complacientes; en su lugar, invita a los espectadores a enfrentarse a verdades incómodas sobre la responsabilidad, el perdón y los límites de la justicia.
El final de la película ha generado debate, y es uno de los elementos más divisivos del film. Sin revelar spoilers, es un desenlace que desafía las expectativas y deja huella. Algunos espectadores pueden encontrarlo frustrante o incluso nihilista, mientras que otros lo interpretan como un poderoso comentario sobre el carácter cíclico del trauma y la dificultad de obtener justicia real en un mundo plagado de desigualdades.
El reparto secundario también está a la altura, con destacadas interpretaciones de Bo Burnham, Alison Brie y Clancy Brown. En particular, Burnham aporta carisma y complejidad a su personaje, haciendo que su evolución sea uno de los aspectos más interesantes de la película.
El guion de Fennell es agudo y directo, tratando temas complejos con ingenio y perspicacia. Los diálogos son tanto mordaces como emotivos, reflejando esa mezcla de sátira y profundidad emocional que define la película. El comentario sobre las dinámicas de género y la cultura del silencio en torno a los abusos sexuales resulta urgente y oportuno, pero nunca moralizador. En cambio, la película presenta preguntas éticas que resuenan mucho después de que los créditos hayan terminado.
Una joven prometedora no busca consolar ni ofrecer una catarsis fácil. Es una película que exige atención, desafía las suposiciones y genera conversaciones necesarias. Con este debut provocador y valiente, Emerald Fennell se posiciona como una cineasta a seguir de cerca, mientras que la interpretación de Carey Mulligan es, sin duda, una de las mejores de su carrera. Es un film que deja huella, perturbador y conmovedor a partes iguales, y que invita a reflexionar sobre el peso del trauma y la importancia de la justicia en todas sus formas.
14 de mayo de 2025
14 de mayo de 2025
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
A veces ocurre: ves el tráiler, lees de qué va, suena la música… y sabes que esa película va a quedarse contigo para siempre. Eso me pasó con Horizonte Final, una de esas experiencias que te marcan. Terror, ciencia ficción, una atmósfera opresiva y una banda sonora que todavía me pone los pelos de punta. La vi en el verano del 98 y, desde entonces, está fija en mi top 5 de películas favoritas de todos los tiempos.
La premisa ya era potente: una nave que reaparece tras años perdida en un punto remoto del espacio… y que ha traído algo de vuelta. Lo que parecía una aventura de rescate se convierte pronto en una pesadilla espacial donde la lógica se tambalea y el horror va calando poco a poco. No necesita monstruos babosos ni sobresaltos baratos: aquí el miedo es más psicológico, más angustioso, más oscuro.
Sí, puede que el tramo final sea algo más efectista o que algunas decisiones narrativas chirríen con el tiempo. Pero me da igual. Porque pocas películas han conseguido esa mezcla tan adictiva de ciencia ficción con terror puro, ese descenso al infierno mental con una estética tecno-gótica inolvidable. Las imágenes se te quedan grabadas, los gritos también, y el desconcierto… ese, incluso más.
Lo que Horizonte Final logra —a pesar de sus detractores— es crear un universo propio, uno donde no importa tanto lo verosímil como lo que te hace sentir. Y eso, para mí, vale más que mil efectos especiales. Una auténtica joya maldita.
La premisa ya era potente: una nave que reaparece tras años perdida en un punto remoto del espacio… y que ha traído algo de vuelta. Lo que parecía una aventura de rescate se convierte pronto en una pesadilla espacial donde la lógica se tambalea y el horror va calando poco a poco. No necesita monstruos babosos ni sobresaltos baratos: aquí el miedo es más psicológico, más angustioso, más oscuro.
Sí, puede que el tramo final sea algo más efectista o que algunas decisiones narrativas chirríen con el tiempo. Pero me da igual. Porque pocas películas han conseguido esa mezcla tan adictiva de ciencia ficción con terror puro, ese descenso al infierno mental con una estética tecno-gótica inolvidable. Las imágenes se te quedan grabadas, los gritos también, y el desconcierto… ese, incluso más.
Lo que Horizonte Final logra —a pesar de sus detractores— es crear un universo propio, uno donde no importa tanto lo verosímil como lo que te hace sentir. Y eso, para mí, vale más que mil efectos especiales. Una auténtica joya maldita.
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