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Críticas 427
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
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18 de marzo de 2024 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Era reacio a ver esta aclamada película pues Canino, del mismo director, me había parecido desagradable y una verdadera porquería que fui incapaz de ver entera. Pobres criaturas tampoco la he visto entera, para que nos vamos ha engañar (a partir de la hora y media fui dando saltos hacia adelante), pero por lo menos me ha parecido más digerible que la anterior. Con todo, me ha parecido una película demasiado larga y esa voluntad de ser original y chocante a toda costa me ha dejado frío y bastante aburrido en ocasiones. A pesar de su brillantez visual (sobresaliente diseño de producción, con un imaginativo barroquismo expresionista de inspiración "art nouveau") te da la sensación de estar contemplando una fábula esperpéntica no exenta de comicidad, pero errática a nivel narrativo, una mezcla de Tim Burton en versión gafapasta, feminismo de nueva hornada, y peli porno light (igual que en otras películas del mismo director, la visión del sexo es desagradable, fría, y extravagante). Como pasa tantas veces en el hipertrófico cine actual, si durara media hora menos la película ganaría bastante.
11 de julio de 2023 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con esta película me ha pasado algo raro, la vi hace muchos años en DVD, y creo que ni siquiera la vi entera, pues iba presionando el forward convencido de que era un subproducto mediocre que no le llegaba a la suela del zapato a la clásica versión de Kubrick, uno de mis directores favoritos. Pero al volverla a ver hace poco y en HD me he quedado alucinado de lo equivocado que estaba. ¡Lo que pueden hacer los prejuicios y las ideas convencionales y preconcebidas!

Ahora me atrevo a afirmar que esta película es bastante mejor que la Lolita de Kubrick. Casi todo en ella es mejor: el ambiente magníficamente conseguido de los moteles y carreteras de finales de los años cuarenta y principios de los años cincuenta (la misma época en la que transcurre la novela), la bellísima fotografía, la estupenda música del gran Morricone, y también la estructura narrativa, más fiel a la novela. La película de Kubrick, en cambio, además de alterar la estructura narrativa de la novela, transcurría a principios de los sesenta (la misma época en la cual fue rodada), y aunque quería simular los Estados Unidos, se notaba demasiado que muchos escenarios eran ingleses. También resultaban bastante torpes las proyecciones traseras (transparencias las llaman) cuando iban en coche.

Pero sobre todo, lo que está mucho más conseguido es el meollo del asunto. Léase la fabulosa y encantadora Dominique Swan, que le da mil vueltas a Sue Lyon haciendo de Lolita. También está mucho mejor tratada la ambigua y tormentosa relación entre los protagonistas. Una relación no solo más explícita que en la película de Kubrick (muy lastrada por la censura), sino narrada con mayor extensión, profundidad, romanticismo, ambivalencia, y una gama más amplia de matices. Simplificando, se puede decir que esta versión es sobre todo una película de amor, un amor desquiciado pero también tierno, un amor prohibido, obsesivo, idealizado, abusivo, manipulador, y a la postre imposible, mientras que la película de Kubrick, menos emotiva, incide más en el aspecto de farsa algo cómica y llena de engaños, así como en el teatral y esquivo personaje de Quilty (el burbujeante Sellers sí que me parece más adecuado para el papel que un fúnebre Langella escasamente convincente como seductor de menores).

En definitiva, esta Lolita 1997 me ha emocionado y me ha encantado, y la recomiendo encarecidamente, igual que recomiendo la soberbia novela de Nabokov en que está basada. Y que me perdone Adrian Lyne por haber sido tan gilipollas y obtuso en mi primera apreciación de esta gran película.
16 de agosto de 2022 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Confieso que antes de ver esta película no sentía demasiada simpatía por Elvis Presley, que siempre me pareció un tipo que malgastó su talento de modo lamentable; un tipo que abdicó demasiado pronto de la trasgresora imagen que le hizo famoso, y dejándose seducir (o más bien manipular) por su avaricioso manager, acabó convertido en un decadente y caricaturesco icono kitch para consumo del público de mediana edad que frecuentaba los casinos de Las Vegas. Entremedias, ajeno –e incluso abiertamente hostil– a las revoluciones musicales y sociales que eclosionaron en los años sesenta, protagonizó una prolífica sucesión de mediocres (salvo alguna excepción) películas que sin embargo llenaron su cuenta corriente.

Con todo, Elvis sigue levantando pasiones. Y no solo por su voz inmortal y su carisma irrepetible. George Harrison contaba que cuando se encontró de nuevo con Elvis a principios de los años setenta se sintió como un pequeño miserable frente a una de esas deslumbrantes divinidades hindúes vestidas de blanco y recubiertas de piedras preciosas. Pero hasta los dioses bendecidos con los dones divinos sucumben a sus propias debilidades y devienen mortales al fin. De hecho, la icónica imagen de crooner decadente e hinchado que prevaleció en sus últimos años es hoy incluso más celebrada –e imitada– que el Elvis joven, ese deslumbrante y apolíneo cantante que, con no poco escándalo, logró llevar los sonidos rítmicos y la libertad de movimientos de los negros al almidonado y tieso mainstream blanco.

Esta vida compleja y contradictoria ha sido plasmada por el director Baz Luhrmann con uno de sus habituales pastiches vertiginosos y deslumbrantes. Pastiches en los que prima la forma sobre el contenido y en los que se incorporan, a veces con mucha fortuna, todo tipo de técnicas y modos narrativos deudores del videoclip. Una narrativa algo dispersa y atropellada en la que se salta a toda prisa sobre largos periodos en la vida del cantante. También se omiten o se disimulan algunos factores cruciales, como la adicción de Elvis, en el tramo final de su vida, a las drogas de farmacia o sus posiciones embarazosamente conservadoras en algunos temas. En general, la película tiende a atribuir la decadencia de Elvis, así como sus errores, al coronel Parker, su codicioso manager, interpretado, a modo de veleidoso villano, por un Tom Hanks casi irreconocible bajo kilos de maquillaje y prótesis. Me parece un acierto, por otra parte, que Austin Butler haya interpretado a Elvis sin recurrir a la imitación fácilmente caricaturesca. Por el contrario, ha optado por una aproximación más psicológica, más “de dentro afuera”, por decirlo así, y menos basada en el parecido físico (o en esa famosa sonrisa torcida que tanto prodigan los imitadores de Elvis).

Estamos, en definitiva, ante una película notable y bastante entretenida a pesar de su largo metraje, que, sin ahondar en su lado más oscuro o errático, nos permite conocer un poco mejor a Elvis, "el rey del rock", uno de los más recordados iconos del siglo XX.
22 de enero de 2022 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una buena película, que si acaso se me ha hecho un poco larga, en la que se pone sobre el tapete lo absurda y cruel que es la guerra, y en la que Vittorio de Sica vuelve a interpretar a uno de esos personajes picarescos y simpáticamente oportunistas que tan bien se le daban. Tratando de aportar algo nuevo al resto de criticas, diré que me ha sorprendido que el apóstol del neorealismo, que hizo del rodaje en exteriores reales una norma de estilo, haya optado por rodar varias secuencias que ocurren supuestamente en exteriores en los estudios de Cinecittá, con lo cual vemos unos artificiosos decorados con muros de cartón piedra y fondos a todas luces falsos, que cantan bastante y sorprenden todavía más al tratarse de una película realista que transcurre hacia el final de la Segunda Guerra Mundial.
20 de enero de 2022 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película que promete mucho, pero que decepciona totalmente, pues es larga, aburrida, y confusa. Por si fuera poco Rachel Welch aparece sentada y en un plano cortado cuando va en bikini encima de un yate, y eso sí que no se puede perdonar. Un thriller en plan Agatha Christie, pero muy poco conseguido, cualquier episodio de Colombo de 1973 le da mil vueltas. Lo único bueno es la fotografía, que no está mal, y las soleadas localizaciones costeras y mediterráneas.
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