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Rusia Rusia · Stalingrado
Críticas de Ferdydurke
Críticas 2.769
Críticas ordenadas por utilidad
5
28 de septiembre de 2021
4 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Océanos de fuego (Hidalgo). El hidalgo de los mares. Vagabundo y caballero. Un dandi no muy de Baudelaire o vaya a usted a saber. Promesas del este. Viento del Este, viento del Oeste.
¿Qué pasa con los mexicanos, las proclamas, manifiestos, revueltas dónde las aparcamos, de repente de todo nos olvidamos, la ley del silencio, ahora no toca, no nos quejamos, como putas nos callamos, a otra cosa mariposa, pasamos, miramos para otro lado, nada en este caso reivindicamos, hay víctimas de tercera, lucha de clases hasta en la afrenta, en los óscar nadie habla, y las cuotas/cuitas dónde quedaron, el tratamiento que aquí se les da de siervos o esclavos muy poco disimulados nos parece correcto si los que mandan no nos señalan que por ellos lloremos, nosotros solo obedecemos, somos plañideras nada más que cuando nos lo ordenan, un papel acantinflado, cómico siniestro, inocente como un animalejo, esa mirada sobre él (el gran Alfonso Bedoya que en esta película echó el resto, fue su testamento o epitafio, el adiós muchachos que yo ya os dejo, me largo, ya nos veremos si eso, aquí exhaló su último y cinematográfico suspiro) tan condescendiente y bobalicona, granujienta y piadosa, picaruela y sórdida, simpática y aterradora, compasiva y tontorrona, como si fuera casi una penosa mascota?
Es un Jesucristo, solo le falta la sotana y la biblia, también la luenga barba, que se ha ido de misiones al Oeste a evangelizar almas descarriadas, a los salvajes concretamente, paganos y miserables, si no de qué, o qué iba a estar haciendo allí este atildado y pulcro señoritingo de rancio abolengo entre tanto patán y gañán, primates y borregos, bastantes orangutanes, mucho destripaterrones y zopenco, un hombre con tanta clase y dinero perdiendo así a lo tonto tanto tiempo, sí, claro, y yo me lo creo, cuando podría estar salvando el mundo en cualquier otra mejor parte, surcando los mares, leyendo las confesiones de San Agustín o a Boecio, por ejemplo, lo dicho, a sembrar la palabra de Dios que allí se fue, de ahí su orgullo luciferino, pasivo agresivo, ni una mala palabra ni una buena acción, todo por detrás, a la chita callando, de tapadillo o contrabando, como traficando con tabaco malo, a escondidas, a la anochecida, sin querer pisar mucho la dudosa luz del día, que nadie me vea que me avergüenza, salvo el mexicano que es nadie, que no se enteren, que no lo pregonen estos cabrones, desprecia tanto a toda la gente, la considera tan baja y de poca categoría comparados con él, con sus horizontes de grandeza, no están ni mucho menos a su olímpica altura, tan vil y grotesca, poca cosa, ¿yerra o acierta?, que les hurta/niega en redondo toda la información básica o más esencial sobre su excelentísima persona, cree que no la merecen, que se la tienen que ganar, que es un premio al buen comportamiento, como presos de su reino o niños en el recreo, que tienen que superar las pruebas del samurai para acceder a su sancta sanctorum, a su recóndito e inhóspito secreto, el monte y Mahoma, que no son, como él mismo bien dice, dignos de su amor, de su respeto y atención, que solo los elegidos más selectos tendrán cabida en la fortaleza de su soledad, las murallas de su alma sí pasarán, podrán nombrar si acaso su misterio, su arte para iniciados, la gruta del averno o el ascenso a los cielos, todo lo mismo, pero se tendrán duramente que aplicar, con su mirada sabia y escrutadora los examinará y ya si eso discernirá, el polvo de la paja de un plumazo separará.
Eso, diabólico, perverso, satánico, sádico, malévolo, colmillo retorcido, espíritu como un ovillo, hipócrita, fariseo. De tan repulsiva y asquerosamente bueno, el peor con mucho de entre todos, un esputo o absceso, baboso y bulboso, un asco todo.
Lo mejor de estas películas tan clásicas es que te dan unas ganas locas de huir de tu exitosa realidad, sacristía lóbrega o vomitona furibunda ahíta de placeres, fiestas y satrapías, cuarto oscuro o trastienda abyecta repleta de regalías, exequias y alegrías, para irte a vivir allí ya que en su mundo también te puedes tirar doce horas seguidas pegándote de hostias con los más garrulos o fuertotes, hablemos un poco de paso de Heston, ese hombre, el macho, el último de su especie, como el lince, ya no se hacen, ahora son cuarto y mitad de un trozo, solo trescientos gramos, nada más me llevo, se queda usted con el resto, no me da el presupuesto, esto es como el estraperlo, y al día siguiente amanecerás sin un rasguño, la cara como el culito de un bebé, como si te hubieran puesto botox del más bueno y económico, el pelo en su sitio y el ánimo por las nubes, un chute de sana adrenalina, el peligro es el mejor estimulante, te afila el hocico.
Puedes jugarte la vida un millón de veces y poner a prueba tu suerte o moral de hierro, fanática, kamikaze, que dará igual porque sabes a ciencia cierta, empíricamente demostrado, que eres inmortal, condición necesaria de toda ética digna de tal nombre, de lo contrario, sin tal indispensable e innegociable premisa, es truco o estafa, agua de borrajas, puedo prometer y prometo, vaho, niebla, humo, nada, que nunca morirás, jamás, y si no, demuéstramelo, o falséamelo mejor.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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4
2 de mayo de 2017
4 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tan blanda, leve, floja, fofa y boba que adormila, anestesia. Por lo que no molesta. Lo cual es gloria. Mucho más tras un duro día de lucha (ayer, primero de Mayo) por el imparable, ojalá, progreso de la baqueteada clase trabajadora. Tanto ajetreo y desvelo agradecen esta merecida y grata recompensa. Como una nana buena, santa doctrina o receta llena de huelgas necesarias y manifestaciones multitudinarias, de gente animosa repletas.
Que además rima, casa y juega con el transcurrir de esta reluciente obra, con los desmanes y aventuras de estos venerables ancianos que se estrujan los sesos, y se dejan el alma blanca, en la reivindicación de sus ultrajados derechos. Lo del dinero es lo de menos. Lo que nos mueve a todos mucho más tiene que ver con la justicia, la igualdad y la fraternidad, que ya lo decían los franceses listos y no se hable más.
Parece que últimamente nos bombardean a toda hora con los misterios, secretos y maravillas de la eterna juventud. Con mil repugnantes potingues, abyectas cirugías, cutres solárium, repulsivos estiramientos y otras similares abominaciones y terribles desviaciones. Mi reino por un año menos.
Pues, os lo tengo que decir yo porque merecéis la verdad aunque solo sea por una puta vez, os tienen, para variar, engañados, compañeros, lo mejor, lo mucho mejor es la vejez, la inmarcesible senectud, el invierno regio, la cercana extinción es a todo la gran solución.
A más viejo, más pellejo, dicen los brutos e ignorantes. Y es, como esta película ilustra con arte sano, más bien al revés, justo lo contrario, a mayor edad, más libertad, sabiduría, dulzura, humor, valor, generosidad, deportividad, solidaridad, entrega, energía, lucidez, sexualidad y claridad. Esa es la indudable realidad.
Tanto es así que cuando lo descubrí mi vida entera cambió y se volvió un completo frenesí. Todo lo comprendía y las antiguas enseñanzas de nada me valían.
De hecho, hice un plan, tracé un proyecto. Volverme viejo. A todo correr. Sin parar. Locamente. Quise abandonar mi ridícula (in)madurez, mi enorme estupidez y dejadez y abrazar de una vez por todas la olímpica y mayestática vejez.
Todo lo intenté. Copazos, polvazos, días enteros sin dormir, juergas de semanas enteras sin parar de bailar y reír, en todas las discotecas me metí, con todos me acosté y perdí, hasta huelgas de hambre abracé (por la paz mundial que con toda la razón del mundo reclamé). Y creo que lo logré. Se me cayeron los dientes, el pelo, los cojones a plomo, el alma al suelo y los palos del sombrajo. Parecía un hombre de cien años. Y la verdad es que ahora igual de tonto me siento. No noto el añorado o tan prometido cambio. Me han estafado. No sé si la culpa fue de mi material original defectuoso o que tampoco los viejos son tan hermosos.
Veremos si al final, cuando el último suspiro exhale, algo un poco por lo menos mejoro.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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5
4 de abril de 2017
4 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esto está impracticable. No hay manera. El mundo hecho un asco. Ya todo es una enorme mentira. La política, los telediarios, el amor... Y ahora también el cine. No se respeta nada. No sé dónde vamos a ir a parar. Antes, en mis tiempos sagrados, esto no era así. Todo era mucho mejor antaño. Nos vamos al carajo.
Yo vine a buscar mi 1. Por eso elegí esta película. Para colocarle un sonoro 1, como un sopapo o una venganza fría, un 1 feroz, mezquino, cargado de bilis, desahogo, tanta rabia acumulada.
Vine al cine porque me dijeron que acá habitaba un engendro, esta obra que ahora reseño. Mis fuentes (mis lucidas intuiciones) así me lo dijeron. Y yo les prometí que vendría a verla en cuanto tuviera un rato, raudo y presto.
Esperaba una babosa historia de buenos sentimientos, repugnante muestra de hipocresía falsaria y cutrez buenista, papilla para las lerdas masas. Aburrimiento, tópicos, desvergüenza. Todo eso. Para poder poner mi 1 y así bajar mi nota general que, por cierto, está intolerablemente alta (digresión: os informo por si no lo sabéis; si en tus abundantes votaciones el resultante global te da un 6 o más, no vales para nada, eres un crítico sin criterio que se deja llevar por la corriente y es víctima fácil, muy propiciatoria, de todo tipo de engaños e ilusiones, no tienes opinión ni gusto, yo te maldigo. Si estás empantanado en el 5, mi triste caso, todavía es incluso peor, qué vergüenza, te las quieres dar de duro o alternativo y no te da o llega, de pega. Un quiero y no puedo penoso y grosero. Por eso hay que llegar al ansiado 4 como sea. Esa gente sí que vale. Exigentes, con cultura, personalidad, formación, experiencia, raigambre, solera, sí, como un buen vino o un toro de sana crianza, de lidia, para entrar a matar, ya. Ni hablar de los que llegan al 7, lo superan o espantos similares o parecidos. De tan blandos y tibios que se ahogan en su propio y líquido espeso, vomito. Ni de los que andan por el 3 e incluso más abajo. Se les fue la mano a la hora de marcar paquete. El calcetín se nota demasiado, ridículo).
Qué grandiosa decepción. Nunca imaginé esta opción (si hubiera sabido de su origen mexicano y su acabado francés, seguro que la sorpresa hubiera sido menor. Los primeros saben más que nadie de la muerte y el mal, valga la asquerosa redundancia, los segundos son insuperables en cuanto a rigor y estilo. La mezcla tenía que ser buena a la fuerza, horror y belleza de la mano, espanto empaquetado, bravo). Sé que nadie lo ha dicho (ni lo dirá, la cobarde ley del silencio es la pura norma que nadie se salta o traspasa, esa prohibida valla), pero esta creación ficticia no es una abrumadora exploración del mal, de increíble profundidad y valentía, de terrible sordidez. Y, especialmente, es la presentación de uno de los personajes más viles, perversos y aterradores que se hayan visto jamás. Atroz ser. Repulsivo y horroroso. Me revuelvo dentro de mí solo de pensarlo.
Si te picó la curiosidad, por lo tanto, no aguantes más. Baja ese escalón, donde asoma una terrible oscuridad, y ya verás qué perdición. El spoiler va a comenzar (aquí mismo además)... Tú verás.
Sí, era ella. Quién lo iba a decir. La puñetera mosquita muerta, lo peor.
La grandísima hijaputa, la peor persona de la historia, la fría, calculadora, traicionera y cruel. La rubia de ojos azules. La femme fatale. La más mala.
Os cuento.
Vivalavirgen de escasas luces (en casi ocho años ni papa de inglés, ni un español bien entrenado llegaría a tan suprema ignorancia e impermeabilidad, ni yo podría con tanto) pero feliz como un pingüino emperador se la pasa gozando, empujando, bailando, engañando, jugando, cada día de polvazo en jarana y de farra en mamazo. En el sol y la playa, en la noche y en la amanecida. Con dos, tres, treintatrés. Alegría y hermosura como si la vida fuera un regalo y no un engaño.
Hasta que allí aparece, serpiente venenosa en paraíso perfecto, ella, la pérfida Eva, y todo se jodió, el invento. La bella, la traidora Kristin que le deja el bebé y se larga la belleca o verraca.
Y ahora vienen todos los horrores (ni el Conde de Montecristo o La chica del tren padecieron injusticias tan salvajes, ni Mario Conde o Donald Rumsfeld lo hubieran soñado).
El recuento de espantos es el siguiente: tiene que emigrar (a la fuerza, justo la mañana después de una orgía llena de sabiduría, o más bien es deportado por la elementa, por su acto de irremediable irresponsabilidad y dejación de la maternidad), lo llevan al lluvioso Londres, le echan del trabajo, le roban el dinero, le dejan en la puta calle, le quitan la identificación, el pasaporte, todo se lo hurtan al pobre.
Y esto es solo el aperitivo, el comienzo horrísono.
Lo que sigue es muy duro. Mi consejo es que se abandone la dura lectura de este texto inmediatamente, el autor no se hace responsable de las posibles consecuencias funestas. Será mejor cortar por lo sano. Parar de una vez.
Sufre mil tormentos para mantener a su bebé. Si no fuera por eso, hubiera puesto fin a sus días en el río Támesis, cayendo desde lo alto, en plena tormenta, mientras el Big Ben da la hora por la que doblan las campanas de la catedral de Westminster.
Se..., sí, eso, vade retro, prostituye. Un gordo gay le sodomiza con afrentosa dulzura cada noche, miel amarga en su alma y acidez de estomago que derivará en úlcera sangrante, y algunas mañanas joteras lo mismo pasa en ese catre de pecado, igual, depende de cómo se despierte el tirano melifluo, a cambio de techo, comida y un trabajo. Una vieja directora amargada de colegio (el de su pobre hijita que nada sabe la bendita de ese abyecto tráfico de fluidos e influencias) también lo explota con una tapadera que nadie cree, serial, en cada recreo o descanso matinal abusa de sus bellas carnes negras con voracidad hambrienta y atrasada de mujer que arrasa con todo y todavía tanto anhela. Por detrás y por delante, todo el santo día en un estante.
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Ferdydurke
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3
5 de abril de 2016
4 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mamarracha de espanto se tira dos buenas horas berreando a toda madre que ni tuviera un gato muerto en la garganta la muy cabrona. Eso quizás podría haber sido una comedia: las andanzas aberrantes de esta becerra rompe tímpanos, de esta petarda non plus ultra, a reírnos de ella y no parar. Tal vez.
Pero se ve que no les pareció suficiente y se quisieron adornar. Y lo acabaron de estropear. Ya que lo del amor que te come los adentros y no puede más, mi alma solitaria, sin el arrobo de mi cenutrio, y muy alcornoque, y muy muermo, marido querido mío, eso, no hay Handel hermoso que lo sublime ni ópera que debidamente lo agonice. Anda ya.
Y hay más. Que si algo así, lo juro por San Judas Tadeo, por Jesús de Medinaceli, por..., ojo al dato, como una reflexión, que dios nos coja confesados, sobre el arte, el canto, el público, la hermosura de los sentimientos más puros y las pasiones más arrebatadoras, las renuncias, las soledades, los matrimonios, las verdades de las mentiras... Sí, sí, que no era tonta, del bote y del haba y de baba, y sin gracia y sin criterio y una pelma y una ricachona absurda y hastiada y penosa, no, que estaba de parranda, que en verdad era una valiente y una artista que expresaba su quejío amoroso por su hombre, y ahí ya es imposible con todo, yo dimito, qué afrentoso delito.
Pues todo eso, que ni comedia sobre pedorra con pretensiones ni amor desgarrador entre ricos que también lloran ni ensayo ligero ni na. Una chapuza medio elegante, medio, muy poco, simpática, sobre las hazañas de una mema tenebrosa que se viene abajo y harta por momentos, que se alarga, repite, eso ya es demasiado, y estira sin fundamento ninguno ni posible remedio.
Es el París de los años veinte, capital cultural del mundo, con la irrupción de las vanguardias, el jazz, las afinidades político revolucionarias (los rusos acababan de asaltar los cielos), y todo un contexto riquísimo y complejísimo, en plena ebullición y conflicto; una locura de influencias y vitalidad salvaje que aquí vemos solo de pasada, como al trasluz, lo mismo que a montones de personajes, posiblemente interesantes, que entran y salen de escena porque... sí, sin motivo ni sentido, por pura arbitrariedad caprichosa y superficial.
¡Qué ruina de función!
Que desgracia más grande la nuestra.
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Ferdydurke
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1
17 de noviembre de 2023
3 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
(Casi se me olvidaba u olvidó lo mejor, y lo peor, hablar del invitado en cuestión, de Don Alfredo: un chapuzas y un genio, un manazas y un portento, Pepe Gotera y Otilio, servicio a domicilio, fontanería las veinticuatro horas del día, Von Karajan y el vecino del quinto, tu hermano el listo y tu primo ruido, Yale y Carabanchel, el más tonto o inútil de la clase y el que parte y reparte el bacalao, magisterio, tuercebotas y Di Stéfano, Ed Wood y Pelé, ni quita ni pone, pena y pene, ese es el secreto de su éxito, la clave de su triunfo, que resume y concentra nuestro tiempo, posmoderno, la paradoja en su máximo apogeo, ocupa todo el rango, es los dos extremos y el del medio, no vale quedarse con uno solo, el cielo y el infierno están dentro, y el limbo, nirvana, purgatorio, cementerio, putiferio, diez y uno, y cinco con veinticinco, The Asylum y Aristóteles, Onassis y Arquímedes, pueril y turbio, mago y mastuerzo, el creador de varios de los momentos más risibles o ridículos y de los más bellos o hermosos de la historia del cine, no hay que renunciar, no es necesario ni indispensable, nadie obliga o apunta con una pistola, nos las quedamos todas, avaricia, a ninguna de sus partes contratantes, o sí, allá cada uno, es lo de menos, no es tan serio, de hecho, por eso sus películas en verdad son tan cómicas, puro humor, juerga, cachondeo, a nada que rascas, solo un poco, te partes, de la carcajada te atragantas o mueres, por el contraste, por la tensión constante entre los dos polos opuestos, la ubicuidad de Dios y del Diablo espacio tiempo, la contradicción esencial como forma de vida o sobre el mundo la mirada que esta arroja, la pescadilla con cola, máxima antinomia, sí y no y quizás o puede ser a la vez en el mismo instante y lugar y quién sabe y ya veremos, la exaltación del todo vale porque puedo, por todo eso ha ganado la partida o se ha impuesto con el paso de los años, porque es el más parecido a nosotros, nos reivindica y justifica, nos salva y eleva, nos exalta y al suelo echa, su banalidad y tontería, su inteligencia y humor, su maldad y falta de rigor, su valor e ironía, todo eso somos aunque no nos demos mucha cuenta o queramos, y nos gusta mirarnos en el espejo y pensar o decir que vale, que de acuerdo, que nos queremos a pesar de tanto, de todo, sigamos, el juego)
Limpiando con aceite las hojas de mis plantas. Las ensoñaciones del paseante solitario. La misión. Amadeus. Las flores del mal. Drive My Car.
Tiene destacadamente el peor comienzo (¿el macguffin más cretino divertido?, hagan apuestas) de la historia mundial jajaja, me caigo de Júpiter, de culo, corsé y cachava y a tomar por culo, a volar libre jajaja que son dos días, ni Zeus, en el monte Olimpo, o Satanás te da más en el mismo infierno, con dos cojones, levita, parpadea, carraspea, que la gente imagine (no hace falta decir que James Stewart murió al principio, ahí mismo, y que todo lo otro tan necio es puro sueño pesadillesco -de, por lo tanto, un cadáver o finado, un fiambre, de cuerpo presente un muerto que se revuelve en la tumba, se caga en los vivos, es lo que se imagina, adivina, desea, teme, o, quizás, por qué no también, todo lo que barrunta mientras va cayendo, tiene tiempo, Jon Hamm, la distancia es tanta, eterna, hacia el duro suelo-, lo saben hasta los del cine críticos, hasta los de teta niños, hasta tío Ambrosio el del pueblo), me explota la puta bomba atómica en los morros, en el hocico, de hecho, voy montada en ella, teléfono rojo, y ni tirita, ni el Bruce Willis más cojonudo pistonudo, ni en sus tiempos más machorros pimpantes rampantes sonoros, me emociono, emocionantes, descojonantes, insomnes, inmortales.
La banda sonora es apoteósica, aunque a ratos agota/cansa por su obsesiva omnipresencia y en cierta manera repetitiva monomanía monotema, y el maestro anonada con la cámara y la fotografía chula colorida, croma, verde que te quiero verde y azulosa, el tempo, el ritmo, la donosura, pero la historia es de una imposible, no hay por donde cogerla, se ahoga en su propia idiocia, en un vaso de San Francisco la bahía, inmarcesible ridiculez, retorcidamente rocambolesca grotesca jajaja.
James Stewart es una araña, mira tú por donde que no me había dado cuenta hasta esta fecha arácnida, me caí del guindo ahora (mismo, y me acabo de coscar de que se salvó del atolladero colgandero en el que estaba metido de hoz y coz al principio de todo con sus superpoderes, con las telas de araña que lanzó a los edificios adyacentes o colindantes, ahí está todo, el maestro estaba en lo cierto, solo había que verlo, no se equivocaba, solo había que atar cabos, seguramente en el making off o, tal vez, en el montaje definitivo del director esté ello, aparezcan esas escenas robadas a mansalva, ocultadas, censuradas, paralelas, o no, o quizás prefiriera que quedara todo en sugerencia, en el anónimato, solo apto para ser captado degustado por los morros más finos, sibaritas, exquisitos, por las más excelsas y preclaras inteligencias como es la que a mí precisamente me adorna) todo patas y cuerpo escombro casi nada, la viuda negra, pica, pica, rasca.
La película supone o propone una reflexión, jonda, sobre la descomposición desaparición a ojos vista del matrimonio en las sociedades modernas y sobre la necesidad ineludible de la mujer de ir al súper, a currar, no solo a comprar, o al IBEX, a mandar, no solo a mirar, a pegar el sello, a dejarse el pellejo, de incorporarse al apasionante y liberador mundo del trabajo ya sea asalariado o autónomo, esclavo o besamanos, de lo contrario, la ama de casa, de profesión sus labores, se aburre una higa, se muere de asco, se vuelve loca, reencarna, muere y resucita, se tira al río sin siquiera ser una pelandusca, ve visiones, se enamora locamente del primer mendrugo que se cruza en su camino, te/le pone los picos pardos cuernos al marido, albatros, albricias, Carlota, querido Werther, amiga mía, alquimia, se desdobla, retoma, se asesina, no se suicida.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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