Es casi imposible resistirse a una película de animación firmada por Disney, por numerosas razones, entre ellas el escrupuloso cuidado por el detalle que hace únicas sus películas. Ahora mismo son varias las distribuidoras que están al acecho del personaje gracioso que venda entradas y muñecos de todas clases y en ocasiones hasta consiguen un producto bastante aceptable, no citaré ninguno para no levantar ampollas innecesarias porque lo que nos ocupa va mucho más allá de lo meramente aceptable. Sí señores, esta gente de Disney está en otra onda, en otro planeta, no sé de donde son capaces de sacar esa inacabable fuente de inspiración que queda reflejada magistralmente en los primeros 20 minutos de “Up”, pero el caso es que por suerte la tienen. Y no es que “Up” se limite a 20 minutos, ni mucho menos pero quiero resaltarlos por varios motivos, por su capacidad trasmitir sentimientos sin que haya diálogo alguno, unas notas musicales acompañan la transición de la vida de Carl en lo que sólo puedo describir como poesía visual inigualable, sólo quien no tenga sangre en las venas se quedará indiferente ante lo que pasa por delante de tus ojos. Disney muestra una versatilidad y trato por las emociones tanto de amor como amistad en el que no tiene competencia alguna, la música, cada personaje, cada fotograma, cada palabra está medida y ajustada para que cumpla su cometido, no sé cómo lo hacen pero lo consiguen, habrá momentos mejores pero todos son de gran calidad, te sumergirá en un mar de imaginación en el que adultos y niños coexisten con la misma ilusión, para lograrlo tan sólo hay que dejarse llevar y cuando salgas del cine querrás ser mejor persona. He puntuado muchas películas con 10, aquí necesito un 11.

Quizás debería decir de los 70, pues sino me equivoco, el film está situado a finales de los 70. Sin duda la nostalgia inunda por completo este nuevo proyecto de Abrams, que de la mano de Spielberg reconstruyen el patrón argumental que seguían las películas de principio de los 80. No por casualidad vemos el logo de Amblin al comienzo, no por casualidad el cartel que adorna el film está claramente inspirado en la época, no por casualidad el pueblo en el que se desarrollan los acontecimientos nos recuerda tanto a E.T o “Poltergeist”, no por casualidad el grupo de amigos se parece tanto a los Goonies o Cuenta conmigo, no por casualidad Giacchino suena tanto a Williams, no por casualidad los núcleos familiares fracturados tienen tanta importancia en la película… podríamos seguir así un buen rato. ¿Y qué nos dice esto? Pues de entrada que la originalidad no es el punto fuerte de la película, eso es indudable, y por otra parte que esa mirada al pasado ha sido tan cuidada y bien estructurada que no te acuerdas de sus defectos mientras la estás viendo. Lo más significativo y agradecido es que las partes que se ven han sido bien desarrolladas, enseguida se conecta con la aventura propuesta, la sencillez de los protagonistas provoca un rápido vínculo con ellos, no es nuevo pero no importa. Los pequeños aventuremos promueven el optimismo propio aquel joven Spielberg, antes de hacerse adulto, antes de hacernos adultos, donde lo imposible era posible, donde la fantasía era la prolongación de la realidad de un niño, ese espacio que ya no tiene sitio en el cine actual. Yo veo un resumen prudente y respetuoso de una época, un anacronismo agradecido, al menos para los que crecimos en aquella época, no es perfecta, está bastante lejos de serlo, pero… ¿a quién le importa?

Desde hace ya bastante tiempo creo que el cine de animación se ha estado plagiando de una manera descarada así mismo de una manera reiterada, redundando en tópicos que se reciclan de una manera constante. Pocas son las películas que han gustado realmente desde “Toy Story” 1 y 2 o “Bichos” y ha pasado bastante tiempo desde entonces, “Wall-E” o “Monstruos contra alienígenas” han rescatado un poco de originalidad. Vi “Bolt” casi más por casualidad que por ganas, no es un film que Disney haya promocionado de una manera especial, sino con bastante frialdad. Al empezar a verla, ya auspicia algo diferente, ese comienzo paródico al cine de acción es impagable, así como el desglose natural de los personajes cuya singularidad nos hará pasar una hora y media maravillosa. La naturalidad que despiden los personajes es tan humana que uno no tarda en sentirse identificado con ellos, de quererlos y querer participar con ellos en su aventura. ¿Quién se acuerda de Pixar con un guión que está muy por delante de cualquier técnica visual? Bolt es una especie de Buzz Lightyear con tintes de “El último gran héroe”, incapaz de diferenciar lo real de lo irreal simpatiza por su “humanidad” que extiende al resto de los personajes, Mittens, Rhino, las palomas, todos tienen su momento de gloria para arrancarnos una sonrisa. “Bolt” es una maravillosa historia sobre la amistad, infravalorada, cuando resulta ser el mejor producto Disney de los últimos años, muy por encima de mediocridades como “Schrecks”, “Madagascars” o “Ice ages” que se multiplican sin parar.

Oliver Stone es un director irregular, un excelente guionista que sabe encajar los personajes que desarrolla en las historias que propone. Salvajes es una excepción en muchos sentidos, lo mejor que se ocurre decir es que no me he acordado ni una sola vez de mirar al reloj, lo cual es algo bueno siempre. La película es muy entretenida de principio a fin, está bien planteada, los personajes tienen su miga, la acción es la justa… es lo primero que uno busca cuando quiere ver una peli. Sin embargo, no es ni mucho menos redonda y analizando sus posibilidades entiendo que si Stone hubiera limado algunas cosillas podríamos estar hablando de un film considerablemente mejor. El director de Platoon o JFK no se ha atrevido a poner su determinación a la hora de exponer los hechos, nos ha caramelizado algunos aspectos y ha tratado de camuflarlos bajo una falsa violencia, poco realista y creíble. El trío imposible de asimilar, absurdo e innecesario, al que trata de humanizar detrás del manto de una ONG para trasmitirnos –Que buenos chicos son y que corazón más grande tienen-, algo impropio de un director que tanto si te gusta como si no, siempre se ha mostrado crudo y realista en el aspecto humano. Nuestros protagonistas, no son héroes, ni buenos chicos por mucho que se nos quiera convencer de los contrario, lejos quedan personajes como su Tony Montana, exagerados pero convincentes, en los que no era necesario buscar excusas para introducir otros como el de Travolta para meter a una gran estrella en el reparto.

Quien tenga un mínimo de interés en esta producción ha de tener bien presente lo que va a encontrar. Me imagino que la gran mayoría habrá visto “Viaje al centro de la tierra”, una peli de aventuras, con un estilo clásico, que no ofende a nadie y que se olvida con tanta rapidez como se vio. Esta secuela, está en la misma línea o de otras producciones como “La montaña embrujada” y similares cuya ingenuidad está pensada como entretenimiento familiar, para que lo más pequeños lo pasen bien y los más grandes no se aburran. Así pues “La Isla misteriosa” es un vistoso y colorista film con tendencias exageradas que terminan por no incomodar. El uso (una vez más) del formato tridimensional (muy bien utilizado por cierto) le añade un toque de interés y magnifica la experiencia, trasportándonos a un mundo espectacular, con vuelos imposibles y gigantescos monstruos. Bien realizada, con “diálogos” (dejémoslo así para no ser crueles) infantilizados, situaciones pintorescas y un objetivo cumplido, entretener sin mas.