Rec 2 bien podía ser una película totalmente independiente de Rec, de hecho si se analizan, las diferencias son más que notables. No cuela el giro argumental que no se sostiene con respecto a la primera parte: no nos quedó ninguna duda de que el "mal" era de origen terreno, y esa salida por la tangente, ese "donde dije digo, digo Diego", desconcierta en los inicios de la cinta. Ahora bien, si te sobrepones a esto, y haces el ejercicio de visionado pertinente, Rec 2 funciona más que bien, porque los recursos usados en la primera parte están tratados en esta con igual conocimiento del medio. Sin embargo entiendo la decepción: si tratamos a una como estricta continuación de la otra, y no le damos el tratamiento de "interpretación", el invento no hay por donde cogerlo.

Un film desolador que casi no da respiro hasta el últimísimo instante. Hillcoat no hace concesiones y se sale por la tangente con una historia muy alejada de convencionalismos y ñoñerías. No indaga el qué ni el como, sólo la substancia, lo que importa en última instancia. Una huida hacia adelante en pos de un destino más negro que el negro paisaje; nada importa, el instinto prima. Una versión post apocalíptica que no huele a refrito, todo parece sincero y muy real: el ser humano en estado puro.

Tras ver el aluvión de malas críticas que "Mapa de los sonidos de Tokio" tenía por estos lares, me costaba creer que su visionado me satisficiera. Me gusta Coixet, pero jamás me he casado con nadie, cinematográficamente hablando, y si una película es mala no me importa la mano que hay detrás de la cámara. El caso es que la veo y me gusta; cierto que no es una película que te deje sin aliento, y que tal vez podría haberlo sido, pero algunas personas (constato que una gran mayoría), entienden esto del cine de una peculiar manera. El cine no es equiparable a comer ramen, el cual puedes o sorber o no sorber: existen matices intermedios. Por eso mismo, sin llegar a ser una película notable, si podría hablarse de ella como de una buena película. Puede ser predecible, pero ¿cuantas no lo son?, desde el teatro griego no hay nada nuevo bajo el sol, las tramas que se establecieron entonces duran hasta nuestros días, todo lo demás son fuegos de artificio.

La película resulta interesante, y ciertamente los actores están a la altura, pero su exagerado planteamiento, poblado de extremos y falto de hechos, la hace tan poco creíble que cuando termina descubres que te es más fácil enumerar sus fallos que alabar sus virtudes.

Podéis ver los fallos a los que me refiero en spoiler.

No me pregunten por qué, pero es ésta una película que, a pesar de ser mala, arranca alguna que otra carcajada. El secreto, si lo pienso bien tal vez resida, en tener la capacidad de reducir momentáneamente tu intelecto al de un niño de tres años. Aquellos que lo logren podrán pasar un rato relativamente entretenido con las gansadas de Ben Stiller y compañía. Aquellos que no, descubrirán una tontería sin sentido del ridículo y que proporciona altas dosis de vergüenza ajena.
Así que si miro la película con mi edad actual y la analizo un poco, no la salva ni la aparición momentánea de David Bowie (que por otra parte tampoco ha hecho nunca nada bueno en el cine).