No es una película al uso, no cuenta una historia más, ni siquiera se ubica en lugares comunes, ni tampoco transmite sensaciones corrientes en el cine de hoy día.

Se puede acusar a Christopher McCandless (o Alexander Supertramp) de egoísta, irresponsable, suicida y de otras muchas cosas, pero no se le puede dejar de reconocer que hizo lo que todos deberíamos reconocer con un aplauso enorme, el vivir su vida como quiso él.

Era SU vida y la vivió como ÉL deseó. ¿Qué hay de malo?

Dejó su familia, donó su dinero, abandonó su coche, se libró de toda carga y posesión, y se entregó a la naturaleza, a su propia razón de ser, a la vida que quería y logró disfrutar.

Peliculón de Sean Penn, que marca de manera fabulosa los tiempos, nos deleita con imágenes absolutamente impresionantes, nos narra una historia fabulosa y llena de humanidad con soltura y carácter, nos muestra unos personajes que aportan, que añaden al conjunto final un granito para construir una montaña, nos enseña a un protagonista lleno de vitalidad, de idealismo y nos involucra en un relato que en todo momento parece real e imaginario a la vez. Y qué decir de la espectacular banda sonora, con un Eddie Vedder en su línea, en su inigualable nivel, con una voz increíble y que canta canciones que tienen y mucho que ver con la película.

Pocas cosas fallan en esta película, de las mejores del año.

Cuando con toda la confianza del mundo ves una película y te endiñan este bodrio con escenas inconexas, en las que 300 espartanos salidos del gimnasio de Rocky Balboa y hormonados y con esteroides que se les salen por las orejas, en las que Jerjes es una Reina de la Noche, con toda su estética DragQueen y siempre montada en su carroza, faltando sólo música de Alaska en sus apariciones, en la que ni siquiera los efectos especiales resultan impresionantes en numerosas ocasiones, en la que hay varias escenas que superan el límite del patetismo más vulgar y vergonzante, en la que da la sensación que los persas son unos bastardos inútiles porque no matan a nadie salvo cuando los espartanos les invitan a ello, en la que se aplica meticulosamente la máxima estadounidense del que todo que está en contra del héroe patrio (Leónidas en este caso) es un traidor o sino lo es, se da una vuelta más a la tuerca para que lo sea (ver spoiler*)...

¿Qué solución te queda?

Me recuerda en varios momentos a Gladiator, que si bien está muy alejada de ser una obra maestra, es bastante más recomendable que esta bochornosa superproducción, en la que parece que al director si que le cegó algo más que las flechas... ¡Vaya tela!

Quizá demasiado reciente en mi cabeza la malísima opinión que tuve sobre 300, fue arriesgado lanzarme a ver otra película basada en un comic, con su mismo estilo visual y demás parafernalia... Quizá por ello tuve que dejar de ver esta película cuando llevaba 45 minutos, ¡insufrible diría!

Para ver imágenes sacadas de un cómic, añadiendo nada más algo de movimiento y actores conocidos, además de mucho dinero para efectos especiales que al igual que en 300 me siguen resultando totalmente insatisfactorios y con nula credibilidad, pues leo el cómic que contiene mucho más arte y la verdad, esas imágenes en una pantalla no me convencen nada, pero nada es 0...

Creo que el cine adaptado, es algo más que trasladar con una fidelidad del 100 % ya no una historia, sino unas imágenes, el lenguaje visual del cine es algo de tanto valor como para no tener que ningunearlo, trasladando imágenes del cómic a la pantalla tal cual. Para eso están los cómics, el cine, la literatura o la televisión, porque cada uno tiene su lenguaje y no se tiene porqué sacar uno para ponerlo en otro, porque entonces el resultado es el de Sin City o el de 300. Buenas intenciones en las que se gasta muchísimo dinero y el resultado (a parte del taquillazo) es este, bazofia.

Sólo pido algo de esfuerzo ya que se gastan esas millonadas...