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7
16 de febrero de 2013
16 de febrero de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No me extrañaría que dentro de un tiempo se usara el nuevo trabajo de David O. Russell, director de The Fighter, como material de autoayuda. "Mira lo jodidos que están sus protagonistas y aun así le sacan la parte buena a todo", "la vida son don días y hay que disfrutarla" o "no te rayes", son frases de ésas fáciles de decir pero no tan sencillas de ejecutar que saldrían de la boca de los autoayudantes. Porque el buen rollo es la base de esta comedia-romántica-dramática centrada en dos sujetos con unos cuantos problemillas a sus espaldas.
Ya que tanta buena energía me ha embriagado, seguiré por esos derroteros para analizar El Lado Bueno de las Cosas.
Bradley Cooper interpreta a Pat, un joven un tanto inestable que sale de una institución mental 8 meses después de darle una somanta de palos al amante de su mujer. Menos mal que en la vida real todo aquél que le da unos cuantos sopapos al que se está beneficiando a su señora no acaba en un manicomio, porque estarían a rebosar. Bien es cierto que Pat casi se lo carga y que encima resulta que es bipolar.
Por si no tenía suficiente consigo mismo, en su camino se cruza una viuda veinteañera más trastornada aún que él. Y en medio de ambos, nos encontramos a los padres del primero, que no pintan demasiado pero que actúan muy bien.
Aun siendo una de las sorpresas de la temporada y consiguiendo premios por doquier, la sensación de que es una película estupenda pero ligera, es inevitable. ¿Y por qué? Básicamente porque su guión no aporta nada novedoso ni original; y en su tramo final acaba yendo a parar a la estación en la que terminan la mayoría de este tipo de producciones: la previsibilidad. Para nada es algo malo, recordad que estoy de buen rollo, pero si su primera mitad se vende como una propuesta diferente, es probable que pienses que te han dado gato por liebre al terminar la proyección.
Realmente el punto fuerte del film son las interpretaciones de todos los implicados. Bradley Cooper y Jennifer Lawrence están soberbios. Si hace un año alguien hubiera predecido que el chico guapo de Resacón en las Vegas iba a estar nominado al Oscar, la mayoría se habrían echado unas risas a su costa.
Sus escenas son, sin duda, lo más destacado de todo el metraje. Da igual si les toca pelearse o tienen que conseguir que nos riamos. ¿Qué es momento de ponerse tiernos? no hay problema, ambos se compenetran a la perfección y nos regalan momentos memorables. Su química es innegable.
Posiblemente si me los encontrara por la calle, pensaría que son dos tarados y me cambiaría de acera, pero estando dentro de la gran pantalla, hasta me caen bien.
No hay que olvidar a Jacki Weaver ni a Robert De Niro. Como ya comenté, sus personajes no aportan demasiado a la trama cuando no participan de la bipolaridad de su hijo. De hecho, todo el dichoso asunto de las apuestas se antoja cuanto menos innecesario y aburrido. Pero a pesar de sus breves papeles, están fantásticos. Por no hablar de que por fín De Niro recibe una nueva nominación al Oscar tras más de... ¡¡¡20 años!!!.
Pero para el carro. Ya sabía yo que me iba a pasar lo mismo que a El Lado Bueno de las Cosas. La parte positiva acaba comiéndose a la negativa y ésta última termina no teniendo la menor importancia.
Y eso no es. No puedes plantear un problema que es el motor de la acción, olvidarte de él completamente y después solucionarlo precipitadamente en dos minutos y con un baile. Ala, ya está, final feliz y a comer perdices. Ojalá fuera así la realidad, pero lo dudo; aunque eso que dicen de que supera a la ficción cada vez es más cierto...
No culpo a su director ni a su guionista de dicha decisión, pues yo también me quedo con la parte positiva; porque aunque los problemillas de la película están ahí, es mucho más gratificante ver el vaso medio lleno que medio vacío.
Ya que tanta buena energía me ha embriagado, seguiré por esos derroteros para analizar El Lado Bueno de las Cosas.
Bradley Cooper interpreta a Pat, un joven un tanto inestable que sale de una institución mental 8 meses después de darle una somanta de palos al amante de su mujer. Menos mal que en la vida real todo aquél que le da unos cuantos sopapos al que se está beneficiando a su señora no acaba en un manicomio, porque estarían a rebosar. Bien es cierto que Pat casi se lo carga y que encima resulta que es bipolar.
Por si no tenía suficiente consigo mismo, en su camino se cruza una viuda veinteañera más trastornada aún que él. Y en medio de ambos, nos encontramos a los padres del primero, que no pintan demasiado pero que actúan muy bien.
Aun siendo una de las sorpresas de la temporada y consiguiendo premios por doquier, la sensación de que es una película estupenda pero ligera, es inevitable. ¿Y por qué? Básicamente porque su guión no aporta nada novedoso ni original; y en su tramo final acaba yendo a parar a la estación en la que terminan la mayoría de este tipo de producciones: la previsibilidad. Para nada es algo malo, recordad que estoy de buen rollo, pero si su primera mitad se vende como una propuesta diferente, es probable que pienses que te han dado gato por liebre al terminar la proyección.
Realmente el punto fuerte del film son las interpretaciones de todos los implicados. Bradley Cooper y Jennifer Lawrence están soberbios. Si hace un año alguien hubiera predecido que el chico guapo de Resacón en las Vegas iba a estar nominado al Oscar, la mayoría se habrían echado unas risas a su costa.
Sus escenas son, sin duda, lo más destacado de todo el metraje. Da igual si les toca pelearse o tienen que conseguir que nos riamos. ¿Qué es momento de ponerse tiernos? no hay problema, ambos se compenetran a la perfección y nos regalan momentos memorables. Su química es innegable.
Posiblemente si me los encontrara por la calle, pensaría que son dos tarados y me cambiaría de acera, pero estando dentro de la gran pantalla, hasta me caen bien.
No hay que olvidar a Jacki Weaver ni a Robert De Niro. Como ya comenté, sus personajes no aportan demasiado a la trama cuando no participan de la bipolaridad de su hijo. De hecho, todo el dichoso asunto de las apuestas se antoja cuanto menos innecesario y aburrido. Pero a pesar de sus breves papeles, están fantásticos. Por no hablar de que por fín De Niro recibe una nueva nominación al Oscar tras más de... ¡¡¡20 años!!!.
Pero para el carro. Ya sabía yo que me iba a pasar lo mismo que a El Lado Bueno de las Cosas. La parte positiva acaba comiéndose a la negativa y ésta última termina no teniendo la menor importancia.
Y eso no es. No puedes plantear un problema que es el motor de la acción, olvidarte de él completamente y después solucionarlo precipitadamente en dos minutos y con un baile. Ala, ya está, final feliz y a comer perdices. Ojalá fuera así la realidad, pero lo dudo; aunque eso que dicen de que supera a la ficción cada vez es más cierto...
No culpo a su director ni a su guionista de dicha decisión, pues yo también me quedo con la parte positiva; porque aunque los problemillas de la película están ahí, es mucho más gratificante ver el vaso medio lleno que medio vacío.
8
25 de diciembre de 2012
25 de diciembre de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras saber que la adaptación a la gran pantalla del libro que precedía a El señor de los anillos iba a dividirse en tres partes, la gran pregunta que nos hicimos aquellos a los que el mundo de J.R.R. Tolkien no nos parece un auténtico tostón fue: ¿Qué diantres pretenden contar en 3 películas si el libro de El Hobbit es el más corto de todos con diferencia?
Pues muy fácil. Algún genio debió de pensar que tres no es multitud y que los beneficios de dividir la historia en varios films serían exponencialmente superiores. Claro está, la versión oficial siempre será que de esta manera se es más fiel al libro y se puede contar todo con más detalle. Y una poca leche.
Yo estoy encantado de ver cuantas más películas de la Tierra Media mejor, pero esa versión que se la cuelen a la tia Rita, porque se han inventado unas cuantas escenas y las que no, se han tomado toda la calma del mundo para contárnoslas.
Después de lo alto que dejaron el listón La Comunidad del Anillo, Las dos Torres y El Retorno del Rey, el examen al que se enfrentaban las aventuras de Bilbo Bolsón era complicado. La buena noticia es que aprueba holgadamente... pero la mala es que no llega al sobresaliente.
Uno de los principales "peros" que también afectaban a La Comunidad del Anillo es la excesiva duración del prólogo. Peter Jackson se vuelve a olvidar de mirar el reloj y alarga el inicio más de la cuenta. Bien es verdad que tiene la ardua tarea de presentarnos nada más y nada menos que a ¡13 enanos!; pero como estoy convencido de que ni en 3 horas la mitad del público conseguiría diferenciar a unos de otros y menos saberse sus nombres, yo me habría ahorrado 20 minutitos.
Aun así, se lo perdonamos. Sobretodo porque tener a Gandalf (un fantástico Ian Mckellen) en pantalla siempre es un placer. Además, el largo comienzo nos permite comprobar que Martin Freeman se hace con el papel de Bilbo al instante y que el líder de los enanos, llamado Thorin, desprende carisma por los cuatro costados. Gracias a ellos, la nostalgia por no ver a Aragorn, Sam y compañía en pantalla, es mucho menor.
Como si el conejito de Duracel hubiera pasado por la Comarca, la trama coge fuerza y ritmo una vez los protagonistas abandonan dichas tierras. Será el principio de una larga caminata hacia la Montaña Solitaria, donde el dragón Smaug custodia el tesoro perteniciente a la raza de los enanos, a quienes expulsó tiempo atrás de allí.
A lo largo de su viaje se toparán con criaturas de todo tipo, destacando la escena de los orcos y por supuesto, aquella en la que volvemos a encontrarnos con un viejo conocido: Gollum. El juego de los acertijos es, sin duda, lo mejor de Un viaje inesperado.
Y parece mentira, pero no se hace larga en ningún momento. Se agradece que después del lento inicio, no haya respiro y la acción no se estanque.
El otro "pero" que yo le pondría es el tono un tanto infantil que en ocasiones se le imprime a El Hobbit. Hay momentos puntuales y conversaciones que chirrian un pelín, como ese mago pirado que usa un trineo tirado por ¡¿conejos?! (si es el conejo de Duracel no hay objeción); o ese Rey Troll que tiene una frase ingeniosa y absurda guardada en la recámara para el momento en el que es derrotado.
Además, los personajes escapan siempre tan fácilmente a todos los peligros, que en ningún momento estás en tensión porque sabes que Gandalf aparecerá tarde o temprano para ayudarles. Y si no es él, serán las dichosas águilas a las que tanto recurren. ¡Así cualquiera!.
Aun así, de nuevo, se lo perdonamos. ¿Quién no sería benévolo escuchando esa banda sonora que llega hasta el corazón? ¿No olvidaríais esos fallitos nada más ver a la genial Cate Blanchett vestida de nuevo como Galadriel? ¿seguirías siendo tan críticos tras volver a oír a Gandalf decir "INSENSATOS"?
La última escena de El Hobbit, nos recuerda que hasta el ser más pequeño es capaz de realizar las cosas más grandes. Bilbo así nos los demuestra y nos deja con ganas, muchas más ganas de saber qué emociantes episodios le aguardan. Eso si, esta vez no les perdonamos tener que esperar un año para descubrirlo.
http://dleveneyelcine.blogspot.com.es/
Pues muy fácil. Algún genio debió de pensar que tres no es multitud y que los beneficios de dividir la historia en varios films serían exponencialmente superiores. Claro está, la versión oficial siempre será que de esta manera se es más fiel al libro y se puede contar todo con más detalle. Y una poca leche.
Yo estoy encantado de ver cuantas más películas de la Tierra Media mejor, pero esa versión que se la cuelen a la tia Rita, porque se han inventado unas cuantas escenas y las que no, se han tomado toda la calma del mundo para contárnoslas.
Después de lo alto que dejaron el listón La Comunidad del Anillo, Las dos Torres y El Retorno del Rey, el examen al que se enfrentaban las aventuras de Bilbo Bolsón era complicado. La buena noticia es que aprueba holgadamente... pero la mala es que no llega al sobresaliente.
Uno de los principales "peros" que también afectaban a La Comunidad del Anillo es la excesiva duración del prólogo. Peter Jackson se vuelve a olvidar de mirar el reloj y alarga el inicio más de la cuenta. Bien es verdad que tiene la ardua tarea de presentarnos nada más y nada menos que a ¡13 enanos!; pero como estoy convencido de que ni en 3 horas la mitad del público conseguiría diferenciar a unos de otros y menos saberse sus nombres, yo me habría ahorrado 20 minutitos.
Aun así, se lo perdonamos. Sobretodo porque tener a Gandalf (un fantástico Ian Mckellen) en pantalla siempre es un placer. Además, el largo comienzo nos permite comprobar que Martin Freeman se hace con el papel de Bilbo al instante y que el líder de los enanos, llamado Thorin, desprende carisma por los cuatro costados. Gracias a ellos, la nostalgia por no ver a Aragorn, Sam y compañía en pantalla, es mucho menor.
Como si el conejito de Duracel hubiera pasado por la Comarca, la trama coge fuerza y ritmo una vez los protagonistas abandonan dichas tierras. Será el principio de una larga caminata hacia la Montaña Solitaria, donde el dragón Smaug custodia el tesoro perteniciente a la raza de los enanos, a quienes expulsó tiempo atrás de allí.
A lo largo de su viaje se toparán con criaturas de todo tipo, destacando la escena de los orcos y por supuesto, aquella en la que volvemos a encontrarnos con un viejo conocido: Gollum. El juego de los acertijos es, sin duda, lo mejor de Un viaje inesperado.
Y parece mentira, pero no se hace larga en ningún momento. Se agradece que después del lento inicio, no haya respiro y la acción no se estanque.
El otro "pero" que yo le pondría es el tono un tanto infantil que en ocasiones se le imprime a El Hobbit. Hay momentos puntuales y conversaciones que chirrian un pelín, como ese mago pirado que usa un trineo tirado por ¡¿conejos?! (si es el conejo de Duracel no hay objeción); o ese Rey Troll que tiene una frase ingeniosa y absurda guardada en la recámara para el momento en el que es derrotado.
Además, los personajes escapan siempre tan fácilmente a todos los peligros, que en ningún momento estás en tensión porque sabes que Gandalf aparecerá tarde o temprano para ayudarles. Y si no es él, serán las dichosas águilas a las que tanto recurren. ¡Así cualquiera!.
Aun así, de nuevo, se lo perdonamos. ¿Quién no sería benévolo escuchando esa banda sonora que llega hasta el corazón? ¿No olvidaríais esos fallitos nada más ver a la genial Cate Blanchett vestida de nuevo como Galadriel? ¿seguirías siendo tan críticos tras volver a oír a Gandalf decir "INSENSATOS"?
La última escena de El Hobbit, nos recuerda que hasta el ser más pequeño es capaz de realizar las cosas más grandes. Bilbo así nos los demuestra y nos deja con ganas, muchas más ganas de saber qué emociantes episodios le aguardan. Eso si, esta vez no les perdonamos tener que esperar un año para descubrirlo.
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5,2
17.783
5
4 de octubre de 2012
4 de octubre de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La versión original con Arnold Schwarzeneger molaba. De hecho, molaba mucho para haberse rodado en el ya lejano 1990. A pesar de unos efectos especiales un tanto rudimentarios y desternillantes en ocasiones; a día de hoy, se sigue considerando un clásico de la ciencia ficción y no ha perdido su vigencia. Aprovecho para decir que Schwachy es un grande.
¿Pasará lo mismo con el remake de Colin Farrell?. Lo dudo seriamente. Aún está en cines y ya nadie se acuerda de ella. Va a ser verdad eso de que Farrell es veneno para la taquilla.
El argumento es parecido a su predecesora, aunque con diferencias. Douglas Quaid (Farrell) es un trabajador del montón casado con una preciosa mujer (Kate Beckinsale). Sin embargo, no se siente feliz y decide acudir a “Rekall”, una empresa que convierte tus fantasías en realidad. Pero por supuesto, algo sale mal y acaba perseguido por las fuerzas del orden, comandadas por una especie de dictador maligno. Con nuevas habilidades y sin saber muy bien quién es en realidad, comenzará una huida ayudado por una insulsa Jessica Biel. Juntos, intentarán derrotar a dicho gobernador. Qué bonito.
Está claro que la historia no es nueva, pero podían haberlo disimulado mejor. No sólo beben del film de los 90, sino que mezclan sin cortarse un pelo, referencias a: Yo, robot; Minority Report, El quinto elemento, El caso Bourne, El ataque de los clones y Blade Runner entre otras. Todo el conjunto es como estar en un déjà vu constante y sin llegar nunca al nivel de los largometrajes a los que imita.
A pesar de tener un reparto cuanto menos interesante, se desperdicia la presencia de Bill Nighy (el cantante de Love Actually) y Bryan Cranston (el padre de Malcolm y protagonista de Breaking Bad). Colin Farrell cumple su papel como puede y Kate Beckinsale aprueba como villana, al contrario que Jessica Biel. ¿Dónde está la expresión de esta chica?. Supongo que se la dejó en 7 en el paraíso (aquella serie noña sobre una familia perfecta y repelente).
Pero oye, no todo son malas noticias. El diseño de producción es notable; y las escenas en las que participa la vampiresa de Underworld tienen su gracia.
Se podría decir que su mayor virtud es que es entretenida, por decir algo. Y es que a falta de diez minutos para el final, uno piensa “que se muera ya y acabe de una vez por Dios Santo”. (No os diré a quién se refiere esa frase y así vais a verla para averiguarlo).
Total, que yo me pregunto: ¿era necesario volver a revisitar una historia que ya estaba bien contada?. Pues si mejoras los resultados como ocurrió con Dredd, Millenium o Valor de ley, no me importa. Pero si te sale un rebujito como éste, mejor te lo ahorras.
http://dleveneyelcine.blogspot.com.es/
¿Pasará lo mismo con el remake de Colin Farrell?. Lo dudo seriamente. Aún está en cines y ya nadie se acuerda de ella. Va a ser verdad eso de que Farrell es veneno para la taquilla.
El argumento es parecido a su predecesora, aunque con diferencias. Douglas Quaid (Farrell) es un trabajador del montón casado con una preciosa mujer (Kate Beckinsale). Sin embargo, no se siente feliz y decide acudir a “Rekall”, una empresa que convierte tus fantasías en realidad. Pero por supuesto, algo sale mal y acaba perseguido por las fuerzas del orden, comandadas por una especie de dictador maligno. Con nuevas habilidades y sin saber muy bien quién es en realidad, comenzará una huida ayudado por una insulsa Jessica Biel. Juntos, intentarán derrotar a dicho gobernador. Qué bonito.
Está claro que la historia no es nueva, pero podían haberlo disimulado mejor. No sólo beben del film de los 90, sino que mezclan sin cortarse un pelo, referencias a: Yo, robot; Minority Report, El quinto elemento, El caso Bourne, El ataque de los clones y Blade Runner entre otras. Todo el conjunto es como estar en un déjà vu constante y sin llegar nunca al nivel de los largometrajes a los que imita.
A pesar de tener un reparto cuanto menos interesante, se desperdicia la presencia de Bill Nighy (el cantante de Love Actually) y Bryan Cranston (el padre de Malcolm y protagonista de Breaking Bad). Colin Farrell cumple su papel como puede y Kate Beckinsale aprueba como villana, al contrario que Jessica Biel. ¿Dónde está la expresión de esta chica?. Supongo que se la dejó en 7 en el paraíso (aquella serie noña sobre una familia perfecta y repelente).
Pero oye, no todo son malas noticias. El diseño de producción es notable; y las escenas en las que participa la vampiresa de Underworld tienen su gracia.
Se podría decir que su mayor virtud es que es entretenida, por decir algo. Y es que a falta de diez minutos para el final, uno piensa “que se muera ya y acabe de una vez por Dios Santo”. (No os diré a quién se refiere esa frase y así vais a verla para averiguarlo).
Total, que yo me pregunto: ¿era necesario volver a revisitar una historia que ya estaba bien contada?. Pues si mejoras los resultados como ocurrió con Dredd, Millenium o Valor de ley, no me importa. Pero si te sale un rebujito como éste, mejor te lo ahorras.
http://dleveneyelcine.blogspot.com.es/

6,6
54.919
7
1 de noviembre de 2012
1 de noviembre de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Alguien ha visto las 23 películas sobre el agente 007?. Si la respuesta es afirmativa, habría que preguntarle si consigue distinguir unas de otras. Porque por mucho que te pueda gustar el espía secreto más famoso, 50 años contando casi la misma historia, son muchos años. Tantos, que buscarle una lógica temporal a la serie es cuanto menos inútil.
Coches bonitos, inventos originales, compañeras de aventuras, femmes fatales y el villano de turno han poblado una y otra vez la saga desde sus inicios.
Skyfall no es una excepción, pero sí que se aleja un poco de la esencia de la saga. Y lo hace con buenos resultados, pero a costa de traicionar un pelín su espíritu. Bueno, quizás le haya venido bien.
Porque Ahora los films de 007 se intentan tomar más en serio así mismos. Ya no hay tantos excesos ni tantas situaciones inverosímiles. Ahora los malos ni siquiera quieren controlar el mundo. Incluso con Skyfall han ido más allá y han suprimido una de las señas de la casa: las chicas Bond como tal. Sí, hay féminas acompañando a Daniel Craig, pero no de la forma como solían hacerlo. Por no hablar de que el director es el aclamado Sam Mendes, responsable de American Beauty.
A pesar de que la primera secuencia en Estambul está cargadita de acción (con algún que otro efecto especial un tanto rudimentario), posiblemente estemos ante la entrega con menos tiros, saltos y carreras de todas. Lo cual deja más tiempo para disfrutar de uno de los mejores repartos de toda la saga.
De Estambul pasamos a Londres, donde Bond ha sido dado por muerto en su misión en Turquía. Poco después alguien atenta contra el servicio secreto de su majestad, lo que lleva al agente 007 a salir de su retiro y a ayudar a su jefa M, quien parece involucrada en tal ataque de manera muy personal. No es difícil adivinar que será Javier Bardem el que pondrá a James Bond en aprietos.
Y para qué nos vamos a engañar, el actor español es lo mejor del film, con diferencia, consiguiendo bordar a un tío la mar de rarito que no busca dominarnos a todos, sino simplemente vengarse de la persona que lo convirtió en lo que es. La primera escena que comparte con 007 es excelente y la mayoría de sus diálogos así como sus gestos y expresiones, hilarantes.
Si encima para animar la fiesta están presentes Judi Dench y Ralph Fiennes entre otros, mejor que mejor. Sin olvidar, claro está, a la cantante Adele; a quien no vemos pero sí escuchamos en los títulos de crédito.
Eso sí, se supone que Bond, James Bond es un tío siempre elegante, correcto, que pide Martini con Vodka mezclado, no agitado. En Skyfall hay instantes en los que parece mutar a Jason Bourne. Poco más y el muchacho acaba convirtiéndose en Macgiver. ¿Desde cuándo 007 se emborracha y se deja crecer la barba?.
Al menos sigue siendo un mujeriego aunque no le importe demasiado el fatal destino de sus conquistas. Lo que sí que le importa es su lealtad a Gran Bretaña y a su jefa. El desarrollo más profundo de la relación entre Bond y M es uno de los grandes aciertos de Skyfall.
Como lo es su parte final, original, diferente y de nuevo con Bardem robando protagonismo a todo quisqui.
Medio siglo sin evolucionar, habría resultado mortal para James Bond. No ha sido el caso, pues parece que desde Casino Royale, ha sabido reinventarse y adaptarse a los nuevos tiempos. Es inevitable por tanto, perder por el camino un poco de tu identidad.
Dicen que lo que no te mata te hace más fuerte. Pues 007 ha vuelto con más ganas que nunca.
http://dleveneyelcine.blogspot.com.es/
Coches bonitos, inventos originales, compañeras de aventuras, femmes fatales y el villano de turno han poblado una y otra vez la saga desde sus inicios.
Skyfall no es una excepción, pero sí que se aleja un poco de la esencia de la saga. Y lo hace con buenos resultados, pero a costa de traicionar un pelín su espíritu. Bueno, quizás le haya venido bien.
Porque Ahora los films de 007 se intentan tomar más en serio así mismos. Ya no hay tantos excesos ni tantas situaciones inverosímiles. Ahora los malos ni siquiera quieren controlar el mundo. Incluso con Skyfall han ido más allá y han suprimido una de las señas de la casa: las chicas Bond como tal. Sí, hay féminas acompañando a Daniel Craig, pero no de la forma como solían hacerlo. Por no hablar de que el director es el aclamado Sam Mendes, responsable de American Beauty.
A pesar de que la primera secuencia en Estambul está cargadita de acción (con algún que otro efecto especial un tanto rudimentario), posiblemente estemos ante la entrega con menos tiros, saltos y carreras de todas. Lo cual deja más tiempo para disfrutar de uno de los mejores repartos de toda la saga.
De Estambul pasamos a Londres, donde Bond ha sido dado por muerto en su misión en Turquía. Poco después alguien atenta contra el servicio secreto de su majestad, lo que lleva al agente 007 a salir de su retiro y a ayudar a su jefa M, quien parece involucrada en tal ataque de manera muy personal. No es difícil adivinar que será Javier Bardem el que pondrá a James Bond en aprietos.
Y para qué nos vamos a engañar, el actor español es lo mejor del film, con diferencia, consiguiendo bordar a un tío la mar de rarito que no busca dominarnos a todos, sino simplemente vengarse de la persona que lo convirtió en lo que es. La primera escena que comparte con 007 es excelente y la mayoría de sus diálogos así como sus gestos y expresiones, hilarantes.
Si encima para animar la fiesta están presentes Judi Dench y Ralph Fiennes entre otros, mejor que mejor. Sin olvidar, claro está, a la cantante Adele; a quien no vemos pero sí escuchamos en los títulos de crédito.
Eso sí, se supone que Bond, James Bond es un tío siempre elegante, correcto, que pide Martini con Vodka mezclado, no agitado. En Skyfall hay instantes en los que parece mutar a Jason Bourne. Poco más y el muchacho acaba convirtiéndose en Macgiver. ¿Desde cuándo 007 se emborracha y se deja crecer la barba?.
Al menos sigue siendo un mujeriego aunque no le importe demasiado el fatal destino de sus conquistas. Lo que sí que le importa es su lealtad a Gran Bretaña y a su jefa. El desarrollo más profundo de la relación entre Bond y M es uno de los grandes aciertos de Skyfall.
Como lo es su parte final, original, diferente y de nuevo con Bardem robando protagonismo a todo quisqui.
Medio siglo sin evolucionar, habría resultado mortal para James Bond. No ha sido el caso, pues parece que desde Casino Royale, ha sabido reinventarse y adaptarse a los nuevos tiempos. Es inevitable por tanto, perder por el camino un poco de tu identidad.
Dicen que lo que no te mata te hace más fuerte. Pues 007 ha vuelto con más ganas que nunca.
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5,5
51.700
8
3 de septiembre de 2012
3 de septiembre de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resulta curioso contarle a tu madre que te vas con un amigo al cine a ver una película sobre un osito de peluche. Así que le dije que era mi amigo quien quería verla y que yo amablemente le acompañaba. A primera vista, parece que vaya a ver un spin-off del malvado Lotso abracitos de Toy Story 3. Pero nada más lejos de la realidad. Ted es un film ácido, divertido, irreverente y aunque no os lo creáis, en ocasiones tierno.
Lo primero de todo, he de decir que la vi en versión original. No se cómo será en castellano con la voz de Santi Millán, pero un pajarito me ha dicho que es una traducción un poco de andar por casa en algunos momentos de la película.
Desde la primera escena se nota la mano del creador de Padre de Familia. Lo que en un principio parece una producción infantil, se torna rápidamente en una crítica a esas mismas películas pastelosas y noñas que hemos visto mil y una veces.
Pero ahí no queda la cosa y el dulce Ted, acompañado por unos excelentes Mark Wahlberg y Mila Kunis (cada vez más guapa), acaban por no dejar títere con cabeza. Mención especial para los judíos, siempre en el punto de mira.
En general, el ritmo no decae y la película se disfruta con facilidad, aunque también es verdad que hay momentos puntuales en los que a Seth Macfarlane se le va la olla y desvaría un poco de la trama.
Pero se trata de un fallo perdonable, sabiendo que el director está acostumbrado a hacer eso mismo en el show protagonizado por Peter Griffin.
Sin darte cuenta llegas al momento que toda comedia, con romance de por medio, sufre: el enfado de los enamorados. Esa es la parte que más miedo me da, pues la cinta suele acusar el cambio de lo gracioso a lo serio. No se porqué, pero la mayoría de las veces, películas que se podrían definir como “gamberras” acaban convirtiéndose en El diario de Noah y abandonando su esencia. Y me encanta El diario de Noah, pero porque es un film romántico de principio a fin. No se traiciona a sí mismo. Menos mal que Ted, aunque también cae en ese error, se sobrepone rápidamente.
Creo que en general, sales del cine con un buen sabor de boca y habiendo disfrutado de hora y media de entretenimiento y evasión. ¿Y quién dijo que eso fuera malo?.
En resumen, si no os gusta Padre de Familia (la mayor influencia del film) y sois de los que os indignáis con facilidad por determinadas bromas o aborrecéis los chistes de mal gusto, mejor quedaros en casita y alquilaros Pretty Woman. A decir verdad, con esperar un poco, seguro que echan la cinta de Julia Roberts en televisión. Y por supuesto, tampoco vayáis a ver El dictador.
http://dleveneyelcine.blogspot.com.es/
Lo primero de todo, he de decir que la vi en versión original. No se cómo será en castellano con la voz de Santi Millán, pero un pajarito me ha dicho que es una traducción un poco de andar por casa en algunos momentos de la película.
Desde la primera escena se nota la mano del creador de Padre de Familia. Lo que en un principio parece una producción infantil, se torna rápidamente en una crítica a esas mismas películas pastelosas y noñas que hemos visto mil y una veces.
Pero ahí no queda la cosa y el dulce Ted, acompañado por unos excelentes Mark Wahlberg y Mila Kunis (cada vez más guapa), acaban por no dejar títere con cabeza. Mención especial para los judíos, siempre en el punto de mira.
En general, el ritmo no decae y la película se disfruta con facilidad, aunque también es verdad que hay momentos puntuales en los que a Seth Macfarlane se le va la olla y desvaría un poco de la trama.
Pero se trata de un fallo perdonable, sabiendo que el director está acostumbrado a hacer eso mismo en el show protagonizado por Peter Griffin.
Sin darte cuenta llegas al momento que toda comedia, con romance de por medio, sufre: el enfado de los enamorados. Esa es la parte que más miedo me da, pues la cinta suele acusar el cambio de lo gracioso a lo serio. No se porqué, pero la mayoría de las veces, películas que se podrían definir como “gamberras” acaban convirtiéndose en El diario de Noah y abandonando su esencia. Y me encanta El diario de Noah, pero porque es un film romántico de principio a fin. No se traiciona a sí mismo. Menos mal que Ted, aunque también cae en ese error, se sobrepone rápidamente.
Creo que en general, sales del cine con un buen sabor de boca y habiendo disfrutado de hora y media de entretenimiento y evasión. ¿Y quién dijo que eso fuera malo?.
En resumen, si no os gusta Padre de Familia (la mayor influencia del film) y sois de los que os indignáis con facilidad por determinadas bromas o aborrecéis los chistes de mal gusto, mejor quedaros en casita y alquilaros Pretty Woman. A decir verdad, con esperar un poco, seguro que echan la cinta de Julia Roberts en televisión. Y por supuesto, tampoco vayáis a ver El dictador.
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