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Críticas ordenadas por utilidad
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7,4
45.575
8
28 de septiembre de 2012
28 de septiembre de 2012
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La profecía supuso en 1976 una apuesta importante por un cine de terror ambicioso. El hecho de que una major apostase fuerte por un film muy cuidado visualmente, con un look de primera clase (decorados, equipo técnico...) y un reparto de primera, con un peso pesado como Gregory Peck (¿cuántos actores consagrados de esa generación han hecho cine de género?) y estuviese dispuesto a rescatar al cine de terror de la serie B, de los actores jovencitos y gritones y del tomate (todavía no existia las franquicias de Viernes 13 y Elm Street, pero las películas de género de los 70 eran todavía peores, lo que ya es decir) dice mucho en favor de la inteligencia de ciertos ejecutivos de los 70, que por entonces también habían puesto en pie esa maravilla que resultó ser El exorcista (y que en los años 70 era mucho más revulsiva que hoy en día) La película de Donner no se queda atrás: sobria, exacta, elegante (muy elegante, tanto en el guión como en la puesta en escena), sugerente, es toda una combinación de lo nuevo (el satanismo era entonces nuevo, como lo fue La semilla del diablo unos años antes)y lo viejo (si entendemos por viejo una puesta en escena clásica, al servicio de los actores y de algo tan difícil de conseguir en el cine como una atmósfera determinada: la misma que asociamos, inmediatamente, a las producciones de Val Lewton de los 40) Contundente cuando hace falta (la resolución de algunas muertes es escalofriante) y jugando a fondo la baza de la dilatación temporal (los planos de Damien corriendo por el pasillo en su triciclo, dispuesto a matar a su madre, aparte de dar alguna idea al Kubrick de El resplandor, terminan con una imagen casi surreal del florero de cristal estallando que, muchos años después, recuerdo perfectamente), Donner hizo aquí lo mismo que en Superman, pero mucho mejor: poner al servicio de un tema nuevo una dirección reposada y sólida, con oficio y a la vez con la suficiente inventiva visual para que de la mezcla surgiera algo brillante. Guapísima Lee Remick y excelente Gregory Peck: la escena final en la iglesia se beneficia mucho de la experiencia del actor, muy entonado. Impresionantes secundarios: David Warner está genial.

6,7
14.952
7
27 de septiembre de 2012
27 de septiembre de 2012
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Afortunada recreación del mundo victoriano (y curiosa reflexión sobre las maldades del colonialismo en el contorno de una película juvenil) con un estilo más que inspirado y unos personajes llenos de interés. Juega mucho con la cinefilia y, sobre todo, con el aura que desprende un personaje tan carismático como Sherlock Holmes, posiblemente una de las más atrayentes encarnaciones literarias, al margen de las capacidades de escritor de Conan Doyle, que han existido. Que un espectador adulto se apasione por las peripecias de estos chicos enfrentados a un mundo nada infantil dice mucho de la habilidad del director, y, sobre todo, de un guionista, Chris Columbus, que entonces lo prometía todo y luego se quedo en casi nada (Hombre bicentenario aparte) Sólidas interpretaciones y un ritmo endemoniado. Sumamente recomendable, y ahora de verdad, para todos los públicos.

6,6
96.994
6
27 de septiembre de 2012
27 de septiembre de 2012
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay una sf bastante lúdica y destrozona que funciona bien para los espectadores desprejuiciados que saben extraer, de entre un cúmulo de despropósitos, algunas gotas de sabor bizarre, algunos planos verdaderamente fantásticos (por lo inusuales, por lo extraño, por la textura no cotidiana de que se nutren) y unas puntitas de jamón de humor. Esta es una de esas películas, bastante desaforada, inusual, poco correcta, con un pie en lo ridículo y otro en intuiciones verdaderamente fantacientíficas. Luc Besson no es precisamente santo de su devoción (su mejor película es sin duda Kamikaze 1999, su film más serio, curiosamente también de sf) pero en esta se muestra, si no inspirado, si por lo menos seguro de los meandros de una historia que amenaza con salírsele de las manos (y a veces lo hace) a cada plano. Gozoso descubrimiento de Mila Jovovich, aquí apenas una cara bonita y un físico inusual, y un atisbo de que de Bruce Willis se podían esperar todavía más sorpresas.

7,2
120.794
8
27 de septiembre de 2012
27 de septiembre de 2012
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es curioso que venga un mexicano como Guillermo del Toro a contar una historia como ésta. Ya lo intentó, con menor fortuna, en El espinazo del diablo, sobre los mimbres narrativos de los comics de Paracuellos, obra de Carlos Giménez, con el que ha vuelto a contar ahora para ciertos decorados. Ya entonces más de uno cayó en la cuenta de que nuestra guerra (y nuestra posguerra) podía formar parte del imaginario de cualquier cineasta, sin caer en disputas partidistas o acusaciones fratricidas. Y no deja de ser curioso que El laberinto..., mucho más vitriólica y acerada en el retrato de la España nacionalista triunfante, haya suscitado tantas pasiones no tanto cinéfilas como políticas. Cierto que el retrato del maquis es, quizá, por simplificar seguramente, demasiado edulcorado: pero no es menos cierto que la traza de algunos españoles de 1944, como el capitán protagonista, es verdaderamente terrorífica. Esa especie de ogro que interpreta con fortuna Sergi López es mucho más amedrentador que cualquier producto de la imaginación. Y, curiosamente, el discurso "real" es mucho más desasosegante que el "fantástico", estando como están estrechamente unidos.
Recreación de un alma infantil torturada, en el mismo registro de Criaturas celestiales (algunos invocan El espíritu de la colmena, que funcionaba en otro registro, no tan fantástico), resulta estremecedora en su planteamiento. Eso sí que son terribles visiones de la infancia, y no Narnia y cosas así. Del Toro es negro, negrísimo, y bueno, buenísimo, en sus formulaciones visuales. El guión, como todo, podía pulirse un poco, y dar algo más de carne a los contendientes. Al resto le pongo pocos reparos. Hasta me gusta Maribel Verdú (nada, Ariadna Gil, empeñada en mascullar sus frases) y, sobre todo, la niña protagonista, el secundario de lujo Alex Angulo y Sergi López, que impresiona en todos los sentidos.
Recreación de un alma infantil torturada, en el mismo registro de Criaturas celestiales (algunos invocan El espíritu de la colmena, que funcionaba en otro registro, no tan fantástico), resulta estremecedora en su planteamiento. Eso sí que son terribles visiones de la infancia, y no Narnia y cosas así. Del Toro es negro, negrísimo, y bueno, buenísimo, en sus formulaciones visuales. El guión, como todo, podía pulirse un poco, y dar algo más de carne a los contendientes. Al resto le pongo pocos reparos. Hasta me gusta Maribel Verdú (nada, Ariadna Gil, empeñada en mascullar sus frases) y, sobre todo, la niña protagonista, el secundario de lujo Alex Angulo y Sergi López, que impresiona en todos los sentidos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Su final no es nada sorprendente (¿no comienza acaso con Ofelia a punto de morir?), pero lo que sí puede sorprender es que un cineasta haga matar de forma tan cruel a una niña.

6,9
29.269
7
18 de diciembre de 2009
18 de diciembre de 2009
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vida desenfrenada de Sailor y Lula, de Barry Gifford, es una estupidez de novela. Que el tal Gifford no tiene ni idea se dejaba ver en Perdita Durango, del pobre Alex, que se dejó embaucar para llevar al cine otra novela ligera y olvidable. El film de Lynch mejora claramente el original literario, lo lleva a su terreno y lo borda en lo que se refiere a las obsesiones más cercanas al cineasta, pero no puede hacer milagros. A Laura Dern el papel le queda un pelín grande, Nicholas Cage está mejor que de costumbre, pero es Willem Dafoe el que les roba las escenas, como un Bobby Perú espléndido. Lynch todavía quería contar historias lineales, enturbiadas por planos y fogonazos surreales: aún quedaba un poquito para Carretera perdida y Mulholland Drive, pero la película, aunque limitada por su punto de partida, es un buen ejercicio de estilo, influido por una lectura convenientemente perversa de los cuentos de hadas.
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