Para mí La Misión no es sólo una película buena por su fotografía y sus maravillosos paisajes. No es sólo la historia de dos hombres que ven cruzarse sus destinos a pesar de sus diferencias. No es sólo la grandeza interpretativa de Robert de Niro y Jeremy Irons. No es sólo la sublime música de Ennio Morricone, en una de sus mejores bandas sonoras.

La Misión es una historia de superación y de lucha. Es la expresión del dolor por lo perdido, del arrepentimiento y de la incertidumbre. Es la incomprensión de un pueblo ante el ansia de poder de los hombres. Es el sinsentido de una guerra en la que todos pierden. Es la inquietante sensación de la impotencia ante la injusticia. Es derramar una lágrima mientras escuchas a los guaranís cantando el Ave María.