Si es mejor que esta o aquella película o la de más allá no importa porque las cosas sublimes siempre son incomparables. Y Nimona lo es porque encaja perfectamente en la idea que tengo acerca de lo que debe ofrecer una película. Y esto no es sino emoción, del tipo que sea, pero emoción. Esta cinta lo logra de diversas formas porque es capaz de hacernos reír con las diabluras del personaje, de enternecernos cuando se nos muestra que el mundo puede ser despiadado y además apunta descaradamente al miedo que tenemos en general al cambio. No en vano una de los principales atributos de la protagonista es la capacidad que tiene para metamorfosearse, si es que esta palabra existe. Y a lo largo de la película y de forma explícita se nos muestra como el mundo tiene miedo de una 'persona' que puede modificar su forma. Esto no es sino un monstruo. El mundo teme al cambio, en todas sus formas y las cosas hay que hacerlas según como nos 'han entrenado' y si para lograrlo hay que cortarle el brazo al ser más querido pues se lo cortas. Nadie es ajeno a esta norma, a esta forma de pensar, a esta naturaleza.
En fin, esta película se merece la crítica (nada más verla) porque los dibujos son maravillosos, porque dotan de profundidad a las emociones que tienen los personajes, porque la banda sonora se te queda grabada, porque es bastante divertida, porque trata de concienciarte de algo y porque la hora y pico que dura se me ha ido en un suspiro. Gracias a los creadores

Menuda sorpresa que me he encontrado visionando esta magnífica historia. Hacía tiempo que una cinta no me provocaba emociones semejantes y si apuro un poco, emoción alguna. Que hoy el cine está lleno de paja y para encontrar algo que atesore un poco de verdadero drama hay que hacer múltiples tentativas.
La premisa de la que parte esta rareza, por sublime, no puede ser más interesante: un padre, monarca de una región que padece calamidades, pacta con los demonios el cuerpo de su hijo recién nacido a cambio de prosperidad. El resultado, un bebé al que le ha sido arrebatada la piel, los sentidos y las extremidades quedando el cráneo como único testimonio de su existencia. Los avatares del destino posibilitan que milagrosamente este niño pueda sobrevivir y crecer y que armado con un cuerpo protésico plante batalla a los demonios que le arrebataron su cuerpo.
Hasta ahí la premisa, que como poco es inusual. Tratándose de una película de dibujos y con ese punto de partida, quizá uno podría pensar que la serie es un "mata mata" en la que todo vale y que carece de fundamentos terrenales o factibles. Pero nada más lejos de la realidad. Los 24 capítulos de los que está compuesta están llenos de valores humanos, encarnados en los buenos y en los malos, si es que existen esos dos bandos. Porque hay momentos en los que no te queda más remedio que plantearte si la historia que aconteces tiene verdugos y víctimas o si todos son lo uno o lo otro. En medio de ese "mata mata" aparece Dororo, un personaje que conecta a Hiakkymaru, nuestro protagonista, con el mundo real. Dororo tiene conflictos: quiere a Hiakkymaru y está de acuerdo con el impulso homicida de éste, pero teme que su amigo sea arrastrado por el mismo.
Sacrificio, lucha, amistad, decisiones, crecimiento y un largo etc de ideas que tiene este trabajo y que animan a cualquiera a seguir explorando este género

Cine negro con tintes de ciencia ficción y un argumento inconsistente que sin embargo se deja ver porque el espectador anda perdido entre pista y pista. En mi opinión lo mejor de la cinta es la resolución de la misma, un desenlace mucho más que bueno teniendo en cuenta las vueltas que da el guión. Es entretenida pero el metraje es demasiado largo.