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Críticas ordenadas por utilidad
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8
3 de octubre de 2008
3 de octubre de 2008
23 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primero, ruego se me permitan 2 reflexiones:
1- ¿Quién por encima de los 30 no ha visto esta película un fin de semana por la tarde y en familia? Recuperen tiempos pasados. Visionenla un sábado a las 16:00 y, si lo hacen en DVD pongan un papel a la derecha de la televisión que ponga TVE1(aquellos tiempos de la uno y el uhf).
2- La próxima vez que me encuentre ante un listado de al menos los mejores 10 directores de cine y no vea a Lang, creo que recurriré a la vía judicial.
Una vez más, Fritz Lang nos muestra aquí su habitual maestría en un film de encargo, rodado en decorados, adaptando una novela de J. Meade Faulkner y puede que algo lejos de sus géneros más habituales (aunque sí trataría el de aventuras en repetidas ocasiones, y ésta en definitiva lo es).
John Mohune, tras la muerte de su madre, vuelve a las antiguas posesiones de su familia arruinada en busca de un hombre que amó su madre: Jeremy Fox, contrabandista bajo aspecto de caballero. Con este simplista punto de partida, el maestro completa una buena película de aventuras de capa y espada (aunque no haya mucho de una ni de otra) que en todo momento mantiene la atención del espectador y una sonrisa esbozada en el rostro (la actuación del niño John Whitely lo requiere).
Destaca ,ante todo, la interpretación de Stewart Granger, quien en esta clase de películas parece no tener rival. Es el personaje mejor construido: mujeriego pero enamorado de una mujer del pasado, todo un caballero, excéptico pero de gran corazón. Junto / frente a él, el gran George Sanders en un papel poco definido que constituye una de las grandes oportunidades perdidas del film (a Sanders hay que darle juego, siempre).
Y todo ello aderezado por la música de Miklòs Ròtzsa. Y uno de los bailes más sensuales de la historia del cine: el de la salvajemente bella gitana que aparece en el film.
Volvamos a ser niños durante 90 minutos.
1- ¿Quién por encima de los 30 no ha visto esta película un fin de semana por la tarde y en familia? Recuperen tiempos pasados. Visionenla un sábado a las 16:00 y, si lo hacen en DVD pongan un papel a la derecha de la televisión que ponga TVE1(aquellos tiempos de la uno y el uhf).
2- La próxima vez que me encuentre ante un listado de al menos los mejores 10 directores de cine y no vea a Lang, creo que recurriré a la vía judicial.
Una vez más, Fritz Lang nos muestra aquí su habitual maestría en un film de encargo, rodado en decorados, adaptando una novela de J. Meade Faulkner y puede que algo lejos de sus géneros más habituales (aunque sí trataría el de aventuras en repetidas ocasiones, y ésta en definitiva lo es).
John Mohune, tras la muerte de su madre, vuelve a las antiguas posesiones de su familia arruinada en busca de un hombre que amó su madre: Jeremy Fox, contrabandista bajo aspecto de caballero. Con este simplista punto de partida, el maestro completa una buena película de aventuras de capa y espada (aunque no haya mucho de una ni de otra) que en todo momento mantiene la atención del espectador y una sonrisa esbozada en el rostro (la actuación del niño John Whitely lo requiere).
Destaca ,ante todo, la interpretación de Stewart Granger, quien en esta clase de películas parece no tener rival. Es el personaje mejor construido: mujeriego pero enamorado de una mujer del pasado, todo un caballero, excéptico pero de gran corazón. Junto / frente a él, el gran George Sanders en un papel poco definido que constituye una de las grandes oportunidades perdidas del film (a Sanders hay que darle juego, siempre).
Y todo ello aderezado por la música de Miklòs Ròtzsa. Y uno de los bailes más sensuales de la historia del cine: el de la salvajemente bella gitana que aparece en el film.
Volvamos a ser niños durante 90 minutos.
8
30 de enero de 2009
30 de enero de 2009
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película, dirigida por Frank Lloyd, constituye la primera y mejor visión de unos acontecimientos reales: la rebelión de gran parte de la tripulación de la Bounty contra su despiadado capitán Blight y que llevó a un cambio en las leyes de la Marina del Imperio Británico.
Con dos versiones más, dirigidas por Milestone (1962) y Roger Donaldson (1984), se ha convertido también en importante terreno donde mostrar las actitudes interpretativas. Y es que en las tres versiones han aparecido buena parte de lo más destacado de la época: Laughton, Gable y Franchot Tone en ésta, Brando, Trevor Howard y Richard Harris en la de los años 60 y Hopkins, Gibson (¿?), Day-Lewis, Olivier o Neeson en la más floja última versión.
Y es que, especialmente, Bligh es mucho Bligh. A pesar de las buenas creaciones de Howard (un grandísimo actor) y Hopkins, siempre recordaremos al bueno de Charles Laughton, aquí menos dado a tics y excentricidades varias que en otras ocasiones. Lo que se le agradece.
Junto a él un destacado Franchot Tone, que tiene el honor de hacer el discurso principal en el consejo de guerra y que acaba por restar interés a la película, dado lo sumamente obvio y buscador de aprobación fácil que es.
Y, por supuesto, el rey. Un Gable en plena forma. Cuidadosamente despeinado cuando hay tormenta, con pelo largo que le tapa las homéricas orejas, enseñando torso y, no me acaba de convencer, sin bigote.
Un voto a favor de la tripulación. Yo también prefiero a las nativas de Tahití antes que a Charles Laughton y sus desmanes. Además aquéllas hacen una especie de bañadores blancos de tela muy monos, que para andar por los mares del sur deben ser de lo más cómodo.
En fin, muy lograda y entretenida película de ¿aventuras? subgénero barcos, con grandes interpretaciones y cargante discurso final, con las suficientes y equilibradas cargas de drama y humor (en la figura del médico, un crack: ¿No has bajado a tierra en Inglaterra? Bah, es una isla. Vista una vista todas).
Con dos versiones más, dirigidas por Milestone (1962) y Roger Donaldson (1984), se ha convertido también en importante terreno donde mostrar las actitudes interpretativas. Y es que en las tres versiones han aparecido buena parte de lo más destacado de la época: Laughton, Gable y Franchot Tone en ésta, Brando, Trevor Howard y Richard Harris en la de los años 60 y Hopkins, Gibson (¿?), Day-Lewis, Olivier o Neeson en la más floja última versión.
Y es que, especialmente, Bligh es mucho Bligh. A pesar de las buenas creaciones de Howard (un grandísimo actor) y Hopkins, siempre recordaremos al bueno de Charles Laughton, aquí menos dado a tics y excentricidades varias que en otras ocasiones. Lo que se le agradece.
Junto a él un destacado Franchot Tone, que tiene el honor de hacer el discurso principal en el consejo de guerra y que acaba por restar interés a la película, dado lo sumamente obvio y buscador de aprobación fácil que es.
Y, por supuesto, el rey. Un Gable en plena forma. Cuidadosamente despeinado cuando hay tormenta, con pelo largo que le tapa las homéricas orejas, enseñando torso y, no me acaba de convencer, sin bigote.
Un voto a favor de la tripulación. Yo también prefiero a las nativas de Tahití antes que a Charles Laughton y sus desmanes. Además aquéllas hacen una especie de bañadores blancos de tela muy monos, que para andar por los mares del sur deben ser de lo más cómodo.
En fin, muy lograda y entretenida película de ¿aventuras? subgénero barcos, con grandes interpretaciones y cargante discurso final, con las suficientes y equilibradas cargas de drama y humor (en la figura del médico, un crack: ¿No has bajado a tierra en Inglaterra? Bah, es una isla. Vista una vista todas).

7,1
9.456
7
7 de enero de 2009
7 de enero de 2009
17 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Os imagináis ir al cine en 1951 para casi toda la película sólo ver en pantalla al gran Robert Taylor, un japonés cargante y más de 100 mujeres? Impresionante. Es más, esta película a comienzos de los 80 en nuestro país todavía hacía furor cuando la pasaban por TV. Normal, todavía (por desgracia) el papel de la mujer en la sociedad española no era, en líneas generales, relevante.
Sí, el film ha sido castigado por el tiempo, pero rezuma aroma clásico. Pero la idea de Capra (sí, Frank) que dirigió Wellman impresionaba en aquelllas épocas: comienzo de los 50 en países desarrollados, comienzo de los 80 en nuestro país. Y es que en ambas fechas y lugares la mujer era casi considerada como en el tiempo en el que se desarrolla la acción (mediados del XIX).
Del contenido, ya se sabe. Las casi 150 mujeres las pasan putas con el desierto, los indios, la dureza del viaje, etc. pero demuestran que son iguales que los hombres, o superiores, como anuncia Taylor. "No sabes lo que pueden hacer por conseguir un anillo". Ríete tú de Frodo and friends.
Desde luego, vista hoy hace soltar la carcajada ente el inocente feminismo de la idea y comentarios y actitudes machistas como la frase mencionada. Pero tenía buenas intenciones y la idea ha hecho que algunas zonas rurales de nuestro país intenten repoblarse, o al menos que la gente no esté sola y de vez en cuando practique el sexo con alguna otra persona y las ovejas den mejor leche.
Destacar un reparto poco conocido a excepción del gran Taylor. Dispara, se enfada, pega a hombres y mujeres, si tiene que usar el látigo con las féminas lo hace, exhibe una mala hostia que para qué, pero reconoce el valor de las mujeres y...., ay, también se enamora.
Y la maravillosa escena final, se van conociendo (ellas eligen, por supuesto, si no a dos... velas), bailan, se besan y a la cola para casarse.
Sí, el film ha sido castigado por el tiempo, pero rezuma aroma clásico. Pero la idea de Capra (sí, Frank) que dirigió Wellman impresionaba en aquelllas épocas: comienzo de los 50 en países desarrollados, comienzo de los 80 en nuestro país. Y es que en ambas fechas y lugares la mujer era casi considerada como en el tiempo en el que se desarrolla la acción (mediados del XIX).
Del contenido, ya se sabe. Las casi 150 mujeres las pasan putas con el desierto, los indios, la dureza del viaje, etc. pero demuestran que son iguales que los hombres, o superiores, como anuncia Taylor. "No sabes lo que pueden hacer por conseguir un anillo". Ríete tú de Frodo and friends.
Desde luego, vista hoy hace soltar la carcajada ente el inocente feminismo de la idea y comentarios y actitudes machistas como la frase mencionada. Pero tenía buenas intenciones y la idea ha hecho que algunas zonas rurales de nuestro país intenten repoblarse, o al menos que la gente no esté sola y de vez en cuando practique el sexo con alguna otra persona y las ovejas den mejor leche.
Destacar un reparto poco conocido a excepción del gran Taylor. Dispara, se enfada, pega a hombres y mujeres, si tiene que usar el látigo con las féminas lo hace, exhibe una mala hostia que para qué, pero reconoce el valor de las mujeres y...., ay, también se enamora.
Y la maravillosa escena final, se van conociendo (ellas eligen, por supuesto, si no a dos... velas), bailan, se besan y a la cola para casarse.
1
3 de diciembre de 2008
3 de diciembre de 2008
17 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
La llegada de las televisiones privadas a nuestro país trajo consigo la generalización de un aparato con muchos botones de números que accionamos primero desde el 1 en adelante y después al revés, mientras que emitimos toda clase de monosílabos y onomatopeyas: Uf, jo!, ah, uuuu (soplido), etc. También, y tras el gigantesco éxito (¿?¡¡¡¡) de Farmacia de Guardia, trajo la producción masiva de teleseries.
Las ha habido de todo tipo y condición. Generalmente horribles. Y se han tomado como el paso iniciático en la profesión de actor para malos cantantes, presentadores y presentadoras de muy buen ver, modelos con aspiraciones (no sólo farloperas, se entiende), familiares de productores y directores, amantes de los mismos, gente que pasaba por ahí .... Lo juntas con alguna vieja gloria (aunque no sea tan vieja, pero ya pasó su "fama") que piensa que es tarde para cambiar de trabajo (y se paga peor, molas menos, no sales en la tele, no te invitan a fiestas ...hay que currárselo, vamos) y les ofreces unas cuantas hojas escritas por cualquier niño de ochos años de los que en la escuela destacan por ser un zoquete y... Tachán, ya tenemos nuestra serie.
Canguros fue uno de los muchos engendros que proliferaron por aquella época. Unas chicas muy guapas comparten piso y cuidan niños y ligan mucho. Por ahí está Maribel Verdú (siempre estimulante), que lleva la voz cantante; y Silvia Marsó que pretende ser hippy y lleva siempre 3 kilos de maquillaje; y una negrita a quien no se le entiende ni jota, pero bueno para las gilipolleces que tiene que decir igual que sus amigas, pues no importa; y otra (Ana Risueño) que hace de chica cortita y borda su papel (al parecer sin esfuerzo, es biográfico).
Y como duró 3 temporadas (sin comentarios), algunas chicas cambiaron y también aparecieron ...... actrices del calibre de Paula Vázquez (con otra nariz pero con la misma y nula capacidad de interpretación) y Mar Flores (con quién no se acostaría, Dios mío).
Luis Merlo intentaba mantener la dignidad de la profesión, con el único registro que se le conoce en las series. Los niños a los que cuidaban no hablaban normal; les suele pasar, creen que actuar (culpa del director, desde luego) es poner un tonillo vomitivo. Así que se establece un duelo genial entre guapas que desean ser actrices y niños repelentes, con frases y situaciones servidas por cerebros planos (sí, Chus Gutiérrez, lo siento).
Ah, y todo se arregla cuando sale Toni Cantó. Pero bueno, nadie se acordó de llamar a Liberto Rabal y darle su oportunidad.
Y como mi humor se está agriando acabo ya, antes de que me acuerde de la puta y pueril canción. Y envíe a Guantánamo (lo deberían mantener para gente del cine y la televisión) a su autor.
Las ha habido de todo tipo y condición. Generalmente horribles. Y se han tomado como el paso iniciático en la profesión de actor para malos cantantes, presentadores y presentadoras de muy buen ver, modelos con aspiraciones (no sólo farloperas, se entiende), familiares de productores y directores, amantes de los mismos, gente que pasaba por ahí .... Lo juntas con alguna vieja gloria (aunque no sea tan vieja, pero ya pasó su "fama") que piensa que es tarde para cambiar de trabajo (y se paga peor, molas menos, no sales en la tele, no te invitan a fiestas ...hay que currárselo, vamos) y les ofreces unas cuantas hojas escritas por cualquier niño de ochos años de los que en la escuela destacan por ser un zoquete y... Tachán, ya tenemos nuestra serie.
Canguros fue uno de los muchos engendros que proliferaron por aquella época. Unas chicas muy guapas comparten piso y cuidan niños y ligan mucho. Por ahí está Maribel Verdú (siempre estimulante), que lleva la voz cantante; y Silvia Marsó que pretende ser hippy y lleva siempre 3 kilos de maquillaje; y una negrita a quien no se le entiende ni jota, pero bueno para las gilipolleces que tiene que decir igual que sus amigas, pues no importa; y otra (Ana Risueño) que hace de chica cortita y borda su papel (al parecer sin esfuerzo, es biográfico).
Y como duró 3 temporadas (sin comentarios), algunas chicas cambiaron y también aparecieron ...... actrices del calibre de Paula Vázquez (con otra nariz pero con la misma y nula capacidad de interpretación) y Mar Flores (con quién no se acostaría, Dios mío).
Luis Merlo intentaba mantener la dignidad de la profesión, con el único registro que se le conoce en las series. Los niños a los que cuidaban no hablaban normal; les suele pasar, creen que actuar (culpa del director, desde luego) es poner un tonillo vomitivo. Así que se establece un duelo genial entre guapas que desean ser actrices y niños repelentes, con frases y situaciones servidas por cerebros planos (sí, Chus Gutiérrez, lo siento).
Ah, y todo se arregla cuando sale Toni Cantó. Pero bueno, nadie se acordó de llamar a Liberto Rabal y darle su oportunidad.
Y como mi humor se está agriando acabo ya, antes de que me acuerde de la puta y pueril canción. Y envíe a Guantánamo (lo deberían mantener para gente del cine y la televisión) a su autor.

6,7
1.158
7
14 de enero de 2009
14 de enero de 2009
15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recomiendo encarecidamente esta película a quién no la haya visto, especialmente a los más jóvenes. No se trata de una gran obra, la historia está cogida con hilos en muchos casos, los buenos acaban siendo bastante buenos y los malos encabronadamente malos, sus planteamientos ideológicos son inocentes y simples, el reparto no está muy allá ... Pero sí, es muy recomendable por dos razones.
1) (Re)Descubrir a Jacques Tourneur
Tourneur fue un gran director que siempre se movió en los límites de la serie B (generalmente dentro), dueño de una absoluta maestría narrativa y que cultivó con fortuna diferentes géneros: terror (La mujer pantera, El hombre leopardo, Yo anduve con un zombi, La noche del demonio), cine negro (Retorno al pasado, Al caer la noche), western (Tierra generosa, Wichita), aventuras (El halcón y la flecha, La mujer pirata), intriga o thriller (Berlín Exprés). Son algunos ejemplos del entrañable maestro.
2) Recordar la Historia
La película plasma la crudeza de la posguerra en Alemania (Frankfurt y Berlín), devastada por los bombardeos. Y la situación de ocupación que se vive, con las diferentes potencias ocupantes (antiguas aliadas) enfrentadas entre ellas y recelosas de las demás. En este sentido goza del interés documental que pueden tener otras obras como Alemania, año cero (Rossellini) o El tercer hombre (Reed y ambientada en Viena), hecho que se ve destacado por la introducción de un narrador que presenta a personajes, describe los hechos acaecidos y emite ciertos juicios de valor sobre el futuro, además de "callar" cuando transcurre la trama puramente cinematográfica.
La película, quizá deudora (en mi opinión) del Hitchcock de Alarma en el Expreso y Enviado especial, narra cómo se dan cita en un tren París-Berlín vía Frankfurt personajes de diferentes nacionalidades (rusa, francesa, inglesa, estadounidense -fuerzas de ocupación- y alemana), entre las que destaca una personalidad política alemana que aboga por la unificación de su país y que intenta ser asesinado (se entiende que por alemanes todavía partidarios de la grandeza de ese país, vestigios hitlerianos vaya).
Resulta inocente ver cómo se enfrentan primeramente entre ellos para al final unirse con el objetivo de salvar al profesor. Y esa es la idea que Tourneur (y sus guionistas Siodmak y Medford) nos quieren transmitir: la unidad y la paz pueden conseguirse; quizá no sea necesario el enfrentamiento.
Destacar la presencia de la siempre bella Merle Oberon (la inolvidable Cathy de Cumbres Borrascosas versión Wyler) y del gran Robert Ryan. Aquí, pese a casi hacer de galán, su careto de cabrón despiadado hace que no nos lo podamos tomar muy en serio. Como tipo duro, aunque sea el "bueno", vale; pero como enviado del Ministerio de Agricultura, que no.
Ignoro la opinión del director cuando asistió al bloqueo de Berlín, al posterior levantamiento del muro y al recrudecimiento de la Guerra Fría. De todos modos, buen intento Jacques, y buena película.
1) (Re)Descubrir a Jacques Tourneur
Tourneur fue un gran director que siempre se movió en los límites de la serie B (generalmente dentro), dueño de una absoluta maestría narrativa y que cultivó con fortuna diferentes géneros: terror (La mujer pantera, El hombre leopardo, Yo anduve con un zombi, La noche del demonio), cine negro (Retorno al pasado, Al caer la noche), western (Tierra generosa, Wichita), aventuras (El halcón y la flecha, La mujer pirata), intriga o thriller (Berlín Exprés). Son algunos ejemplos del entrañable maestro.
2) Recordar la Historia
La película plasma la crudeza de la posguerra en Alemania (Frankfurt y Berlín), devastada por los bombardeos. Y la situación de ocupación que se vive, con las diferentes potencias ocupantes (antiguas aliadas) enfrentadas entre ellas y recelosas de las demás. En este sentido goza del interés documental que pueden tener otras obras como Alemania, año cero (Rossellini) o El tercer hombre (Reed y ambientada en Viena), hecho que se ve destacado por la introducción de un narrador que presenta a personajes, describe los hechos acaecidos y emite ciertos juicios de valor sobre el futuro, además de "callar" cuando transcurre la trama puramente cinematográfica.
La película, quizá deudora (en mi opinión) del Hitchcock de Alarma en el Expreso y Enviado especial, narra cómo se dan cita en un tren París-Berlín vía Frankfurt personajes de diferentes nacionalidades (rusa, francesa, inglesa, estadounidense -fuerzas de ocupación- y alemana), entre las que destaca una personalidad política alemana que aboga por la unificación de su país y que intenta ser asesinado (se entiende que por alemanes todavía partidarios de la grandeza de ese país, vestigios hitlerianos vaya).
Resulta inocente ver cómo se enfrentan primeramente entre ellos para al final unirse con el objetivo de salvar al profesor. Y esa es la idea que Tourneur (y sus guionistas Siodmak y Medford) nos quieren transmitir: la unidad y la paz pueden conseguirse; quizá no sea necesario el enfrentamiento.
Destacar la presencia de la siempre bella Merle Oberon (la inolvidable Cathy de Cumbres Borrascosas versión Wyler) y del gran Robert Ryan. Aquí, pese a casi hacer de galán, su careto de cabrón despiadado hace que no nos lo podamos tomar muy en serio. Como tipo duro, aunque sea el "bueno", vale; pero como enviado del Ministerio de Agricultura, que no.
Ignoro la opinión del director cuando asistió al bloqueo de Berlín, al posterior levantamiento del muro y al recrudecimiento de la Guerra Fría. De todos modos, buen intento Jacques, y buena película.
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