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Críticas ordenadas por utilidad
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4,3
2.204
5
3 de agosto de 2016
3 de agosto de 2016
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Existe en el cine un “género” que se conoce como chick flick, la palabra chick se refiere a una mujer joven mientras que flick a una película. Así, esta expresión se usa para denominar a aquellas comedias románticas de tramas melosas y excesivamente sentimentales realizadas pensando en el gusto del público femenino, aquellas cuando en una especie de quid pro quo aceptas ver en compensación por haber sido acompañado para ver dos horas y media de intercambios de golpes entre Iron Man y Captain America. No obstante, estas cintas protagonizadas regularmente por Kate Hudson, Katherine Heigl, Jennifer Aniston, Jennifer Garner, Jennifer Connelly y demás Jennifer’s tienen la particularidad de que, a pesar de que sus actuaciones no sean buenas y de que sus historias sean banales y predecibles, pueden ser vistas por todo mundo, al tiempo en que logran sacar más de una sonrisa en el público.
Es así como en los últimos años el director Garry Marshall ha realizado chick flick’s cuyo tema principal es mostrar un mosaico de historias que se relacionan entre sí con motivo de una festividad en particular, inició con Valentine’s Day, a la cual le siguió New Year’s Eve para continuar este año Mother’s Day. Resulta innecesario describir a detalle la trama de esta última entrega, ya que es bastante simple: diversas familias con distintos tipos de madres se ven envueltas en una serie de situaciones y complicaciones teniendo la celebración del día de las madres como entorno. Tampoco vale la pena hacer un balance de las actuaciones debido a que todos conocen cómo se desarrollan este tipo de filmes.
Lo que realmente destaca de Mother’s Day y en general de las películas catalogadas como chick flick es lo fácil que son de digerir por el espectador. Aunque se trata de cintas con poco valor en cuanto a realización en interpretaciones, la realidad es que son productos que abarrotan las salas de cines, ofreciendo un par de horas en las cuales el público se involucra, ríe, llora y se enfada a pesar de lo irreal de sus tramas. Al final, es inevitable ver como todos abandonan la sala con una sonrisa en la cara, propiciada por los clásicos bloopers cuya presentación no puede faltar en este tipo de películas. Inclusive, son las clásicas cintas que uno deja en la televisión cuando está haciendo zapping para pasar una tarde de fin de semana.
Y es que precisamente ese es el objetivo de este tipo de cintas, juntar a un puñado de actores famosos y atractivos para relatar historias con las que el público se sienta identificado (aunque en realidad eso es imposible). Son películas cero pretenciosas que sólo buscan entretener a la audiencia, hacer que se olviden de todo sin quebrarse la cabeza y simplemente pasar el rato. Por ello, aunque quizás su valor cinematográfico sea bajo (o muy bajo) se agradece la existencia de estos filmes, ya que al final el cine es una forma de entretenimiento, una opción para pasar el rato sin que sea obligatorio tener grandes interpretaciones o secuencias muy elaboradas.
Por lo tanto, si tu pareja ya te acompañó a ver Captain America: Civil War o si con motivo del día de las madres piensas ir al cine, esta película es una excelente opción, ya que si bien no es la última joya del cine ni tampoco la historia que revolucionará a la Academia en este año, pasarás un buen rato y te reirás más de una vez con su alocada (aunque surrealista) trama.
Calificación: TÚ DECIDES.
Más reseñas en https://wraparty.wordpress.com/
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Es así como en los últimos años el director Garry Marshall ha realizado chick flick’s cuyo tema principal es mostrar un mosaico de historias que se relacionan entre sí con motivo de una festividad en particular, inició con Valentine’s Day, a la cual le siguió New Year’s Eve para continuar este año Mother’s Day. Resulta innecesario describir a detalle la trama de esta última entrega, ya que es bastante simple: diversas familias con distintos tipos de madres se ven envueltas en una serie de situaciones y complicaciones teniendo la celebración del día de las madres como entorno. Tampoco vale la pena hacer un balance de las actuaciones debido a que todos conocen cómo se desarrollan este tipo de filmes.
Lo que realmente destaca de Mother’s Day y en general de las películas catalogadas como chick flick es lo fácil que son de digerir por el espectador. Aunque se trata de cintas con poco valor en cuanto a realización en interpretaciones, la realidad es que son productos que abarrotan las salas de cines, ofreciendo un par de horas en las cuales el público se involucra, ríe, llora y se enfada a pesar de lo irreal de sus tramas. Al final, es inevitable ver como todos abandonan la sala con una sonrisa en la cara, propiciada por los clásicos bloopers cuya presentación no puede faltar en este tipo de películas. Inclusive, son las clásicas cintas que uno deja en la televisión cuando está haciendo zapping para pasar una tarde de fin de semana.
Y es que precisamente ese es el objetivo de este tipo de cintas, juntar a un puñado de actores famosos y atractivos para relatar historias con las que el público se sienta identificado (aunque en realidad eso es imposible). Son películas cero pretenciosas que sólo buscan entretener a la audiencia, hacer que se olviden de todo sin quebrarse la cabeza y simplemente pasar el rato. Por ello, aunque quizás su valor cinematográfico sea bajo (o muy bajo) se agradece la existencia de estos filmes, ya que al final el cine es una forma de entretenimiento, una opción para pasar el rato sin que sea obligatorio tener grandes interpretaciones o secuencias muy elaboradas.
Por lo tanto, si tu pareja ya te acompañó a ver Captain America: Civil War o si con motivo del día de las madres piensas ir al cine, esta película es una excelente opción, ya que si bien no es la última joya del cine ni tampoco la historia que revolucionará a la Academia en este año, pasarás un buen rato y te reirás más de una vez con su alocada (aunque surrealista) trama.
Calificación: TÚ DECIDES.
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6,4
46.616
9
9 de febrero de 2018
9 de febrero de 2018
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los cuentos de hadas han existido desde hace cientos de años, historias fantásticas que tienen su origen en relatos cargados de sensualidad y monstruosidades que fueron transmitidos de boca en boca para que los adultos pudieran enfrentar las adversidades y así sobrevivir en los tiempos difíciles. Posteriormente, éstos fueron utilizados para impartir lecciones a los más pequeños acerca de los dilemas a los cuales tendrán que hacer frente durante el transcurso de su vida. Mientras uno crece, es común que estas narraciones pierdan su valor y que se considere que sus enseñanzas solo aplican en una tierra fantástica y no en una realidad capaz de convertir a las personas en verdaderos monstruos. Afortunadamente, existen directores como Guillermo del Toro (El Laberinto del Fauno, Crimson Peak) que conservan el alma de niño y entregan películas que invitan a hacer un alto y reflexionar acerca cómo se puede salir adelante en un mundo que cada vez parece estar más cargado de odio y discriminación.
Desde el prólogo de The Shape of Water, el director advierte que existe un monstruo. No obstante, las apariencias engañan y será tarea del espectador encontrar quién es el verdadero villano, aquél que ha sido pervertido por su propia ambición. En plena Guerra Fría, específicamente en los años sesenta, una criatura acuática es encontrada en el Amazonas y llevada a un laboratorio estadounidense por un agente sin escrúpulos que no tendrá reparo en desmembrar sus entrañas con la esperanza de encontrar la clave para superar a los soviéticos en la lucha por conquistar el espacio exterior. Durante su encierro, el anfibio será descubierto por Eliza, una mujer muda que se dedica a la limpieza del lugar y que encontrará en el curioso inquilino la comprensión que los de su especie no han sido capaces de brindarle. De esta forma, la protagonista reunirá a un grupo de marginales, una mujer de color y un hombre homosexual entre ellos, para evitar que su nuevo compañero pierda la vida en manos del ejército.
Insertado en la lucha entre dos potencias mundiales que marcó la segunda mitad del siglo XX con su búsqueda de poder sin importar quienes fueran las víctimas de sus acciones, el cuento de Del Toro se desarrolla de forma brillante. Envuelto en una atmósfera completamente acuática, el espectador se sumerge en la narrativa del director para conocer las pasiones y deseos que motivan a cada uno de sus personajes. Así, con guiños al cine y a la música de la época, la experiencia cinematográfica es completa y resulta ser un deleite, entregando una lección al público acerca de cómo lo que define a un monstruo son los prejuicios y la intolerancia, más no su apariencia o condición social. Todo lo anterior agregando una buena dosis de acción y de suspenso y con una música y edición espectaculares.
Los protagonistas de la historia son encarnados magníficamente por el reparto. En primer lugar, Sally Hawkins (Blue Jasmine) realiza un excelente trabajo como Eliza, siendo doble su mérito considerando que en su interpretación no emite palabra alguna. Por otra parte, Michael Shannon (Nocturnal Animals) hace gala nuevamente de sus capacidades histriónicas y se presenta como el perfecto villano. Asimismo, Richard Jenkins (The Visitor) se luce en el papel de Giles, el entrañable vecino y confidente de Eliza que también es víctima de la marginación por sus preferencias sexuales. Por último, la siempre cumplidora Octavia Spencer (The Help) completa al grupo de marginales como Zelda, la compañera de trabajo de Eliza que continua siendo víctima de prejuicios por el color de su piel.
Es importante tomar en cuenta que el filme se realizó como un cuento de hadas, de hecho es inevitable compararla con “La Bella y la Bestia” e incluso considerar exagerada la inclusión de un número musical, el cual tal vez no viene mucho al caso. De esta forma, aunque los héroes y villanos son adaptados de forma muy acertada al contexto temporal en el que se desenvuelve la cinta, toda la narrativa va encaminada hacia la moraleja final. Es por ello que se puede criticar la polaridad de los personajes, ya que se presentan como “muy buenos” y “muy malos”, sin puntos medios. Por lo tanto, la recomendación es que el espectador entre a la sala dispuesto a alejarse de la realidad y sumergirse en el mundo fantástico de Del Toro para disfrutar completamente de la que hasta este momento es su mejor película.
Calificación: TÚ DECIDES.
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Desde el prólogo de The Shape of Water, el director advierte que existe un monstruo. No obstante, las apariencias engañan y será tarea del espectador encontrar quién es el verdadero villano, aquél que ha sido pervertido por su propia ambición. En plena Guerra Fría, específicamente en los años sesenta, una criatura acuática es encontrada en el Amazonas y llevada a un laboratorio estadounidense por un agente sin escrúpulos que no tendrá reparo en desmembrar sus entrañas con la esperanza de encontrar la clave para superar a los soviéticos en la lucha por conquistar el espacio exterior. Durante su encierro, el anfibio será descubierto por Eliza, una mujer muda que se dedica a la limpieza del lugar y que encontrará en el curioso inquilino la comprensión que los de su especie no han sido capaces de brindarle. De esta forma, la protagonista reunirá a un grupo de marginales, una mujer de color y un hombre homosexual entre ellos, para evitar que su nuevo compañero pierda la vida en manos del ejército.
Insertado en la lucha entre dos potencias mundiales que marcó la segunda mitad del siglo XX con su búsqueda de poder sin importar quienes fueran las víctimas de sus acciones, el cuento de Del Toro se desarrolla de forma brillante. Envuelto en una atmósfera completamente acuática, el espectador se sumerge en la narrativa del director para conocer las pasiones y deseos que motivan a cada uno de sus personajes. Así, con guiños al cine y a la música de la época, la experiencia cinematográfica es completa y resulta ser un deleite, entregando una lección al público acerca de cómo lo que define a un monstruo son los prejuicios y la intolerancia, más no su apariencia o condición social. Todo lo anterior agregando una buena dosis de acción y de suspenso y con una música y edición espectaculares.
Los protagonistas de la historia son encarnados magníficamente por el reparto. En primer lugar, Sally Hawkins (Blue Jasmine) realiza un excelente trabajo como Eliza, siendo doble su mérito considerando que en su interpretación no emite palabra alguna. Por otra parte, Michael Shannon (Nocturnal Animals) hace gala nuevamente de sus capacidades histriónicas y se presenta como el perfecto villano. Asimismo, Richard Jenkins (The Visitor) se luce en el papel de Giles, el entrañable vecino y confidente de Eliza que también es víctima de la marginación por sus preferencias sexuales. Por último, la siempre cumplidora Octavia Spencer (The Help) completa al grupo de marginales como Zelda, la compañera de trabajo de Eliza que continua siendo víctima de prejuicios por el color de su piel.
Es importante tomar en cuenta que el filme se realizó como un cuento de hadas, de hecho es inevitable compararla con “La Bella y la Bestia” e incluso considerar exagerada la inclusión de un número musical, el cual tal vez no viene mucho al caso. De esta forma, aunque los héroes y villanos son adaptados de forma muy acertada al contexto temporal en el que se desenvuelve la cinta, toda la narrativa va encaminada hacia la moraleja final. Es por ello que se puede criticar la polaridad de los personajes, ya que se presentan como “muy buenos” y “muy malos”, sin puntos medios. Por lo tanto, la recomendación es que el espectador entre a la sala dispuesto a alejarse de la realidad y sumergirse en el mundo fantástico de Del Toro para disfrutar completamente de la que hasta este momento es su mejor película.
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7,0
13.808
8
16 de marzo de 2017
16 de marzo de 2017
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
El lado más obscuro del cabildeo estadounidense es expuesto en la cinta más reciente del director John Madden (Shakespeare in Love, The Best Exotic Marigold Hotel), de la mano de una de las mujeres más pragmáticas en la historia del cine. De esta forma Miss Sloane pone en evidencia un secreto a voces: diversos grupos de poder invierten fuertes sumas de dinero en agencias de lobbying con el objetivo de sugestionar a congresistas para promover o rechazar leyes que satisfagan ciertos intereses económicos. ¿Está permitido? ¡Sí! Las leyes en los Estados Unidos permiten la existencia de este tipo de despachos, los cuales se manejan dentro de una línea muy delgada entre lo permitido y lo prohibido.
Como su nombre lo indica, la película trata acerca de Elizabeth Sloane, una brillante cabildera que gracias a su astucia se mueve como un funámbulo entre los códigos de ética que rigen su profesión teniendo aparentemente como única motivación el satisfacer su propia ambición. Para ella no existen límites, puede utilizar a las personas, violar normas de privacidad y valerse de cualquier medio con tal de cumplir sus objetivos sin importar las consecuencias. La falta de escrúpulos y el insomnio parecen ser las herramientas más eficaces del personaje para moverse entre empresarios, congresistas, autoridades, compañeros de trabajo y demás personas en su entorno, teniendo especial cuidado en eliminar cualquier lazo no profesional que pudiera crearse con los de su entorno, siendo un escort masculino su único acercamiento con el mundo emocional.
Las acciones de la protagonista por fin cobran factura, debiendo enfrentarse a un proceso legal articulado en su contra con el único motivo de acabar con su carrera. La razón, haberse atrevido a renunciar al empleo que la llevó a la cúspide en el mundo del lobbying para trabajar con la competencia y enfocar todos sus esfuerzos en impulsar una ley a favor del control de la adquisición de armas en los Estados Unidos de América. Es precisamente durante el desarrollo de dicho proceso que el espectador conocerá la personalidad de Sloane, así como todos los acontecimientos llevaron a sentarse en el banquillo a una mujer a quien aparentemente la única persona que podía detenerla era ella misma. Así, una persona corrupta utilizará todo su arsenal de artimañas con tal de evidenciar a un sistema aún más corrompido.
Con una trama llevada de buena forma y con un ritmo consistente, el peso de la película recae sobre los hombros de su protagonista. De esta forma, Jessica Chastain (Mama, Zero Dark Thirty) encarna de manera espléndida a la señorita Sloane, ofreciendo una actuación impecable capaz de transmitir la vacuidad emocional de un personaje que genera asombro y desagrado en cuestión de segundos. El resto del reparto resulta ser un complemento, contando con la participación de Gugu Mbatha-Raw (Concussion) y Alison Pill (Hail, Caesar!) como Esme y Jane, quienes fungen como la mano derecha de Sloane en diversos momentos, Mark Strong (The Imitation Game) como Schmidt, el filántropo y nuevo jefe de la cabildera, y John Lithgow (Terms of Endearment) como el congresista que decide iniciar la acción legal en contra de la protagonista.
Debido a que el personaje principal lleva la batuta y parece estar siempre un paso adelante incluso del mismo espectador, la película cuenta con una trama llena de giros inesperados que dejarán en el público un grato sabor de boca, así como una reflexión acerca de los “factores reales de poder” que mueven los hilos del sistema político estadounidense. Así, Miss Sloane es una buena opción para disfrutar de una excelente interpretación de Chastain y echar un vistazo a la forma en cómo se maneja la política en los niveles más altos.
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Como su nombre lo indica, la película trata acerca de Elizabeth Sloane, una brillante cabildera que gracias a su astucia se mueve como un funámbulo entre los códigos de ética que rigen su profesión teniendo aparentemente como única motivación el satisfacer su propia ambición. Para ella no existen límites, puede utilizar a las personas, violar normas de privacidad y valerse de cualquier medio con tal de cumplir sus objetivos sin importar las consecuencias. La falta de escrúpulos y el insomnio parecen ser las herramientas más eficaces del personaje para moverse entre empresarios, congresistas, autoridades, compañeros de trabajo y demás personas en su entorno, teniendo especial cuidado en eliminar cualquier lazo no profesional que pudiera crearse con los de su entorno, siendo un escort masculino su único acercamiento con el mundo emocional.
Las acciones de la protagonista por fin cobran factura, debiendo enfrentarse a un proceso legal articulado en su contra con el único motivo de acabar con su carrera. La razón, haberse atrevido a renunciar al empleo que la llevó a la cúspide en el mundo del lobbying para trabajar con la competencia y enfocar todos sus esfuerzos en impulsar una ley a favor del control de la adquisición de armas en los Estados Unidos de América. Es precisamente durante el desarrollo de dicho proceso que el espectador conocerá la personalidad de Sloane, así como todos los acontecimientos llevaron a sentarse en el banquillo a una mujer a quien aparentemente la única persona que podía detenerla era ella misma. Así, una persona corrupta utilizará todo su arsenal de artimañas con tal de evidenciar a un sistema aún más corrompido.
Con una trama llevada de buena forma y con un ritmo consistente, el peso de la película recae sobre los hombros de su protagonista. De esta forma, Jessica Chastain (Mama, Zero Dark Thirty) encarna de manera espléndida a la señorita Sloane, ofreciendo una actuación impecable capaz de transmitir la vacuidad emocional de un personaje que genera asombro y desagrado en cuestión de segundos. El resto del reparto resulta ser un complemento, contando con la participación de Gugu Mbatha-Raw (Concussion) y Alison Pill (Hail, Caesar!) como Esme y Jane, quienes fungen como la mano derecha de Sloane en diversos momentos, Mark Strong (The Imitation Game) como Schmidt, el filántropo y nuevo jefe de la cabildera, y John Lithgow (Terms of Endearment) como el congresista que decide iniciar la acción legal en contra de la protagonista.
Debido a que el personaje principal lleva la batuta y parece estar siempre un paso adelante incluso del mismo espectador, la película cuenta con una trama llena de giros inesperados que dejarán en el público un grato sabor de boca, así como una reflexión acerca de los “factores reales de poder” que mueven los hilos del sistema político estadounidense. Así, Miss Sloane es una buena opción para disfrutar de una excelente interpretación de Chastain y echar un vistazo a la forma en cómo se maneja la política en los niveles más altos.
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6,6
28.321
8
24 de febrero de 2018
24 de febrero de 2018
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los buenos guionistas aconsejan a aquellos que piensan seguir sus pasos que lo más recomendable es crear personajes basados en gente común, personas con las que la convivencia cotidiana les haya permitido conocer cuales sus características y particularidades. Parece ser que la actriz y cuasi-debutante directora Greta Gerwing (Nights and Weekends) tomó el consejo al pie de la letra y se inspiró en sí misma para escribir y dirigir Lady Bird, una comedia sin pretensiones que logra reflejar de manera convincente los dilemas que una chica nada extraordinaria debe de enfrentar en esa difícil transición hacia la mayoría de edad.
La cinta trata acerca de Christine, quien como buena adolescente vive inconforme con todo, hasta con su propio nombre. De esta forma, bajo el pseudónimo de Lady Bird deambula por los pasillos de una escuela católica en los cuales tendrá que sobrevivir a su último año de preparatoria para encontrar su propia identidad, así como la oportunidad de estudiar en un lugar alejado de su natal Sacramento, ciudad a la cual aborrece por sobre todas las cosas. Durante su muy particular tour de forcé, la joven tendrá que lidiar con los típicos retos de su edad: mejorar sus calificaciones, ser popular, conquistar al galán en puerta e incluso desarrollar sus paupérrimas dotes artísticas. Por si todo lo anterior no fuera suficiente, una crisis familiar hará que la complicada relación con su protectora madre se tense cada vez más.
La película inicia con un ritmo estupendo, deleitando al público con la irreverencia de un personaje que hace frente a cada situación de forma tan natural que resulta fácil identificarse con los problemas típicos de su edad. De esta forma, las risas surgen en todo momento con las desventuras tanto de Lady Bird como de las personas que la rodean. Con una buena realización y excelentes diálogos, la cinta fluye extraordinariamente hasta su último tercio, en el cual parece detenerse y empieza a decaer para llegar a un final que se siente bastante forzado y simplista. No obstante, el filme se disfruta mucho tanto por su tono sarcástico como por la entrañable y a la vez caótica relación madre-hija que será el hilo conductor de todo el largometraje.
Saoirse Ronan (Atonement, Brooklyn) es extraordinaria en el papel protagónico, siendo capaz de aparentar seis años menos para encarnar debidamente a una joven de 17 años. Por otra parte, Laurie Metcalf (quien alcanzó reconocimiento por su participación en la serie televisiva Roseanne) sorprende con una gran interpretación como Marion, la madre de la difícil adolescente. Completan el reparto Tracy Letts (The Big Short, The Post), Lucas Hedges (Manchester by the Sea, Three Billboards Outside Ebbing, Missouri) y Timothée Chalamet (Call Me by Your Name), cumpliendo todos debidamente como complementos de un marco en el que las dos actrices se desenvuelven magníficamente.
Es así como, a pesar de que no resulta ser una película del todo redonda, el trabajo de Gerwing entretiene y despierta la nostalgia al recordar aquellos días en los cuales cualquier nimiedad (vista desde el punto de vista de un adulto) puede resultar ser una tragedia y ocasionar un conflicto de dimensiones catastróficas, haciendo que uno sea capaz de poner el mundo de cabeza y provocar bastantes dolores de cabeza a sus padres y maestros. De esta forma, Lady Bird es una película entretenida, que además de divertir con su soltura e ingenio permite reflexionar acerca de los lazos familiares, rememorando aquella época en la que el ensimismamiento en uno mismo provocó más de una vez emitir juicios injustos en contra de los padres, aquellos incomprendidos personajes que siempre buscarán lo mejor para sus hijos.
Calificación: TÚ DECIDES.
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La cinta trata acerca de Christine, quien como buena adolescente vive inconforme con todo, hasta con su propio nombre. De esta forma, bajo el pseudónimo de Lady Bird deambula por los pasillos de una escuela católica en los cuales tendrá que sobrevivir a su último año de preparatoria para encontrar su propia identidad, así como la oportunidad de estudiar en un lugar alejado de su natal Sacramento, ciudad a la cual aborrece por sobre todas las cosas. Durante su muy particular tour de forcé, la joven tendrá que lidiar con los típicos retos de su edad: mejorar sus calificaciones, ser popular, conquistar al galán en puerta e incluso desarrollar sus paupérrimas dotes artísticas. Por si todo lo anterior no fuera suficiente, una crisis familiar hará que la complicada relación con su protectora madre se tense cada vez más.
La película inicia con un ritmo estupendo, deleitando al público con la irreverencia de un personaje que hace frente a cada situación de forma tan natural que resulta fácil identificarse con los problemas típicos de su edad. De esta forma, las risas surgen en todo momento con las desventuras tanto de Lady Bird como de las personas que la rodean. Con una buena realización y excelentes diálogos, la cinta fluye extraordinariamente hasta su último tercio, en el cual parece detenerse y empieza a decaer para llegar a un final que se siente bastante forzado y simplista. No obstante, el filme se disfruta mucho tanto por su tono sarcástico como por la entrañable y a la vez caótica relación madre-hija que será el hilo conductor de todo el largometraje.
Saoirse Ronan (Atonement, Brooklyn) es extraordinaria en el papel protagónico, siendo capaz de aparentar seis años menos para encarnar debidamente a una joven de 17 años. Por otra parte, Laurie Metcalf (quien alcanzó reconocimiento por su participación en la serie televisiva Roseanne) sorprende con una gran interpretación como Marion, la madre de la difícil adolescente. Completan el reparto Tracy Letts (The Big Short, The Post), Lucas Hedges (Manchester by the Sea, Three Billboards Outside Ebbing, Missouri) y Timothée Chalamet (Call Me by Your Name), cumpliendo todos debidamente como complementos de un marco en el que las dos actrices se desenvuelven magníficamente.
Es así como, a pesar de que no resulta ser una película del todo redonda, el trabajo de Gerwing entretiene y despierta la nostalgia al recordar aquellos días en los cuales cualquier nimiedad (vista desde el punto de vista de un adulto) puede resultar ser una tragedia y ocasionar un conflicto de dimensiones catastróficas, haciendo que uno sea capaz de poner el mundo de cabeza y provocar bastantes dolores de cabeza a sus padres y maestros. De esta forma, Lady Bird es una película entretenida, que además de divertir con su soltura e ingenio permite reflexionar acerca de los lazos familiares, rememorando aquella época en la que el ensimismamiento en uno mismo provocó más de una vez emitir juicios injustos en contra de los padres, aquellos incomprendidos personajes que siempre buscarán lo mejor para sus hijos.
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6,0
2.850
7
19 de noviembre de 2017
19 de noviembre de 2017
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué es lo que realmente define al éxito? En este tiempo en el que el consumismo no ceja en convencer a las personas de que su realización personal se basa en lo que tienen y no en lo que son, el actor y guionista Mike White (School of Rock, Beatriz at Dinner) debuta como director en la pantalla grande para presentar el viaje introspectivo de Brad Sloan un hombre de familia que a sus casi cincuenta años siente que su vida ha sido un rotundo fracaso. A pesar de dirigir una ONG que le ha permitido sacar adelante a su familia así como tener un estatus de vida de clase media bastante aceptable, Brad continuamente se atormenta a sí mismo por no ser famoso ni millonario como sus compañeros de la universidad. De repente, sus frustraciones se saldrán de control cuando acompaña a su hijo a Boston para iniciar con el proceso de admisión para ingresar a la Universidad de Harvard.
White realiza un excelente trabajo con una cinta que, con buen ritmo, es capaz de sumergir lentamente al espectador en el desánimo de Brad. De esta forma, sus pensamientos se escuchan constantemente en su voz en off mientras se presentan imágenes como auténticos flashbacks que proyectan fantasías auto creadas acerca de cómo sería su vida si hubiera tomado otro tipo de decisiones, aquellas que tal vez lo conducirían sobre el mismo camino de sus acaudalados amigos. De esta forma, el público será capaz de conectar con un personaje que se convertirá en una fiel proyección de la presión que las mismas personas generan sobre sí mismas al verse de repente inmersos en una sociedad aspiracional que exige competir en todo momento contra gente que en realidad ya no tiene nada que ver con sus vidas, situación que se agudiza con la existencia de unas redes sociales llenas de usuarios ávidos por mostrar en todo momento su “envidiable” estilo de vida.
La magnífica conexión con el público no sería posible sin Ben Stiller, quien sorprende con una actuación que se sale de su línea de comicidad para acercarse un poco a lo que había hecho con The Secret Life of Walter Mitty, superando en esta ocasión lo realizado hace cuatro años al ser capaz de imprimirle un realismo impresionante a su personaje. De esta forma, Stiller es capaz de llevar adecuadamente todo el peso de la película, mientras que las esporádicas apariciones de Jenna Fischer (conocida por la serie televisiva The Office), Michael Sheen (Passengers) y Luke Wilson (Legally Blonde) cumplen con su papel complementario para dar forma a la insatisfacción y autocompasión del principal. Asimismo, destaca la participación del joven Austin Abrams (Paper Towns) quien muestra como poco a poco va consolidándose como actor con su interpretación de Troy, el contrariado hijo de Brad.
Contrario a lo que pudiera esperarse, no se trata de una comedia simplona, sino de un auténtico llamado de atención hacia las banalidades que actualmente motivan la vida en estos tiempos. De esta forma, la historia se desarrolla de forma adecuada mostrando los constantes cambios que Brad tiene en su forma de pensar, los cuales a pesar de parecer exagerados resultan ser bastante reales y creíbles, por lo que más de uno podrá identificarse con los sentimientos del personaje. Así, White recuerda aquellas ocasiones en las cuales, cuando uno se enfoca en lo que no tiene, está dejando pasar la oportunidad de disfrutar los pequeños detalles en los cuales realmente se puede encontrar la felicidad.
Calificación: TÚ DECIDES.
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White realiza un excelente trabajo con una cinta que, con buen ritmo, es capaz de sumergir lentamente al espectador en el desánimo de Brad. De esta forma, sus pensamientos se escuchan constantemente en su voz en off mientras se presentan imágenes como auténticos flashbacks que proyectan fantasías auto creadas acerca de cómo sería su vida si hubiera tomado otro tipo de decisiones, aquellas que tal vez lo conducirían sobre el mismo camino de sus acaudalados amigos. De esta forma, el público será capaz de conectar con un personaje que se convertirá en una fiel proyección de la presión que las mismas personas generan sobre sí mismas al verse de repente inmersos en una sociedad aspiracional que exige competir en todo momento contra gente que en realidad ya no tiene nada que ver con sus vidas, situación que se agudiza con la existencia de unas redes sociales llenas de usuarios ávidos por mostrar en todo momento su “envidiable” estilo de vida.
La magnífica conexión con el público no sería posible sin Ben Stiller, quien sorprende con una actuación que se sale de su línea de comicidad para acercarse un poco a lo que había hecho con The Secret Life of Walter Mitty, superando en esta ocasión lo realizado hace cuatro años al ser capaz de imprimirle un realismo impresionante a su personaje. De esta forma, Stiller es capaz de llevar adecuadamente todo el peso de la película, mientras que las esporádicas apariciones de Jenna Fischer (conocida por la serie televisiva The Office), Michael Sheen (Passengers) y Luke Wilson (Legally Blonde) cumplen con su papel complementario para dar forma a la insatisfacción y autocompasión del principal. Asimismo, destaca la participación del joven Austin Abrams (Paper Towns) quien muestra como poco a poco va consolidándose como actor con su interpretación de Troy, el contrariado hijo de Brad.
Contrario a lo que pudiera esperarse, no se trata de una comedia simplona, sino de un auténtico llamado de atención hacia las banalidades que actualmente motivan la vida en estos tiempos. De esta forma, la historia se desarrolla de forma adecuada mostrando los constantes cambios que Brad tiene en su forma de pensar, los cuales a pesar de parecer exagerados resultan ser bastante reales y creíbles, por lo que más de uno podrá identificarse con los sentimientos del personaje. Así, White recuerda aquellas ocasiones en las cuales, cuando uno se enfoca en lo que no tiene, está dejando pasar la oportunidad de disfrutar los pequeños detalles en los cuales realmente se puede encontrar la felicidad.
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