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7,2
1.367
9
5 de mayo de 2017
5 de mayo de 2017
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay mucho bueno que decir de esta película. Quizá Alfred Hitchcock también pudo disfrutar con ella. El personaje central es un niño de ocho años, hijo del embajador de algún país civilizado, que habita un lujoso caserón acompañado por el servicio de la legación. Un mayordomo de porte aristocrático y su esposa. Se encuentras solos porque el resto del servicio está librando y sus padres están por ahí.
La historia comienza amablemente para irse torciendo. La señora Baines regaña continuamente al chico y a su esposo y este ha encontrado alivio en otra señorita con la que está a punto de largarse. La perspectiva que se nos ofrece es la del niño así que tardamos tanto como él en ir comprendiendo qué diablos está pasando, lo que incentiva el suspense.
La habilidad de Carol Reed para ir tejiendo la intriga, ir aumentando la tensión, aprovechar el caserón para atraer nuestra atención, para atraparnos con cada detalle según avanzamos hacia el final, es todo un festín para los amantes del cine negro y el policíaco.
Sorprende que trabajos de Hitchcock menos notables que este hayan perdurado en la memoria y que esta gran obra no goce del mismo prestigio. ¡Chapó!
La historia comienza amablemente para irse torciendo. La señora Baines regaña continuamente al chico y a su esposo y este ha encontrado alivio en otra señorita con la que está a punto de largarse. La perspectiva que se nos ofrece es la del niño así que tardamos tanto como él en ir comprendiendo qué diablos está pasando, lo que incentiva el suspense.
La habilidad de Carol Reed para ir tejiendo la intriga, ir aumentando la tensión, aprovechar el caserón para atraer nuestra atención, para atraparnos con cada detalle según avanzamos hacia el final, es todo un festín para los amantes del cine negro y el policíaco.
Sorprende que trabajos de Hitchcock menos notables que este hayan perdurado en la memoria y que esta gran obra no goce del mismo prestigio. ¡Chapó!
17 de agosto de 2018
17 de agosto de 2018
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia se enmarca en un escenario atractivo para una película de terror: Una prisión abandonada que va a ser demolida. Allí se encontrarán, para su mutuo fastidio, dos grupos. Uno liderado por "la chica", atractiva y resuelta, que pretende desmontar la pretensión de que allí hay fantasmas y en el otro grupo, "el chico", marido de "la chica" hasta que complete la firma de los papeles del divorcio y que pretende demostrar que allí hay fantasmas. Llevan consigo una medium que contacta con los espíritus con la misma facilidad que si los llamara por teléfono. No se han esforzado nada.
Rifi rafes entre el chico y la chica, carreras para aquí, carreras para allá, manifestaciones ectoplásmicas de escaso lujo por doquier y, por la mala realización, nos vamos desentendiendo de las angustias de los actores a los que, no por su culpa, tampoco les dan un guion con el que salvar los trastos.
Defrauda las expectativas y se descubre como un subproducto de relleno en el que, con poco, muy poco dinero (pero muy poco ¿eh?), se han metido en una vieja cárcel y han movido a los actores de aquí para allá sin haber tejido una historia que pudiera interesarnos y que, con frecuencia, se revela ridícula. Ni siquiera el siniestro escenario llega a inquietarnos ni a crear atmósfera. Mejor pruebe con otra película en lugar de esta pero si aun así le gusta, cuéntenoslo aquí por si el problema fuera yo, modesto aficionado al cine de fantasmas.
Rifi rafes entre el chico y la chica, carreras para aquí, carreras para allá, manifestaciones ectoplásmicas de escaso lujo por doquier y, por la mala realización, nos vamos desentendiendo de las angustias de los actores a los que, no por su culpa, tampoco les dan un guion con el que salvar los trastos.
Defrauda las expectativas y se descubre como un subproducto de relleno en el que, con poco, muy poco dinero (pero muy poco ¿eh?), se han metido en una vieja cárcel y han movido a los actores de aquí para allá sin haber tejido una historia que pudiera interesarnos y que, con frecuencia, se revela ridícula. Ni siquiera el siniestro escenario llega a inquietarnos ni a crear atmósfera. Mejor pruebe con otra película en lugar de esta pero si aun así le gusta, cuéntenoslo aquí por si el problema fuera yo, modesto aficionado al cine de fantasmas.
24 de noviembre de 2017
24 de noviembre de 2017
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras haber contemplado anteriores adaptaciones al cine de las obras de Agatha Christie, esta serie que protagoniza David Suchet es, por fin, la que no desmerece de la atmósfera que se podía respirar en las novelas. Trabajos anteriores protagonizados por Peter Ustinov están muy alejados del detective Poirot interpretado por el extraordinario Suchet. Es el mismísimo detective vivito y coleando.
En cuanto a la ambientación (punto fuerte de los británicos) es prodigiosa y el resto del elenco cual si hubieran saltado de las páginas del libro. Soy presa del entusiasmo al poder disfrutar de una minuciosa adaptación de las novelas que devoré de muy joven. Ya en otras ocasiones quedé defraudado por adaptaciones que adolecían de licencias en el actor que interpretaba a Poirot, en la década en la que se encajaban las historias o en la ramplonería de las ambientaciones. Ahora sí que se puede contemplar un gran trabajo. Bravo por Dan Reed y la nutrida producción que ha respaldado el proyecto.
Lo que no se pueden obviar son las limitaciones del medio y la prolija exposición de los personajes que se podía ir desarrollando en las páginas de las novelas ahora se tienen que sustituir por trazos aunque, eso sí, se ve que se cuidan especialmente en multitud de gestos. En mi caso, celebro una ventaja de la película sobre el libro y es la identificación de los personajes. Las historias de Agatha Christie incluyen en nómina más de una docena de sujetos, con nombres extranjeros, con lo que me hacía cierto lío cuando se referían a tal o a cual. Viéndoles las caras se comprende mucho mejor el entramado de pasiones y ambiciones que torturan a los intervinientes y se hacen más próximos. Un deleite para los que una vez gozamos con la lectura de las pesquisas de Hércules Poirot, el hombre se iba tropezando con los cadáveres por donde quiera que fuese.
Fenomenal.
En cuanto a la ambientación (punto fuerte de los británicos) es prodigiosa y el resto del elenco cual si hubieran saltado de las páginas del libro. Soy presa del entusiasmo al poder disfrutar de una minuciosa adaptación de las novelas que devoré de muy joven. Ya en otras ocasiones quedé defraudado por adaptaciones que adolecían de licencias en el actor que interpretaba a Poirot, en la década en la que se encajaban las historias o en la ramplonería de las ambientaciones. Ahora sí que se puede contemplar un gran trabajo. Bravo por Dan Reed y la nutrida producción que ha respaldado el proyecto.
Lo que no se pueden obviar son las limitaciones del medio y la prolija exposición de los personajes que se podía ir desarrollando en las páginas de las novelas ahora se tienen que sustituir por trazos aunque, eso sí, se ve que se cuidan especialmente en multitud de gestos. En mi caso, celebro una ventaja de la película sobre el libro y es la identificación de los personajes. Las historias de Agatha Christie incluyen en nómina más de una docena de sujetos, con nombres extranjeros, con lo que me hacía cierto lío cuando se referían a tal o a cual. Viéndoles las caras se comprende mucho mejor el entramado de pasiones y ambiciones que torturan a los intervinientes y se hacen más próximos. Un deleite para los que una vez gozamos con la lectura de las pesquisas de Hércules Poirot, el hombre se iba tropezando con los cadáveres por donde quiera que fuese.
Fenomenal.

5,7
87
5
24 de agosto de 2017
24 de agosto de 2017
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al terminar la guerra de secesión Jim, el "prota", vuelve al pueblo y se encuentra con que un antiguo conocido se ha apoderado de varias tierras y de la que fue su novia, con la que se va casar.
Hay un ambiente más que caldeado entre el cacique, ganadero, y los agricultores, que ven cómo se les hostiga para que pasten las reses.
La exposición es rutinaria y el interés se centra en la relación entre Jim y el cacique que, tratando de mantener una buena avenencia, evitarán enfrentarse. Esta tensión se ve incrementada por los sicarios del cacique que se llevan por delante a un agricultor, amigo de Jim, y también por ver quién se queda con la chica, que creyó durante cuatro años que su novio había muerto en la guerra y ahora está pensando en romper su compromiso de boda porque su antiguo novio es mejor y más guapo.
La sólida dirección, la aproximación humana a los protagonistas, la acción recurrente, la provisión de exteriores y la coherencia en los comportamientos de los personajes, conforman un western que se ve con interés a pesar de que, sin ser muy listos, sepamos quiénes no van a llegar al final y cómo va a pasar.
Como no había otra referencia, cuento esto para que el amante del género se arriesgue a verla sin temor a perder sus 80'.
Hay un ambiente más que caldeado entre el cacique, ganadero, y los agricultores, que ven cómo se les hostiga para que pasten las reses.
La exposición es rutinaria y el interés se centra en la relación entre Jim y el cacique que, tratando de mantener una buena avenencia, evitarán enfrentarse. Esta tensión se ve incrementada por los sicarios del cacique que se llevan por delante a un agricultor, amigo de Jim, y también por ver quién se queda con la chica, que creyó durante cuatro años que su novio había muerto en la guerra y ahora está pensando en romper su compromiso de boda porque su antiguo novio es mejor y más guapo.
La sólida dirección, la aproximación humana a los protagonistas, la acción recurrente, la provisión de exteriores y la coherencia en los comportamientos de los personajes, conforman un western que se ve con interés a pesar de que, sin ser muy listos, sepamos quiénes no van a llegar al final y cómo va a pasar.
Como no había otra referencia, cuento esto para que el amante del género se arriesgue a verla sin temor a perder sus 80'.

7,3
6.562
4
1 de marzo de 2020
1 de marzo de 2020
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si el protagonista de esta historia fuera un pintor fracasado y olvidado, Alexander Lievin por ejemplo, en lugar del celebérrimo y controvertido Van Gogh, esta película obtendría una calificación bastante más discreta. Es la historia de un pintor atormentado porque no consigue vender sus cuadros y salir de la miseria. No hablamos de Julio César, ni del doctor Livingstone o de San Agustín. No. Hablamos de un pintor que, encima, no alcanzó el éxito y, como usted y como yo, vivió en la sombra. Su vida no resulta muy interesante.
No es una gran producción, no hay aventuras, no hay grandes diálogos, los personajes secundarios no destacan, el argumento no da para más y un buen documental habría ilustrado mejor, en la mitad de tiempo, la biografía del personaje y el valor de su obra, aunque para la mayoría podría resultar más aburrido.
El personaje de Quinn no tiene mucho desarrollo y el premio Oscar solo se podría explicar como un esfuerzo de la Metro para promocionar su producto ya que no se lo iban a dar a Douglas porque estaba en contra de la caza de brujas de la industria de su tiempo. Douglas, sin embargo, es cierto que lo da todo y lo da bien. Para ahorrarse explicaciones, le nominaron simplemente y él a buen seguro se dio por enterado. Pero sin Douglas la película no habría salido del cajón.
En cuanto a la chocante fotografía, corresponde a su época y devalúa notablemente el trabajo, más aún cuando se manipula la iluminación para enmarcar el estado de ánimo del personaje. Si Van Gogh se encuentra en el desgraciado pueblo minero, interiores y exteriores atenúan sus luces.
Si él está ilusionado como un chaval en casa de sus padres, enamorado de una jovencita, las ventanas iluminan el salón como un estudio de televisión.
Si sale entusiasmado al campo para declararse a su amada, la vergonzante escena de estudio presenta sombras de los potentes focos por todos los rincones y los colores pastel lo inundan todo. El Technicolor había llegado a la gran pantalla para quedarse y, junto con el Cinemascope, eran el gancho para llenar las salas.
Al final el que aburre soy yo. Si la ve y le gusta, bien. A mí Van Gogh no me interesa más que el ficticio Lievin y esta enésima película épica del Hollywood de los cincuenta, menos aún, aunque lo correcto sería opinar como los otros cinco mil usuarios. Gracias por leer hasta aquí en lugar de hacer otra cosa.
Lo dejo ya que mañana es lunes.
No es una gran producción, no hay aventuras, no hay grandes diálogos, los personajes secundarios no destacan, el argumento no da para más y un buen documental habría ilustrado mejor, en la mitad de tiempo, la biografía del personaje y el valor de su obra, aunque para la mayoría podría resultar más aburrido.
El personaje de Quinn no tiene mucho desarrollo y el premio Oscar solo se podría explicar como un esfuerzo de la Metro para promocionar su producto ya que no se lo iban a dar a Douglas porque estaba en contra de la caza de brujas de la industria de su tiempo. Douglas, sin embargo, es cierto que lo da todo y lo da bien. Para ahorrarse explicaciones, le nominaron simplemente y él a buen seguro se dio por enterado. Pero sin Douglas la película no habría salido del cajón.
En cuanto a la chocante fotografía, corresponde a su época y devalúa notablemente el trabajo, más aún cuando se manipula la iluminación para enmarcar el estado de ánimo del personaje. Si Van Gogh se encuentra en el desgraciado pueblo minero, interiores y exteriores atenúan sus luces.
Si él está ilusionado como un chaval en casa de sus padres, enamorado de una jovencita, las ventanas iluminan el salón como un estudio de televisión.
Si sale entusiasmado al campo para declararse a su amada, la vergonzante escena de estudio presenta sombras de los potentes focos por todos los rincones y los colores pastel lo inundan todo. El Technicolor había llegado a la gran pantalla para quedarse y, junto con el Cinemascope, eran el gancho para llenar las salas.
Al final el que aburre soy yo. Si la ve y le gusta, bien. A mí Van Gogh no me interesa más que el ficticio Lievin y esta enésima película épica del Hollywood de los cincuenta, menos aún, aunque lo correcto sería opinar como los otros cinco mil usuarios. Gracias por leer hasta aquí en lugar de hacer otra cosa.
Lo dejo ya que mañana es lunes.
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