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Críticas 32
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
5
22 de noviembre de 2008 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película tiene pulso y lograr mantener nuestra atención hasta un cierto momento en el cual esperas que hile la trama. El problema es que no hila. Es lo que ya parecía desde un principio quedando cables sueltos trascendentales que no justifican el desenlace que no podía ser otro que el ya determinado a priori.

No existen una sola razón para no pensar una cosa y su contraria más que la buena fe de los espectadores, cual protagonista de la película.

Por lo demás, actores y ambientación muy correctas. Lo que salva el filme.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Si existen supuestas pruebas de contactos telefónicos entre los terroristas y el detenido, al final debe darse una explicación plausible sobre los mismos y no dar pábulo a un supuesto error que justifica toda una película de denuncia. Cualquier persona en el lugar del protagonista sentiría compasión por un torturado, pero eso no provoca o al menos, no debe hacerlo, que el detenido sea inocente. Parece que se anexiona el resultado forzado a la inocencia o culpabilidad del detenido, lo cual justificaría la acción que se trata de denunciar en la película.

Vamos, todo un despropósito atendiendo a la supuesta voluntad del guionista.
18 de julio de 2011 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los anteriores Torrente eran zafios, toscos y groseros pero conservaban un punto de sutileza. Sí, aunque parezca mentira dentro de ese desmelene de eructos y flatulencias la serie se auto obligaba a una cierta mesura y comedición que nada tiene que ver con corrección política. En esta película eso no existe, todo es explícito y por partida doble. Santiago se ha quitado la careta y nos lo enseña todo sin tener que interpretar nada. Es como si Santiago Segura se sintiera ya cómodo traspasando las líneas que no pisó en capítulos anteriores. Esa obligación de ofrecer más en una saga con un número 4 justifica lo que se ve en esta película y eso la convierte en Torrente por fuera y por dentro demostrando que Santiago Segura es de verdad Torrente y no alguien inteligente que simula serlo. Ese aprovechado sin escrúpulos que pondría lo que hiciera falta con tal de recaudar un euro.
20 de octubre de 2008 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando vas a ver una película al cine, normalmente se acude con más o menos prejuicios en función de lo que se conoce que se va a ver. Esta película o lo que nos han contado de ella críticos y opinadores por doquier, se enmarca en el terreno del cine negro de entidad, de categoría. Pues bien, a la hora de hacer un juicio de valor se eleva el listón y punto.
Siempre me ha parecido absurdo mezclar churras con merinas y dedicarse a buscar pegas a películas de mero entretenimiento, si éste se logra, me parece tan absurdo como no hacerlo con aquellas que presumen de estar por encima.

El caso es que esta película, para empezar ya trata un género que es de los que apuesta por pertenecer al Olimpo. La tragedia y todo lo que supone un extremo sufrimiento humano es el método ideal para hacerse con más adeptos con poco esfuerzo. La crítica a la sordidez humana ya entra en el supuesto terreno filosófico (al menos lo pretende) y por ello se postula como presuntamente sabia o con aires de serlo. Igualmente como digo, no hay nada más democrático y que aúne mayor número de corazones entregados que la tragedia, ya que a poco que se entregue correctamente, ésta siempre vence las reticencias de los más escépticos. Las comedias difícilmente hacen reír a todos, los romances los evitan los desengañados y las buenas intenciones en un anhelado mundo feliz son una utopía digna de ser masacrada por aquellos que existe una amrgura en su alma. Bien pues: tragedia.

La trama es interesante. Un caso de preterintencionalidad en el cual todo se desboca por las circunstancias.

¿Qué más? Poco más. Los retazos psicológicos se deben adivinar en según que tramos de la película ya que todo transcurre rápida y a la vez lentamente. Los hechos se precipitan, las decisiones se toman sin meditación, pero transcurre un mundo de detalles más crematísticos que puramente psicológicos. Las muecas de los protagonistas ayudan y Seymour Hoffman vale lo que gana, pero no busquemos mucha profundidad al asunto. El drama se viste sólo en las acciones algo previsibles dado un momento concreto.

La película está bien trenzada, pero aparecen fallos dignos de mención en el guión que quizás el dramatismo convierta en opacos. Falta coherencia en detalles y sobra en otros.

Siempre pienso que cuando se trata de los extremos de las emociones humanas, es mucho más sencillo colar errores que cantan en los pasatiempos. La película es un golpe, un intento de no se qué, pero la actuación de Hoffman es lo que más vale la pena.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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Detalles algo incongruentes:

- El listo del hermano mayor que recrimina los errores del menor ¡Deja una tarjeta de visita al futuro comprador de la mercancía robada! que para colmo resulta ser conocido del padre y un “chorizo” reconocido en el ramo.

- Parece muy necesaria una policía autista para dar algún sentido a la trama, si la tiene.
El hecho de que todos pensáramos en la esposa del atracador como primer cabo suelto parece no ser un problema en el filme para los agentes de la ley (se supone) que parece dirimirse mansamente con la aparición de un hermano con pinta de mafioso.

- El padre viudo tiene el cadáver del hombre que disparó a su esposa, pero tras leer la identificación del atracador en el periódico, le lleva a no se que consideración metafísica a la búsqueda de no se sabe bien qué por un argumento más bien peregrino. Es el quid de una trama que no tiene demasiado sentido y que supone el “descanso” del progenitor cuando elimina al hijo, por lo visto el necesario instigador en su componenda mental casualmente adivinada.

- Atracan una joyería de los padres y no se molestan siquiera en verificar previamente quién estará en ella.

- Dan importancia al hecho de que el atracador fuera armado cuando quien usa una pistola, inicialmente es la madre dado que hay una en un cajón de la tienda que parece resultar más difícil de alcanzar que el botón de alarma. Menos mal que no fue el hijo, porque de ser así, la madre le descerraja un tiro.

- Cuando van a casa de la esposa de Bobby en la que les espera el hermano, tras dispararle a éste, se pone a charlar mirando a otro lado tranquilamente un minuto esperando a que le disparen, pero es que el hermano que está siendo apuntado está orientado a la esposa, lo cual no parece un problema ni por reflejo condicionado.
3 de junio de 2008
4 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece que los tiempos por los que campaba Fredddie Bartholomew a sus anchas emocionando en la gran pantalla con Spencer o sin él vuelven o pretenden hacerlo con algún que otro conato nada cicatero como es el caso.

Siendo la pauta dictatorial de nuestros días una moda inacabable de realismo documental de vida desgraciadas como salvoconducto de buen cinéfilo que se precie, encontramos de vez en cuando licencia para el bien sentir como rara avis que se cuela en una sala con el tampón de los amargados que están de vuelta de todo y ya se apresuran a decir por listos y madurados que no -duros, que ya conocen el final de lo que por supuesto es obvio.

Claro que el filme es previsible de la A a la Z, pero lo es tanto como el de cualquier película actual en la que observas una familia feliz ya sentenciada a no durar más de cinco minutos de metraje en esa condición por topar con esa excusa pervertida de la "realidad".

En un momento en el que parece todo ya inventado y los adolescentes con depresión parecen ser legión, encontrar películas "bonitas" con una carga sentimental cuasi naïve, al estilo de los cuarenta, es como un oasis en un desierto. Algo que en realidad es más trangresor que mil películas de cine independiente clamando entre desgracias ajenas una atención que se consigue con facilidad por la lágrima de lo que resulta común a todos.

Brindo por la transgresión de la esperanza y los bellos sentimientos y confío que pueda ser moda en un futuro como lo es ahora democratizar entre la juventud las tragedias humanas.
1 de enero de 2016 2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Calvary parece que es una película, pero en realidad es una retahila de tópicos recurentes para dejar de vuelta y media a la Iglesia católica. Cada personaje acartonado y estereotipado está dispuesto en el filme para hacer disfrutar a "alguien resentido contra la Iglesia". Respetando la visión de cada cual a escoger sus temas y su preferencia por el rigor de los mismos, la película es floja por un sesgo marcado que no será un impedimento, ni mucho menos, para el regocijo de aquellos que acepten que la realidad se parece en algo a esta caricatura. No existe ni mesura ni contención en trazar a los personajes, siendo éstos buenos o malos, afables u odiosos, cercanos o detestables con la constante siempre de un lado. El metraje es un juicio sumarísimo repleto de apelaciones de todos los perfiles anticlericales y anti religiosos que actúan de juez, partes y jurado. Los personajes, tal como van apareciendo toman su papel de uno u otro a sabiendas de que solo un cerebro los dirige para conducirles a un resultado y un veredicto tramado desde el minuto uno.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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Si te gusta el dicho "la iglesia que más ilumina es la que arde", en esta película verás colmadas tus aspiraciones. El que probó el semen de niño es el juez inapelable que viene a "hacer justicia", los personajes todos maximalistas y exagerados hasta la caricatura: el otro sacerdote, el obispo, el ricachón que más bien parece un picapedrero, el entrañable suicida, la hija también suicida, el médico cab***, Miss Bukakke, y un etcétera de antipersonas que parecen de broma si no fuera porque la película va en serio. ¡Y oiga que tiene una nota bien alta! Como diana con los clásicos sinvergüenzas a los que se desea empalar el producto cumple su función. El protagonista, el sobrio Gleeson, representa lo que debería ser la iglesia para el director y los linchadores eclesiásticos: alguien que comprende a los odiadores hasta la inmolación, lo extraño es que no haya sido el propio sacerdote protagonista el que empuñara el lanzallamas y se uniera a la causa ya que salvo algún "Dios es super mirecordioso para justificar el suicidio" su enjundia sacerdotal alcanza la de cualquier seglar con un mínimo de empatía. El juicio visto para sentencia.
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