You must be a loged user to know your affinity with Markoni Chan
Críticas ordenadas por utilidad
Movie added to list
Movie removed from list
An error occurred
MediometrajeAnimación

6,7
6.503
Animación
8
14 de mayo de 2025
14 de mayo de 2025
Sé el primero en valorar esta crítica
El jardín de las palabras, de Makoto Shinkai, es una de esas obras que parecen pequeñas, casi anecdóticas, pero que acaban dejando una huella inesperada. Dura poco más de 40 minutos, pero se siente como si el tiempo se detuviera. Y cuando termina, quieres más. Más historia, más estilo, más de este tipo de sensibilidad.
Visualmente es una delicia. Cada plano parece una ilustración en movimiento: la lluvia, los reflejos, los silencios… todo está cuidado hasta el extremo. Pero no es un caso de forma sobre fondo. La historia está narrada con una delicadeza y una contención que resulta casi anticuada. No hay grandes giros, no hay subrayados emocionales: solo dos personas que se dan refugio mutuamente.
La película va de menos a más. Al principio parece una simple anécdota, casi un relato breve ilustrado. Pero poco a poco gana fuerza, peso, emoción. Y cuando llega el momento de estallar, lo hace con una intensidad inesperada. Shinkai no necesita mucho para conmover: un par de frases bien colocadas, una mirada, un sonido de fondo. Lo justo.
No estaba familiarizado con este estilo, pero ahora quiero más. El jardín de las palabras no grita, no fuerza. Solo se sienta a tu lado, te cuenta algo sencillo y, sin darte cuenta, te ha tocado. Es uno de esos casos donde “preciosa” no es solo una etiqueta estética: es una descripción justa de lo que se siente viéndola.
Visualmente es una delicia. Cada plano parece una ilustración en movimiento: la lluvia, los reflejos, los silencios… todo está cuidado hasta el extremo. Pero no es un caso de forma sobre fondo. La historia está narrada con una delicadeza y una contención que resulta casi anticuada. No hay grandes giros, no hay subrayados emocionales: solo dos personas que se dan refugio mutuamente.
La película va de menos a más. Al principio parece una simple anécdota, casi un relato breve ilustrado. Pero poco a poco gana fuerza, peso, emoción. Y cuando llega el momento de estallar, lo hace con una intensidad inesperada. Shinkai no necesita mucho para conmover: un par de frases bien colocadas, una mirada, un sonido de fondo. Lo justo.
No estaba familiarizado con este estilo, pero ahora quiero más. El jardín de las palabras no grita, no fuerza. Solo se sienta a tu lado, te cuenta algo sencillo y, sin darte cuenta, te ha tocado. Es uno de esos casos donde “preciosa” no es solo una etiqueta estética: es una descripción justa de lo que se siente viéndola.
6
13 de mayo de 2025
13 de mayo de 2025
Sé el primero en valorar esta crítica
Bright parte de una premisa arriesgada: mezclar un thriller policiaco callejero con elementos clásicos de la fantasía —orcos, elfos, magia— y presentarlo como si fuera algo cotidiano. El resultado es, cuanto menos, curioso. Y como ocurría con Warcraft: El Origen, aquí también se nos lanza de golpe a un universo nuevo, con sus propias reglas, tensiones sociales y jerarquías fantásticas.
David Ayer intenta construir un mundo complejo en poco tiempo, sin apenas pausas, lo cual tiene un coste: no hay espacio para digerir lo que ves. El contexto racial entre especies, el papel de la magia, los conflictos históricos… es tan descarado que a veces crea hasta rechazo.
El corazón de la película está en su pareja protagonista: Will Smith y Joel Edgerton. Su dinámica funciona bastante bien, con ese tono de buddy cop clásico, aunque también cae en tópicos y diálogos que a veces rozan lo forzado. Hay buena química entre ambos, pero la evolución de sus personajes se siente más por necesidad de guion que por peso narrativo.
El intento de introducir una subtrama “mística” con profecías, varitas mágicas y sociedades secretas añade ambición… pero también dispersa el enfoque. La película parece querer abarcar demasiado: acción, crítica social, fantasía épica, drama personal… y no consigue equilibrarlo del todo. Acaba siendo un producto irregular, con la sensación constante de que tenía material para mucho más.
Como punto de partida para una franquicia o universo más amplio, puede tener sentido. Pero como obra en sí misma, es para cerrar el chiringuito.
David Ayer intenta construir un mundo complejo en poco tiempo, sin apenas pausas, lo cual tiene un coste: no hay espacio para digerir lo que ves. El contexto racial entre especies, el papel de la magia, los conflictos históricos… es tan descarado que a veces crea hasta rechazo.
El corazón de la película está en su pareja protagonista: Will Smith y Joel Edgerton. Su dinámica funciona bastante bien, con ese tono de buddy cop clásico, aunque también cae en tópicos y diálogos que a veces rozan lo forzado. Hay buena química entre ambos, pero la evolución de sus personajes se siente más por necesidad de guion que por peso narrativo.
El intento de introducir una subtrama “mística” con profecías, varitas mágicas y sociedades secretas añade ambición… pero también dispersa el enfoque. La película parece querer abarcar demasiado: acción, crítica social, fantasía épica, drama personal… y no consigue equilibrarlo del todo. Acaba siendo un producto irregular, con la sensación constante de que tenía material para mucho más.
Como punto de partida para una franquicia o universo más amplio, puede tener sentido. Pero como obra en sí misma, es para cerrar el chiringuito.
13 de mayo de 2025
13 de mayo de 2025
Sé el primero en valorar esta crítica
Warcraft: El Origen no ha tenido precisamente una recepción amable. Críticas por su guion, por su aparente superficialidad, por no llegar al público generalista. Pero si se mira con cierta perspectiva, quizá se entienda mejor lo que realmente pretendía ser: una introducción. Una carta de presentación para un universo gigantesco, complejísimo, y que aquí se intenta condensar en poco más de dos horas. Y para quienes no vienen con las expectativas infladas o el lore aprendido, la película cumple… lo justo.
Visualmente es impactante. La recreación de los orcos, los escenarios, la magia, las criaturas… todo respira una estética muy cuidada, muy fiel a lo que muchos jugadores conocen. Duncan Jones hace un trabajo correcto en la dirección, y aunque no logra equilibrar del todo el ritmo o el tono, sí consigue dotar al conjunto de cierta coherencia interna.
El guion es básico, sí. Pero también tiene sentido que lo sea: intenta introducir muchos nombres, razas, lugares y conflictos en un corto espacio de tiempo. Y eso tiene un coste. Los personajes quedan algo planos, las motivaciones se dan por sentadas, y el desarrollo emocional se sacrifica en favor del avance narrativo. No es una película de personajes: es una puerta de entrada.
¿Podría haber sido más ambiciosa? Claro. Pero tiene una intención clara y no la esconde: captar la atención de los que no conocen este mundo y darles las ganas (o la curiosidad) de querer saber más.
No es una gran película. Pero tampoco es el desastre que algunos pintan. Como producto introductorio, sin alardes ni pretensiones, cumple. Y a veces, con eso basta.
Visualmente es impactante. La recreación de los orcos, los escenarios, la magia, las criaturas… todo respira una estética muy cuidada, muy fiel a lo que muchos jugadores conocen. Duncan Jones hace un trabajo correcto en la dirección, y aunque no logra equilibrar del todo el ritmo o el tono, sí consigue dotar al conjunto de cierta coherencia interna.
El guion es básico, sí. Pero también tiene sentido que lo sea: intenta introducir muchos nombres, razas, lugares y conflictos en un corto espacio de tiempo. Y eso tiene un coste. Los personajes quedan algo planos, las motivaciones se dan por sentadas, y el desarrollo emocional se sacrifica en favor del avance narrativo. No es una película de personajes: es una puerta de entrada.
¿Podría haber sido más ambiciosa? Claro. Pero tiene una intención clara y no la esconde: captar la atención de los que no conocen este mundo y darles las ganas (o la curiosidad) de querer saber más.
No es una gran película. Pero tampoco es el desastre que algunos pintan. Como producto introductorio, sin alardes ni pretensiones, cumple. Y a veces, con eso basta.

6,1
14.681
7
13 de mayo de 2025
13 de mayo de 2025
Sé el primero en valorar esta crítica
Después de años sin ver una comedia protagonizada por Jim Carrey, y con el recuerdo algo oxidado de sus clásicos de los 90 y 2000, no sabía qué esperar. La sorpresa ha sido muy grata. Lejos de ser una comedia al uso, la película combina humor, romance y algo de crítica social con una ligereza que funciona muy bien.
La película cuenta la historia real de Steven Russell, un hombre que pasa de llevar una vida convencional a convertirse en un estafador profesional y reincidente, todo por amor. Suena raro —y lo es—, pero esa es parte de su encanto. Hay locura, hay exceso, pero también hay humanidad. El humor no es tanto de carcajada como de sonrisa constante, con momentos absurdos que recuerdan al mejor Carrey… pero más contenido, más en tono, más consciente.
El dúo que forma con Ewan McGregor es de lo mejor que tiene la cinta. La química entre ambos es natural y creíble, y da lugar a momentos tan cómicos como tiernos. La historia no se toma demasiado en serio, pero no por ello cae en lo superficial. De hecho, la forma en que se trata la sexualidad, el amor y la manipulación tiene más fondo del que parece a primera vista.
Es una película que se nota distinta, por tema, tono y energía. Tiene algo de comedia romántica, algo de sátira y bastante de "historia increíble pero cierta". Y si uno se deja llevar, resulta muy entretenida. Un recordatorio de que Jim Carrey, cuando encuentra un buen guion, todavía puede sorprender.
La película cuenta la historia real de Steven Russell, un hombre que pasa de llevar una vida convencional a convertirse en un estafador profesional y reincidente, todo por amor. Suena raro —y lo es—, pero esa es parte de su encanto. Hay locura, hay exceso, pero también hay humanidad. El humor no es tanto de carcajada como de sonrisa constante, con momentos absurdos que recuerdan al mejor Carrey… pero más contenido, más en tono, más consciente.
El dúo que forma con Ewan McGregor es de lo mejor que tiene la cinta. La química entre ambos es natural y creíble, y da lugar a momentos tan cómicos como tiernos. La historia no se toma demasiado en serio, pero no por ello cae en lo superficial. De hecho, la forma en que se trata la sexualidad, el amor y la manipulación tiene más fondo del que parece a primera vista.
Es una película que se nota distinta, por tema, tono y energía. Tiene algo de comedia romántica, algo de sátira y bastante de "historia increíble pero cierta". Y si uno se deja llevar, resulta muy entretenida. Un recordatorio de que Jim Carrey, cuando encuentra un buen guion, todavía puede sorprender.
6
11 de mayo de 2025
11 de mayo de 2025
Sé el primero en valorar esta crítica
Gangs of New York es una de esas películas que, con solo mirar el cartel, ya impone. Lo tiene todo para prometer cine del grande. Y sin embargo, una vez vista, la sensación que deja es mucho más tibia. Ni una decepción rotunda, ni una obra que te atrape del todo. Está en esa tierra de nadie que desconcierta.
Lo bueno está claro: la ambientación es espectacular, el diseño de producción es digno de elogio, y el trabajo actoral, en general, está a la altura. Daniel Day-Lewis, como era de esperar, se come la pantalla cada vez que aparece. DiCaprio cumple, aunque no brilla. Y la historia —esa mezcla de venganza, política y guerra de clases en el Nueva York del siglo XIX— tiene material de sobra para funcionar.
Pero cuando llega la hora de verdad, empiezan los problemas. El ritmo es desigual: por momentos se siente que la película avanza por inercia, sin foco. Los diálogos, lejos de ser memorables, suenan a veces forzados o vacíos. Y la dirección de Scorsese, aunque correcta, parece más centrada en la forma que en la emoción. Incluso la banda sonora, en ocasiones, parece mal encajada, como si intentara ser épica a la fuerza.
Lo bueno está claro: la ambientación es espectacular, el diseño de producción es digno de elogio, y el trabajo actoral, en general, está a la altura. Daniel Day-Lewis, como era de esperar, se come la pantalla cada vez que aparece. DiCaprio cumple, aunque no brilla. Y la historia —esa mezcla de venganza, política y guerra de clases en el Nueva York del siglo XIX— tiene material de sobra para funcionar.
Pero cuando llega la hora de verdad, empiezan los problemas. El ritmo es desigual: por momentos se siente que la película avanza por inercia, sin foco. Los diálogos, lejos de ser memorables, suenan a veces forzados o vacíos. Y la dirección de Scorsese, aunque correcta, parece más centrada en la forma que en la emoción. Incluso la banda sonora, en ocasiones, parece mal encajada, como si intentara ser épica a la fuerza.
Más sobre Markoni Chan
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here