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Críticas 100
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
10
20 de marzo de 2006
31 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un grupo de gángsteres llega a un bar de carretera en el desierto de Arizona, con el propósito de tomar a los ocupantes como rehenes. Entre los cautivos se encuentra un escritor que acuerda un extraño pacto con ellos.

El argumento del bosque petrificado adapta una famosa obra teatral, estrenada a principios de 1936 en Broadway. La trama que nos presenta la película nos traslada al sórdido desierto de Arizona, un emplazamiento inmejorable para narrar una peculiar historia acaecida a unos personajes totalmente opuestos entre si. Quizás sea el magnífico trabajo realizado a la hora de esbozar a los personajes el mayor acierto del film. En este aspecto el espectador se va a encontrar con Squier, un trotamundos que no fija un rumbo claro al que dirigirse, Mantee, un criminal frío, acorralado en un remoto lugar de la América más profunda, Gabriela, una joven soñadora que ha pasado la mayor parte de su vida en una gasolinera alejada de la civilización, el abuelo, un viejo que encuentra en el secuestro posiblemente la última aventura que pueda vivir… este amplio elenco de personajes se va a ver incrementado por unos sobrios diálogos y por unos duelos realmente magníficos destacando el que mantiene Squier con el propio Mantee, dos personalidades opuestas, pero no muy alejadas en el destino que les espera. Como detalle cabe decir que el film apela a una cierta crítica hacia las condiciones laborales del momento y a la impotencia de acabar con el gangsterismo por parte del Gobierno, crítica tachada como antiamericanismo.

La estética de este título resulta bastante teatral, enfocada sobre todo al guión por encima de cualquier valor visual. A pesar de ello Archie L.Mayo cuaja una estupenda dirección, destacando sobre todo la excelente presentación de la banda de Mantee; una ágil combinación de planos detalle acabando con una perspectiva general de todo el grupo. La fotografía también es un factor muy importante a la hora de crear una cálida atmósfera a pesar de la situación, Sol Polito trabaja con una gran profundidad de campo enfocada dentro de un espacio ideal para desarrollar un conflicto dramático. Dentro del reparto encontramos a Humphrey Bogart, que aunque no contaba con el apoyo de la productora para el papel, consiguió lanzar su carrera en el cine gracias a una perfecta encarnación de Mantee. Entre el resto de actores/actrices hayamos a Leisle Howard, quien logra una buena interpretación y a Bette Davis nueva estrella de la Warner por aquellos tiempos. La banda sonora que solo hace acto de presencia en marcados momentos de la trama, presenta partituras orquestales con predominio de viento/metal que crean un clima de tensión.

El bosque petrificado es un largometraje conocido por suponer el primer papel de importancia del mítico Bogart; pero apartándose de este hecho el espectador se va a encontrar con una maravillosa cinta, acreedora de una interesantísima historia con un final tan desesperanzador, que no dejará indiferente a nadie.
25 de marzo de 2006
27 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bob Lawrence, su esposa Jill y su hija Betty entablan amistad con un francés, Louis Bernard, durante unas vacaciones en Suiza. La cosa se complica cuando Bernard es asesinado y, a punto de morir, le pide a Bob que entregue a las autoridades unos documentos que tienen escondidos en su habitación. Bob descubre que Bernard era, en realidad, un espía británico que iba tras una misteriosa organización que planeaba asesinar a un importante político.

Después de "Lo mejor es lo malo conocido", "El número 17" y "Valses de Viena", que fueron fracasos comerciales, Hitchcock se desquita gracias a su nueva producción de “El hombre que sabía demasiado”, galardonada como la mejor película de 1934 por la prensa inglesa. La historia nos sumerge en un enredo de tintes políticos, en el que tienen cabida personajes malvados, chantaje, alguna que otra influencia cómica… consiguiendo así encandilar al espectador desde un principio. Formalmente hablaremos de una trama directa, sin demasiadas concesiones, dirigida al gran público, lo que conlleva un desacierto a día de hoy: los personajes son demasiados teatrales, el desarrollo es un tanto irregular, algunos diálogos resultan ingenuos…

La puesta en escena es efectiva, fotografía oscura, con un vago empleo de la luz, movimientos de cámara ágiles y alguna que otra secuencia magistral, caso de la escena en el Albert Hall de Londres. El reparto es quizás el punto más fuerte de todo el film, aunque la pareja protagonista (Leslie Banks y Edna Best) está un poco difusa, la excelente interpretación de Peter Lorre logra reforzar este aspecto. La música combina la misma partitura orquestal, usada en la versión posterior de 1960.

En definitiva, “El hombre que sabía demasiado”, es un interesante largometraje, construido sobre un sólido guión, una buena factura en líneas generales y un acertado elenco actoral, así todo el remake de 1959 supera ampliamente a esta primera producción hitchcockiana.
10 de abril de 2006
24 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Joe Morse trabaja como abogado para Ben Tucker, un hombre que se ha enriquecido a costa de un negocio ilegal de apuestas. Para asegurar y ampliar sus maniobras necesitan dar un golpe millonario que implica la desaparición de todos los pequeños bancos de apuestas clandestinos. Uno de ellos esta dirigido por el propio hermano de Joe Morse.

La fuerza del destino es una maravillosa, pero poco conocida película negra rodada en la edad de oro del film noir norteamericano. La historia de la fuerza del destino nos sumerge en el mundo de corrupción de la Nueva York de los años 40; un mundo cínico y dual, con un turbio trasfondo en el que todo esta controlado por un irremediable sistema de clases que afecta no solo a las grandes empresas, si no también a los pequeños negocios que se ven sumidos en un constante chantaje mafioso. Esta historia tan característica del género negro, se desarrolla en apenas una hora y cuarto de metraje; de tal forma que la trama como es de imaginar, tendrá un ritmo tan endiablado que será capaz de aunar una complicada sucesión de hechos en una corta duración, contando, eso si, con una frescura sorprendente.

Visualmente la fuerza del destino resulta impactante; los magníficos planos exteriores de Nueva York, cuentan con una belleza y una amplitud de campo enorme, sirvan como ejemplo las últimas secuencias de Joe Morse recorriendo las calles de la gran ciudad, terminando con un largo plano en el que la pareja de protagonistas se alejan con el fastuoso puente de Manhattan al fondo, una maravilla. Pero eso no es todo, el poco reconocido Abraham Polonsky, logra también una excelente dirección en los interiores, haciendo uso de unos encuadres ligeramente desorientados y unos movimientos de cámara que recuerdan al expresionismo del gran Welles. La fotografía parcela de George Barnes, es otro apartado a tener muy en cuenta. El elenco de actores realiza un fastuoso trabajo, en especial John Garfield, el cual interpreta en esta ocasión a Morse un hombre que se empieza a dar cuenta de que su vida se desmorona a medida que va entrando en un ambiente manejado por la mafia, y Beatrice Pearson, una joven poco vividora que se enamora de Morse, al que intentará apartar del camino hacia la autodestrucción que él ha emprendido. El resto de secundarios cumple también una aceptable labor. La música, combinada de la mano de Rudolph Polk, logra esbozar unas sugestivas composiciones orquestales, donde el uso de violines persigue un tono de sordidez y poderío sentimental.

Exquisito film negro, al que considero tras haber visto y valorado numerosas obras negras, entre ellas títulos como Cayo largo, el halcón Maltés, el sueño eterno… la mejor película dentro de su género jamás rodada.

"Un hombre puede pasar el resto de su vida recordando lo que no debería haber dicho"
14 de febrero de 2006
23 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un sargento detective, Ted Spencer, se camufla como tendero de ultramarinos con el objetivo de descubrir los detalles de un complot terrorista que tiene como objetivo, nada menos, que la destrucción de la ciudad de Londres. Su tienda está al lado del Bijou Cinema, una sala de cine dirigida por Karl Verloc, que en realidad es el cuartel general de los terroristas. La joven esposa de Verloc y su hermano pequeño Stevie desconocen las actividades secretas del cabeza de familia.

Sabotaje es una buena película asentada sobre un argumento sólido y bien estructurado. La historia adapta una conocida novela del escritor polaco Joseph Conrad para dar pie a un intenso thriller con algún que otro rasgo dramático. Londres es en este caso la urbe elegida como escenario para el film; será en esta bulliciosa ciudad donde tenga lugar el transcurso de la trama, una trama amena y bastante sugestiva que conseguirá atraer al espectador mediante una ambigua presentación de personajes: Spencer, un agente británico del que no se revelan muchos datos, Verloc, un hombre aparentemente inofensivo, como advierte el propio Spencer, que no acaba de calar entre el público como un asesino o un cerebro criminal y Sylvia, la esposa de Karl que engloba el papel de victima inocente. En este sentido la obra no apela a un retrato claro de cuales son las relaciones que se establecen entre los personajes, por ejemplo el matrimonio conformado por la pareja de protagonistas resulta un tanto inverosímil y la interacción entre la banda de agitadores tampoco logra esbozarse lo suficientemente creíble; es entonces cuando queda patente la poca importancia que Hitchcock otorga a estos aspectos de sus películas.

En lo estético, es donde este título gana enteros, La excelente labor del director ingles, con magníficos juegos visuales (la pecera que se enlaza con un fundido de la plaza del Picadilly Circus) y un sabio uso de primeros planos consigue enriquecer el argumento del film. Así mismo, el buen plantel de actores (Sylvia Sidney, Oscar Homlka, Desmond Tester) constituye también una baza a favor. Por otra parte cabe destacar la interesante banda sonora de Louis Levy, que combina agudas partituras orquestales que refuerzan los momentos de máxima tensión de la historia.

En resumidas cuentas, Sabotaje es un cuidado largometraje, muy recomendable para todo aquel aficionado de la primera etapa de Hitchcock en tierras británicas.
10 de abril de 2006
20 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Durante la Segunda Guerra Mundial, un submarino americano es enviado a una peligrosa misión secreta que se debe ejecutar en el interior del puerto de Tokio.

Destino Tokio es una aceptable película bélica con un argumento bastante patriótico y conservador, muy al tono de las producciones rodadas durante el transcurso de la segunda guerra mundial. La historia transcurre casi en su totalidad a bordo de un submarino aliado, lo que generará un ambiente opresivo, tanto claustrofóbico, vital a la hora de afrontar el desarrollo de la trama. En este sentido el planteamiento sugerido por Delmer Daves y Albert Maltz intenta ir un poco más allá del mero entretenimiento, esbozando un retrato de cuales son los lazos que se establecen entre los soldados participes en la guerra, más concretamente entre los tripulantes de un submarino. Por otro lado, la tensión de la obra, sin llegar a ser perfecta, logra atrapar al espectador, dejando algunos momentos verdaderamente trabajados, como la huida final a través de las aguas fronterizas de Tokio.

Visualmente este título resulta bueno; Delmer Daves filma con agilidad y eficacia en el interior del submarino, haciendo uso de unos encuadres opresivos que plasman a las mil maravillas el asilamiento que sufre la tripulación, así mismo, el sabio manejo de primeros planos y los meritorios decorados de la cinta consiguen introducir al público dentro de la historia. Entre el amplio elenco actoral brilla el siempre aplicado Cary Grant, quien interpreta en esta ocasión a un rudo capitán de submarino. La banda sonora del alemán Franz Waxman (Noche en la ciudad, Rebeca, Objetivo Birmania…) combina variadas partituras, con afluencia de viento, que incrementan el sentir patriótico del film.

Sin tener en cuenta el tufillo patriótico de la historia y algún que otro desliz racista, Destino Tokio es un interesante film de buena factura con un excelente reparto. Recomendable para los amantes del género bélico-aventurero.
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