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Críticas ordenadas por utilidad
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9
21 de junio de 2009
21 de junio de 2009
91 de 105 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vida es esa cosa que pasa mientras haces otros planes... decía Lennon. También podría sustituirse la palabra "cosa" por "tiempo".
No nos pondremos existencialistas, simplemente piensa en la vida como la suma del tiempo recorrido más el tiempo que te queda por recorrer.
"El primer día del resto de tu vida" habla de este tema, en concreto relata 5 días de la familia Duval a lo largo de 12 años, elegidos astutamente para repretensar y a la vez crear un sencillo pero sentido homenaje a este paso del tiempo que forma nuestra vida.
Por ello no es de extrañar que comienze con una muerte y finalice con un nacimiento, pero esto es sólo un pequeño detalle de la sutileza y el buen hacer de Bezançon en el papel y tras la cámara.
Rémi no es partidario de crear un mundo utópico ameliano donde se ensalcen las bondades humanas y se obvien sus penurias, prefiere mostrar la belleza de la rosa sin ocultar sus espinas, pues al fin y al cabo la vida lo engloba todo, y para hacer un sincero homenaje no debes dejarte ninguna de sus facetas.
Siguiendo el crecimiento de Fleur, Albert y Raphaël asistimos a la evolución desde la adolescencia hacia la madurez. Hay una excelente metáfora visual sobre la muerte de la adolescencia que particulamente me encantó, y la secuencia del sueño/recuerdo de Moïra también es otro de sus puntos fuertes.
El cartel reza "Esta familia es tu familia" y es verdad que te involucras en sus vivencias, peleas, obsesiones, emociones y risas durante las dos horas de metraje, y por primera vez el famoso eslogan de "más de 1 millón espectadores..." no nos deja pensando en la inteligencia de su público. Es una suerte encontrar este tipo de cine en plena invasión de remakes y precules/secuelas, demostrando que lo que faltan no son ideas, sino huevos para apostar por ellas.
Particularmente yo me quito el sombrero ante producciones de tal calado emocional, que además de tener una gran presencia filmica, incluye una banda sonora de calidad y nos deja apuntando el nombre de Bezançon en la mini chuleta de "directores a seguir".
No nos pondremos existencialistas, simplemente piensa en la vida como la suma del tiempo recorrido más el tiempo que te queda por recorrer.
"El primer día del resto de tu vida" habla de este tema, en concreto relata 5 días de la familia Duval a lo largo de 12 años, elegidos astutamente para repretensar y a la vez crear un sencillo pero sentido homenaje a este paso del tiempo que forma nuestra vida.
Por ello no es de extrañar que comienze con una muerte y finalice con un nacimiento, pero esto es sólo un pequeño detalle de la sutileza y el buen hacer de Bezançon en el papel y tras la cámara.
Rémi no es partidario de crear un mundo utópico ameliano donde se ensalcen las bondades humanas y se obvien sus penurias, prefiere mostrar la belleza de la rosa sin ocultar sus espinas, pues al fin y al cabo la vida lo engloba todo, y para hacer un sincero homenaje no debes dejarte ninguna de sus facetas.
Siguiendo el crecimiento de Fleur, Albert y Raphaël asistimos a la evolución desde la adolescencia hacia la madurez. Hay una excelente metáfora visual sobre la muerte de la adolescencia que particulamente me encantó, y la secuencia del sueño/recuerdo de Moïra también es otro de sus puntos fuertes.
El cartel reza "Esta familia es tu familia" y es verdad que te involucras en sus vivencias, peleas, obsesiones, emociones y risas durante las dos horas de metraje, y por primera vez el famoso eslogan de "más de 1 millón espectadores..." no nos deja pensando en la inteligencia de su público. Es una suerte encontrar este tipo de cine en plena invasión de remakes y precules/secuelas, demostrando que lo que faltan no son ideas, sino huevos para apostar por ellas.
Particularmente yo me quito el sombrero ante producciones de tal calado emocional, que además de tener una gran presencia filmica, incluye una banda sonora de calidad y nos deja apuntando el nombre de Bezançon en la mini chuleta de "directores a seguir".

7,3
101.969
9
7 de agosto de 2007
7 de agosto de 2007
91 de 107 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bueno, empezaré diciendo que he descubierto que mi niño interior no está muerto, (para saber de qué hablo mirar mis críticas a "Transformers" y "Harry Potter y la Orden del Fénix", por ese orden) es más, vive muy intensamente, simplemente que es algo exigente y no le gusta que le traten como a un "niño". Y paradojicamente ha sido en una película de animación donde lo ha descubierto, aunque en mi opinión es más para adultos que para niños, pues su mensaje, detalles y su duración no creo que sea apreciada por estos. Su factura técnica es inigualable, lo mejor que recuerdo a día de hoy en animación. Personajes entrañables, tanto el protagonista Remy como Gusteau, Linguini, Anton Ego, Skinner o Collete. Desde luego una auténtica ovación para Brad Bird por coger un argumento aparentemente simplón y convertirlo en una historia emotiva, entretenida, profunda, llena tanto de risas como de lágrimas y sobretodo por hacer que caigamos rendidos ante Remy y su arte en la cocina.
Tiene varias frases para el recuerdo como "si te concentras en lo que dejas atrás, nunca podrás ver lo que tienes delante" o "cualquiera puede cocinar", esta última muy buena y complementada por Anton Ego y su maravilloso monólogo final, del cual voy a poner todo lo que recuerdo (si aún no la has visto, deja de leer hasta el siguiente SPOILER)
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* “La vida de un crítico es sencilla en muchos aspectos. Arriesgamos poco y tenemos poder sobre aquellos que ofrecen su trabajo y su servicio a nuestro juicio.
Prosperamos con las críticas negativas divertidas de escribir y leer.
Pero la triste verdad que debemos afrontar es que en el gran orden de las cosas cualquier basura tiene más significado que lo que deja ver nuestra crítica. Pero hay veces que un crítico realmente arriesga algo, y está en el descubrimiento y la defensa de lo nuevo. Cuando Gusteau dijo lo de cualquiera puede cocinar, al principio no entendí lo que decía, ahora comprendo que no todos pueden ser chefs, pero si puede surgir un talento en cualquier sitio" *SPOILER
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Una maravillosa crítica a la crítica misma, para saber apreciar las cosas y no juzgar a la ligera.
Y aparte de sus enseñanzas, entretenimiento y gran factura técnica, deslumbra su banda sonora... recogiendo el toque parisino y trasladando a nuestros oidos la emoción necesaria en cada momento.
Ya la he visto dos veces... de hecho he disfrutado casi más la segunda vez que la primera y en cada visionado me entran y aumentan unas ganas locas de ir a París, contemplar su maravilloso paisaje, bailar sus canciones junto a mi Julie Delpy particular, comer Ratatouille, acoger en mis brazos a Remy y descubrir una vez más que la magia del cine la puede (y debe) apreciar cualquiera.
Tiene varias frases para el recuerdo como "si te concentras en lo que dejas atrás, nunca podrás ver lo que tienes delante" o "cualquiera puede cocinar", esta última muy buena y complementada por Anton Ego y su maravilloso monólogo final, del cual voy a poner todo lo que recuerdo (si aún no la has visto, deja de leer hasta el siguiente SPOILER)
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* “La vida de un crítico es sencilla en muchos aspectos. Arriesgamos poco y tenemos poder sobre aquellos que ofrecen su trabajo y su servicio a nuestro juicio.
Prosperamos con las críticas negativas divertidas de escribir y leer.
Pero la triste verdad que debemos afrontar es que en el gran orden de las cosas cualquier basura tiene más significado que lo que deja ver nuestra crítica. Pero hay veces que un crítico realmente arriesga algo, y está en el descubrimiento y la defensa de lo nuevo. Cuando Gusteau dijo lo de cualquiera puede cocinar, al principio no entendí lo que decía, ahora comprendo que no todos pueden ser chefs, pero si puede surgir un talento en cualquier sitio" *SPOILER
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Una maravillosa crítica a la crítica misma, para saber apreciar las cosas y no juzgar a la ligera.
Y aparte de sus enseñanzas, entretenimiento y gran factura técnica, deslumbra su banda sonora... recogiendo el toque parisino y trasladando a nuestros oidos la emoción necesaria en cada momento.
Ya la he visto dos veces... de hecho he disfrutado casi más la segunda vez que la primera y en cada visionado me entran y aumentan unas ganas locas de ir a París, contemplar su maravilloso paisaje, bailar sus canciones junto a mi Julie Delpy particular, comer Ratatouille, acoger en mis brazos a Remy y descubrir una vez más que la magia del cine la puede (y debe) apreciar cualquiera.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Descatar las maravillosas metáforas visuales que a muchos puede que se nos escapen y que en varios revisionados se pueden llegar a apreciar y así disfrutar más si cabe esta espectacular película. Estas son, por ejemplo, cuando Anton Ego descubre que el restaurante de Gasteau vuelve a ser popular... en su máquina de escribir, su decoración nos recuerda a una calavera, la vista aérea nos presenta un ataud y su encolerización al enterarse de la noticia y sus ojos nos trasladan a los mitos vampíricos. Sin duda alguna el arte de hablar con imágenes.
Otra secuencia curiosa es la del climax final, cuando decenas de ratas preparan el plato estrella de la peli, Ratatouille, la cena de Anton Ego.
En esta secuencia podríamos ver al señor Bird reflejado en Remy, la situación es complicada, el crítico espera, los comensales se impacientan, y mini chef dirige su equipo con un sólo objetivo, cumplir con la palabra empeñada, y entregar una cena digna del mejor chef de París.
Esa secuencia muestra cómo debe dirigirse un proyecto de envergadura, con presupuestos fijos y plazos estrechos. Muestra que a pesar de las prisas no deben descuidarse los detalles, que el Chef debe estar preocupado de los resultados, dejar hacer a su equipo, pero controlando que la sal esté bien aplicada, y el condimento en su medida justa.
Y eso Bird lo ha hecho de 5 estrellas.
Otra secuencia curiosa es la del climax final, cuando decenas de ratas preparan el plato estrella de la peli, Ratatouille, la cena de Anton Ego.
En esta secuencia podríamos ver al señor Bird reflejado en Remy, la situación es complicada, el crítico espera, los comensales se impacientan, y mini chef dirige su equipo con un sólo objetivo, cumplir con la palabra empeñada, y entregar una cena digna del mejor chef de París.
Esa secuencia muestra cómo debe dirigirse un proyecto de envergadura, con presupuestos fijos y plazos estrechos. Muestra que a pesar de las prisas no deben descuidarse los detalles, que el Chef debe estar preocupado de los resultados, dejar hacer a su equipo, pero controlando que la sal esté bien aplicada, y el condimento en su medida justa.
Y eso Bird lo ha hecho de 5 estrellas.

7,3
81.796
8
21 de mayo de 2011
21 de mayo de 2011
88 de 101 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cualquier tiempo pasado fue mejor.
Una cita que no es invención de nuestros tiempos, si no que ya se recogía incluso en la Biblia (Eclesiastés, 10,7) o el mismo Jorge Manrique en su obra "Coplas a la muerte de su padre".
Esto puede que nos ayude a entender un poco la añoranza de Woody Allen hacia el París de los años veinte. Y es que... ¿Quién no ha soñado alguna vez con vivir en otra época, soñar un cambio de la situación actual o simplemente eso de 'ojalá fuese otro'? Y es que el ser humano suele ser, por naturaleza, bastante inconformista, caprichoso o envidioso, y lo del vecino nos parece más tentador que lo de uno propio.
Pero innatamente, el ser humano también suele ser impetuoso, vehemente, impulsivo... Y me da la sensación que eso es lo que añora Woody Allen.
Los Fitzgerald, Hemingway, Picasso, Dalí, Bunuel, Cole Porter... Si algo tienen en común, aparte de su indudable talento, es que su arte nace de impulsos, sensaciones y motivaciones interiores que brotan al exterior en arrebatos de genialidad. Y de un impulsivo deseo de pasear de noche por las calles de París, el protagonista de la película, Gil Pender, 'viaja' a su anhelado París de los años veinte, junto a los eruditos literarios, pintores y demás artistas que admira. Y se crea una especia de lucha interior entre el pasado y el presente, lo sensitivo y lo práctico (que bien reflejaría su prometida Inez en la película).
Yo creo que la película no es sólo un alegato del 'carpe diem' sino de algo más vital y necesario, de darlo todo, de seguir el impulso que nace del corazón más allá de la cabeza y del pragmatismo (Gil renuncia a su vida de guionista exitoso que no le llena para escribir novelas, que es lo que verdaderamente desea) y apostar por tus sueños de tal forma que en el futuro las venideras generaciones tengan nostalgia de la nuestra y sirvamos de estimulante a sus mente creativas, así como Gil Pender echaba de menos y se inspira en su París de los años veinte.
Y si de algo estoy seguro, es de que a Woody Allen le echarán de menos.
Una cita que no es invención de nuestros tiempos, si no que ya se recogía incluso en la Biblia (Eclesiastés, 10,7) o el mismo Jorge Manrique en su obra "Coplas a la muerte de su padre".
Esto puede que nos ayude a entender un poco la añoranza de Woody Allen hacia el París de los años veinte. Y es que... ¿Quién no ha soñado alguna vez con vivir en otra época, soñar un cambio de la situación actual o simplemente eso de 'ojalá fuese otro'? Y es que el ser humano suele ser, por naturaleza, bastante inconformista, caprichoso o envidioso, y lo del vecino nos parece más tentador que lo de uno propio.
Pero innatamente, el ser humano también suele ser impetuoso, vehemente, impulsivo... Y me da la sensación que eso es lo que añora Woody Allen.
Los Fitzgerald, Hemingway, Picasso, Dalí, Bunuel, Cole Porter... Si algo tienen en común, aparte de su indudable talento, es que su arte nace de impulsos, sensaciones y motivaciones interiores que brotan al exterior en arrebatos de genialidad. Y de un impulsivo deseo de pasear de noche por las calles de París, el protagonista de la película, Gil Pender, 'viaja' a su anhelado París de los años veinte, junto a los eruditos literarios, pintores y demás artistas que admira. Y se crea una especia de lucha interior entre el pasado y el presente, lo sensitivo y lo práctico (que bien reflejaría su prometida Inez en la película).
Yo creo que la película no es sólo un alegato del 'carpe diem' sino de algo más vital y necesario, de darlo todo, de seguir el impulso que nace del corazón más allá de la cabeza y del pragmatismo (Gil renuncia a su vida de guionista exitoso que no le llena para escribir novelas, que es lo que verdaderamente desea) y apostar por tus sueños de tal forma que en el futuro las venideras generaciones tengan nostalgia de la nuestra y sirvamos de estimulante a sus mente creativas, así como Gil Pender echaba de menos y se inspira en su París de los años veinte.
Y si de algo estoy seguro, es de que a Woody Allen le echarán de menos.

7,0
26.702
8
24 de mayo de 2010
24 de mayo de 2010
88 de 109 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una pregunta retórica, pero creo que define bastante bien la esencia del film de Lanthimos.
Imaginaros un lugar donde los adultos siguieran comportándose como niños, donde todo estuviera rodeado de una burbuja invisible que detuviera a los habitantes de su interior en el tiempo y espacio, en un mundo solamente para ellos, alejado de codicias, marcas, tristezas o perversiones diversas. Pero a su vez, con nula libertad, con unas normas rígidas y una educación adulterada para manipular a su antojo.
Se abre así ante el espectador una especie de fábula grotesca, tan caricaturesca como espeluznante si se reflexiona posteriormente. Se la ha catalogado rápidamente de comedia negra, pues ver a adultos sobrepasando la treintena comportarse como niños siempre es cómico, pero yo veo más un drama psicológico, todo es cuestión de percepciones.
En cualquier caso, lo indudable es que estamos ante una película atípica, transgresora y que no deja indiferente. Difícil de recomendar pero que si se entra en su juego, se puede degustar el amargo plato que ofrece. Tiene muchos matices, lo que le hace ganar enteros, ya que cada espectador le dará su propia explicación a los hechos ocurridos, no hay una narración férrea que justifique los mismos.
Si conectas con la propuesta, mientras pasan unos austeros títulos de crédito finales, disfrutarás reflexionando y repasando activamente en tu cabeza todos los detalles, mientras sigues mirando fijamente atónito y sin habla la pantalla.
Imaginaros un lugar donde los adultos siguieran comportándose como niños, donde todo estuviera rodeado de una burbuja invisible que detuviera a los habitantes de su interior en el tiempo y espacio, en un mundo solamente para ellos, alejado de codicias, marcas, tristezas o perversiones diversas. Pero a su vez, con nula libertad, con unas normas rígidas y una educación adulterada para manipular a su antojo.
Se abre así ante el espectador una especie de fábula grotesca, tan caricaturesca como espeluznante si se reflexiona posteriormente. Se la ha catalogado rápidamente de comedia negra, pues ver a adultos sobrepasando la treintena comportarse como niños siempre es cómico, pero yo veo más un drama psicológico, todo es cuestión de percepciones.
En cualquier caso, lo indudable es que estamos ante una película atípica, transgresora y que no deja indiferente. Difícil de recomendar pero que si se entra en su juego, se puede degustar el amargo plato que ofrece. Tiene muchos matices, lo que le hace ganar enteros, ya que cada espectador le dará su propia explicación a los hechos ocurridos, no hay una narración férrea que justifique los mismos.
Si conectas con la propuesta, mientras pasan unos austeros títulos de crédito finales, disfrutarás reflexionando y repasando activamente en tu cabeza todos los detalles, mientras sigues mirando fijamente atónito y sin habla la pantalla.

6,8
37.136
7
7 de febrero de 2008
7 de febrero de 2008
111 de 158 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los Traseros Mojados, tres presos a cada cual más pirado, kilos de loción capilar amenizados con música folk y country de primera, gente que vende su alma al diablo por saber tocar como nadie la guitarra, el "diablo" de gafas de sol y su perro persiguendo a los presos, un ciego visionario, un bautismo peculiar, Pappy O'Daniel meneando su trasero, George Nelson electrizado, Goodman el cíclope y Stokes y su grupete del Klu-Klux-Klan, las sirenas interesadas y el sapo misterioso.... esto y mucho más merodea por el estado de Mississippi, surgiendo de los dedos y la mente del singular Ethan y plasmado por el genial Joel en una maravillosa fotografía de ensoñación. Y esto surge de una muy libre adaptación del poema de Homero, "La Odisea", para que digan que el latín está muerto!! Muerto de risa!!
Esto es una muestra de como hacer algo surrealista con humor y sin caer en el absurdo, como coger cariño a los personajes más variopintos y pasarlo pipa sin pretensiones de grandiosidad, para que Lynch no se crea el rey del mambo en ese apartado. Los Coen ponen patas arriba el panorama cinematográfico y la gamberrada les sale redonda.
Esto es una muestra de como hacer algo surrealista con humor y sin caer en el absurdo, como coger cariño a los personajes más variopintos y pasarlo pipa sin pretensiones de grandiosidad, para que Lynch no se crea el rey del mambo en ese apartado. Los Coen ponen patas arriba el panorama cinematográfico y la gamberrada les sale redonda.
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