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Corea del Norte Corea del Norte · ¿Que la de arriba era la mala?
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Críticas 56
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
1
19 de diciembre de 2010
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sólo para demostrar, una vez más, mi desprecio a la vida sigo sumido en la dañina tarea de visionar de vez en cuando una película de la productora "The asylum".

Las comparaciones con su otro éxito de la comedia adolescente son inevitables: ésta no puede competir con "Sex Pot". Me gustaría saber si han mejorado o han empeorado, pero como las dos son del mismo año (ambas rodadas en una semanita de verano, supongo) me quedo con lal duda.

Hay que reconocer a 18-year-old-virgin una virtud: la épica de que la película se desarrolle sólo en una noche. Como ya sabréis, una chica debe perder la virginidad porque el tío que le mola (y para el que, en una terrible ironía del destino, se reservaba) no lo quiere hacer con vírgenes por un trauma pasado.

Como es costumbre en The Asylum, no tiene gracia. Es decir, los gags no tienen gracia. Pero, ¿funciona la fórmula de la casa? Con esto me refiero a reírse de los vanos intentos de la productora de que su producto funcione.

Diría que no. A pesar de que me emocioné profundamente al ver al gordo (pero no al orejas) de "Sex Pot" en un cameo impagable de Seth Adam Cassell, que curiosamente mantiene su nombre, la película no acaba de funcionar.

Es debido en mi opinión a que este es el producto de la productora para chicas. Es una especie de (Dios) "Nunca me han besado" subida de tono para que el novio no se aburra. Sí, en el perturbado mundo de The Asylum resultaría normal que una pareja alquile esto en un videoclub dispuestos a pasar una velada agradable sin que su relación acabe de forma violenta.

Está dirigida por una mujer y el montador está entripado y a veces quiere hacer videoclips. Hay demasiados momentos de montaje musical. Hay, además, demasiados momentos que pretenden ser verdaderamente dramáticos, unos anticlímax totales en los que pensamos que nuestra heroína va a desistir. Esto también se emplea en las películas de adolescentes "de verdad", pero sólo una vez por película.

(sigo en Spoiler sin, jaja, Spoiler... cómo si fuera a haber alguna sorpresa en esta basura)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
a amiga de la prota está muy buena, se nota que quería ir al mundo del porno de relativo presupuesto y para su desgracia acabó en las garras de la más maligna de las productoras que le prometió el estrellato en el mundo del directo a vídeo. La actriz principal, Olivia Alaina May, utiliza sus convincentes registros cara-de-berenjena ("Dios, ¡en qué líos me meto!") para las miles de escenas de situación incómoda pre-sexual. Creo que tiene futuro.

No salen suficientes tetas como para justificar este despropósito, el lado femenino de esta película está desmadrado (dirige y guioniza la cantera femenina de The Asylum).

Mi consejo, amigos del submundo del directo a vídeo de ya sabéis quién, ved "Sex Pot" antes que ésta. Y para los que estéis tan perdidos que buscáis una comedia teen "de verdad", piraos a otra parte.

Sigo con mi empresa; "The Asylum", volveremos a vernos. Sé que he escrito unas 50 veces "The Asylum" en la crítica, pero, creedme, todas las veces que intente que mantengáis ese nombre en mente son pocas.
21 de enero de 2011
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la "obra indie" generalmente el héroe es un marginado (hecho).

Pero es un marginado porque desprecia a la sociedad (generalmente, el insituto) que lo rodea... o quizá la desprecia porque es un marginado. El caso es que se posiciona por encima de ella, generalmente en el plano intelectual, volviéndose agudo crítico de su entorno. Él, en realidad, merece la cima.

No es el caso de Napoleon. Napoleon ocupa un lugar patético en el escalafón social, pero se entiende por qué. Espectacular la mueca semi-perpetua de atontado que brinda Jon Heder. También Efrén Ramírez, ese entrañable Pedro. Napoleon, en cualquier caso, se encuentra muy seguro de sus posibilidades y de sus talentos.

Es algo digno de mención que el registro "básico" de Napoleón sea una forzada queja constante. La de alguien que lleva aguantando mucha mierda, una especie de explosión de hastío total en cada frase. ¡Oh, gosh!

Mientras veía la película, ambientada en el más profundo Idaho, pensaba que en cierto modo sugería la peor y también la más divertida de las alienaciones. Una especie de mundo perdido donde freaks como Napoleon pueden considerarse a sí mismos normales, de ahí su constante hastío a la menor crítica o cuestionamiento de sus acciones. El vestuario merece especial atención.

En fin, una comedia marciana basada en sus personajes. A pesar de los estrambótico de las situaciones, uno nunca siente que se esté forzando la trama; todo surge con pasmosa naturalidad.

Una película que queda en la memoria.
19 de noviembre de 2012
16 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empeñado, cerril, terco, obtuso. Ese soy yo, negando lo evidente, apartando los cientos de críticas negativas a manotazos y pidiendo entre lamentos pase de prensa para Dracula 3D al grito de “Argento, shut up and take my money!”. ¿Tan malo podía ser un producto del director del film que inició la fiebre del giallo, El pájaro de las plumas de cristal? ¿El que se perfeccionó a sí mismo en Rojo oscuro? ¿El que nos dio uno de los films de terror estéticamente más poderosos y evocadores, Suspiria? En fin, sabía que no iba a ser BUENA. Es decir, no sabía NADA.

Tras el desfile de cartelones de instituciones oficiales españolas que han metido pasta en este engendro producido por la productora de nada menos que Enrique Cerezo (que, por cierto, es coguionista) comienza la cosa. Me sorprende lo intrusiva que resulta la música, como de parodia de película de terror, me saca de la película, que ya de por sí cuenta con diálogos paupérrimos que invitan a romper el pacto de ficcionalidad de manera constante. La sorpresa dio paso al estupor al descubrir que dicha banda sonora estaba a cargo de Claudio Simonetti, de los legendarios Goblin. Los Goblin que dieron ritmo a las ya citadas Rojo Oscuro o Suspiria, también Tenebre y otras tantas y que con su rock progresivo crearon atmósferas tan geniales. De hecho, al subgénero del giallo se le suele asociar erróneamente gracias a ellos este tipo de música, cuando en realidad contó con mucho más jazz y bandas sonoras de Ennio Morricone que otra cosa, pero la historia la escriben los vencedores. En ciertos tramos, la banda sonora funciona bien, pero por norma general resulta irritante y saca al espectador a golpes de la película, si es que por un casual había logrado entrar.

Ya de entrada nos llama la atención el que va a ser uno los puntos fuertes, por no decir pilar, de la película: las asombrosas tetas de Miriam Giovanelli, que ha participado en unas cuantas producciones españolas. Entre ellas, Sin tetas no hay paraíso. Esa serie “me la perdí”, pero deduzco que se ganó un par de milenios en el mentado paraíso. Yo me quedé con ella en Mentiras y gordas (sí, la he visto y luego la gente se pregunta por qué algunos se niegan a que el Estado gestione su dinero) donde hacía de supuesta gorda, cuando en realidad era la chica más tórrida y sensual de la película. Mis predicciones fueron más que correctas: esas pechugas se abrirían paso y espero que aparezcan en más películas en 3D, ya que son algo que merece la pena ver antes de morir. En general odio el 3D, pero aquí hago una excepción. Diré que cuando ella, los primeros e innecesarios primeros planos de sus escotes y sus desnudos desaparecen, la película pierde los pocos enteros que es capaz de ganar.

La película se ve torpe y acartonada, sobre todo en su primer tercio. Es de suponer que esa parte la dirigió el propio Cerezo. La fotografía BRILLA por su ausencia. Supongo que porque el 3D requiere un gran luminosidad o algo así. Los planos, casi siempre generales, se hacen interminables y se sienten sumamente improvisados, dándonos la impresión de que estamos ante una gran producción amateur. Las líneas de diálogo parecen hecha cada una por un guionista encerrado en un búnker sin comunicación con el resto. Los actores las pronuncian, se hace un silencio incómodo de ascensor, y entonces, sólo entonces, su compañero responde.

En los cientos de adaptaciones de Drácula es divertido buscar a los personajes que ya conocemos de sobra y ver qué se ha hecho esta vez con ellos y su historia. Aquí resulta más bien tortuoso.

Argento se deja ver en algunos detalles, como la nube de moscas en la que Drácula puede convertirse, que nos remite a la dulce Phenomena. También en las explosiones de violencia. Por momentos, por contados momentos, se intuye la película que Dario Argento pretendió hacer. Y en mi delirio crítico de fanboy pude vislumbrarla, como en una pesadilla del opio… y era una buena película, en serio… lamentablemente esta copia ha ido a parar a un universo paralelo muy, muy, lejano…

El Conde Drácula es el veterano del cine alemán Thomas Kretschmann (El hundimiento y también bastantes películas yankees como King Kong o Resident Evil 2). Su caracterización es bastante buena: el vestuario de la película está bastante conseguido. Pero nada puede salvar este despropósito. Y aquí viene uno de los grandes porqués…

(no hay spoiler posible a este bodrio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Los efectos especiales. Hasta que vi esta película tenía una norma como crítico: los VFX pueden puntuar positivamente pero no negativamente. Esto es porque me molesta que unas producciones pobres en los aspectos fundamentales que definen una película queden bien por tener unos efectos especiales caros frente a producciones más modestas que se las apañan como pueden. Así que mentalmente nunca penalizaba unos efectos 3D pobres, en mi creencia de estar haciendo cierta justicia con los pobres y los desvalidos, como paladín de la Verdad y el Buen Cine.

Pero no puedo, de verdad que no. Estos efectos, las transformaciones del Conde, sus paseos a cámara rápida… no puedo, de verdad. Harían sonrojarse a los más veteranos jugadores de la Playstation 1. Dan vergüenza ajena. No sé qué pasó aquí, por qué no decidieron optar por efectos tradicionales si no podían contar por los motivos que fueran con una postproducción decente. Era un buen momento para salir en defensa de esos artesanos de antaño. Mirad que me gustan los insectos… hay un momento que el Conde se transforma en mantis gigante y la cosa sólo se puede calificar de sonrojante. De hecho, acto seguido, la actriz que encarna a Mina pronuncia en un suspiro: “¿Qué… acabo de ver…?”. La sala de prensa estalló en carcajadas pues era la pregunta que nos estábamos haciendo todos.

El mítico Rutger Hauer (Hobo with a shotgun, … eh, qué coño, Blade Runner) encarna a Van Helsing y nos brinda una de las más pésimas actuaciones de la película y creedme cuando os digo que la competición es cruenta. Esto sólo puede deberse a un guión mediocre y a una dirección de actores inexistente. Da la impresión de que el tío se lo está tomando a coña y nadie puede culparlo de ello. Me gustaría pensar que esto es un destello genial del propio Hauer o algo así.

¡Ah! Y aparece Asia Argento, la hijísima, que también enseña sus legendarias perolas, en una fugaz pero más que agradable escena. Ella es una actriz decente y en esta película, entre tanto monigote, puede brillar exageradamente.

Curiosamente, la película resulta bastante entretenida. Quizá porque uno está pensando qué será lo próximo durante todo el metraje. Mis escasos pero constantes lectores saben que soy un gran representante del inmortal arquetipo del Cinéfilo Cabreado. Que no se asusten al leer esto: Dracula 3D es una de las peores películas que como crítico me ha tocado reseñar.

Desde aquí pido que mantengan alejado a Argento de su propia Suspiria, que escuché que se planea un remake. Me gusta defender lo nuevo, me cansa la nostalgia en una época de gran abundancia cinéfila como ésta, pero en este caso os pido que vivamos en el dulce, dulce recuerdo.
Kevin Spencer (Serie de TV)
SerieAnimación
Canadá1999
5,7
2.765
Animación
6
19 de junio de 2008
14 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Kevin Spencer es una serie de animación que lleva los elementos básicos de las series modernas de animación al extremo.

1. Animación: La animación cutre, introducida con South Park, llega a niveles semejantes en Kevin Spencer. Las series se ríen de la necesidad de animar, no importa que el dibujo sea feo o esté fatalmente animado; es en sí otra forma de transgresión.
2. Transgresión: El objetivo de este tipo de series suelen ser la provocación y la transgresión y por tantos sus gags se basan en ellas. Kevin Spencer coge extremos de la sociedad (alcohólicos, drogadictos, gorrones de la seguridad social...) y nos los presenta como normales

Kevin Spencer tiene catorce años. Sus únicas pasiones (más bien necesidades) son fumar, beber y colocarse con jarabe para la tos. Es un sociópata sin sentimientos que sin embargo tiene ganas de integrarse en la sociedad y ser aceptado. Tiene un amigo imaginario (que se irá descubriendo que no es TAN imaginario) que generalmente le incita a hacer el mal, Allen, el ganso mágico o por lo menos a conseguir bebida y cigarrillos. Uno de los puntos originales de la serie es que Kevin nunca habla por sí mismo: es el narrador quien dice "Kevin dijo que..." y vemos a Kevin gesticulando. Aunque como sociópata no siente emociones, a medida que avanzaron las temporadas Kevin empezó a reirse en determinadas situaciones (generalmente las que impliquen desgracia para sus padres)

Los padres de Kevin son dos borrachos que se odian mutuamente aunque a la vez se quieren a su modo. El padre de Kevin, Percy, siempre trata de conseguir dinero a base de estafar al estado: cobra el paro, ayudas de la seguridad social... incluso se llega a mencionar en un capítulo una beca artística. A menudo se mea encima debido a años de alcoholismo. Anastasia, la madre de Kevin, es otra versión del padre, si cabe más vaga aún ya que suele pedirle a su marido que mantenga la ruinosa casa en la que viven sin mover un dedo. Ambos se suelen referir a Kevin como "el tarado".
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Aunque Kevin es terriblemente estúpido y consciente de ello, trata de disimularlo y muchas de sus aventuras tratan de su intención de pasar por una persona normal. Uno de los gags que a menudo pasa inadvertido en la serie es que las pocas veces que Kevin va a la escuela se vuelve un agudo crítico del sistema educativo, que suele derrumbar en un par de breves discursos.

A pesar de todos estos componentes teóricamente atractivos, la serie es aburrida en muchos casos. Aunque suele haber unos cuantos gags realmente ingeniosos a lo largo de un capítulo, generalmente este transcurre insípido en tramas que no conducen a mucho o sin ninguna gracia en particular.

La serie es una violenta crítica hacia determinado sector social: la poor white trash. A pesar del anglicismo, se podría adaptar perfectamente al modelo español. Se refiere a ese tipo de gente que vive del paro, de gorronear a la seguridad social, que juega a la lotería con fervor (muy recurrente en la serie), cuya única actividad conocida es chanchullear o estar apalancados frente al televisor. Visten mal, son prácticamente analfabetos y desprecian la cultura pero sin embargo admiran cualquier señal de lujo (Anastasia a menudo dice "eso sí que es tener clase" a la mínima señal de algo de educación o dinero.

Aunque la idea es original, no acaba de cuajar, pero su tono totalmente transgresor y pasado de vueltas resulta atractivo.
Angel's Egg
Japón1985
7,0
1.812
Animación
3
26 de diciembre de 2010
31 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia, de principio a fin, se puede explicar con menos palabras que esta crítica. Apenas pasa nada. Lo cual no siempre es malo, para mí el problema es que se está sugiriendo que sí que pasa. Soy incapaz de ver nada.

Es decir, entiendo que la estética está trabajada. Entiendo quién la vea conseguida; no soy uno de ellos, no me dice apenas nada. Tengo que hablar sobre ella porque el director parece gritarme a la cara cada dos minutos (lo que tarda en pasarse de una ilustración a otra; llamar animación a esto es casi temeridad) "¿A QUE MOLA?".

Así, podemos tener dibujos prácticamente estáticos en la pantalla que duran y duran. Las expresiones de los dos personajes principales de cara-de-coliflor-que-lleva-dos-días-en-un-plato me parecen sumamente irritantes. Y es que no ponen otras. Y las mantienen. Y los minutos pasan.

Pero, ¡espera! Llega la salvación. El señor Oshii decide que, superado el tedio y la parsimonia, podemos meter diálogos más allá del monosílabo pasamos a contraplano de la ya citada cara de coliflor biodegradándose, mantenemos, monosílabo, contraplano de coliflor durante un par de minutillos, ellos dos se alejan por un paisaje (cinco minutos). Ah ¿qué se podía hacer más? Pues venga, diálogos bíblicos y citas, que siempre me han gustado los diálogos a base de duelos de aforismos (todo personaje que se precie ha de callar, poner cara de coliflor o citar).

Por en medio, ideas completamente deshilachadas, originales, que suscitan alguna vaga emoción, como la claustrofobia o la desesperanza que parece querer repartir a martillazos durante toda su obra. Parece que en la historia se valore mucho más tratar de molar que de que haya eso, alguna historia.

Conclusión: al museo. Nos ponen en una galería la historia en los 60 planos que habrá en todo el film y nos lo pasamos pipa y admiramos la obra. O eso o se visualiza en 4x.

Insufrible.

Crucificadme.
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