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4
13 de agosto de 2024
13 de agosto de 2024
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bueno, a ver por dónde empezamos a destripar esto de los vikingos. Todavía estoy recuperándome del cansancio, el hastío, la decepción y el soberano esfuerzo que me ha costado terminarla. No se si merezco la medalla de chocolate, unas orejas de asno o un hueso por haber sido tan cabezón y cazurro de no haberla plantado al final de la cuarta e interminable temporada. Ahí ya me tenía pinta de que el tema se iba a despeñar cuesta abajo y sin frenos. Pero no, me he metido las seis temporadas como buen gilipollas que soy esperando algo absurdo. Que la cosa remontara y no se fuese a la mierda como era visto.
Bueno, como disculpa diré que a quién no le apetecía una buena serie de vikingos como tenía pinta de que podía ser. A mi me apetecía y mucho. Y al principio ahí estábamos, muy a bordo del drakkar de Ragnar y colegada. Y sí, al principio daba el pego. Diría que en sus tres primeras temporadas. Buena factura, buena ambientación, vestuario, fotografía, bien dirigida y sobre todo con unos buenos personajes que se van perfilando según avanza la serie. Destaca el bueno de Ragnar, líder natural, carismático, ambiguo, inteligente y con una visión nueva del futuro de su pueblo. Pero ahí estaban también Ladgerda, Rollo, Floki, Athelstan, Aslaug y algunos más con también unos antagonistas de buen nivel como Haraldson, Horik, Jarl Borg, el rey Ecbert y alguno más que se me olvidará. También nos cuentan una historia con varias tramas y con pies y cabeza. Todo parece con sentido y con buen rumbo entre luchas internas y ganas de conquista. Cierto que tampoco era perfecta, mucho capítulo de relleno, situaciones estiradas más de lo deseable, algunas lagunas de guión y una tendencia al folletín de folleteo la lastraban un poco, pero nada que no se pudiera perdonar. Ojalá mantuvieran ese nivel de bien o notable incluso de la tres primeras temporadas.
Pero no es así, por lo menos en mi opinión y además, para joderla más a fondo alguien tuvo la brillante idea de hacer temporadas de 20 capítulos. A la ya fuerte sensación de que los que van al timón no tienen ni idea de adonde van, de que improvisan el rumbo según la corriente del día, se le une estirar todo al límite para rellenar esa veintena de episodios. Asistiremos a la lenta y estirada hasta el aburrimiento agonía del gran líder, que pasa de ser carismático a un coñazo que ya aburre con sus tics, su parloteo y su sobreactuación junto con su querido Floki, que aburre tanto o más que el líder y aún está más sobreactuado y una Ladgerda con nuevas inclinaciones amorosas y reina de las amazonas vikingas de la noche a la mañana. Y cuando por fin la palma el amado líder es como si tiraran de la cadena del inodoro. Todo se va a la mierda.
Empezando con los hijos de Ragnar que carecen totalmente de carisma o fuerza para sostener la serie. El único podría ser Björn piel de hierro, pero su personaje está desdibujado y perdido, claramente desaprovechado. La tendencia controlada al rollo telenovela de folleteo se acaba descontrolando. Palman personajes principales y los sustitutos no dan la talla. Giros y alianzas inverosímiles sacados de la manga. El tema espacio temporal y cronológico se lo pasan por el forro. Según cuadre, un drakkar hace el camino a Wessex en 2 meses o 10 minutos. Empiezan a surgir subtramas a cada cual más pobre que no hacen más que cortar el ritmo de una historia principal que ya va dando tumbos. Las chorradas de Rollo en Francia, el muermo de los locos viajes de Floki en Islandia, los paseos fugaces por España, por Oriente Próximo, por América, puro relleno, el despropósito total que es el personaje de Ivar sin huesos allí por donde pasa aunque se crea un dios y sus esperpénticas peripecias por Rusia para acabar de rematarlo, la interminable cantidad de parloteo y relleno sin que pase nada relevante, los folletines de cama, los follones de poder y un revuelto de idas y venidas que se sacan de la manga sin un criterio ni una idea clara de a donde se va, improvisando sin rubor. Si, hay algunos chispazos de épica, alguna buena batalla, alguna muerte memorable, algún capítulo que merece la pena, algún diálogo decente pero parecen gotas de luvia en el vasto océano.
No tienen ni puta idea de adonde van pero nos calzan 3 temporadas con nada más y nada menos que 60 capítulos de tira palante y a lo que salga, lo cuadramos sobre la marcha si tal. Y todo para estirar el chicle hasta un final de los más ridículos y poco memorables que pueda recordar en una serie. Justo lo que nadie desearía para ir al Valhalla tranquilo. Ni de lejos merecía el esfuerzo llegar hasta ahí y el camino fue infumable desde la tercera temporada.
Un 7 hasta la tercera y un 1,5 el resto. Lo dicho, había que echarle un par de pelotas para acabar este fiasco anunciado o ser muy tonto para no ver venir que iban como pollos sin cabeza. Me inclino por la segunda opción y hasta me diría a mi mismo ese jodido,… te lo dije. Pero apetecía una buena serie de vikingos. Ya llegará ese día.
Pd.- A la nueva esa de Vikingos Valhalla le pueden dar mucho por saco de mi parte...
Y antes de que se me olvide, a los que gusten de la vikingada y aún no la hayan visto, recomendar sin duda The Last Kingdom. Quizás no tenga un protagonista con el carisma de Ragnar pero en cuanto a todo lo demás le pasa la mano por la cara a esta sin duda. Y sobre todo, la historia que cuenta siempre sabe a donde va y nunca pierde el rumbo, quizás porque está basada en una saga literaria que llega a buen puerto con alguien al timón.
Bueno, como disculpa diré que a quién no le apetecía una buena serie de vikingos como tenía pinta de que podía ser. A mi me apetecía y mucho. Y al principio ahí estábamos, muy a bordo del drakkar de Ragnar y colegada. Y sí, al principio daba el pego. Diría que en sus tres primeras temporadas. Buena factura, buena ambientación, vestuario, fotografía, bien dirigida y sobre todo con unos buenos personajes que se van perfilando según avanza la serie. Destaca el bueno de Ragnar, líder natural, carismático, ambiguo, inteligente y con una visión nueva del futuro de su pueblo. Pero ahí estaban también Ladgerda, Rollo, Floki, Athelstan, Aslaug y algunos más con también unos antagonistas de buen nivel como Haraldson, Horik, Jarl Borg, el rey Ecbert y alguno más que se me olvidará. También nos cuentan una historia con varias tramas y con pies y cabeza. Todo parece con sentido y con buen rumbo entre luchas internas y ganas de conquista. Cierto que tampoco era perfecta, mucho capítulo de relleno, situaciones estiradas más de lo deseable, algunas lagunas de guión y una tendencia al folletín de folleteo la lastraban un poco, pero nada que no se pudiera perdonar. Ojalá mantuvieran ese nivel de bien o notable incluso de la tres primeras temporadas.
Pero no es así, por lo menos en mi opinión y además, para joderla más a fondo alguien tuvo la brillante idea de hacer temporadas de 20 capítulos. A la ya fuerte sensación de que los que van al timón no tienen ni idea de adonde van, de que improvisan el rumbo según la corriente del día, se le une estirar todo al límite para rellenar esa veintena de episodios. Asistiremos a la lenta y estirada hasta el aburrimiento agonía del gran líder, que pasa de ser carismático a un coñazo que ya aburre con sus tics, su parloteo y su sobreactuación junto con su querido Floki, que aburre tanto o más que el líder y aún está más sobreactuado y una Ladgerda con nuevas inclinaciones amorosas y reina de las amazonas vikingas de la noche a la mañana. Y cuando por fin la palma el amado líder es como si tiraran de la cadena del inodoro. Todo se va a la mierda.
Empezando con los hijos de Ragnar que carecen totalmente de carisma o fuerza para sostener la serie. El único podría ser Björn piel de hierro, pero su personaje está desdibujado y perdido, claramente desaprovechado. La tendencia controlada al rollo telenovela de folleteo se acaba descontrolando. Palman personajes principales y los sustitutos no dan la talla. Giros y alianzas inverosímiles sacados de la manga. El tema espacio temporal y cronológico se lo pasan por el forro. Según cuadre, un drakkar hace el camino a Wessex en 2 meses o 10 minutos. Empiezan a surgir subtramas a cada cual más pobre que no hacen más que cortar el ritmo de una historia principal que ya va dando tumbos. Las chorradas de Rollo en Francia, el muermo de los locos viajes de Floki en Islandia, los paseos fugaces por España, por Oriente Próximo, por América, puro relleno, el despropósito total que es el personaje de Ivar sin huesos allí por donde pasa aunque se crea un dios y sus esperpénticas peripecias por Rusia para acabar de rematarlo, la interminable cantidad de parloteo y relleno sin que pase nada relevante, los folletines de cama, los follones de poder y un revuelto de idas y venidas que se sacan de la manga sin un criterio ni una idea clara de a donde se va, improvisando sin rubor. Si, hay algunos chispazos de épica, alguna buena batalla, alguna muerte memorable, algún capítulo que merece la pena, algún diálogo decente pero parecen gotas de luvia en el vasto océano.
No tienen ni puta idea de adonde van pero nos calzan 3 temporadas con nada más y nada menos que 60 capítulos de tira palante y a lo que salga, lo cuadramos sobre la marcha si tal. Y todo para estirar el chicle hasta un final de los más ridículos y poco memorables que pueda recordar en una serie. Justo lo que nadie desearía para ir al Valhalla tranquilo. Ni de lejos merecía el esfuerzo llegar hasta ahí y el camino fue infumable desde la tercera temporada.
Un 7 hasta la tercera y un 1,5 el resto. Lo dicho, había que echarle un par de pelotas para acabar este fiasco anunciado o ser muy tonto para no ver venir que iban como pollos sin cabeza. Me inclino por la segunda opción y hasta me diría a mi mismo ese jodido,… te lo dije. Pero apetecía una buena serie de vikingos. Ya llegará ese día.
Pd.- A la nueva esa de Vikingos Valhalla le pueden dar mucho por saco de mi parte...
Y antes de que se me olvide, a los que gusten de la vikingada y aún no la hayan visto, recomendar sin duda The Last Kingdom. Quizás no tenga un protagonista con el carisma de Ragnar pero en cuanto a todo lo demás le pasa la mano por la cara a esta sin duda. Y sobre todo, la historia que cuenta siempre sabe a donde va y nunca pierde el rumbo, quizás porque está basada en una saga literaria que llega a buen puerto con alguien al timón.

6,3
947
5
21 de abril de 2024
21 de abril de 2024
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ha costado no ponerle menos que el aprobado porque realmente no me ha parecido una buena película. He estado a punto de no terminarla y eso que el tema histórico-bélico en principio me gusta mucho. Pero no en este caso.
Vaya por delante que parte de una historia a priori interesante y más bien dura, trágica, dantesca, tiene un puñado de buenos actores, me agrada el alegato antibelicista que pretende dejarnos y se han gastado una pasta en darle realismo con esa cantidad ingente de extras, tanto soldados como caballos, vestuario, ambientación, utillería y demás parafernalia. Nada de CGI, ni ordenador, ni leches, no se cortaron un pelo en esta película, lo que ya de por si es digno de verse. Eso sería imposible en nuestros tiempos aún con los presupuestos millonarios que se manejan algunos privilegiados. Y las partes de animación que han intercalado durante la película, geniales. Quedan raras pero me han gustado mucho. Si solo la pusiera nota por estos apartados llegaría casi al sobresaliente.
Pero luego te cuentan una historia de manera confusa, con actores que parecen haciendo parodias de sus personajes reales, tirándose de cabeza a la sobreactuación, con situaciones y diálogos estúpidos y acartonados, con ese mensaje antibelicista sobreexpuesto y tratado con brocha gorda que ha dado como resultado que al final me haya acabado pareciendo todo ridículo, de vodevil. El retrato de la ineptitud de los dirigentes en sus diálogos y acciones me parece de lo más infantil y lejos del realismo que muestran las imágenes en el campo de batalla. No sabía si estaba viendo un drama o una comedia de una obra de teatro de lo más cutre cuando los personajes interactuaban y la acción no estaba centrada en el campo de batalla.
Una pena que semejante despliegue de medios sobre el terreno no fuera acompañado de un buen guion, diálogos y una buen dibujo de los personajes. La historia de fondo era muy buena.
Vaya por delante que parte de una historia a priori interesante y más bien dura, trágica, dantesca, tiene un puñado de buenos actores, me agrada el alegato antibelicista que pretende dejarnos y se han gastado una pasta en darle realismo con esa cantidad ingente de extras, tanto soldados como caballos, vestuario, ambientación, utillería y demás parafernalia. Nada de CGI, ni ordenador, ni leches, no se cortaron un pelo en esta película, lo que ya de por si es digno de verse. Eso sería imposible en nuestros tiempos aún con los presupuestos millonarios que se manejan algunos privilegiados. Y las partes de animación que han intercalado durante la película, geniales. Quedan raras pero me han gustado mucho. Si solo la pusiera nota por estos apartados llegaría casi al sobresaliente.
Pero luego te cuentan una historia de manera confusa, con actores que parecen haciendo parodias de sus personajes reales, tirándose de cabeza a la sobreactuación, con situaciones y diálogos estúpidos y acartonados, con ese mensaje antibelicista sobreexpuesto y tratado con brocha gorda que ha dado como resultado que al final me haya acabado pareciendo todo ridículo, de vodevil. El retrato de la ineptitud de los dirigentes en sus diálogos y acciones me parece de lo más infantil y lejos del realismo que muestran las imágenes en el campo de batalla. No sabía si estaba viendo un drama o una comedia de una obra de teatro de lo más cutre cuando los personajes interactuaban y la acción no estaba centrada en el campo de batalla.
Una pena que semejante despliegue de medios sobre el terreno no fuera acompañado de un buen guion, diálogos y una buen dibujo de los personajes. La historia de fondo era muy buena.
Documental

7,1
160
8
30 de marzo de 2024
30 de marzo de 2024
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tenía muchas ganas y expectativas con este documental. El diseño gráfico es mi vocación y profesión y la música una de mis pasiones desde que tengo recuerdo. Y no, no sabía nada de eso de Hipgnosis pero lo del arte de las portadas de rock ya era suficiente cebo para que picara. Si sumamos a la ecuación a Anton Corbijn, director de vídeos de muchos grupos que están entre mis favoritos como Depeche Mode, Joy Division, U2, Nirvana, Metallica, los Chili Peppers o Arcade Fire y de una película sobre Joy Division, titulada Control, que me pareció magnífica, pues esas expectativas se vinieron muy arriba.
Y la verdad es que no me ha defraudado y esos 101 minutos se me han pasado volando. El señor Anton Corbijn tiene buena mano, es elegante y muy dinámico en el montaje. Consigue una muy buena factura estética y técnica. No da tiempo a aburrirse porque todo va transcurriendo con agilidad, lo que nos cuentan es interesante para los que nos gusta el arte y la música y la historia de Hipgnosis da bastante juego para construir este documental.
Gracias al documental he descubierto la historia de algunas de las portadas de vinilos que están en mis estanterías, portadas que tengo grabadas en la retina desde hace muchos años y que van indivisiblemente unidas a la música que contienen. He conocido el origen y desarrollo de ese nombre Hipgnosis y de la pareja de genios que se unieron para alumbrarla de la mano de sus propios relatos y de la de algunas estrellas más brillantes del rock de esa época. He paseado por esos "locos años 70 y 80" con ellos y he visto como de la casualidad y de unos petas surgió una simbiosis entre dos personalidades muy distintas que llenó de genialidad visual el mundo de la música. Desde la improvisación y la casualidad hasta lo más alto de la creatividad en ese arte casi en extinción de la portadas de discos, como bien dice el capullo de Liam Gallagher en un momento del documental. No se si en extinción pero si que con mucha menos relevancia en nuestros días, reducidas a pequeños avatares, cuando los tienen, en las listas de música de nuestro móvil.
Lo único que he echado un poco en falta desde mi punto de vista ligado al diseño gráfico es una mayor amplitud y detalle en el proceso creativo de las portadas en si mismo, en el cómo se idearon y llevaron a cabo de manera técnica. Cierto que también se detienen en esos aspectos pero de una manera un tanto superficial, como en segundo plano, dando mayor relieve a las anécdotas que rodearon su creación, a las vidas y avatares de los creadores, sus testimonios y las de los invitados. Nada que estropee el buen nivel del documental y que solo es una carencia desde mi punto de vista personal. Creo que gustará a amantes del diseño, el arte y melómanos en general. Buena factura y buena historia.
Y la verdad es que no me ha defraudado y esos 101 minutos se me han pasado volando. El señor Anton Corbijn tiene buena mano, es elegante y muy dinámico en el montaje. Consigue una muy buena factura estética y técnica. No da tiempo a aburrirse porque todo va transcurriendo con agilidad, lo que nos cuentan es interesante para los que nos gusta el arte y la música y la historia de Hipgnosis da bastante juego para construir este documental.
Gracias al documental he descubierto la historia de algunas de las portadas de vinilos que están en mis estanterías, portadas que tengo grabadas en la retina desde hace muchos años y que van indivisiblemente unidas a la música que contienen. He conocido el origen y desarrollo de ese nombre Hipgnosis y de la pareja de genios que se unieron para alumbrarla de la mano de sus propios relatos y de la de algunas estrellas más brillantes del rock de esa época. He paseado por esos "locos años 70 y 80" con ellos y he visto como de la casualidad y de unos petas surgió una simbiosis entre dos personalidades muy distintas que llenó de genialidad visual el mundo de la música. Desde la improvisación y la casualidad hasta lo más alto de la creatividad en ese arte casi en extinción de la portadas de discos, como bien dice el capullo de Liam Gallagher en un momento del documental. No se si en extinción pero si que con mucha menos relevancia en nuestros días, reducidas a pequeños avatares, cuando los tienen, en las listas de música de nuestro móvil.
Lo único que he echado un poco en falta desde mi punto de vista ligado al diseño gráfico es una mayor amplitud y detalle en el proceso creativo de las portadas en si mismo, en el cómo se idearon y llevaron a cabo de manera técnica. Cierto que también se detienen en esos aspectos pero de una manera un tanto superficial, como en segundo plano, dando mayor relieve a las anécdotas que rodearon su creación, a las vidas y avatares de los creadores, sus testimonios y las de los invitados. Nada que estropee el buen nivel del documental y que solo es una carencia desde mi punto de vista personal. Creo que gustará a amantes del diseño, el arte y melómanos en general. Buena factura y buena historia.

6,2
9.118
3
14 de diciembre de 2023
14 de diciembre de 2023
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me encanta el género bélico en casi todas sus variedades pero en este caso me equivoqué. No era para mi aunque todo apuntaba a que si. La sinopsis, el trailer apuntaban a una película de mucha acción ambientada en la II Guerra Mundial y donde morían nazis a punta pala. Todo bien hasta ahí. Suena genial.
Pero a la hora de la verdad me he encontrado con una película tipo John Wick, donde cualquier atisbo de guion o historia con cierta profundidad que respalde lo que sucede es pura coincidencia y todo se limita a ver cuál será la próxima sacada de chorra que se saque de la manga el protagonista y a que nivel de suspensión de la inteligencia llega su invulnerabilidad de superhéroe. Que sea con nazis o con marcianos es lo de menos. Lo importante es una sucesión infumable de violencia, gore, explosiones, vísceras, peleas, casquería y toda esa parafernalia porque si, sin apenas argumento ni desarrollo ni nada que se le parezca salvo trivialidades y clichés de lo más cutres.
Que, oye, ese rollo John Wick tiene su público muy respetable y seguramente la culpa fue mía por hacerme unas expectativas de que iba a visionar algo con cierto sentido o empaque y no era el caso. Mea culpa.
Pero a la hora de la verdad me he encontrado con una película tipo John Wick, donde cualquier atisbo de guion o historia con cierta profundidad que respalde lo que sucede es pura coincidencia y todo se limita a ver cuál será la próxima sacada de chorra que se saque de la manga el protagonista y a que nivel de suspensión de la inteligencia llega su invulnerabilidad de superhéroe. Que sea con nazis o con marcianos es lo de menos. Lo importante es una sucesión infumable de violencia, gore, explosiones, vísceras, peleas, casquería y toda esa parafernalia porque si, sin apenas argumento ni desarrollo ni nada que se le parezca salvo trivialidades y clichés de lo más cutres.
Que, oye, ese rollo John Wick tiene su público muy respetable y seguramente la culpa fue mía por hacerme unas expectativas de que iba a visionar algo con cierto sentido o empaque y no era el caso. Mea culpa.
10
16 de septiembre de 2024
16 de septiembre de 2024
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bueno, ayer estuve viendo ese documental titulado Wise Guy: Los Soprano por David Chase, un auténtico caramelo para los seguidores de la serie y me acordé de una pequeña reseña que había publicado en un blog que tuve, justo al día siguiente de que James Gandolfini nos dejara. Y me apetece dejarla por aquí por si ha alguien le interesa echarla un vistazo entre tantas reseñas de una serie que sin duda las merece:
.....................................
Holaquétal, estimados. Ayer os decía hasta la próxima y que no sería mañana. Se ve que mis dotes de adivino siguen siendo igual de malas que siempre. Quién me iba a decir que esta mañana, mientras desayunaba, la cuchara con los cereales se iba a quedar a medio camino de mi boca, sorprendida y paralizada por lo que anunciaba el locutor de las noticias. Poco me duró la alegría de volver a escuchar lo que presencié en directo ayer noche, que mi equipo de basket es campeón de la liga, después de cinco partidos contra el eterno rival, de mal baloncesto, pero tensión, lucha y emoción a raudales. Tardé unos segundos en asimilar lo que decía el tipo de la teleboba. No me lo esperaba, no podía ser. James Gandolfini había fallecido ayer en Roma, de un ataque al corazón, con apenas 51 años. Tampoco me esperaba que me impactara tanto la noticia, que me dejara casi en stand by, desconectado por un buen rato mientras me hacía a la idea.
La verdad es que no me ha alegrado el día precisamente el tema y poco a poco, mientras lo digería, he ido pensando que tenía que dedicarle unas líneas por aquí, un pequeño homenaje, unas sinceras gracias por los buenos momentos que me ha regalado este personaje, que apenas conocía hasta hace un par de años, más que de verle recoger Emmys al mejor actor de series de televisión, por su trabajo en Los Soprano.
No fue hasta hace un par de años, más o menos, después de leer un artículo titulado Imprescindibles: Los Soprano en la web Jot Down, página que visito habitualmente, que me decidí a investigar en esa serie de la que todo el mundo hablaba maravillas, con tal de no tener que aguantar toda la mierda aderezada de anuncios y publicidad que dispara la teletonta sin parar mientras estoy cenando. Así que, religiosamente, me comí las seis temporadas de la serie, fiel a la cita siempre que me era posible, o sea, casi todos los días, a la hora de la cena, enganchándome poco a poco hasta la adicción. Sí, me uno a los que hablan maravillas, porque fue lo que me pareció y después de terminarla, me quedé con la sensación de que me faltaba algo a esas horas, que necesitaba otra dosis de Tony Soprano y familia.
No me voy a poner a destripar la serie, no viene al caso ni tengo intención, pero me acabó siendo tan familiar el rostro de Gandolfini Soprano, como desconocido me había sido hasta ese momento. Esa interpretación de un mafioso de poca monta es de lo mejor que he visto en mi vida y de lo que veré, no tengo la menor duda. Un dibujo de personaje muy alejado de ese mafioso que mandan los cánones, tipo El Padrino o cualquiera de esas películas de gángsters que todos hemos visto, pero que, sin lugar a duda, merece su mismo estatus, la misma genialidad que la de Don Vito Corleone, como bien señala este artículo titulado Tony Soprano Vs Vito Corleone de la misma página que os señalaba antes, Jot Down.
Un trabajo de los que se quedan grabados, lleno de matices, genuino, magistral. El día a día de un tipo peculiar, que acabas adorando u odiando dependiendo del capítulo o incluso en el mismo capítulo. Brutal o tierno, metódico o impulsivo, desenfrenado o calculador, magnético y destructivo, lleno de ira y cargado de material sociológico para ser desentrañado mientras se consume la serie con avidez. Tony Soprano o James Gandolfini son la serie, aunque el resto del elenco esté a gran altura.
Como olvidarse de Carmela, la doctora Melfi, Christopher, Pauli, Silvio, Livia, Pussy, Bobby, tío Junior y una interminable lista de enormes personajes secundarios. Como no echar de menos esa mezcla inigualable de drama psicológico, tragedia, comedia negra, violencia y vida cotidiana de todo ese elenco de personalidades salidas de la mente del señor Chase. Como imaginar un mejor comandante de una de las mejores series que he visto que a ese poliédrico tipo llamado Tony Soprano. Como no rebelarse contra ese final polémico con cualquier disculpa porque en realidad lo único que sucede es que necesitas más de esa droga. Quieres que sigan recorriendo esas calles de Nueva Jersey, quieres que sigan contándote esas disparatadas, angustiosas, violentas, tiernas e imprevisibles aventuras, quieres seguir pasándote por el Bada Bing! a saludar a Silvio y ver qué se cuece en esa entrañable y a la vez peligrosa banda.
Sigo en spoiler por falta de espacio:
.....................................
Holaquétal, estimados. Ayer os decía hasta la próxima y que no sería mañana. Se ve que mis dotes de adivino siguen siendo igual de malas que siempre. Quién me iba a decir que esta mañana, mientras desayunaba, la cuchara con los cereales se iba a quedar a medio camino de mi boca, sorprendida y paralizada por lo que anunciaba el locutor de las noticias. Poco me duró la alegría de volver a escuchar lo que presencié en directo ayer noche, que mi equipo de basket es campeón de la liga, después de cinco partidos contra el eterno rival, de mal baloncesto, pero tensión, lucha y emoción a raudales. Tardé unos segundos en asimilar lo que decía el tipo de la teleboba. No me lo esperaba, no podía ser. James Gandolfini había fallecido ayer en Roma, de un ataque al corazón, con apenas 51 años. Tampoco me esperaba que me impactara tanto la noticia, que me dejara casi en stand by, desconectado por un buen rato mientras me hacía a la idea.
La verdad es que no me ha alegrado el día precisamente el tema y poco a poco, mientras lo digería, he ido pensando que tenía que dedicarle unas líneas por aquí, un pequeño homenaje, unas sinceras gracias por los buenos momentos que me ha regalado este personaje, que apenas conocía hasta hace un par de años, más que de verle recoger Emmys al mejor actor de series de televisión, por su trabajo en Los Soprano.
No fue hasta hace un par de años, más o menos, después de leer un artículo titulado Imprescindibles: Los Soprano en la web Jot Down, página que visito habitualmente, que me decidí a investigar en esa serie de la que todo el mundo hablaba maravillas, con tal de no tener que aguantar toda la mierda aderezada de anuncios y publicidad que dispara la teletonta sin parar mientras estoy cenando. Así que, religiosamente, me comí las seis temporadas de la serie, fiel a la cita siempre que me era posible, o sea, casi todos los días, a la hora de la cena, enganchándome poco a poco hasta la adicción. Sí, me uno a los que hablan maravillas, porque fue lo que me pareció y después de terminarla, me quedé con la sensación de que me faltaba algo a esas horas, que necesitaba otra dosis de Tony Soprano y familia.
No me voy a poner a destripar la serie, no viene al caso ni tengo intención, pero me acabó siendo tan familiar el rostro de Gandolfini Soprano, como desconocido me había sido hasta ese momento. Esa interpretación de un mafioso de poca monta es de lo mejor que he visto en mi vida y de lo que veré, no tengo la menor duda. Un dibujo de personaje muy alejado de ese mafioso que mandan los cánones, tipo El Padrino o cualquiera de esas películas de gángsters que todos hemos visto, pero que, sin lugar a duda, merece su mismo estatus, la misma genialidad que la de Don Vito Corleone, como bien señala este artículo titulado Tony Soprano Vs Vito Corleone de la misma página que os señalaba antes, Jot Down.
Un trabajo de los que se quedan grabados, lleno de matices, genuino, magistral. El día a día de un tipo peculiar, que acabas adorando u odiando dependiendo del capítulo o incluso en el mismo capítulo. Brutal o tierno, metódico o impulsivo, desenfrenado o calculador, magnético y destructivo, lleno de ira y cargado de material sociológico para ser desentrañado mientras se consume la serie con avidez. Tony Soprano o James Gandolfini son la serie, aunque el resto del elenco esté a gran altura.
Como olvidarse de Carmela, la doctora Melfi, Christopher, Pauli, Silvio, Livia, Pussy, Bobby, tío Junior y una interminable lista de enormes personajes secundarios. Como no echar de menos esa mezcla inigualable de drama psicológico, tragedia, comedia negra, violencia y vida cotidiana de todo ese elenco de personalidades salidas de la mente del señor Chase. Como imaginar un mejor comandante de una de las mejores series que he visto que a ese poliédrico tipo llamado Tony Soprano. Como no rebelarse contra ese final polémico con cualquier disculpa porque en realidad lo único que sucede es que necesitas más de esa droga. Quieres que sigan recorriendo esas calles de Nueva Jersey, quieres que sigan contándote esas disparatadas, angustiosas, violentas, tiernas e imprevisibles aventuras, quieres seguir pasándote por el Bada Bing! a saludar a Silvio y ver qué se cuece en esa entrañable y a la vez peligrosa banda.
Sigo en spoiler por falta de espacio:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Después de eso, siempre me sorprendía, me resultaba extraño verlo en otras actuaciones, en otras situaciones, en otros lugares sin su familia o su banda. El personaje que devora al actor. Me era casi imposible no ver a ese Tony Soprano y no sentir una entrañable simpatía por el actor que tanto me había hecho disfrutar, hiciera lo que hiciera. Curioso verlo en El hombre que nunca estuvo allí de los Coen, o en la más reciente Mátalos Suavemente al lado de Brad Pitt. Casi te asomaba al instante una sonrisa cuando lo ves aparecer en pantalla, como si ya fuera de la familia o un buen amigo. Ahora ese buen amigo se ha ido, ya no está, ni nos brindará otra interpretación que me haga sonreír y sentirme bien sólo con verlo al otro lado de la pantalla. Se ha ido un gran actor, carismático y con eso que llaman presencia, de los que llenan y traspasan la pantalla. Aparte de algunos otros papeles donde dejó su inconfundible impronta, nos ha regalado a los que hemos tenido la oportunidad de disfrutarla, un inolvidable personaje a la altura de los mejores en el tema de la mafia y los gángsters, con la dificultad añadida de hacerlo en una película que dura seis temporadas, sin aburrirnos ni cansarnos. Dejándonos sólo con ganas de más. Adiós a mis ensoñaciones y pajas mentales con una posible película de Los Soprano o una segunda parte con otras seis temporadas con Tony y su troupe haciendo de las suyas y consiguiendo que desconectara de mi mundo y entrara en el suyo. Ya no será posible. Ya sólo serán sueños.
Por eso estas líneas, un pequeño homenaje y a la vez, un enorme agradecimiento por esos buenos momentos que me ha hecho disfrutar, por haberme hecho vivir una ficticia realidad de una manera tan magistral, por haber conseguido que me desconecte del mundo durante los apenas cuarenta y cinco minutos de cada capítulo y haberme hecho gozar de eso que llaman interpretación. Hasta siempre, James y descansa en paz.
Por eso estas líneas, un pequeño homenaje y a la vez, un enorme agradecimiento por esos buenos momentos que me ha hecho disfrutar, por haberme hecho vivir una ficticia realidad de una manera tan magistral, por haber conseguido que me desconecte del mundo durante los apenas cuarenta y cinco minutos de cada capítulo y haberme hecho gozar de eso que llaman interpretación. Hasta siempre, James y descansa en paz.
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