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Críticas ordenadas por utilidad
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6,5
24.877
6
27 de junio de 2016
27 de junio de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esperaba otra obra destacable de un director que por derecho propio se ha ganado el título de “maestro del terror”, alguien que sabe combinar lo entretenido y comercial con su personal sello de autor. Pero la verdad es que salí bastante decepcionado del cine, y no es que sea una mala película, pero en ningún momento sentí lo que había experimentado anteriormente con su predecesora, no tuve la sensación de estar con el estómago encogido durante toda la proyección fruto de la palpable tensión que te hace padecer un film de James Wan. Tengo que reconocer que tampoco la vi en las mejores condiciones, puesto que a mi derecha en la sala de cine había toda una fila de críos que no dejaban de hablar, por no mencionar también la cantidad de trailers y clips que vi por internet. No lo volveré a hacer con una película de terror porque sabía, casi a cada momento, lo que iba a pasar. Así que la veré nuevamente dentro de algún tiempo, pero de momento la película se reduce a un par de sobresaltos puntuales y en ningún momento a la aflicción de una angustia constante donde cada cosa que sucede aumenta el clímax sin llegar a desvanecerse un solo segundo como suele ocurrir con las obras de este autor. Eso es lo que había sentido con el primer caso de Los Warren, una muy buena película que desprende olor a clásico de cine de terror.
Mientras no me someta a otra reposición de “El caso Enfield” con el propósito de poder verla en unas condiciones mucho más óptimas y dispuesto a pasar una angustia horrorosa durante poco más de dos horas, hay que destacar el talento de este director que parece ser llamado a hacer historia en este género.
James Wan, autor de momentos espeluznantes y que ya quedarán guardados por siempre en la cripta del terror, nos sorprende aquí con un cuidado sentido de la atmósfera marca de la casa y con algún que otro momento también memorable dentro de un género que parecía acabado, y donde nuestro director lo recupera en su ocaso. Pero sus películas no solo se componen de leves cataratas de sustos, James Wan es consciente de diversos aspectos en la narrativa para asentar las bases de la trama, así que diseña el desarrollo de los personajes espléndidamente, todo el reparto actoral está fantástico, para que logremos simpatizar con ellos desde el primer minuto haciéndonos participes del mal que tienen que soportar y plasmando muy bien su miedo y sus emociones. La joven actriz Madison Wolfe está fantástica en el papel de la poseída Janet, y Patrick Wilson y Vera Farmiga forman una pareja fabulosa y están como siempre estupendos en el papel de Ed y Lorraine Warren. El director va reptando por los terrenos del género como si de un paseo por el parque se tratara, lo hace fácil. Este genio del terror tiene el estremecimiento interiorizado para controlar la respiración y el pulso del espectador, y hacerle saltar de su butaca en el momento en que lo desee. No hay mejor arquitecto en el mundo para diseñar casas encantadas.
Lo peor de la película es su desenlace algo tosco y bastante recurrente en el género, algunas cosas parecen metidas con calzador rápido y corriendo, con demasiados efectos especiales y retoques digitales cuando James Wan no necesita adueñarse de ellos para conseguir provocar en nosotros una aprensión constante.
Lo mejor es la escena en la que Ed Warren habla de espaldas a la niña sentada en el sillón donde murió un antiguo huésped para poder contactar con el espíritu que la posee. Me encanta ese momento de Patrick Wilson.
Me parece que este director malayo nos va a seguir sorprendiendo y asustando durante muchos años. Por ahora tengo ganas de que pase algún tiempo para volver a ver “El caso Enfield” que creo que si las condiciones son las idóneas, me gustará más que la primera vez.
Mientras no me someta a otra reposición de “El caso Enfield” con el propósito de poder verla en unas condiciones mucho más óptimas y dispuesto a pasar una angustia horrorosa durante poco más de dos horas, hay que destacar el talento de este director que parece ser llamado a hacer historia en este género.
James Wan, autor de momentos espeluznantes y que ya quedarán guardados por siempre en la cripta del terror, nos sorprende aquí con un cuidado sentido de la atmósfera marca de la casa y con algún que otro momento también memorable dentro de un género que parecía acabado, y donde nuestro director lo recupera en su ocaso. Pero sus películas no solo se componen de leves cataratas de sustos, James Wan es consciente de diversos aspectos en la narrativa para asentar las bases de la trama, así que diseña el desarrollo de los personajes espléndidamente, todo el reparto actoral está fantástico, para que logremos simpatizar con ellos desde el primer minuto haciéndonos participes del mal que tienen que soportar y plasmando muy bien su miedo y sus emociones. La joven actriz Madison Wolfe está fantástica en el papel de la poseída Janet, y Patrick Wilson y Vera Farmiga forman una pareja fabulosa y están como siempre estupendos en el papel de Ed y Lorraine Warren. El director va reptando por los terrenos del género como si de un paseo por el parque se tratara, lo hace fácil. Este genio del terror tiene el estremecimiento interiorizado para controlar la respiración y el pulso del espectador, y hacerle saltar de su butaca en el momento en que lo desee. No hay mejor arquitecto en el mundo para diseñar casas encantadas.
Lo peor de la película es su desenlace algo tosco y bastante recurrente en el género, algunas cosas parecen metidas con calzador rápido y corriendo, con demasiados efectos especiales y retoques digitales cuando James Wan no necesita adueñarse de ellos para conseguir provocar en nosotros una aprensión constante.
Lo mejor es la escena en la que Ed Warren habla de espaldas a la niña sentada en el sillón donde murió un antiguo huésped para poder contactar con el espíritu que la posee. Me encanta ese momento de Patrick Wilson.
Me parece que este director malayo nos va a seguir sorprendiendo y asustando durante muchos años. Por ahora tengo ganas de que pase algún tiempo para volver a ver “El caso Enfield” que creo que si las condiciones son las idóneas, me gustará más que la primera vez.

6,6
16.703
8
17 de marzo de 2016
17 de marzo de 2016
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un film más que interesante y una excéntrica renovación del genero western que se merece más de un visionado por parte de aquellos a los que la publicidad de las grandes producciones y la llamada de los enormes fajos de dinero sudado envueltos por un gigantesco y descomunal lazo de fuegos artificiales, han permitido que ésta más que decente película pase por nuestro lado de puntillas y casi sin hacer ruido, consiguiendo así que otras de menor calidad hayan llegado a recaudar cantidades incontables de dinero e incluso conseguido alguna que otra nominación a los premios de la academia.
Nuestro novel director nos sorprende con esta visión actualizada del western clásico en el que se nota el amor que pone en cada plano y no se limita a copiar lo que ya está hecho, sino que más bien parece que ha desechado todos los viejos guiones, de este género por momentos en decadencia, para reinventarlo de nuevo y como ya se hizo en su momento con la fantástica y estimulante “Sin perdón”.
Donde otros pondrían tabernas iluminadas por enormes lámparas que se balancean de una lado a otro, llenas de gente bebiendo como si no hubiera un mañana, bailando, peleándose y jugando a las cartas mientras abren y cierran su boca dándole así uso a su tabaco de mascar, a la vez que solo levantan la vista de su partida para soltar alguna necedad a alguna mujer perteneciente al grupo de cabaret del lugar. Nuestro director llena la taberna de amargura y de una oscuridad casi tétrica, donde la única música que se escucha es la del ensordecedor sonido del silencio de la soledad de un pueblo que parece haber vivido tiempos mejores.
Donde otros pondrían a despiadados forajidos que montan a caballo riéndose y blandiendo sus armas después de haber atracado un banco o haber asaltado alguna diligencia. Aquí caminan cuatro hombres al pesado paso extenuado y fatigoso, emprendiendo así un viaje, por momentos cómico, de no retorno. Acompañados siempre de un silencio devastador, cada uno movido por distintas emociones, por distintos sentimientos: el amor, la venganza, la lealtad o el deber. Para culminar la obra con un festival gore descabelladamente sutil.
Una buena película en la que todo y todos están geniales y con una factura más que envidiable.
Tal vez no sea nada, pero tal vez el tiempo la deje madurar lo suficiente y consiga así hacer lo que un buen vino en una buena barrica de madera. Un gran reserva. Un clásico de culto.
Nuestro novel director nos sorprende con esta visión actualizada del western clásico en el que se nota el amor que pone en cada plano y no se limita a copiar lo que ya está hecho, sino que más bien parece que ha desechado todos los viejos guiones, de este género por momentos en decadencia, para reinventarlo de nuevo y como ya se hizo en su momento con la fantástica y estimulante “Sin perdón”.
Donde otros pondrían tabernas iluminadas por enormes lámparas que se balancean de una lado a otro, llenas de gente bebiendo como si no hubiera un mañana, bailando, peleándose y jugando a las cartas mientras abren y cierran su boca dándole así uso a su tabaco de mascar, a la vez que solo levantan la vista de su partida para soltar alguna necedad a alguna mujer perteneciente al grupo de cabaret del lugar. Nuestro director llena la taberna de amargura y de una oscuridad casi tétrica, donde la única música que se escucha es la del ensordecedor sonido del silencio de la soledad de un pueblo que parece haber vivido tiempos mejores.
Donde otros pondrían a despiadados forajidos que montan a caballo riéndose y blandiendo sus armas después de haber atracado un banco o haber asaltado alguna diligencia. Aquí caminan cuatro hombres al pesado paso extenuado y fatigoso, emprendiendo así un viaje, por momentos cómico, de no retorno. Acompañados siempre de un silencio devastador, cada uno movido por distintas emociones, por distintos sentimientos: el amor, la venganza, la lealtad o el deber. Para culminar la obra con un festival gore descabelladamente sutil.
Una buena película en la que todo y todos están geniales y con una factura más que envidiable.
Tal vez no sea nada, pero tal vez el tiempo la deje madurar lo suficiente y consiga así hacer lo que un buen vino en una buena barrica de madera. Un gran reserva. Un clásico de culto.
22 de agosto de 2016
22 de agosto de 2016
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que nadie se deje llevar por lo que se ve en su precioso tráiler que promete mucho más de lo que da. “To the wonder” es una de las películas más fastidiosamente soporíferas e insoportables que he visto en toda mi vida, y está claro que en este mundo tiene que haber de todo, cosas que nos gustan y otras que no, personas que nos caen más en gracia que otras, pero si algo es insoportable y molesto, es la pedantería de la gente, y es una de las cosas en las que este director no falto de talento cae en más de una ocasión por creer que el cine es estar detrás de la cámara durante más o menos dos horas repitiendo segundo tras segundo lo que en los primeros diez minutos de película ya has entendido. Un abuso excesivo de planos picados y contrapicados, jugando con la luz, las sombras, las nubes, él agua, la fe y estirando las mismas absurdas metáforas entre lo tangible y lo espiritual, acompañadas en todo momento por los mismos gestos y p**** expresiones de sus estúpidos protagonistas en lo que parece ser un anuncio de compresas en el que su director se dejó llevar y que al final se alargó para ver a una zumbada danzando sin ton ni son en un ridículo ritual solo apto para masoquistas. Que se hubiesen currado un buen guión y unas buenas interpretaciones y no que por el contrario nos acosen con lo que parecen ser imágenes de archivo salidas de un documental de National Geographic con animales corriendo de un lado a otro escapando de una mujer adicta a los estupefacientes. Pero eso sí, no deja de ser una fantástica prueba de fuego que nos enseña a ser mejores personas, porque si después de soportar este plomazo y a la mujer de las sustancias psicotrópicas consigues llegar al final sin pegarte un tiro, ya estás preparado para salir al mundo y afrontar todas cuantas adversidades vengan, porque nunca serán comparables a “To the tedious”.
Seguro que su director está convencido de haber creado una obra poderosa, compleja y atrevida. Pues de eso nada, da la sensación de que la asquerosísima pomposidad con la que Malick disfruta torturándonos, es más un mensaje dirigido a intelectuales que puedan entenderlo, y al que no le guste pues no será más que un cateto que no sabe apreciar la grandiosidad que solo un puñado de “Iluminatis” en el mundo pueden comprender. Pues ni es buena, ni es intelectual, ni es densa, ni hay nada en esta tontería que solo los genios puedan descifrar, lo que tienes que tener es un estómago fuerte para tragártela entera, porque es tan vacía y tan hueca, que lo único que su trama nos deja, es su gran disfuncionalidad al servicio de la nada, con unos personajes que nada aportan, como la breve aparición de Rachel McAdams que parece haber fumado de la misma pipa que Olga Kurylenko.
Espero que esta soberana gilipollez no sea un indicio de narcisismo por parte de su creador, porque ya se sabe, corre el riesgo de que la "diñe" en cualquier momento contemplando en un estanque su grande y pomposo reflejo.
Seguro que su director está convencido de haber creado una obra poderosa, compleja y atrevida. Pues de eso nada, da la sensación de que la asquerosísima pomposidad con la que Malick disfruta torturándonos, es más un mensaje dirigido a intelectuales que puedan entenderlo, y al que no le guste pues no será más que un cateto que no sabe apreciar la grandiosidad que solo un puñado de “Iluminatis” en el mundo pueden comprender. Pues ni es buena, ni es intelectual, ni es densa, ni hay nada en esta tontería que solo los genios puedan descifrar, lo que tienes que tener es un estómago fuerte para tragártela entera, porque es tan vacía y tan hueca, que lo único que su trama nos deja, es su gran disfuncionalidad al servicio de la nada, con unos personajes que nada aportan, como la breve aparición de Rachel McAdams que parece haber fumado de la misma pipa que Olga Kurylenko.
Espero que esta soberana gilipollez no sea un indicio de narcisismo por parte de su creador, porque ya se sabe, corre el riesgo de que la "diñe" en cualquier momento contemplando en un estanque su grande y pomposo reflejo.

7,0
57.811
5
9 de diciembre de 2017
9 de diciembre de 2017
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nolan, un buen director, sin duda un tipo con talento, pero que en muchas ocasiones y cada vez más frecuentemente, llena sus películas de momentos musicales para darle una profundidad a la narrativa visual que parece no conseguir estrictamente con el guión. La sala de montaje está preparada para que el cambio de plano no permita que la música se corte y así poder insuflar cada momento de una gran fabulosidad y épica delegando en el arte de Hans Zimmer, como en el del buen tinte para cubrir las canas, y así levantar la película en vez de confiar en su propio talento que premeditadamente utiliza para hacer creer al espectador que está siendo testigo de un momento sublime en la historia del cine. Eso es lo que pasa en “Dunkirk” y en más obras del director de “The dark knight”, que en vez de centrarse en hacer películas buenas se centra más en hacer películas que parezcan buenas, en productos cinematográficamente oscarizables pero que como la película en cuestión, se quedan en elementos huecos que no dicen ni aportan nada, un maquillaje caro que no oculta sus grandes ojeras.

6,6
27.433
6
9 de diciembre de 2016
9 de diciembre de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Sully” recrea, no sé si verazmente, pero sí de forma muy atractiva y sentida, el aterrizaje forzoso de un avión que tuvo lugar sobre el rio Hudson, en Nueva York en 2009, en el que viajaban a bordo 155 pasajeros y la posterior investigación acerca del hombre que lo pilotaba.
Tom Hanks encarna a Chesley Sullenberger con mucha ternura y dotando de carisma (como hace con todos sus personajes) a un hombre que fue considerado un héroe en su país, pero puesto en duda por las personas responsables de investigar el accidente y de las compañías aseguradoras para las que estas trabajaban.
Clint Eastwood dirige con el pulso firme del gran director que es y que nunca se cansa de demostrar, tanto si tiene que brillar por su sutileza, como si lo tiene que hacer por lo más épico. La reconstrucción del accidente desde diferentes puntos de vista es genial y aterradora. No va a figurar entre sus mejores trabajos, pero es una película que se deja ver, es tierna, que siente respeto por lo sucedido y seguramente tenga más arrestos que muchas de las películas que se estrenan todos los meses, y probablemente más que algunas de las que estarán nominadas el próximo año.
Tom Hanks encarna a Chesley Sullenberger con mucha ternura y dotando de carisma (como hace con todos sus personajes) a un hombre que fue considerado un héroe en su país, pero puesto en duda por las personas responsables de investigar el accidente y de las compañías aseguradoras para las que estas trabajaban.
Clint Eastwood dirige con el pulso firme del gran director que es y que nunca se cansa de demostrar, tanto si tiene que brillar por su sutileza, como si lo tiene que hacer por lo más épico. La reconstrucción del accidente desde diferentes puntos de vista es genial y aterradora. No va a figurar entre sus mejores trabajos, pero es una película que se deja ver, es tierna, que siente respeto por lo sucedido y seguramente tenga más arrestos que muchas de las películas que se estrenan todos los meses, y probablemente más que algunas de las que estarán nominadas el próximo año.
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