Haz click aquí para copiar la URL
España España · Barcelona
You must be a loged user to know your affinity with Gizzu21
Críticas 29
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
9
16 de septiembre de 2018 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Des del primer minuto de la película, esa primera frase hablando de la canción "like a virgin", sabes que esta película no te va a dejar indiferente. Y, efectivamente, no lo hace. Ese por entonces joven desconocido llamado Quentin Tarantino, estrenaba la primera película de una exitosa carrera marcada por un estilo muy personal, que no siempre gusta a todos, lleno de guiones ingeniosos, violencia desmesurada y 'gangsters' patosos.

El guion es impecable, nunca previsible, con grandes dosis de ironía, humor negro y una gran originalidad al encontrar la cotidianidad en un entorno tan poco cotidiano a priori. Nunca decae y deja frases y diálogos memorables. Desde el ya mencionado de "like a virgin", el debate sobre si se tiene que dejar propina o no, o esa discusión por los apodos que el líder, Joe, ha elegido para cada uno.

Las interpretaciones son todas estupendas, aunque me quedo con la de Madsen, con esa mirada y su sonrisa que acojonan a más de uno.

La estructura de la película, que más tarde repetirá de manera similar en Pulp Fiction, permite que el espectador vaya descubriendo poco a poco que ha pasado, manteniendo así la tensión hasta el final, sin decaer en ningún momento.

Una declaración de intenciones, una opera prima que solo alguien que ama tanto el cine como Tarantino es capaz de hacer, un cóctel de géneros magníficamente mezclado en el que todo encaja a la perfección.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La escena de la tortura del personaje de Madsen al policia no tiene desperdicio. Fantástica y diferente. Sobretodo cuando le dice que lo va a torturar por diversión y el magnífico momento del baile al ritmo de "Stuck in the middle with you".

También me encantó la historia inventada del Sr. Naranja (Roth), la escena en que Joe prepara al equipo para el golpe y reparte sus sobrenombres (y la posterior discusión sobre el nombre elegido para cada uno) y la gran escena final, donde el Sr. Rosa es el único que sale con vida.
1 de septiembre de 2020 Sé el primero en valorar esta crítica
Vemos la fachada de una buena casa, en un buen vecindario. La casa de una familia burguesa, Georges (Daniel Auteuil) es presentador de un programa de literatura, su mujer (Juliette Binoche) editora, y Pierrot es su hijo adolescente. Su vida es aparentemente perfecta: paredes a rebosar de libros bien visibles (como todo buen intelectual), cenas con amigos y todas las comodidades posibles a su alcance. Pero un día como cualquier otro reciben una cinta del exterior de su vivienda, enviada de manera anónima. Su tranquilidad ha sido agitada.

Inicialmente actúan como si nada y continúan con sus vidas de ensueño. Pero siguen recibiendo cintas anónimas envueltas con perturbadores dibujos, llamadas y postales. Aquí pasa algo, lo saben. Sin embargo, reaccionan de maneras distintas. Ella está preocupada, él parece saber algo más.

Entonces aparece un tercer personaje, Majid. Se trata de un hombre que vivió junto al protagonista durante su infancia, tras la muerte de sus padres (ambos algerianos, murieron asesinados por la policía en una manifestación de inmigrantes en París). Rápidamente intuimos que algo turbio pasó entre los dos, por aquel entonces, muchachos, pues parece que Majid le guarda un profundo rencor a Georges, y este va con pies de plomo al hablar sobre él. Hay algo que no quiere contar, quizás porque en lo más profundo de su mente se avergüenza, aunque exteriormente se comporta como alguien superior.

Como espectadores, queremos descubrir quién es el autor de las cintas y de los desagradables mensajes. Pero Haneke nos deja claro que esto no es lo que a él le interesa. Esta apariencia de thriller le sirve al director para analizar –una vez más– la conducta humana, esta vez en torno al sentimiento de culpa. Un sentimiento que atormenta al protagonista. Esas cintas anónimas son el recordatorio de una culpa que el protagonista había enterrado en las profundidades de su memoria, con la esperanza de que jamás viera la luz. Pero Haneke no se limita a esto, sino que también nos habla de una culpa colectiva, en este caso de las sociedades occidentales. Y esta tiene que ver con la xenofobia, de la que todos nosotros participamos por activa (Georges) o por pasiva (Binoche).

El personaje de Auteuil discute con un hombre negro en medio de la calle, mientras Binoche trata de poner paz. En otra escena, vemos el televisor de fondo mostrando imágenes crudísimas sobre el conflicto palestino, hablando de guerras que nos quedan extremadamente lejos como “sociedad”. Pero para ellos –como para todos nosotros– esto no es más que un ruido de fondo o una imagen que ven de pasada, que quizás les disturbia durante unos segundos, pero que la mayoría de veces pasa completamente inadvertida. Aunque, precisamente como “sociedad”, somos responsables de muchos de estos conflictos.

Y la culpa también está ligada con la preocupación por mantener las apariencias (pues hablamos del mundo burgués). ¿Qué pasaría si sus secretos salieran a la luz?. En una conversación con Majid, este le dice que tiene demasiado a perder. Y es cierto. En el mundo del protagonista las apariencias lo son todo y solo es cierto aquello que sale a la luz. Lo que no se sabe públicamente, no ha pasado.

Sin duda se trata de una película de una complejidad brutal, que habla de muchos más temas de los que captamos en un inicio. Un Haneke tan crudo como siempre, pero menos explícito que en otras ocasiones (aunque hay algunas escenas que remueven el estómago), consigue crear intriga y perturbar a través de una atmósfera aparentemente calmada y sin embargo cargada de tensión. Caché es una de esas películas que requieren un tiempo de digestión y un correcto y exhaustivo análisis. Cada elemento en ella está pensado milimétricamente y tiene un simbolismo más allá de lo que pensamos en primer lugar.
1 de junio de 2021 Sé el primero en valorar esta crítica
"Suena bohemio y pretencioso" dice el personaje de Elisabeth Moss cuando Sebastian le cuenta el argumento de una de sus películas. Así podríamos resumir este corto.

El director pretende contar una historia de (des)amor entre dos (des)conocidos en el frenético Tokyo –donde Sofia Coppola nos desarmó el corazón con esa entrañable historia de amistad y de amor entre Charlotte y Bob– y al mismo tiempo hacer una especie de homenaje o referencia a la cinefilia.

No sé cuál de los dos aspectos me chirría más. El romance falla porque no hay química entre los actores, a pesar de que Moss lo intenta y consigue sacar adelante una actuación más que decente. Pero poco puede hacer al lado de ebon Moss-Bachrach, el protagonista masculino, que tiene el carisma de un tronco y desentona completamente. Por otra parte, el intento de homenaje al cine –que se basa en poner un póster enorme de una película de Godard o un fotograma de otra de Kurosawa de vez en cuando– se queda completamente en tierra de nadie. Es forzado y carece de sentido narrativo.

Otro tema que no me ha convencido es el uso de la música, excesivo en mi opinión, que se vuelve completamente cargante en el tramo final de la película. No sé si pretende crear un clima melancólico, pero acaba resultando bastante irritante.

Pero a pesar de todo le doy un cuatro. Quizás porque en algunos momentos emula el Tokyo de Sofia Coppola –los planos iniciales de los coches son una referencia clarísima, también la reunión entre Sebastian y los compradores en potencia o la escena del cóctel– e inevitablemente me transporta a esa película tan especial. O quizás sea porque ver a Elisabeth Moss siempre es un regalo, aunque el proyecte flaquee. O incluso porque, pese a la mala ejecución, se intuyen algunas ideas interesantes.
25 de abril de 2020 Sé el primero en valorar esta crítica
Durante muchos años y hasta hace relativamente poco, en Irlanda, las mujeres que cometían "pecados sexuales" eran enviadas a centros de penitencia, donde eran esclavizadas y recibían todo tipo de humillaciones, vejaciones, torturas y hasta abusos sexuales por parte de curas. Muchas de ellas se pasaban la vida encerradas en estos centros, pues solo podían abandonarlo si algún familiar decidía sacarlas de allí o si las monjas que estaban al mando lo consideraban oportuno.

La intencionalidad de la película es clara: exponer de manera realista lo que pasaba en esos centros, sin caer en sentimentalismos. Pues aunque cuenta la historia de tres chicas, estas son tan solo la excusa para poder adentrarnos en el convento donde se desarrolla la acción, para así hacer la labor de documentación y, sobretodo, de denuncia de esos terroríficos centros.

Todas las actrices realizan un trabajo impresionante, algunas en papeles más contenidos, mientras que otras en roles totalmente estremecedores. Dotan de una gran credibilidad a todos los personajes, a pesar del escaso desarrollo de estos.

La dirección de Peter Mullan es notable, y en algunas escenas se acerca a la brillantez. Una de ellas es, de hecho, una de las primeras; tras la violación, ese juego de susurros y miradas, que nos adentra de golpe en la realidad de un país profundamente conservador y gobernado por la moral religiosa.

Hay algunas escenas muy duras. Pero todas ellas necesarias para exponer los abusos de la iglesia católica, el machismo institucional y la escasa moral de las monjas –y los curas– que trabajaban en aquellos conventos. De hecho, solo con la distribución del comedor y las diferencias entre la comida de las internas y la de las monjas, ya se está poniendo de manifiesto la doble moral de estas.

El ritmo no decae en ningún momento, y sin ser ni lenta ni rápida, sí que es entretenida y mantiene el grado de interés elevado durante todo el metraje.

Viendo esta película he sentido una gran impotencia, rabia y una profunda pena. Es sin duda una película necesaria y una historia que merece ser contada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
De entre todas las chicas, quizás la que más podemos comprender es a Bernadette (la que es enviada al centro por considerarse una provocación para los chicos), porque en ningún momento llega a creer que merece estar allí ni deja que las humillaciones y maltratos de las monjas cambien su perspectiva. Hasta dice que cometería cualquier pecado mortal con tal de salir de allí, porque es consciente, seguramente a diferencia de muchas de sus compañeras, de que ese convento es un infierno terrenal.

Pero la realidad es que hay un gran número de chicas que piensan que merecen estar allí, ya sea a causa de sus profundas creencias religiosas o del efecto de las humillaciones y vejaciones de las monjas, que han acabado haciendo mella en su interior.

El caso más claro es el de Crispina, la joven sensible e inestable, que toma al pie de la letra cada palabra negativa de las monjas, que sucumbe a sus crueles torturas psicológicas, hasta quedar completamente anulada. Y el hecho de descubrir que su historia fue real y que acabó de una manera tan trágica, es todavía más desolador.

También es particularmente triste ver algunas mujeres que se pasaron toda la vida encerradas allí, hasta el día de su muerte, y que acabaron por adoptar la ideología de las monjas.

Quizás la diferencia entre estos centros y las cárceles es que estas chicas llegaban a creer que merecían estar allí, y que si no lo hacían serían penalizadas con el infierno. Y que aunque escaparan, ya nadie las querría, porque al fin y al cabo si estaban allí era porque sus propios "seres queridos" así lo habían decidido.
24 de febrero de 2020 Sé el primero en valorar esta crítica
Monos es una película de sensaciones, no es solo una historia, sino una experiencia cinematográfica extraña y absorbente. La imponente fotografía de las montañas y la selva, que se mimetiza con el comportamiento de los protagonistas, la tenebrosa banda sonora y las espeluznantes interpretaciones contribuyen a crear una atmósfera asfixiante.

El guion no está repleto de grandes diálogos, sino que se sirve del mínimo para complementar y dar coherencia al cóctel de emociones al que estamos asistiendo. Aquí los ruidos, los gestos y las miradas son más importantes que las palabras. Esto no sería posible sin las salvajes actuaciones del reparto, encarnando el lado más animal y cruel, casi deshumanizados por completo, convertidos en bestias. El bien y el mal son conceptos ajenos a ellos. En la mayoría de personajes, solo encontramos la humanidad en su miedo y en algún llanto reprimido.

'Monos' explora el salvajismo y la crueldad de las guerrillas con una visceralidad incomoda, y desde una película más cercana al horror que al cine denuncia. Landes mantiene la tensión elevada durante toda la cinta, y es capaz de mostrarnos toda esta crudeza con una belleza hipnótica, filmando planos desagradables e impactantes de los que es imposible apartar la vista.

Nota: 7,6/10
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow
    Bienvenido al nuevo buscador de FA: permite buscar incluso con errores ortográficos
    hacer búsquedas múltiples (Ej: De Niro Pacino) y búsquedas coloquiales (Ej: Spiderman de Tom Holland)
    Se muestran resultados para
    Sin resultados para