Si bien la serie técnicamente no es perfecta, y pierde verosimilitud conforme avanza la era digital y tiene capítulos malos (como casi toda serie), ha logrado destacar (y maravillar) a partir de la idea del gran Szifron que combinó innovación y creatividad inusitadas junto a un humor tan desopilante que logra animar y hacer estallar en carcajadas a cualquier despavilado, y todo producido en un contexto de país en crisis.

Sobre la trama, mencionar que nuestros 4 protagonistas son unos insurrectos no convencionales. Ellos son los integrantes de una organización secreta que da solución a todo tipo de problemas e injusticias generadas por el Sistema. Se llenan de guita, si, pero dan muestras enormes de solidaridad cuando determinados clientes no pueden costear los operativos. Y así, van contra empresas, contra la policía corrupta, contra el capitalismo, contra las instituciones religiosas, etc.

Los actores, sobre todo los que personifican a los protagonistas estuvieron realmente superlativos, pero lo de Peretti con su histronismo y versatilidad para representar lo que fuera, estuvo colosal. Y también merece mención especial Alejandro Awada con su aparición en el transcurso de la segunda temporada.

PD: El Soundtrack con muchos referencias a clásicos de toda la vida, es tan excelente como la serie en sí misma.

Emprendí a verlo con mucha fe y expectativa, para comprobar que tal era era esta la secuela que siguió al clásico Dragon Ball. Pero no, no, no. Me defraudó. Por algo Toriyama ni participó en el proyecto. La verdad cuesta de ver, y encontrar momentos que no sean infumables, que den gusto verlos. Para ser tan pocos capítulos, se hace muy largo. Queda preguntarse, si esto pretendía ser continuidad, o si quiso diferenciarse con un estilo nuevo de la serie ya conocida, lo cierto es que en ninguno de los casos, dió la talla.

Se deja todo atrás, desde el shounen divertido y pícaro, hasta la épica que generaban los guerreros de Dragon Ball Z, por un cariz más infantiloide. El armado escalonado de tramas y personajes así mismo es inexistente. A Trunks y a Pan los arruinan. Y por si fuera poco se achica a Goku, de una manera rara e innecesaria, acción justificada quizá como decían en otras críticas, para bajar a un tono más infantil la serie, pero a fin de cuentas, mala decisión, ya que una de las novedades del argumento, es el Super Saiyajin 4, en el cual Goku vuelve a tamaño normal, más poderoso, pero apenas impacta.

Y bueno, a esto se le suman más personajes de mal gusto, rejuntes y clichés de lo ya visto en Dragon Ball. La primera saga, la del "Viaje" es a cada personaje y planeta nuevo, más grotescos y de mal gusto, sin dudas de lo peor. A partir de la saga de Baby, el último tsufuru, se compensa un poco y se alinea un poco con el estilo original, pero en definitiva Dragon Ball GT es mala, no debió existir.

Será de culto, precursora del feminismo y demás, pero en los aspectos restantes, la serie es horrenda. Obviamente la protagonista Lucy Lawless, se luce y es la que salva un poco la serie, aunque a veces ni ella puede escapar al ridículo extendido de esta cosa.

Analizando lo general, da la sensación de prácticamente que ningún capítulo importe mucho, ya que básicamente es todo lo mismo, Xena haciendo de guerrera contra todos los malazos y siempre acompañada de Gabrielle, la bobalicona pacifista. No hay trama. No hay continuidad. Lo que si hay son saltos de espacio y tiempo, por lo que en un chistar de dedos se puede estar en Grecia, en China o en el inframundo.

La serie nunca tiene un tono serio, quizá la primer temporada y después nunca más, cuánto más se acerca al final, más aparecen estos desastrosos capítulos de "humor" que se van enganchando en el medio de la serie, muchos de ellos hasta con marketing, en donde no paran de mencionar como Xena, es la mejor puta serie de los sábados.

Entonces, ningún orden cronológico, personajes estúpidos por el guión, efectos especiales de los más horrendos que se hayan podido ver en la historia de cualquier producción audiovisual a mí entender, a pesar de estar Sam Raimi como productor, soberbia y otras cuestiones que seguramente no recuerdo, es lo que tiene Xena, además de muchas mujeres hermosas, en su variado elenco de guerreras, amazonas y diosas. Eso sí.

Película ridícula desde el minuto 1, vacía de contenido y de forma. Empeñada en mostrar una utopía hippie, ambientalista, anarquista y vegana, en donde nadie hace nada, todos bailan, son felices y se toman de la mano, algo que a mi la verdad, me genera bastante rechazo, yo quiero algo más realista y crudo siempre.

Y más me enerva viendo de dónde viene, un país cómo Francia dónde siempre hacen este tipo de películas idealistas, románticas, y estilizadas, porque claro es Francia, en dónde queda París, dónde todo es elegancia y moda, y casi nunca van a tocar temas serios (colonias, guerra sucia, inmigración), salvo excepciones.

Y con respecto al guion y las acciones de este bodrio, no sería correcto dedicarle muchas palabras, pero me voy a extender mínimamente, para poder desahogarme. Los humanos avanzados de esta utopía, viven en otro planeta, y la visitan para ver “que onda”, después de 100 años calculo, porque todavía piensan que la moneda esta respaldada por el valor oro. No me convence que sea el año 6000 cómo dice la ficha. Y básicamente cómo se menciona ahí en los comentarios, pueden viajar a otros planetas mediante telepatía, pero no saben cómo abrir una canilla básicamente, y la prota mediante telepatía hace que todos los humanos del mundo moderno, se cuestiones sus acciones, con críticas típicas de zurdos hippies anarquistas. Para cerrar con broche de oro, todos los hijos de puta que están destruyendo el mundo, son francesitos blancos y cuando otro de los iluminados cae en una isla donde llevan un estilo de vida más “natural”, para marcar clara diferencia, exclama, adelantándose a la asquerosa moda progresista del siglo XXI, que claro es europea: “acá el estilo de vida está mucho mejor, y por supuesto son negros”.

La cantidad de movimientos ridículos, las idioteces que pasan cada vez que la “extraterrestre” se cruza con un humano, son realmente incontables e inenarrables. Esta película es de terror, es inmirable, y terminarla le costó bastante, a mi ya reducida paz mental.

Peliculón con muy pocos votos, lo que hace pensar que es bastante desconocida, y en parte le conviene porque sino sería bastante cancelada, en estos tiempos progresistas.

La historia gira en torno a tres amigos porteños (de la ciudad de Buenos Aires), que se obsesionan con una famosa a partir de la difusión de un vídeo porno de ella, aunque ya venían teniendo fantasías con ella hace tiempo, y hacen lo imposible para tener una orgía con ella.

Naturaliza e ilustra un montón de temas tabú, como el consumo de la prostitución, las drogas, la explotación sexual infantil (en una de las escenas, hay una adolescente que se prostituye y consume cocaína), el "vale-todo" de la noche, reflejado en varias escenas de los boliches, o cuando van a cambiar australes por dólares, y les roban, en parte por regalarse a la noche, debido a la desesperación por estar con esta mina.

La película se filmó entre 1999 y 2000, y ya se sentía en el aire una nueva crisis en el país. La trama pasa por tres épocas bastante malísimas del pais, 1976 (dictadura), 1989 (hiperflanción) y 2003 (ficticia).

Visto la época en que se filmó, y enganchando con la anterior crisis del país en el 1989, donde transcurre la mayor parte de la historia, es que surgen un sinfín de diálogos y mensajes en contra del país, de lo mal que está, de los políticos de mierda, de que es necesario barrer a los negros de mierda, de que hay que irse a otro país, de que la moneda no vale nada y de que todo se va a la mierda, en general.

Actualmente es 2023 y sigue todo igual. Personajes y situaciones así aparecen todas las turbias noches del país y el país cada vez más desastroso y destruido.

En síntesis, una gran comedia negrísima, grabada en blanco y negro, lo que la hace más rancia todavía, y que no se si recomendaría a cualquiera, pero que por mi parte es una de las mejores películas argentinas de la historia.