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Críticas ordenadas por utilidad
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4
22 de agosto de 2017
22 de agosto de 2017
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Constantine Clios es un multimillonario, coleccionista de pintura, casado desde hace un año con la joven Georgina, estadounidense, marchante de arte. En ese mundo de lujo, situado en la Riviera Francesa, el matrimonio vive feliz hasta que una noche él muere en una explosión producida en el yate donde cenaba junto a otros acaudalados. Desde ese momento el mundo de Georgina se viene abajo, aparece en escena la anterior familia de su marido, su ex mujer y sus tres hijos, y más de una trama criminal, no solo la que le ha matado.
Los dos primeros capítulos, de los diez que consta esta serie, fueron escritos por Neil Jordan y John Banville, toda una garantía, pero no así los posteriores, y ello se nota en demasía en la calidad de la obra a la hora de juzgarla en su conjunto; aquello que en un principio tuvo interés luego se convierte en una trama indescifrable, en buena medida, para el público, al tiempo que bastante inverosímil, transformándose en una incesante aparición de efectos sorpresivos de puro efectismo sin que queden argumentados ni posteriormente aclarados. Mucho crimen dentro de esa alta sociedad, pero de una manera demasiado artificiosa sin que se trate en profundidad y, lo peor, con poca verosimilitud.
Las interpretaciones, en general, no aportan más que mediocridad al producto; se salvan, a mi juicio, las de Lena Olin, siempre ha sido una actriz extraordinaria, en un papel que le exige bastante contención como matriarca de los Clio; y la de Roxane Duran, en el papel de la adolescente Adriana, un rol con variados registros interpretativos.
Los dos primeros capítulos, de los diez que consta esta serie, fueron escritos por Neil Jordan y John Banville, toda una garantía, pero no así los posteriores, y ello se nota en demasía en la calidad de la obra a la hora de juzgarla en su conjunto; aquello que en un principio tuvo interés luego se convierte en una trama indescifrable, en buena medida, para el público, al tiempo que bastante inverosímil, transformándose en una incesante aparición de efectos sorpresivos de puro efectismo sin que queden argumentados ni posteriormente aclarados. Mucho crimen dentro de esa alta sociedad, pero de una manera demasiado artificiosa sin que se trate en profundidad y, lo peor, con poca verosimilitud.
Las interpretaciones, en general, no aportan más que mediocridad al producto; se salvan, a mi juicio, las de Lena Olin, siempre ha sido una actriz extraordinaria, en un papel que le exige bastante contención como matriarca de los Clio; y la de Roxane Duran, en el papel de la adolescente Adriana, un rol con variados registros interpretativos.
8
5 de agosto de 2017
5 de agosto de 2017
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una muy joven Asako (Isuzu Yamada, la actriz que da vida al personaje, tenía 18 años durante el rodaje de este filme) trabaja de telefonista en una empresa farmacéutica cuyo presidente, el Sr. Asai, todo un déspota, trata de convertirla en su amante. Asako tiene novio, un compañero de trabajo llamado Nishimura, que asiste impávido al acoso al que es sometida la joven por parte del dueño de la empresa. Nuestra protagonista vive junto a su padre y una hermana más joven que ella; el padre tiene un serio problema, ha desfalcado 300 yenes de la empresa donde trabajaba, de la que ha sido despedido, y se enfrenta a la posibilidad de acabar en la cárcel. Asako acepta la proposición de Asai para obtener el dinero que salde la deuda de su padre; pero sus problemas, debido a las necesidades económicas de su familia, no concluirán ahí.
Primera película sonora de Kenji Mizoguchi; si hasta ese momento su cine había sido folletinesco, con 'Elegía de Naniwa' (Naniwa era el anterior nombre de la ciudad de Osaka) comienza un cine reivindicativo, social, en el que ensalza el papel de la mujer en una sociedad, la japonesa, regida por el patriarcado, la jerarquía y el 'giri' (la obligada sumisión al ser superior, ya fuera en la familia, en el trabajo o en cualquier otro ámbito social).
Aunque el guion esté escrito, además de por el director, por Tadashi Fujiwara (fundamentalmente se ocupó de los diálogos) y Yoshikata Yoda (célebre guionista que colaboraría principalmente con Mizoguchi, con quien escribió los guiones de 25 de sus películas, entre ellas las más reconocidas, siendo esta la primera en la que trabajaron juntos), y se basara en un relato de Saburo Okada, 'Elegía de Naniwa' tiene una buena parte autobiográfica del director que de gran manera hace comprender la reivindicación de la mujer que este hizo a lo largo de su carrera cinematográfica. A semejanza de Asako, la hermana mayor del cineasta fue arrojada por su padre a la prostitución, hizo que se convirtiera en geisha, para que ayudase de manera principal con su trabajo a sacar adelante la depauperada economía familiar. A lo anterior hay que unir que el padre del director maltrataba físicamente a su mujer.
Las mujeres, representadas por la ya referida Asako, así como la mujer de Asai, son los personajes fuertes de la historia que se nos presenta; con una determinación desconocida en el Japón de esa época, y no solo en ese país. La mujer de Asai, al fin y al cabo, tiene la sartén por el mango en su relación matrimonial, pues es de suegro quien el empresario heredó su privilegiada posición. En el caso de los Murai, la familia de Asako, el enfrentamiento es más contra la tradición según la cual el lugar de la mujer estaba en su casa, sometida a los hombres que en ella hubiera. Sociedad hipócrita, hasta en la familia; los Murai, padre e hijo, echan de su casa a quien les ha sacado del apuro económico en que se encontraban, primero por el hurto del padre y después por tener que hacerse cargo del pago de la matrícula de la universidad donde Hiroshi, hermano de Asako, estudia (los hombres, entre los hermanos, eran los señalados para poder estudiar, antes que las mujeres, si el padre no les podía dar estudios a todos, algo que, en aquel tiempo, no solo ocurría en Japón). El caso del novio, Nishimura, es distinto; él la quiere, está dispuesto a aceptarla a pesar de lo que Asako se ha visto obligada a hacer; pero es un cobarde que antepone la seguridad de su empleo al amor que por ella pueda sentir.
En el apartado técnico esta película también destaca, tanto o aún más que en el artístico. El uso acertado y eficaz del travelling (en una época en la que la cámara se solía mantener estática), la composición escénica, la profundidad de campo y el uso atinadísimo de la iluminación (Minoru Miki fue un gran cinematógrafo que trabajó mucho con Mizoguchi) resultan sublimes, recordemos que estamos ante una película rodada en 1935. Esas escenas en que la acción, muy iluminada, se sitúa al fondo de la imagen, manteniendo la perspectiva (jugando con una claridad que entra en diagonal para que el foco de luz no resalte) es algo difícil de ver incluso 81 años después; antes, en pintura, Velázquez si lo consiguió en su cuadro 'Las hilanderas'.
Primera película sonora de Kenji Mizoguchi; si hasta ese momento su cine había sido folletinesco, con 'Elegía de Naniwa' (Naniwa era el anterior nombre de la ciudad de Osaka) comienza un cine reivindicativo, social, en el que ensalza el papel de la mujer en una sociedad, la japonesa, regida por el patriarcado, la jerarquía y el 'giri' (la obligada sumisión al ser superior, ya fuera en la familia, en el trabajo o en cualquier otro ámbito social).
Aunque el guion esté escrito, además de por el director, por Tadashi Fujiwara (fundamentalmente se ocupó de los diálogos) y Yoshikata Yoda (célebre guionista que colaboraría principalmente con Mizoguchi, con quien escribió los guiones de 25 de sus películas, entre ellas las más reconocidas, siendo esta la primera en la que trabajaron juntos), y se basara en un relato de Saburo Okada, 'Elegía de Naniwa' tiene una buena parte autobiográfica del director que de gran manera hace comprender la reivindicación de la mujer que este hizo a lo largo de su carrera cinematográfica. A semejanza de Asako, la hermana mayor del cineasta fue arrojada por su padre a la prostitución, hizo que se convirtiera en geisha, para que ayudase de manera principal con su trabajo a sacar adelante la depauperada economía familiar. A lo anterior hay que unir que el padre del director maltrataba físicamente a su mujer.
Las mujeres, representadas por la ya referida Asako, así como la mujer de Asai, son los personajes fuertes de la historia que se nos presenta; con una determinación desconocida en el Japón de esa época, y no solo en ese país. La mujer de Asai, al fin y al cabo, tiene la sartén por el mango en su relación matrimonial, pues es de suegro quien el empresario heredó su privilegiada posición. En el caso de los Murai, la familia de Asako, el enfrentamiento es más contra la tradición según la cual el lugar de la mujer estaba en su casa, sometida a los hombres que en ella hubiera. Sociedad hipócrita, hasta en la familia; los Murai, padre e hijo, echan de su casa a quien les ha sacado del apuro económico en que se encontraban, primero por el hurto del padre y después por tener que hacerse cargo del pago de la matrícula de la universidad donde Hiroshi, hermano de Asako, estudia (los hombres, entre los hermanos, eran los señalados para poder estudiar, antes que las mujeres, si el padre no les podía dar estudios a todos, algo que, en aquel tiempo, no solo ocurría en Japón). El caso del novio, Nishimura, es distinto; él la quiere, está dispuesto a aceptarla a pesar de lo que Asako se ha visto obligada a hacer; pero es un cobarde que antepone la seguridad de su empleo al amor que por ella pueda sentir.
En el apartado técnico esta película también destaca, tanto o aún más que en el artístico. El uso acertado y eficaz del travelling (en una época en la que la cámara se solía mantener estática), la composición escénica, la profundidad de campo y el uso atinadísimo de la iluminación (Minoru Miki fue un gran cinematógrafo que trabajó mucho con Mizoguchi) resultan sublimes, recordemos que estamos ante una película rodada en 1935. Esas escenas en que la acción, muy iluminada, se sitúa al fondo de la imagen, manteniendo la perspectiva (jugando con una claridad que entra en diagonal para que el foco de luz no resalte) es algo difícil de ver incluso 81 años después; antes, en pintura, Velázquez si lo consiguió en su cuadro 'Las hilanderas'.
8
31 de marzo de 2017
31 de marzo de 2017
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
En Villa Biondi, un internado psiquiátrico en las proximidades de Pistoia, en la región de Toscana, se encuentra recluida Beatrice, una enferma que se cree una gran señora, una mujer que no para de hablar. Un día llega Donatella, bastante más joven que Beatrice, y de un estrato social inferior, muy reservada, y con claros síntomas de padecer una depresión mayor, algo que confirmará ella misma más tarde; el duro tratamiento al que está siendo sometida influye en esa actitud pasiva que muestra la joven. A pesar de ser tan distintas Beatrice toma, de alguna manera, bajo su amparo a Donatella, desde luego no hay ninguna otra interna que aguante las largas peroratas de la primera sin rechistar ni marcharse. Ambas, Donatella lo tenía más fácil que Beatrice, son incluidas un día para trabajar, siguiendo una estrategia terapéutica, en un vivero cercano; a la hora de regresar Beatrice escapa subiéndose al primer autobús que pasa y Donatella la sigue. A partir de ahí todo será seguir su aventura de fugadas en las que ambas se reencontrarán con sus pasados anteriores a sus respectivas enfermedades, siendo, alguno de ellos, causa de estas.
Paolo Virzì dirige de manera trepidante esta historia salida de un guion escrito por él mismo y la reconocida guionista Francesca Archibugi. La gran velocidad de palabra y de acción del personaje de Beatrice es como si hiciera que la dirección tomara el mismo ritmo, ello, sin duda, no supone una relación causa efecto, pero sí resulta aprovechado por Virzì para dotar de gran dinamismo a su filmación, haciendo que el espectador no disponga de tiempo para reflexionar sobre lo que está viendo y tan solo sienta las emociones que lo visto le hayan hecho percibir. Es de agradecer, desde la butaca de patio, que por una vez, pues no es nada habitual, se te haga sentir sin tener que reflexionar ni juzgar sobre aquello que estás presenciando en la pantalla, para eso ya habrá tiempo a la salida del cine.
Con un tono de comedia se nos habla del drama de dos mujeres, casos muy duros, en el de Beatrice parece haberle costado la razón, aunque nadie puede asegurar eso; sabremos que tenía un buen matrimonio, una bonísima posición económica y que lo dejó todo por otro hombre que, desde luego, no la correspondió y la hizo quedar desamparada; en su caso no hay culpables ni inocentes, al menos diferenciados, ella sufrió, sigue sufriendo, y también hizo sufrir. Donatella, por su parte, no ha perdido la razón, sino todo lo contrario, la excesiva racionalización de su desgraciada vida la ha llevado a sumirse en la gran depresión que padece. Triste realidad de ambas, esperanza en un caso, y la certeza del amparo que han encontrado la una en la otra.
Por último mencionar las magistrales interpretaciones de las dos protagonistas, la película sería muy distinta sin los enormes trabajos de Valeria Bruni Tedeschi en el papel de Beatrice, y el de Micaela Ramazzotti en el de Donatella. El resultado de este largometraje espléndido se debe a ellas, sin esas actuaciones el notable quehacer de guion y dirección hubiese quedado desdibujado, incluso, tal vez, ridículo.
Paolo Virzì dirige de manera trepidante esta historia salida de un guion escrito por él mismo y la reconocida guionista Francesca Archibugi. La gran velocidad de palabra y de acción del personaje de Beatrice es como si hiciera que la dirección tomara el mismo ritmo, ello, sin duda, no supone una relación causa efecto, pero sí resulta aprovechado por Virzì para dotar de gran dinamismo a su filmación, haciendo que el espectador no disponga de tiempo para reflexionar sobre lo que está viendo y tan solo sienta las emociones que lo visto le hayan hecho percibir. Es de agradecer, desde la butaca de patio, que por una vez, pues no es nada habitual, se te haga sentir sin tener que reflexionar ni juzgar sobre aquello que estás presenciando en la pantalla, para eso ya habrá tiempo a la salida del cine.
Con un tono de comedia se nos habla del drama de dos mujeres, casos muy duros, en el de Beatrice parece haberle costado la razón, aunque nadie puede asegurar eso; sabremos que tenía un buen matrimonio, una bonísima posición económica y que lo dejó todo por otro hombre que, desde luego, no la correspondió y la hizo quedar desamparada; en su caso no hay culpables ni inocentes, al menos diferenciados, ella sufrió, sigue sufriendo, y también hizo sufrir. Donatella, por su parte, no ha perdido la razón, sino todo lo contrario, la excesiva racionalización de su desgraciada vida la ha llevado a sumirse en la gran depresión que padece. Triste realidad de ambas, esperanza en un caso, y la certeza del amparo que han encontrado la una en la otra.
Por último mencionar las magistrales interpretaciones de las dos protagonistas, la película sería muy distinta sin los enormes trabajos de Valeria Bruni Tedeschi en el papel de Beatrice, y el de Micaela Ramazzotti en el de Donatella. El resultado de este largometraje espléndido se debe a ellas, sin esas actuaciones el notable quehacer de guion y dirección hubiese quedado desdibujado, incluso, tal vez, ridículo.
6
7 de enero de 2019
7 de enero de 2019
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
El aclamado escritor, Harry Quebert, famoso por su único libro publicado, pasa tranquilamente el verano de 1975 en Sommerdale (lugar ficticio) en la costa del estado de Maine mientras prepara su próxima novela. Nola Kellerman, una adolescente de 15 años, vecina del lugar, llegará a interrumpir la quietud del cuarentón con su fresca y bella presencia. Nola se enamora platónica y perdidamente de Harry quien se ve abrumado por la constante presencia de la muchacha a quien desde el primer momento le hace ver lo ilusorio de una relación sentimental entre los dos. La historia anteriormente comentada quedará fatalmente interrumpida con la desaparición de la chica el 30 de Agosto de ese año. En 2008 el cuerpo de Nola Kellerman es hallado al realizar unas obras en el jardín de la mansión que en el momento de su mutis el novelista tenía alquilada. Harry Quebert será el único sospechoso del asesinato y encarcelado incondicionalmente. El joven y novel escritor, Marcus Goldman, exalumno de Quebert en la universidad, se presentará en el lugar de los hechos para tratar de esclarecer el caso, junto al oficial de policía encargado, al estar seguro de la inocencia de su admirado profesor y, ahora, colega.
Miniserie de 10 capítulos, de alrededor de 45 minutos de duración cada uno, basada en la novela homónima de Joël Dicker, y dirigida por Jean-Jacques Annaud.
En primer lugar he de decir que no he leído la novela, por lo que mi crítica se ciñe totalmente a la serie de televisión. El director francés, reconocido por ser un gran artesano de la dirección cinematográfica, desde la que ha abordado los más variados argumentos con toda la capacidad de un operario veterano; hace alarde en este caso, una vez más, del saber de un absoluto conocedor del oficio, por lo que mantiene en todo momento el tinglado en pie aun cuando el guion flojea o se hace pesado. Y es que la trama no deja de ser una más de las muchas de su género: intriga, crimen, sospechosos, pistas falsas, realidades poco confesables..., para llegar a un final bastante inverosímil, de tan rebuscado, para tratar de sorprender al espectador.
Al principio, esa historia de amor romántico entre un hombre maduro y una niña, resulta de lo más tierno (sin que en ello haya ningún tono despectivo por mi parte), pero pronto cae hacia su deriva de thriller al uso, un tanto enmarañado y disperso, y pierde su encanto inicial. El personaje de Nola, encantador, bello y magníficamente interpretado por Kristine Froseth, dará también un vuelco inesperado, en una secuencia con el comisario Pratt, que dejará al espectador bastante descolocado por ser imprevisible. Al final, como tantas veces en este género, más televisivo que cinematográfico, todo se resuelve precipitadamente y con dudosa credibilidad desde un punto de vista medianamente lógico.
Miniserie de 10 capítulos, de alrededor de 45 minutos de duración cada uno, basada en la novela homónima de Joël Dicker, y dirigida por Jean-Jacques Annaud.
En primer lugar he de decir que no he leído la novela, por lo que mi crítica se ciñe totalmente a la serie de televisión. El director francés, reconocido por ser un gran artesano de la dirección cinematográfica, desde la que ha abordado los más variados argumentos con toda la capacidad de un operario veterano; hace alarde en este caso, una vez más, del saber de un absoluto conocedor del oficio, por lo que mantiene en todo momento el tinglado en pie aun cuando el guion flojea o se hace pesado. Y es que la trama no deja de ser una más de las muchas de su género: intriga, crimen, sospechosos, pistas falsas, realidades poco confesables..., para llegar a un final bastante inverosímil, de tan rebuscado, para tratar de sorprender al espectador.
Al principio, esa historia de amor romántico entre un hombre maduro y una niña, resulta de lo más tierno (sin que en ello haya ningún tono despectivo por mi parte), pero pronto cae hacia su deriva de thriller al uso, un tanto enmarañado y disperso, y pierde su encanto inicial. El personaje de Nola, encantador, bello y magníficamente interpretado por Kristine Froseth, dará también un vuelco inesperado, en una secuencia con el comisario Pratt, que dejará al espectador bastante descolocado por ser imprevisible. Al final, como tantas veces en este género, más televisivo que cinematográfico, todo se resuelve precipitadamente y con dudosa credibilidad desde un punto de vista medianamente lógico.
Miniserie

7,5
2.018
8
12 de abril de 2019
12 de abril de 2019
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
1935, Berlín. Karl Weiss, judío, e Inga Helms, católica, contraen matrimonio en un día pleno de felicidad para ellos, si bien, la sombra del antisemitismo es cada vez mayor en Alemania. En 1938, 'La Noche de los Cristales Rotos', será, de alguna manera, el inicio sin retorno de la persecución de los judíos por parte de las autoridades alemanas hasta su exterminio. Esta miniserie narra los hechos centrándose en las vivencias de la familia Weiss (el matrimonio formado por Josef y Berta, y sus tres hijos, Karl, Rudi y Anna, así como de otros familiares y allegados), pasando de Berlín a Varsovia, Ucrania y varios campos de concentración hasta el final de la guerra en 1945.
Serie de no muy alto presupuesto, escrita por el novelista Gerald Green y dirigida por Marvin J. Chomsky, conocido director de series de televisión; siendo íntegramente rodada en Berlín Occidental y Austria.
El éxito de crítica y de público de 'Holocausto' fue espectacular tras su emisión (en cuatro capítulos y en días consecutivos); en EEUU se dice que la vieron 120 millones de personas, casi la mitad de la población. En Enero de 1979 se emitió en Alemania, y aunque el número de espectadores, unos 15 millones, ni porcentualmente se puede comparar con el que tuvo en su país de origen, el impacto que supuso en la sociedad de ese país fue enorme. En España se estrenó en Junio de ese mismo año, y aunque no fue en días consecutivos, sí se hizo en el espacio de una semana, causando también una gran conmoción.
Para tratar de explicar el éxito de esta obra creo que hay que ir, en un principio, a analizar la obra en sí. En aquella época el número de miniseries era aún muy pequeño, el hecho de emitirse en días consecutivos estaba claro que haría que se centrase en ella aún más la atención. Su factura resultó ser de muy buena calidad; bien documentada, gran dirección y muy buen guion, con excelentes diálogos e interpretaciones, en varios casos, mucho mejor que aceptables. Y sobre todo ello, el argumento. Por aquel entonces ya se habían hecho muchas películas sobre la Segunda Guerra Mundial; pero casi todas trataban la guerra únicamente desde el punto de vista bélico. En esta ocasión se situó al espectador ante la tragedia vivida por civiles, y, sobre todo, por una familia de judíos. El extermino judío por parte de los nazis era conocido por todo el mundo, pero era la primera vez que se presentaba ante el gran público de principio a fin, y con toda su crueldad, sin ningún tipo de distracción en el guion.
El debate que abrió 'Holocausto' allí donde se mostró fue intenso; pero el más interesante de considerar y exponer es el que suscitó en Alemania. Unos ejemplos: Tras el capítulo que narra 'La Noche de los Cristales Rotos', la cadena de televisión, y la propia policía, recibieron numerosas llamadas de personas, con remordimiento de conciencia, que confesaron haber participado en ataques a la comunidad judía aquella noche. Los crímenes habían prescrito, pero, por la emisión de la serie, el gobierno de la República Federal de Alemania aumentó el período de tiempo para su prescripción. La palabra 'Holocausto' no existía en alemán (se hablaba de genocidio judío o 'solución final'), y a principios de los 80 se introdujo en su diccionario oficial. Hasta Enero de este mismo año, al cumplirse 40 años de su emisión, y ser repuesta en televisión, no se vio en su totalidad en Alemania, pues en su día se suprimieron 12 minutos.
En definitiva, una serie para recordar, para ser vista por quien no la conozca y, sobre todo, para no olvidar.
Serie de no muy alto presupuesto, escrita por el novelista Gerald Green y dirigida por Marvin J. Chomsky, conocido director de series de televisión; siendo íntegramente rodada en Berlín Occidental y Austria.
El éxito de crítica y de público de 'Holocausto' fue espectacular tras su emisión (en cuatro capítulos y en días consecutivos); en EEUU se dice que la vieron 120 millones de personas, casi la mitad de la población. En Enero de 1979 se emitió en Alemania, y aunque el número de espectadores, unos 15 millones, ni porcentualmente se puede comparar con el que tuvo en su país de origen, el impacto que supuso en la sociedad de ese país fue enorme. En España se estrenó en Junio de ese mismo año, y aunque no fue en días consecutivos, sí se hizo en el espacio de una semana, causando también una gran conmoción.
Para tratar de explicar el éxito de esta obra creo que hay que ir, en un principio, a analizar la obra en sí. En aquella época el número de miniseries era aún muy pequeño, el hecho de emitirse en días consecutivos estaba claro que haría que se centrase en ella aún más la atención. Su factura resultó ser de muy buena calidad; bien documentada, gran dirección y muy buen guion, con excelentes diálogos e interpretaciones, en varios casos, mucho mejor que aceptables. Y sobre todo ello, el argumento. Por aquel entonces ya se habían hecho muchas películas sobre la Segunda Guerra Mundial; pero casi todas trataban la guerra únicamente desde el punto de vista bélico. En esta ocasión se situó al espectador ante la tragedia vivida por civiles, y, sobre todo, por una familia de judíos. El extermino judío por parte de los nazis era conocido por todo el mundo, pero era la primera vez que se presentaba ante el gran público de principio a fin, y con toda su crueldad, sin ningún tipo de distracción en el guion.
El debate que abrió 'Holocausto' allí donde se mostró fue intenso; pero el más interesante de considerar y exponer es el que suscitó en Alemania. Unos ejemplos: Tras el capítulo que narra 'La Noche de los Cristales Rotos', la cadena de televisión, y la propia policía, recibieron numerosas llamadas de personas, con remordimiento de conciencia, que confesaron haber participado en ataques a la comunidad judía aquella noche. Los crímenes habían prescrito, pero, por la emisión de la serie, el gobierno de la República Federal de Alemania aumentó el período de tiempo para su prescripción. La palabra 'Holocausto' no existía en alemán (se hablaba de genocidio judío o 'solución final'), y a principios de los 80 se introdujo en su diccionario oficial. Hasta Enero de este mismo año, al cumplirse 40 años de su emisión, y ser repuesta en televisión, no se vio en su totalidad en Alemania, pues en su día se suprimieron 12 minutos.
En definitiva, una serie para recordar, para ser vista por quien no la conozca y, sobre todo, para no olvidar.
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