No es extraño que este capítulo con forma de reboot sea un chusco de tamaño descomunal. Si fuera directa al mercado VOD debería estar en la sección de morralla absoluta. Cualquier producto se vende como terror o home invasión cuando poco desprende de ambos géneros. Los próximos capítulos espero que ni los rueden la verdad.
Hasta nunca.

Cabreat, de cabrear, duele ver un film que aparece como 'una de las sorpresas del género de terror del año', cuando lo más inquietante transcurre en los primeros minutos. Película previsible, guión simplón, interpretaciones insulsas y sustos de mercadillo. A Damian si que le encadenaba yo en corto para que no hiciera más pelis similares, del conejo haría un Annabelle al uso.

Batiburrillo de primera para un film que mancha el género de terror de boloñesa del Carrefour Express. La clásica historia de terror mal pensada, peor ejecutada y horrorosamente actuada. Tocar a grandes clásicos para destrozar sus cánones. Habrá quien diga que tiene su punto y le ha conseguido asustar, seguramente esos también llaman comida italiana a la pizza de casa Tarradellas.

Tres sentidos, de los que hace uso la película, que poco han desarrollado desde la dirección.

Empiezo a pensar que ciertos medios recomiendan series como la que nos atañe porque la pandemia ha hecho mella en su gusto. Mala, floja y con un hilo conductor que lejos de enganchar aturde y adormece. Una lástima quedarse en la superficie en lugar de construir un producto que podría ser tan oscuro como prometía y renovar las historias clásicas del P.I. de rigor.

La noche tiene esas cosas, especímenes ocultos, bichos raros y ritos a diestro y siniestro. En Wounds todo ello tiene cabida en un cocktail que en sorbos pequeños sienta bien pero que tiene tanto ingrediente secundario de garrafón que te hace desecharlo a medias. No me malinterpreten, la película se puede terminar, como el que se termina bebiendo cualquier cosa antes de caer en la barra adormecido. El sentimiento es el mismo, una cefalea con ratos para el olvido.