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Críticas ordenadas por utilidad
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6,1
36.844
6
3 de enero de 2015
3 de enero de 2015
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El niño supone la esperada vuelta a nuestros cines de Daniel Monzón después de la excelente Celda 211. La película afronta su segunda semana como número uno de nuestra cartelera y hoy ha sido anunciada como una de las preseleccionadas para representar a España en la próxima edición de los Premios Oscar.
La película se centra en el problema del narcotráfico en el estrecho de Gibraltar. El ambicioso planteamiento del film se atreve a mostrarnos el problema desde todos los puntos de vista. Por un lado, está el siempre excelente Luis Tosar como incansable perseguidor del narcotráfico. En el lado opuesto tenemos a Jesús Castro (El niño) y Jesús Carroza (El compi), dos jóvenes desempleados andaluces que ven en el narcotráfico una fácil vía al éxito. Los dos se aliarán con un joven marroquí para empezar a realizar pequeños encargos que se irán complicando poco a poco a medida que la sombra de la policía y de las grandes organizaciones criminales se cierne contra ellos. También hay hueco en la película para la población marroquí y su vida ligada a esta actividad ilegal.
Este correctísimo thriller, de más de dos horas de duración, cuenta con un guión elaborado con paciencia y sin prisa, ambicionando siempre el máximo nivel. La narración roza la excelencia teniendo el amor, la tensión, el humor y el desarrollo de cada personaje su correcto desarrollo, acompañado todo ello de un montaje excelente y de una capacidad de producción y despliegue técnico digno de Hollywood (en el buen sentido).
No es Celda 211, aunque en las persecuciones en helicóptero, sin duda lo mejor del film, parece acercarse. La tensión, la casi perfecta fluidez narrativa están ahí, sin embargo, la película no acaba de despuntar, motivado principalmente por su pareja protagonista, que baja el nivel a simple entretenimiento en todas las escenas que no comparte protagonismo con Luis Tosar. Seguramente, los productores del film, que han hecho una excelente labor tanto de producción como de promoción, han preferido renunciar a la excelencia incrementando la taquilla con la figura del protagonista de El príncipe.
Una película, sin duda notable, un paso más hacia la confirmación de un cineasta que goza de perfecto conocimiento de la narrativa, el ritmo y el montaje del thriller y que promete dar muchas alegrías al cine y al mercado del mismo en este país. Eso sí, no busquen el nivel de Celda 211, probablemente no haya podido, quizás no le han dejado, quizás él no ha querido.
Más en: cinealacarbonara.blogspot.com
Facebook: Cine a la carbonara
Twitter: @Cinealcarbonara
La película se centra en el problema del narcotráfico en el estrecho de Gibraltar. El ambicioso planteamiento del film se atreve a mostrarnos el problema desde todos los puntos de vista. Por un lado, está el siempre excelente Luis Tosar como incansable perseguidor del narcotráfico. En el lado opuesto tenemos a Jesús Castro (El niño) y Jesús Carroza (El compi), dos jóvenes desempleados andaluces que ven en el narcotráfico una fácil vía al éxito. Los dos se aliarán con un joven marroquí para empezar a realizar pequeños encargos que se irán complicando poco a poco a medida que la sombra de la policía y de las grandes organizaciones criminales se cierne contra ellos. También hay hueco en la película para la población marroquí y su vida ligada a esta actividad ilegal.
Este correctísimo thriller, de más de dos horas de duración, cuenta con un guión elaborado con paciencia y sin prisa, ambicionando siempre el máximo nivel. La narración roza la excelencia teniendo el amor, la tensión, el humor y el desarrollo de cada personaje su correcto desarrollo, acompañado todo ello de un montaje excelente y de una capacidad de producción y despliegue técnico digno de Hollywood (en el buen sentido).
No es Celda 211, aunque en las persecuciones en helicóptero, sin duda lo mejor del film, parece acercarse. La tensión, la casi perfecta fluidez narrativa están ahí, sin embargo, la película no acaba de despuntar, motivado principalmente por su pareja protagonista, que baja el nivel a simple entretenimiento en todas las escenas que no comparte protagonismo con Luis Tosar. Seguramente, los productores del film, que han hecho una excelente labor tanto de producción como de promoción, han preferido renunciar a la excelencia incrementando la taquilla con la figura del protagonista de El príncipe.
Una película, sin duda notable, un paso más hacia la confirmación de un cineasta que goza de perfecto conocimiento de la narrativa, el ritmo y el montaje del thriller y que promete dar muchas alegrías al cine y al mercado del mismo en este país. Eso sí, no busquen el nivel de Celda 211, probablemente no haya podido, quizás no le han dejado, quizás él no ha querido.
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Documental

7,3
3.685
Documental
7
3 de mayo de 2015
3 de mayo de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Red Army es un documental recientemente estrenado en España, escrito, dirigido y producido por Gabe Polky. El director americano, hijo de inmigrantes soviéticos y jugador de hockey en la universidad, nos proporciona un relato poderoso y vibrante, no solo sobre el mejor equipo de este deporte sino del símbolo de toda una época.
A través de un duro proceso de selección, la Unión Soviética elegía a sus jugadores desde niños. A partir de ahí, les esperaba un duro entrenamiento militar para convertirlos en invencibles y demostrar a occidente que el sistema de vida comunista era el adecuado. Red Army es la historia de estos hombres, especialmente el de “los cinco rusos” conocidos como el mejor equipo de la historia del hockey. Primero, con el entrenador con el que habían convivido desde niños, todo fue bien, era un revolucionario que utilizando técnicas del ballet y el ajedrez convirtió los movimientos de su equipo en un arte imparable. Pero cuando el mando del equipo llegó a un tirano oficial de la KGB, la vida de estos hombres se convirtió en un infierno, poniendo a prueba su patriotismo. ¿Tuvieron la tentación de escapar? ¿Se hicieron millonarios jugando en la NHL?
Juntando política y deporte, negociaciones internas, patriotismo, compañerismo y amistad, el documental mezcla atractivas imágenes de archivo con el testimonio de los jugadores protagonistas. Sí hay algo que define Red Army es su viveza, situándose como uno de los documentales más entretenidos y atractivos para el espectador. No se entienda esto como un defecto, ni como falta de objetividad documental, simplemente está narrado con humor, tensión, un gran montaje que enfrente y propone los hechos en su momento justo y un sonido directo y cortante, que hace parecer nuevas las imágenes de archivo de los partidos. La magnífica edición de sonido está acompañada de una continua base musical que no deja decaer el ritmo del documental.
El mundo del deporte cambió para estos hombres como cambiaba la política mundial con la disolución de la Unión Soviética. Pero, ¿fue la política quien cambió al deporte o el deporte el que cambió la política?
Más en: cinealacarbonara.blogspot.com
Facebook: Cine a la carbonara
Twitter: @Cinealcarbonara
A través de un duro proceso de selección, la Unión Soviética elegía a sus jugadores desde niños. A partir de ahí, les esperaba un duro entrenamiento militar para convertirlos en invencibles y demostrar a occidente que el sistema de vida comunista era el adecuado. Red Army es la historia de estos hombres, especialmente el de “los cinco rusos” conocidos como el mejor equipo de la historia del hockey. Primero, con el entrenador con el que habían convivido desde niños, todo fue bien, era un revolucionario que utilizando técnicas del ballet y el ajedrez convirtió los movimientos de su equipo en un arte imparable. Pero cuando el mando del equipo llegó a un tirano oficial de la KGB, la vida de estos hombres se convirtió en un infierno, poniendo a prueba su patriotismo. ¿Tuvieron la tentación de escapar? ¿Se hicieron millonarios jugando en la NHL?
Juntando política y deporte, negociaciones internas, patriotismo, compañerismo y amistad, el documental mezcla atractivas imágenes de archivo con el testimonio de los jugadores protagonistas. Sí hay algo que define Red Army es su viveza, situándose como uno de los documentales más entretenidos y atractivos para el espectador. No se entienda esto como un defecto, ni como falta de objetividad documental, simplemente está narrado con humor, tensión, un gran montaje que enfrente y propone los hechos en su momento justo y un sonido directo y cortante, que hace parecer nuevas las imágenes de archivo de los partidos. La magnífica edición de sonido está acompañada de una continua base musical que no deja decaer el ritmo del documental.
El mundo del deporte cambió para estos hombres como cambiaba la política mundial con la disolución de la Unión Soviética. Pero, ¿fue la política quien cambió al deporte o el deporte el que cambió la política?
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6,3
16.323
6
15 de febrero de 2015
15 de febrero de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Foxtcatcher, de Bennet Miller está basada en hechos reales cuenta la historia de dos luchadores, medallistas de oro olímpicos que son atraídos por las ofertas de un misterioso millonario que parece querer convertirse en su entrenador.
Bennet Miller, que ganó, por su labor en Foxcatcher, el Premio al Mejor director en el pasado Festival de Cannes plantea una puesta en escena realista y sombría, muy calmada, como una pequeña laguna en la que los actores son los encargados de hacer las olas. Por lo tanto, el director plantea un relato, algo irregular y escasamente dramático que obtiene toda su fuerza del realismo y de la discreción con la que la película deja trabajar a un trío actoral que esta maravilloso. El primero es Channing Tatum, representando su mejor papel hasta la fecha, con un despliegue físico impresionante que no deja lugar a diferencias entre él y un profesional de la lucha. Tatum Interpreta a un deportista de potencial, inmaduro y muy inseguro. Su hermano mayor (un sincero y trasparente Mark Ruffalo) ejerce como padre de familia y como tutor y anclaje de la fragilidad mental de su hermano, su verdadero entrenador y un luchador veterano y experimentado. El tercer y más destacado vértice del triangulo es un irreconocible Steve Carell, como el millonario John Du Pont. Un fanático de la lucha libre que cree poder convertirse en entrenador de lucha solo por su dinero. Es un personaje inseguro, inmaduro, serio y muy opaco. Todos sabíamos que Steve Carell tenía un actor superlativo dentro, pero la comedia es la mayor aliada del temido encasillamiento. Con esta película y todo hay que decirlo, con ayuda de mucho maquillaje, Carell cambia de registro por completo regalándonos esta fascinante encarnación.
Sin empobrecer a las fantásticas interpretaciones del trío protagonista, la película trascurre sin demasiada fuerza dramática hasta su tramo final en el que el film destapona su contención para mostrar la verdadera realidad del personaje de Carell. Pese a su gran nivel actoral y su interesante representación de un hecho sórdido de la historia de USA, la película carece de ritmo dramático e interés en gran parte de su metraje.
Sin embargo, es cierto que a veces hay que valorar el riesgo que se ha tomado Miller intentando representar un hecho real de forma personal, realista, verdadera y objetiva. Miller no crítica a sus personajes ni los ensalza, simplemente los muestra como son, dando a este biopic algo más de interés cinematográfico que sus coetáneos The imitation game o Siempre Alice.
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Bennet Miller, que ganó, por su labor en Foxcatcher, el Premio al Mejor director en el pasado Festival de Cannes plantea una puesta en escena realista y sombría, muy calmada, como una pequeña laguna en la que los actores son los encargados de hacer las olas. Por lo tanto, el director plantea un relato, algo irregular y escasamente dramático que obtiene toda su fuerza del realismo y de la discreción con la que la película deja trabajar a un trío actoral que esta maravilloso. El primero es Channing Tatum, representando su mejor papel hasta la fecha, con un despliegue físico impresionante que no deja lugar a diferencias entre él y un profesional de la lucha. Tatum Interpreta a un deportista de potencial, inmaduro y muy inseguro. Su hermano mayor (un sincero y trasparente Mark Ruffalo) ejerce como padre de familia y como tutor y anclaje de la fragilidad mental de su hermano, su verdadero entrenador y un luchador veterano y experimentado. El tercer y más destacado vértice del triangulo es un irreconocible Steve Carell, como el millonario John Du Pont. Un fanático de la lucha libre que cree poder convertirse en entrenador de lucha solo por su dinero. Es un personaje inseguro, inmaduro, serio y muy opaco. Todos sabíamos que Steve Carell tenía un actor superlativo dentro, pero la comedia es la mayor aliada del temido encasillamiento. Con esta película y todo hay que decirlo, con ayuda de mucho maquillaje, Carell cambia de registro por completo regalándonos esta fascinante encarnación.
Sin empobrecer a las fantásticas interpretaciones del trío protagonista, la película trascurre sin demasiada fuerza dramática hasta su tramo final en el que el film destapona su contención para mostrar la verdadera realidad del personaje de Carell. Pese a su gran nivel actoral y su interesante representación de un hecho sórdido de la historia de USA, la película carece de ritmo dramático e interés en gran parte de su metraje.
Sin embargo, es cierto que a veces hay que valorar el riesgo que se ha tomado Miller intentando representar un hecho real de forma personal, realista, verdadera y objetiva. Miller no crítica a sus personajes ni los ensalza, simplemente los muestra como son, dando a este biopic algo más de interés cinematográfico que sus coetáneos The imitation game o Siempre Alice.
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7
11 de enero de 2015
11 de enero de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ganadora del Premio Especial del Jurado en la sección "Un Certain Regard" de pasado Festival de Cannes, La sal de la tierra de Wim Wenders es, junto con La imagen perdida, el mejor documental del pasado año.
La película es una impresionante oda visual, a modo de homenaje al fotógrafo Sebastião Salgado. El artista brasileño repasa sus fotografías demostrando una impresionante representación de la humanidad y una gran conciencia sobre el mundo.
El veterano realizar alemán, Wim Wenders, intercala grabaciones de Salgado trabajando, testimonios suyos a modo de busto parlante y sus impresionantes fotografías, siempre en blanco y negro, para regalar un espectacular documental lleno de verdad y humanidad por parte de un ser humano sabio y con una vida increíble, que ha visto de todo y lo ha capturado con la cámara.
Salgado, retratista de personas, especializado en catástrofes y grandes movimientos de población, un día no pudo más, perdió la fe en el mundo y volvió a Brasil con el corazón vacío de retratar durante décadas la crueldad del mundo. Después de diez años de reflexión, el fotógrafo solo pudo volver a retratar la naturaleza, cambiando totalmente de registro.
Sin duda, una enseñanza de vida, pura y verdadera, de un ser humano que demuestra que en el arte el sentimiento está muy por encima de la técnica. Salgado y Wenders nos regalan esta joya documental cuyas imágenes asombran al verse y asustan tanto como asustaban a su autor cuando las tomaba.
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La película es una impresionante oda visual, a modo de homenaje al fotógrafo Sebastião Salgado. El artista brasileño repasa sus fotografías demostrando una impresionante representación de la humanidad y una gran conciencia sobre el mundo.
El veterano realizar alemán, Wim Wenders, intercala grabaciones de Salgado trabajando, testimonios suyos a modo de busto parlante y sus impresionantes fotografías, siempre en blanco y negro, para regalar un espectacular documental lleno de verdad y humanidad por parte de un ser humano sabio y con una vida increíble, que ha visto de todo y lo ha capturado con la cámara.
Salgado, retratista de personas, especializado en catástrofes y grandes movimientos de población, un día no pudo más, perdió la fe en el mundo y volvió a Brasil con el corazón vacío de retratar durante décadas la crueldad del mundo. Después de diez años de reflexión, el fotógrafo solo pudo volver a retratar la naturaleza, cambiando totalmente de registro.
Sin duda, una enseñanza de vida, pura y verdadera, de un ser humano que demuestra que en el arte el sentimiento está muy por encima de la técnica. Salgado y Wenders nos regalan esta joya documental cuyas imágenes asombran al verse y asustan tanto como asustaban a su autor cuando las tomaba.
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Documental

7,8
8.295
Documental
8
3 de enero de 2015
3 de enero de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece que los documentales están en una etapa dorada, tanto de calidad como, y esto es lo extraño, de éxito de audiencia. Si el año pasado fue Searching for Sugar Man, el 2013 ha sido el año de The act of killing de Joshua Oppenheimer y Christine Cynn. El documental, producido entre otros por Werner Herzog, aborda el tema del golpe militar en Indonesia en 1965. El resultado del golpe fue una dictadura militar que exterminó a millones de “comunistas”. La característica diferencial de este genocidio es que los militares se valieron de gansters y organismos civiles armados para desarrollar esta matanza.
Increíblemente, en Indonesia desde entonces, ser un ganster no solo está bien visto, sino que el propio vicepresidente expresa en sus discursos que al país lo que le falta son más gansters. Debido a que estos matones exterminaron a los comunistas, ser un ganster se ha convertido en sinónimo de hombre libre y, por lo tanto, contrario a los comunistas.
El documental se construye a través de la figura de uno de esos asesinos, llamado Anwar Congo, autor de nada menos que mil muertes. El mafioso, hombre simpático, fan del cine Hollywoodiense, del baile y cariñoso abuelo, es un héroe nacional. Junto a sus amigos de exterminio y con ayuda del gobierno está realizando una película conmemorativa de las matanzas. A través de entrevistas relatadas por sus propios protagonistas y de escenas del rodaje de ese film conmemorativo, donde se recrean los asesinatos y torturas, se arbola The act of killing.
El documental, es como sus protagonistas, de difícil interpretación y complejos sentimientos. Hay escenas de humor e imágenes bellamente surrealistas combinadas con testimonios brutalmente veraces. La película, además de relatar los hechos, intenta profundizar sobre el acto de matar, como su título indica. Cuando asesinar no tiene castigo legal ¿el autor es perjudicado de alguna forma? Si tienes la total convicción de que matar a esa persona está bien, ¿sientes algún remordimiento al hacerlo?
Los propios protagonistas conversan entre ellos, con muchas risas y algunas lágrimas, de sus experiencias. Algunos siguen creyendo que los comunistas merecían morir, otros saben que, aunque en ese momento lo creían, no era cierto. Unos tienen pesadillas, otros van al psicólogo y otros no sienten absolutamente nada porque, no lo olvidemos, ser un gánster está recomendado en Indonesia y ese era, simplemente, su trabajo.
Es increíble ver la verdad que desprende este film, extraordinario ver, cual conversación de bar, como relatan que violaban a toda chica que encontraban, coincidiendo todos en que las de catorce años son las mejores. Oír sus métodos para ahorrar manchar todo de sangre y, después, ver como bailan y tocan la guitarra. Asombroso ver cómo se divierten y cantan después de recrear como mataron a miles, porque, aunque de distintas formas, todos han seguido con sus largas y felices vidas. Los crímenes de guerra los definen los ganadores y ellos lo son. Su único castigo puede ser su propia conciencia, pero, ¿estando educados para no tener, finalmente la tienen?
En la última maravillosa media hora del documental, después de ver escenas de esa surrealista e increíble película conmemorativa, empezaran a desvelarse los sentimientos más ocultos de lo que significa matar. Sin accesorios, ni leyes, ni penas, ni obligaciones, sino, lo que significa acabar con la vida de otra persona en el cuerpo y la mente de uno mismo. Los testimonios, absolutamente naturales y despreocupados, son lo más chocante de este film que, además, goza de bellas e increíblemente humorísticas imágenes.
No se pierdan este documental, nominado al Oscar y ganador de numerosos y merecidos premios. The act of killing es una de las cosas más únicas y reveladoras del cine reciente, tan real que parece inventado, sobre la maldad y la conciencia de las personas, por encima de leyes o ideologías.
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Increíblemente, en Indonesia desde entonces, ser un ganster no solo está bien visto, sino que el propio vicepresidente expresa en sus discursos que al país lo que le falta son más gansters. Debido a que estos matones exterminaron a los comunistas, ser un ganster se ha convertido en sinónimo de hombre libre y, por lo tanto, contrario a los comunistas.
El documental se construye a través de la figura de uno de esos asesinos, llamado Anwar Congo, autor de nada menos que mil muertes. El mafioso, hombre simpático, fan del cine Hollywoodiense, del baile y cariñoso abuelo, es un héroe nacional. Junto a sus amigos de exterminio y con ayuda del gobierno está realizando una película conmemorativa de las matanzas. A través de entrevistas relatadas por sus propios protagonistas y de escenas del rodaje de ese film conmemorativo, donde se recrean los asesinatos y torturas, se arbola The act of killing.
El documental, es como sus protagonistas, de difícil interpretación y complejos sentimientos. Hay escenas de humor e imágenes bellamente surrealistas combinadas con testimonios brutalmente veraces. La película, además de relatar los hechos, intenta profundizar sobre el acto de matar, como su título indica. Cuando asesinar no tiene castigo legal ¿el autor es perjudicado de alguna forma? Si tienes la total convicción de que matar a esa persona está bien, ¿sientes algún remordimiento al hacerlo?
Los propios protagonistas conversan entre ellos, con muchas risas y algunas lágrimas, de sus experiencias. Algunos siguen creyendo que los comunistas merecían morir, otros saben que, aunque en ese momento lo creían, no era cierto. Unos tienen pesadillas, otros van al psicólogo y otros no sienten absolutamente nada porque, no lo olvidemos, ser un gánster está recomendado en Indonesia y ese era, simplemente, su trabajo.
Es increíble ver la verdad que desprende este film, extraordinario ver, cual conversación de bar, como relatan que violaban a toda chica que encontraban, coincidiendo todos en que las de catorce años son las mejores. Oír sus métodos para ahorrar manchar todo de sangre y, después, ver como bailan y tocan la guitarra. Asombroso ver cómo se divierten y cantan después de recrear como mataron a miles, porque, aunque de distintas formas, todos han seguido con sus largas y felices vidas. Los crímenes de guerra los definen los ganadores y ellos lo son. Su único castigo puede ser su propia conciencia, pero, ¿estando educados para no tener, finalmente la tienen?
En la última maravillosa media hora del documental, después de ver escenas de esa surrealista e increíble película conmemorativa, empezaran a desvelarse los sentimientos más ocultos de lo que significa matar. Sin accesorios, ni leyes, ni penas, ni obligaciones, sino, lo que significa acabar con la vida de otra persona en el cuerpo y la mente de uno mismo. Los testimonios, absolutamente naturales y despreocupados, son lo más chocante de este film que, además, goza de bellas e increíblemente humorísticas imágenes.
No se pierdan este documental, nominado al Oscar y ganador de numerosos y merecidos premios. The act of killing es una de las cosas más únicas y reveladoras del cine reciente, tan real que parece inventado, sobre la maldad y la conciencia de las personas, por encima de leyes o ideologías.
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