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Críticas 39
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
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19 de junio de 2022 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esta película con sabor ochentero tenemos a un Martin Sheen algo soso, aunque resolutivo, intentando defender su personaje y un metraje algo soporífero y largo para la historia que cuenta. Y es que este film, pensado para ser pasto de los millones de videoclubs de entonces, resulta bastante lineal y sin un "in crescendo" que nos vaya motivando a medida que se va desarrollando el guion. Eso sí, va dando bandazos de género cada dos por tres: de thriller pasa a cine de acción, y de ahí a telefilm de drama familiar, haciendo un pequeño inciso para mostrar una atmósfera de terror descafeinado en la que Martin Sheen aguanta el tipo, pese a que le crecen los problemas, los cadáveres y las maldiciones vudú por doquier. Por tanto, la trama de los asesinatos de niños se aparca a un lado y vuelve a aparecer a la media hora de metraje, sin aportar la profundidad y el interés que se merece. Igual ocurre con la secta de "Los Creyentes" y sus rituales de sacrificios humanos, un potencial al que se le podía haber extraído más sustancia y morbo, ya que supongo era el cebo con el que se intentaba llamar la atención del público. De todos modos, me gustó el guiño de que hasta los amigos más íntimos del personaje que interpreta Martin Sheen pueden estar metidos hasta el cuello en la secta en cuestión. Pese a todo, la película tiene escenas dignas de un sobresaliente, como la persecución final, rodada en penumbra, luces atmosféricas y con un sin fin de picados y contrapicados. Además, tiene su importancia sociológica al mostrarnos como, en los ochenta, la comunidad latina va teniendo su propia y cada vez mayor relevancia en una ciudad como Nueva York. Si te gusta el cine ochentero está película resulta curiosa y está dirigida con bastante profesionalidad.
27 de junio de 2024
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante un subproducto de serie z terriblemente precario, que parece intentar rescatar de la ultratumba el espíritu transgresor y travieso de John Waters, pero que simplemente queda en una posición de lo más sonrojante, algo que impulsa a revolverse en su asiento al espectador más paciente por visionar tamaño truño, con alguna que otra tentativa desesperada de darle al botón rojo del mando a distancia, para no continuar su visionado. Para colmo, resulta una ironía terrible que en la plataforma Filmin lo anuncien como "Un film de culto instantáneo". En fin, es la típica película tramposa que quiere ocultar todas o parte de sus enormes deficiencias fílmicas -y supongo, que falta de medios- dándole una pátina de cine underground atrevido, pero que, lamentablemente, hace aguas por todas partes. Y lo más penoso es que, partiendo de una idea más o menos interesante -que no original-, al minuto uno llega la decepción total -y lo que es peor- el aburrimiento y la indignación, pese a su contenido pretendidamente tórrido, pero que tal cómo están planteadas las escenas, crean más bien un anticlímax que otra cosa. No ayuda nada que tenga una fotografía terrible, un sonido pésimo, unas interpretaciones de juzgado de guardia y un guion de lo más peregrino y huero. Puestos a pedir, al menos podían haber realizado un casting mínimamente decente, para que el protagonista, Mamántula, (el chico al que todos desean, según su publicidad) tuviera alguna chispa de morbo y una capacidad actoral que no esté tan bajo mínimos. Siendo benevolente, se puede encontrar alguna escena con un toque experimental que no está mal. Recomendable sólo para cinéfilos temerarios que gusten del morbo cutre.
15 de mayo de 2020 2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando vi "La Mala Educación" en su día, me sentí un tanto confundido y algo decepcionado. Esta vez, me he quedado bastante cabreado. Es como si ahora le viera las costuras mal cosidas a un vestido que pretende pasar por sofisticado y original, pero no es más que un remedo, un patchwork fílmico de una pretenciosidad gratuita e insultante. Me parece que, junto a los "Amantes Pasajeros" es su película más fallida, si contamos desde el año 2000. Un sacrilegio teniendo en cuenta su sobrada experiencia anterior y su libertad en cuanto a presupuesto y contar con los mejores profesionales. Supongo que el Almodóvar se vino arriba, -arropado por los distintos premios y distinciones que había cosechado en su películas anteriores- y elucubró la realización de su obra maestra y definitiva, extrayendo de su chistera de pretendido genio un guión que guardaba y que desempolvó para la ocasión. Así que no la quiso colar como su obra más personal, arriesgada y compleja, por lo que puso todas sus tripas como artista en el asador de esta película, pero uno, al verla, sólo encuentra casquería preciosista, un juego de artificios, un intento de disfrazar sentimientos profundos en un envoltorio abigarrado e impostado.

Me parece que el germen de "La Mala Educación " surge de una historia paralela de unos de los personajes de "La Ley de deseo", tengo entendido que del sacerdote con el que se encuentra el personaje de Carmen Maura en un momento dado. A pesar de que aborda múltiples temas, la película intenta mostrar la monstruosidad de los abusos sexuales perpetrados por sacerdotes a menores en la década de los años sesenta. Un temática loable, si no fuera porque para ello lo envuelve en un argumento inverosímil, de seres que no aparentan lo que son, de historias que cruzan y se entrecruzan en un juego de espejos cansino sinfín, un laberinto de personajes como cajas chinas que, a la postre, no son más que un decorado mal construido, retórico y barroco, incluyendo todo tipo de influencias como el estilo fílmico de "Los Niños del Coro", la novela "Las Amistades Particulares", las películas de Sara Montiel, el vestuario de "No desearás al vecino del quinto" para el personaje de la Paca, interpretado por Javier Cámara, y un largo etcétera. En definitiva, Almodóvar quiere que con "La Mala Educación" asistamos a un ejercicio de enorme complejidad, un reguero de mentiras y engaños, de víctimas y verdugos, de redención y pecado, de realidad y metarrealidad cinematográfica que sólo logra irritarnos en muchos momentos de su visitando. Tampoco ayuda mucho su elenco de actores principales. Gael García Bernal ejerce aquí su peor interpretación de la historia, por más que Almodóvar lo estuviese presionando vanamente para pulirlo para el papel. Por su lado, Fele Martínez resulta más que pésimo: está irritante, aportando una nula credibilidad a su personaje que socava parte de la historia. Menos mal que tenemos la profesionalidad de Lluis Homar, de Daniel Giménez Cacho y de Javier Cámara -interpretando un personaje que queda algo chirriante en la agobiante atmósfera dramática que se respira en gran parte del film- para dignificar un poco el descalabro de esta película. También está una excelente fotografía y la soberbia música de Albertos Iglesias, aunque muchas veces actúe erróneamente sobrecargando el dramatismo de las imágenes. Como colofón, tenemos un final que resulta una broma pesada, una "mala educación" para con el espectador de parte del director. Maldita gracia es que, después de tanto zigzag dramático de los personajes, Pedrito nos arroje una gracieta parodiando muchos finales de comedias americanas enunciando el destino futuro de cada personaje principal. Un final indignante y que deja muy mal sabor de boca. Al menos, en esta película el director se delata abiertamente subrayando el alto concepto de sí mismo que tiene como genio y figura del cine, pero también lo lejos que queda de la realidad, sobre todo, a efectos de resultados como esta indigesta "Mala Educación".
21 de agosto de 2023 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se trata de un documental a mayor gloria de este peculiar dúo; de hecho, uno de ellos es el director de este engendro surrealista que, a partir de mucho marketing y mucho morro, consiguieron hacerse un hueco, en tiempo récord, en el panorama musical patrio. Por otra parte, si no supiéramos que está producido en el año 2021, casi se diría que se trata de un documental setentero, por su estética algo casposa y vintage, pero sobre todo, porque sus componentes intentaron llevar la caduca consigna de "sexo, drogas y rock and roll" hasta las últimas, pueriles y ridículas consecuencias. Por otra parte, tenemos las diversas opiniones y comentarios de los que intervienen en el documental, que lamentablemente no podemos llegar a alcanzar qué grado de objetividad poseen: ya que no sabemos si están de coña, son entrevistas amañadas o manipuladas, son opiniones sinceras, o simplemente están representando una variopinta comparsa de un falso documental. En cuanto al historial y a los comentarios del dúo, mejor tomárselo con mucho humor, ya que si todo lo que sueltan por sus insensatas lenguas, va en serio y no existe un mínimo de ironía en lo que farfullan, se les recomendaría encarecidamente una visita profesional y urgente al psicólogo. En definitiva, un documental muy bizarro, que resulta divertido por la trayectoria tan fulgurante y, a la postre, tan desastrosa y catastrófica que tuvieron los Garlic Phantoms -un nombre espantoso, por cierto-, así como por la personalidad tan narcisista, arrogante, cínica y pasada de rosca de sus dos componentes.
14 de mayo de 2023 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Digamos que esta película está entre el relato de Poe "La Caída de la Casa Usher" y un folletín decimonónico, pero que transcurre en un aburrido pueblecito americano y que cuenta una drama familiar de una estirpe que está en franca decadencia -y sin descendencia-, en el que se entreve un mórbido tema de hermanos incestuosos, que la censura de la época trató maquillar a saco. La tríada femenina da la talla en sus respectivos papeles, y George Sanders se pone el piloto automático de actor flemático para encarnar a un solterón reprimido, un tanto pacato, con ínfulas de artista, que vive en un mundo endogámico y opresivo con dos hermanas solteronas un tanto neuróticas; una de ellas, demasiado posesiva e hipocóndriaca. El director se luce en sus imágenes con su atmósfera un tanto lúgubre y de tintes expresionistas. Por otro lado, al final del metraje, trata de juguetear con el espectador inesperadamente, pasando de la realidad a una pesadilla del protagonista sin solución de continuidad, regalándonos un final un tanto sorpresivo y decepcionante, supongo que por presiones de la productora. Recomendable para fans de George Sanders y para amantes de películas seudo noir de los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado.
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