El western es un género que siempre ha sido una debilidad para mí. Género que tuvo su esplendor a principios y mediados del siglo pasado, y que fue decayendo hasta casi extinguirse. Es por eso que cada vez que se estrena una película de este género no puedo resistirme a verla.
El film en cuestión es una discreta película protagonizada por un cada vez más discreto Nicolas Cage. Las interpretaciones son bastante regulares, los villanos son de risa, más que miedo o temor generan gracia. El guion es bastante simplón, una historia de venganza de las que está lleno el lejano oeste. Lo más destacado es la fotografía con esos bellos paisajes de las montañas de Wyoming.

Es una pena que el director Jordan Peele luego de una gran opera prima como lo fue "Get out", sus siguientes películas hayan ido barranca abajo. Ya "Nosotros" era una historia muy inverosímil y difícil de creer, pero "Nop" ya es directamente inabordable, un argumento que no solo no es creíble sino que tiene varios momentos ridículos.
En un rancho de California, una familia que se dedica a la cría y entrenamiento de equinos se verán envueltos en un evento por demás de extraño y llamativo, cuando una extraña nube comience a alterar el comportamiento de los caballos del lugar. ¿Que es esa nube? ¿Quien o que se esconde detrás de ella?
La película comienza con buenas sensaciones y promete que tendremos una historia atrapante por delante, pero rápidamente todo se va por la borda a causa de un argumento inverosímil, un ritmo tan lento que aburre y dos protagonistas que cansan, uno por apático y la otra por insoportable.

Corazones de acero narra el andar de tres soldados y un sargento (Brad Pitt, en una apreciable composición, que parece la otra cara de la que desplegó en Malditos bastardos, de Tarantino) que viajan en un tanque por tierras alemanas, en pleno 1945, enfrentándose a cualquier obstáculo en su trayecto hacia la capital germana. A ellos se une un muchacho casi imberbe (Logan Lerman) que primero reniega de la guerra, luego la comprende y finalmente la asume como parte del aprendizaje de la vida.
No estamos, pues, ante una película antibelicista, por mucho que los horrores de la contienda no solo no se escatiman, sino que se exponen razonada y razonablemente. Tampoco se trata de un juguete despreocupado y dispensador de adrenalina, aunque las escenas de acción estén filmadas con nervio y brío, y ocupen buena parte del metraje. Corazones de acero es una mezcla en el marco del género: por un lado, Ayer pretende mostrar la guerra en todas sus ambivalencias, en su miseria humana y en su grandeza épica, en el absurdo que genera pero también en el modo en que construye lazos y crea relaciones; por otro, ese clima acaba concentrándose en la trayectoria de un joven que aprenderá todos eso en poco tiempo y, por si fuera poco, encontrará un padre en la figura de su líder, alguien en cuyo espejo mirarse y entender que todo es mucho más complejo de lo que parece.

Partamos de la base que las películas protagonizadas por The Rock son capaces de desafiar a todas las leyes de la física y la gravedad y nuestro protagonista es capaz de derrotar a cualquier persona o cosa que se le ponga por delante, pero en esta oportunidad el nivel de irracionalidad ya roza el ridículo.
El bueno de The Rock en esta ocasión se enfrenta a un grupo de terroristas dispuestos a destruir un imponente rascacielos en el que se encuentra su mujer e hijos atrapados. Para ello deberá hacer frente no solo a los terroristas y a lo complejo que resultaría para cualquier mortal insertarse en un rascacielos de más de 200 pisos de altura en llamas, sino también a la policía china que lo considera cómplice de los terroristas. Una misión imposible para todos menos para el gran The Rock.

“En mis sueños” Es una fábula cálida, relajada y sumisa, no narra una gran historia ni enlaza con un enorme drama, es una tierna y frágil, modosa y suave historia de amor. Solo apta para románticos incurables. No esperen una gran historia ni grandes actuaciones, sin embargo, si se puede destacar a su protagonista Katherine McPhee que en todo momento transmite una luz, una dulzura y una serenidad que le caen justas a la historia.
En definitiva, como dije anteriormente no es una gran película pero si es recomendable para una noche de sábado o una tarde dominguera aburrida.