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Críticas 55
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
9 de junio de 2009
23 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy discreto drama histórico al que el paso del tiempo no le ha sentado nada bien. Antes de verla, es recomendable documentarse sobre el personaje de Maria Estuardo pues la profusión de personajes históricos (o inventados) hace en muchas ocasiones confuso el seguimiento de la acción.

Tiene un tono teatral puesto de manifiesto en la concentración de la acción en interiores en prácticamente toda la película, lo que produce cierta monotonía en el espectador. La interpretación de los actores es, en ocasiones, la propia de la época (años 30) con las exageraciones y tendencia al histrionismo característicos de un momento tan cercano al cine mudo. La Hepburn, sin embargo, hace una correcta y contenida actuación, siendo destacable la profusión de primeros planos en las que puede lucirse.

La película es excesivamente larga y vista hoy resulta acartonada: el cine histórico parece resistir, paradójicamente, peor el paso del tiempo que otros géneros cinematográficos. Creo que no es una película que merezca la pena verse, salvo para aquellos que sean muy devotos de la obra de J. Ford que quizás puedan detectar en esta obra algunos rasgos de su futura filmografía
5 de marzo de 2010
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
En apenas dos semanas, TVE ha emitido dos documentales franceses magistrales: “El Viaje del Emperador” y el que nos ocupa

“Nómadas del viento” es una autentica gozada visual de la que disfrutamos gracias a los prodigiosos avances técnicos en la captación de imágenes.

Dicen otros amigos de FA que merece la pena ver el “making off” de la película para entender la complejidad creativa del documental. No me cabe la menor duda, pues viendo cada fotograma surge la duda de cómo habrá sido posible capta imágenes de tan exquisita belleza: ¿cómo se puede seguir el vuelo de las aves pasando por debajo de un puente de tan limitada altura? ¿Cómo puede “lanzarse” la cámara al vacío de forma casi paralela a la caída vertiginosa de los pájaros que viven en los acantilados? ¿Por medio de que prodigioso artificio técnico pueden captarse en travellings laterales de tan fascinante belleza el vuelo de la amplia variedad de aves que nos muestra el documental? ¿Cómo se puede fotografiar el vuelo a tan corta distancia por arriba, por debajo y por “en medio” de esas aves?

Una vez superado el schock inicial que se produce al ver los primeros seguimientos de las aves en esos maravillosos “travellings” laterales, puede pensarse que el documental pecará de cierta monotonía, No es así pues no sólo hay amplia variedad al captar las distintas especies emigrantes sino también en los paisajes que le sirven de fondo (vemos paisajes de incomparable belleza, tanto los paisajes naturales - la campiña francesa, los parajes helados y los desiertos, los mares, los acantilados y las costas recortadas en soberbios planos aéreos- como los “paisajes” debidos a la mano del hombre (en donde destacaría algunos planos con una Nueva York en la que se erigen todavía orgullosas las torres gemelas).

En el documental hay tiempo para el amor (fascinantes los cortejos nupciales de las distintas especies, con especial referencia a esos pavos que hinchan sus pechos cual “airbag” en sus lances amorosos), para el humor (las divertidísimas carreras de los patos en pareja por la superficie del agua es desternillante o las fulgurantes salidas de los pingüinos del agua a tierra) o para mostrar el horror y la crueldad de la lucha por la vida (la defensa impotente de los pingüinos de sus crías atacadas por esa especie de siniestros buitres blancos o el muy terrorífico ataque de los cangrejos al pájaro herido, escena de una crueldad aterradora). También están recogidos en escenas de potente fuerza visual los destrozos infligidos por el hombre al medio ambiente (la marea negra engulléndose a un ave) así como esa actividad para mi incomprensible en donde la muerte de seres vivos se convierte en motivo de diversión y ocio.

Le hurto el 10, porque no me convence el tratamiento que se da a la parte narrativa, en donde apenas se citan 4 ó 5 frases cada 20 minutos. Creo que hubiese sido mejor que “hablasen” solo las imágenes que por si solas bastan y sobran para ver este maravilloso documental
8 de marzo de 2012
30 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra inmerecida “vaca sagrada” del cine que, de tener algún valor para el desarrollo fundacional del lenguaje cinematográfico (como dicen los entendidos), queda muy desacreditado por su discurso racista que, si hace 100 años ya fue polémico, hoy es intolerable para un espectador no excesivamente embrutecido.

La basurilla racista se concentra en la última hora de la película, teniendo su momento cumbre en la escena en la que unos “heróicos” jinetes encapuchados del Ku Kux Klan acuden prestos a impartir la justicia blanca al son de la wagneriana “Cabalgata de las Valkirias”, escena que hay que tener estómago para digerirla y que, sólo por ella, me basta para atizarla directamente un 3.

Leo por ahí que el racismo de la película motivó que fuera boicoteada por los actores negros. En realidad, sí intervienen negros en la película pero siempre en papelillos comparseros, de extras, generalmente danzarines y entregados al “dolce far niente”.

Cuando Griffith tiene que otorgar un papel que requiera un desarrollo dramático un poco mas elaborado (o, simplemente, una presencia mas larga en pantalla, léase un soldado o un criado) recurre a actores blancos con la cara pintada, con lo que los “negros” en esta película lucen como esos concejales disfrazados de Baltasar en la Cabalgata de los Reyes Magos. Desconozco si el extraño travestismo se debe a que los actores negros (en caso de que los hubiera profesionales ya en 1.915, lo dudo) rechazaran prestarse a ser cómplices del infame producto, o si fue Griffith el que reservó los roles protagonistas para “white men,only”).

De los falsos negros, hay dos que tienen cierto protagonismo; son dirigentes de los Estados del Sur, que una vez tomado el poder, persiguen fieramente a los pobres blancos. Los nombres de los malvados son muestra de lo sutil de la peli (o de la novela en que se basa): uno es “Stoneman” (hombre de piedra) y el otro (por si existieran dudas de sus abyectas intenciones) Lynch...

En los intertitulos (cuyo fin en esta parte de la película no es ayudar a explicar lo narrado sino a soltar autenticas soflamas racistas) se alude al carácter “resentido” del “mulato” Stoneman (parece que por no poseer la pureza de la raza blanca).

La gesticulación de estos dos y la del (falso) negro lujurioso (que va violando jovencitas blancas) es descacharradamente exagerada y no se disculpa con el manido argumento de que esta era el patrón interpretativo de la época ( i.e: hace poco ví la “Carreta Fantasma” de Sjostrom posterior en sólo 6 años, de una sobriedad interpretativa notable, lo que revela el papel clave del Director- también entonces- para controlar la interpretación actoral)

La película vista hoy carece del interés que otros clásicos del mudo conservan por sus brillantes aportaciones al lenguaje del cine (“El Gabinete del Dr. Caligari” o un “Acorazado Potemkin”) y su alegato racista la arruina definitivamente.
2 de septiembre de 2011
39 de 65 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los títulos iniciales me predisponen un poco contra la película (asumo que de forma un tanto injusta) al enterarme de que una de los coguionistas es la que atesora el dudoso honor de dar nombre a una ley de general contestación en los últimos años: Sinde. Tiene además la esforzada Ministra un pequeño cameo de funcionaria en el registro civil, quizá premonitoria de su posterior vocación para la gestión de la cosa pública.

Película notablemente “inverosímil” aunque el consabido rotulo final certifique que se basa en hechos reales. No tenemos noticia del grado de adaptación o desafección con la realidad de lo narrado, pero intuyo que los guionistas se han concedido generosas licencias.

Empecemos por la caracterización del “guapo de cara” Jordi Mollá, muy lejos de dibujar de forma creíble el tipo de delincuente. ¿Cuándo dejará nuestro cine de retratar a los presuntos delincuentes -que en el cine español son doblemente presuntos pues no se los cree nadie- con esa acostumbrada voz ronca, áspera de cazallero que emite aquí Mollá y también Tosar en la también sobrevalorada “Celda 211”?. Las risotadas de Mollá son mas falsas que las que expelía Mozart en Amadeus.

El personaje interpretado por Resines, no es que sea manso, no, es que directamente es bobo, pues las putadas que le infligen de todo orden las digiere con una entereza beatífica que ni se justifica ni por cierta bonhomía derivada de una - apenas apuntada- religiosidad ni por su veneración hacia la “tuerta” que, al contrario de lo que aseguraba el bolero de Machín, ama a dos personas a la vez “y no esta loca”. Todo tiene un límite, incluido para el enamorado más febril. Breve memorial de afrentas se indican en el spoiler.

El numero de situaciones improbables es fecundo, desde la chocante que resulta desde el punto de vista sociológico la casa “do mora” el carnicero (el guión justifica que, en realidad, es la casa de los padres a los que sin duda el espectador alabará su buen gusto) hasta las prórrogas “sine die” de la estancia en la casa del gorrón Mollá, pasando por la (literal) bajada de calzoncillos de Mollá, fuchinga al aire para la cura de sus heridas por su atenta novia(operación realizada con notoria publicidad y alevosía, cuidando que la puerta del baño quede abierta en ángulo directo de visión del canonizable mansurrón para su mayor mortificación), la conversión de la ordinaria “tuerta” en un remedo pijo de Carmen Lomana en breve espacio de tiempo, etc...

Como remate, un clásico en nuestro cine: los abundantes diálogos apenas musitados e inaudibles, problema sin embargo soluble gracias a la TDT que nos permite ahora seguir las películas españolas con subtítulos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El afable Resines tolera con encomiable ganalura que, a escasas horas de abandonar la casa, el entrañable Mollá ponga a su parienta mirando a Cuenca, que le rapte a la niña del colegio (sobresalto que únicamente merece para el santo un leve reproche por alimentar a la niña con mejillones), y lo que es ya delictivo: que se haga fuerte con el mando a distancia de la tele. Para mas INRI, tiene la atención de enterrarlos juntos cual de si un Tristán e Isolda se tratará... Si va a ser verdad que como decía el Dante “el amor mueve el sol y las estrellas”...
30 de mayo de 2012
27 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película me ha recordado la frase del escritor Bergamín, dada la frialdad con la que Tim Robbins aborda el asunto de la pena capital.

Decía el escritor “Soy subjetivo, ya que soy sujeto. Si fuese objetivo, entonces sería un objeto”

Está claro que la loable intención de Robbins era denunciar la irracionalidad y crueldad de la pena capital con un enfoque objetivo y neutral. Su tesis es: demostraré que, incluso en casos extremos en que el reo sea culpable de un delito especialmente abyecto, la pena de muerte la supera en crueldad y para ello evitaré deliberadamente cualquier apelación a la emoción del espectador o cualquier elemento que delate de forma manifiesta mi posición sobre la misma

Pero el problema es que en ese bienientencionado propósito de presentar su tesis de manera objetiva, aséptica y neutral Robbins calibra mal su objetividad y se “pasa en la frenada”, llegando a ser tan celosamente “objetivo” que el resultado de lo que se denuncia no sea a los ojos de (este) espectador tan terrible como a priori se podría suponer.

En su afán de “exquisita objetividad” Robbins:

(a) presenta a un personaje especialmente deleznable y rastrero (ver spoiler*)

(b) le añade la condición de “nazi” (artificio que no tiene mayor recorrido narrativo) aditamento que si bien es un tanto forzado tiene como misión añadirle más ruindad al personaje que acaba por caer rematadamente mal. (Dejo aparte como manía estrictamente personal que a mí este actor siempre me ha desagradado bastante)

(c) Muestra en el desenlace en secuencias paralelas –para su comparación- la ejecución ilegal (presentada en un siniestro blanco y negro (ver spoiler **) y la ejecución legal (en color, de una asepsia, rapidez, e inocuidad verdaderamente notables) resultando un balance claramente favorable a la menor crueldad de la ejecución legal (***)

Al final, uno termina de ver la película pudiendo obtener conclusiones sobre la pena de muerte opuestas a las pretendidas por Robbins por su empeño en ser “objetivo” antes que “subjetivo”.

Yo pienso que en la defensa de determinadas causas hay que tomar partido“hasta mancharse”
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
(*) Sean Penn mantiene engañado a Surandon y al espectador prácticamente toda la película defendiendo de manera contumaz su inocencia durante gran parte de la película.

(**) Hay un detenimiento bastante minucioso del director en la crueldad y ensañamiento con el que se emplean los delincuentes en la violación de la chica y posterior asesinato de la pareja de novios.

(***) Hay un contraste entre cómo se nos anuncia la futura ejecución en boca de alguno de los personales (supuestamente un proceso doloroso trufado de espasmos y convulsiones del reo) y como se presenta posteriormente, en donde lo único que vemos es a un Sean Penn que prácticamente se queda dormido de forma inusitadamente plácida.
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