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5,9
12.269
8
7 de agosto de 2010
7 de agosto de 2010
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
NO ES DE LAS MEJORES PELÍCULAS DE JEWISON, PERO SE VE SIN ABURRIMIENTO
NORMAN JEWISON, es ese director canadiense, que nos ha brindado peliculas tan excelentes como "¡Qué vienen los rusos!, "En calor de la noche", "Jesucristo Superestar" o "Huracán Carter" y que pese a su genialidad como director la Academia cinematrográfica de Hollywood todavía no le ha concedido un oscar. Claro está quien haya gozado de tales producciones cuando ve "Sólo tú" se queda algo defraudado, pues la película aunque no sea reprobable, sí resulta de las peores obras que ha rodado Jewison.
Con todo y eso no se puede decir que esta película sea mala sino simplemente una de sus creaciones menores. Sin embargo, como es peculiar en Jewison, la chispita de lágrima brotando en los ojos se impone junto a los sentimientos noblemente humanos y al amor triunfando por encima de todo tipo de males o desventuras, ¡lo cual no es poco y dice mucho a su favor!
NORMAN JEWISON, es ese director canadiense, que nos ha brindado peliculas tan excelentes como "¡Qué vienen los rusos!, "En calor de la noche", "Jesucristo Superestar" o "Huracán Carter" y que pese a su genialidad como director la Academia cinematrográfica de Hollywood todavía no le ha concedido un oscar. Claro está quien haya gozado de tales producciones cuando ve "Sólo tú" se queda algo defraudado, pues la película aunque no sea reprobable, sí resulta de las peores obras que ha rodado Jewison.
Con todo y eso no se puede decir que esta película sea mala sino simplemente una de sus creaciones menores. Sin embargo, como es peculiar en Jewison, la chispita de lágrima brotando en los ojos se impone junto a los sentimientos noblemente humanos y al amor triunfando por encima de todo tipo de males o desventuras, ¡lo cual no es poco y dice mucho a su favor!

8,0
28.809
10
11 de marzo de 2010
11 de marzo de 2010
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Solo ante el peligro", es una de las veinte mejores películas de toda la historia y casi seguro una de las dos mejores del género western.
¿Y creen ustedes que cualquiera puede lucir el honor de haber participado en uno de los mejores filmes de la historia del cine? No, cualquiera no; pero hubo un modesto actor secundario que con el tiempo se convertiría en un genial actor starring de primera línea, Lee Van Cleef, que tiene el mérito y la condecoración de haber participado en esta película, una de las mejores de la cinematografía mundial de todas las décadas.
Lee Van Cleef (9 de enero de 1925 - 16 de diciembre de 1989) fue un actor estadounidense de ascendencia holandesa. Sus duros rasgos y sus ojos penetrantes lo convertirían en el malo ideal para cualquier historia, aunque no obstante, también interpretó a héroes o a personajes buenos en algunas ocasiones. Nació en Somerville (Nueva Jersey). Sirvió en la Armada de los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial. Se convirtió en actor después de una breve carrera como contable. Su primera película fue un clásico del oeste: High Noon ("Sólo ante el peligro", USA 1952, de Fred Zinnemann), en la cual interpreta a uno de los pistoleros villanos que se bajan del tren para ir a matar al protagonista bueno de la película. A partir de ahí, comienza su periplo por el cine norteamericano a través de papeles secundarios en películas de cine negro y aventuras, casi todas de serie B (incluyendo una colaboración con el director Phil Karlson en varios films: "El cuarto hombre" en 1953, junto a John Payne; "Calle river 99" en 1954, junto a Brad Dexter, etc).
Lee Van Cleef también fue elegido por John Ford para hacer de villano en otro gran clásico del cine del Oeste, "The Man Who Shot Liberty Valance" ("El hombre que mató a Liberty Valance", USA 1962). A mediados de los años 60, se ganaba la vida como pintor de poca monta, dado que habían dejado de llamarse para intervenir en películas con algo de calidad, hasta que un día Sergio Leone lo rescató para sus Spaghetti Western. Inicialmente estuvo reacio a abandonar Nueva York para trasladarse a Europa a rodar, pero sus reticencias rápidamente se disiparon al oír que su sueldo sería de 50.000 dólares.
Quedamos agradecidos a Film-Affinity que haga constar a Lee Van Cleef en esta película, aunque su papel fuese minúsculo, el de un simple actor secundario que intervenía por vez primera en una película. Pues a pesar de su breve aparición, su presencia quedaría grabada en la mente de grandes directores de cine que vieron en el porte, en el rostro y en el desenvolvimiento de Van Cleef unas cualidades tan enormes que a partir de ahí sería llamado para participar en cantidad de películas del género Western y también en otras de distinto tema.
¿Y creen ustedes que cualquiera puede lucir el honor de haber participado en uno de los mejores filmes de la historia del cine? No, cualquiera no; pero hubo un modesto actor secundario que con el tiempo se convertiría en un genial actor starring de primera línea, Lee Van Cleef, que tiene el mérito y la condecoración de haber participado en esta película, una de las mejores de la cinematografía mundial de todas las décadas.
Lee Van Cleef (9 de enero de 1925 - 16 de diciembre de 1989) fue un actor estadounidense de ascendencia holandesa. Sus duros rasgos y sus ojos penetrantes lo convertirían en el malo ideal para cualquier historia, aunque no obstante, también interpretó a héroes o a personajes buenos en algunas ocasiones. Nació en Somerville (Nueva Jersey). Sirvió en la Armada de los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial. Se convirtió en actor después de una breve carrera como contable. Su primera película fue un clásico del oeste: High Noon ("Sólo ante el peligro", USA 1952, de Fred Zinnemann), en la cual interpreta a uno de los pistoleros villanos que se bajan del tren para ir a matar al protagonista bueno de la película. A partir de ahí, comienza su periplo por el cine norteamericano a través de papeles secundarios en películas de cine negro y aventuras, casi todas de serie B (incluyendo una colaboración con el director Phil Karlson en varios films: "El cuarto hombre" en 1953, junto a John Payne; "Calle river 99" en 1954, junto a Brad Dexter, etc).
Lee Van Cleef también fue elegido por John Ford para hacer de villano en otro gran clásico del cine del Oeste, "The Man Who Shot Liberty Valance" ("El hombre que mató a Liberty Valance", USA 1962). A mediados de los años 60, se ganaba la vida como pintor de poca monta, dado que habían dejado de llamarse para intervenir en películas con algo de calidad, hasta que un día Sergio Leone lo rescató para sus Spaghetti Western. Inicialmente estuvo reacio a abandonar Nueva York para trasladarse a Europa a rodar, pero sus reticencias rápidamente se disiparon al oír que su sueldo sería de 50.000 dólares.
Quedamos agradecidos a Film-Affinity que haga constar a Lee Van Cleef en esta película, aunque su papel fuese minúsculo, el de un simple actor secundario que intervenía por vez primera en una película. Pues a pesar de su breve aparición, su presencia quedaría grabada en la mente de grandes directores de cine que vieron en el porte, en el rostro y en el desenvolvimiento de Van Cleef unas cualidades tan enormes que a partir de ahí sería llamado para participar en cantidad de películas del género Western y también en otras de distinto tema.

6,8
5.002
5
20 de julio de 2009
20 de julio de 2009
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película sobre una jefa de cocina que además ha de cuidar a una sobrina suya a la que acaba de morírsele la madre.
Melodrama pasable. Para mí las escenas donde el filme está más emocionante son aquellas en las que esta señorita chef se enfrenta a los clientes que le cuestionan su trabajo bien hecho. Con ella no vale eso de "el cliente siempre tiene la razón". ¡Y una leche! El resto de la historia es algo anodina.
Melodrama pasable. Para mí las escenas donde el filme está más emocionante son aquellas en las que esta señorita chef se enfrenta a los clientes que le cuestionan su trabajo bien hecho. Con ella no vale eso de "el cliente siempre tiene la razón". ¡Y una leche! El resto de la historia es algo anodina.
7
6 de julio de 2009
6 de julio de 2009
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Encantadora película en blanco y negro sólo por una razón: por la pareja que forman Vera Ralston y John Wayne, donde fluye la sintonía mutua, la belleza de ambos, la excelente relación amorosa.
Luego el guión es algo embrollado, no muy imantador ni interesante: trata de unos recién casados que llegan a Dakota con objeto de instalarse e invertir veinte mil dolares en tierras, las cuales se revalorizarán pues el ferrocarril pasará pronto por allí; pero antes de poner pie en la ciudad unos bandidos a las órdenes del mandamás del lugar le roban el dinero. A partir de ahí se suceden muchas cosas aunque lo mejor es ver las escenas donde están Vera Ralston y John Wayne frente a frente como pareja.
Luego el guión es algo embrollado, no muy imantador ni interesante: trata de unos recién casados que llegan a Dakota con objeto de instalarse e invertir veinte mil dolares en tierras, las cuales se revalorizarán pues el ferrocarril pasará pronto por allí; pero antes de poner pie en la ciudad unos bandidos a las órdenes del mandamás del lugar le roban el dinero. A partir de ahí se suceden muchas cosas aunque lo mejor es ver las escenas donde están Vera Ralston y John Wayne frente a frente como pareja.

7,4
752
7
15 de noviembre de 2009
15 de noviembre de 2009
12 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dado que este filme estadounidense en blanco y negro es del año 1950, época de mitad del siglo XX donde estaban encrespadas las pugnas etnocentristas de los "blancos" en contra de comunistas, negros y todo lo que les parecía que podía restar sus privilegios e intereses asentados sobre décadas, resulta sorprendente la valentía conque el productor, los guionistas y el director de esta película presentan una historia donde se destaca de manera muy crítica y denunciadora el maltrato y la injusticia que con frecuencia los habitantes "blancos" llevaban a cabo contra los "negros" sin que los representantes de la Justicia ni las leyes hicieran nada por evitarlo, sobre todo en los Estados del Sur, USA.
Así, esta película, situando la narración en los años inmediatamente después de la Guerra de Secesión o Guerra Civil Estadounidense de 1861-1865, nos muestra a un pobre anciano negro al que por el hecho de que debajo de su propiedad hay una posible veta de mineral mica, el rico colmadero del pueblo y otros miembros blancos del Ku-klux-klan lo amedrantan para que venda su tierra y cuando ven que el hombre no quiere, pasan a amenazarlo destruyéndole su cosecha, establos, etc., hasta incluso intentar lincharlo-ahorcarlo, momento en que intervendrá el predicador de Dios, la autoridad de la religión, que toca las consciencias desde el comportamiento eminentemente religioso del amor, la práctica del bien y la misericordia (y también el sabio uso de la inteligencia en momentos muy críticos).
"Estrellas en mi corona" se encuadra generalmente dentro del género western; sin embargo usando un poco más la razón y la lógica debiera pasar a clasificarse dentro del género religioso-cristiano (como la clasifica el crítico cinematográfico Fej Delvahe), pues el argumento se centra principalmente en la vida de un predicador cristiano desde su llegada a un pequeño pueblo del Sur de los EE.UU. y como este hombre religioso se constituye para todos los habitantes del lugar, en referente no sólo religioso-moral, sino además ético, de comportamiento decidido y valiente, además de en faro defensor de la justicia y combatiente sin armas contra los injuntos, racistas y abusadores de los más pobres.
En resumen, una película donde se exhibe lo que es el buen y honesto liderazgo de la religión, además de los frutos positivos-convivenciales que el hecho cultural-religioso aporta a la sociedad.
Muy recomendable a los partidarios que en la acualidad europea se rasgan las vestiduras por ver crucifijos en instituciones públicas, pero que no tienen la más mínima vergüenza de aprovecharse tomando vacaciones en las fiestas cristianas de Navidad o Semana Santa, y que tampoco protestan ni se indignan por la paga extra que en diciembre reciben gracias a la festividad universalizada y hecha tiempo-costumbre de regalos en honor de un tal Jesús de Nazaret, crucificado hace unos dos mil años (ante esta versión del crucificado no se quejan, sólo ponen la mano y cogen el dinero).
Así, esta película, situando la narración en los años inmediatamente después de la Guerra de Secesión o Guerra Civil Estadounidense de 1861-1865, nos muestra a un pobre anciano negro al que por el hecho de que debajo de su propiedad hay una posible veta de mineral mica, el rico colmadero del pueblo y otros miembros blancos del Ku-klux-klan lo amedrantan para que venda su tierra y cuando ven que el hombre no quiere, pasan a amenazarlo destruyéndole su cosecha, establos, etc., hasta incluso intentar lincharlo-ahorcarlo, momento en que intervendrá el predicador de Dios, la autoridad de la religión, que toca las consciencias desde el comportamiento eminentemente religioso del amor, la práctica del bien y la misericordia (y también el sabio uso de la inteligencia en momentos muy críticos).
"Estrellas en mi corona" se encuadra generalmente dentro del género western; sin embargo usando un poco más la razón y la lógica debiera pasar a clasificarse dentro del género religioso-cristiano (como la clasifica el crítico cinematográfico Fej Delvahe), pues el argumento se centra principalmente en la vida de un predicador cristiano desde su llegada a un pequeño pueblo del Sur de los EE.UU. y como este hombre religioso se constituye para todos los habitantes del lugar, en referente no sólo religioso-moral, sino además ético, de comportamiento decidido y valiente, además de en faro defensor de la justicia y combatiente sin armas contra los injuntos, racistas y abusadores de los más pobres.
En resumen, una película donde se exhibe lo que es el buen y honesto liderazgo de la religión, además de los frutos positivos-convivenciales que el hecho cultural-religioso aporta a la sociedad.
Muy recomendable a los partidarios que en la acualidad europea se rasgan las vestiduras por ver crucifijos en instituciones públicas, pero que no tienen la más mínima vergüenza de aprovecharse tomando vacaciones en las fiestas cristianas de Navidad o Semana Santa, y que tampoco protestan ni se indignan por la paga extra que en diciembre reciben gracias a la festividad universalizada y hecha tiempo-costumbre de regalos en honor de un tal Jesús de Nazaret, crucificado hace unos dos mil años (ante esta versión del crucificado no se quejan, sólo ponen la mano y cogen el dinero).
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