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Críticas ordenadas por utilidad
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10
19 de diciembre de 2015
19 de diciembre de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tengo que comenzar diciendo que Sergio Leone ha sido siempre uno de mis directores fetiches (y de quién no, si Tarantino lo idolatra en un podio por algo será). Desde bien pequeño he visitado recurrentemente su trilogía del dólar, como tantos niños alentado por los gustos de su padre y abuelo, disfrutando esas calurosas tardes de verano en cualquier pueblo perdido de la mano de Dios.
Poco a poco te vas enganchando a esta maravillosa adicción llamada cine y descubres que oye, tiene otras películas (que no solo de Eastwood vive el hombre) y qué cosas tiene la vida, son peliculones, auténticas maravillas… peeeero no son muchas y decides que vas a desgranarlas poquito a poco, sin prisas que las cosas buenas tienen que llevar su tiempo.
Y un día te descubres esquivando el visionado de para el gusto generalizado (crítica y público va n de la mano en una de esas ocasiones tan atípicas) es su auténtica obra maestra, la película por la que será recordado ad eternum (más allá de su icónica aportación con la trilogía ya mencionada).
Y llega el momento, te sientas en tu sillón favorito y decides que ya vale, que ya va siendo la hora, que quizá se lo debas al bueno de Sergio y aunque con el miedo en el cuerpo: ¿cumplirá las expectativas? ¿un “spaguetti” marca Leone sin Eastwood tiene tanto potencial?, decides que es el momento de cerrar el ciclo.
Y el resto os lo podéis imaginar, aún tengo un escalofrío de recordar su banda sonora (histórica, de las mejores de Morricone), mantengo en mi retina la fría y despiadada mirada de Henry Fonda, en una de sus mejores interpretaciones curiosamente como villano, en las antípodas del regio vaquero de las pelis de Ford. Me enamoro de la Cardinale espectacular como pocas veces se ha visto en pantalla demostrando que las mujeres de Leone tienen más bemoles que muchos personajes macho-alfa de cualquier otro director… Mención especial para el dúo de pícaros formado por Robards y Bronson, a quien su pétrea expresión esculpida a golpe de mazazo y cincel no le puede venir mejor al misterioso personaje Harmónica, hecho a la medida de Clint Eastwood para que nos vamos a engañar, pero a quien no se le echa en falta para nada.
OBRA MAESTRA sí, en mayúsculas.
Poco a poco te vas enganchando a esta maravillosa adicción llamada cine y descubres que oye, tiene otras películas (que no solo de Eastwood vive el hombre) y qué cosas tiene la vida, son peliculones, auténticas maravillas… peeeero no son muchas y decides que vas a desgranarlas poquito a poco, sin prisas que las cosas buenas tienen que llevar su tiempo.
Y un día te descubres esquivando el visionado de para el gusto generalizado (crítica y público va n de la mano en una de esas ocasiones tan atípicas) es su auténtica obra maestra, la película por la que será recordado ad eternum (más allá de su icónica aportación con la trilogía ya mencionada).
Y llega el momento, te sientas en tu sillón favorito y decides que ya vale, que ya va siendo la hora, que quizá se lo debas al bueno de Sergio y aunque con el miedo en el cuerpo: ¿cumplirá las expectativas? ¿un “spaguetti” marca Leone sin Eastwood tiene tanto potencial?, decides que es el momento de cerrar el ciclo.
Y el resto os lo podéis imaginar, aún tengo un escalofrío de recordar su banda sonora (histórica, de las mejores de Morricone), mantengo en mi retina la fría y despiadada mirada de Henry Fonda, en una de sus mejores interpretaciones curiosamente como villano, en las antípodas del regio vaquero de las pelis de Ford. Me enamoro de la Cardinale espectacular como pocas veces se ha visto en pantalla demostrando que las mujeres de Leone tienen más bemoles que muchos personajes macho-alfa de cualquier otro director… Mención especial para el dúo de pícaros formado por Robards y Bronson, a quien su pétrea expresión esculpida a golpe de mazazo y cincel no le puede venir mejor al misterioso personaje Harmónica, hecho a la medida de Clint Eastwood para que nos vamos a engañar, pero a quien no se le echa en falta para nada.
OBRA MAESTRA sí, en mayúsculas.

7,5
4.275
8
25 de marzo de 2015
25 de marzo de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
En “Siete días de Mayo” contamos con la dirección de John Frankenheimer, todo un experto todoterreno en thrillers políticos de gran calado como la excepcional “El mensajero del miedo”, con la participación a los guiones del grandísimo Rod Sterling (ante “Twilight Zone” solo cabe descorchar las botellas de champán) y con aportaciones musicales de Jerry Goldsmith, si bien casi testimoniales, sí dotan al conjunto de una solidez muy apreciable.
En el plano actoral contamos con dos colosos en su mejor momento interpretativo, por un lado Burt Lancaster como un oficial que pergeña un golpe de estado en pleno terreno yanki a la espalda de su propio presidente y por el otro Kirk Douglas como su ayudante que intenta impedirlo. Sumémosle la aparición (breve pero deliciosa) de la explosiva belleza arrebatadora de Ava Gardner. Pero las mejores actuaciones son para Fredric March (quien fue nominado por su papel como un más que creíble presidente) y Edmond O'Brien como el borrachín senador por Georgia, dos actores que si bien no figuran en el firmamento del cine clásico sí que merecen una mención especial por trabajos como este.
La trama se presente tremendamente actual, moderna y con un interés vigente hoy más que nunca. Los poderes militares conspirando el derrocamiento del estado civil como desarrollo de un thriller en el que poco a poco se va desgranando información que hará que el espectador ate cabos y contemple como el desenlace de la obra ha llegado casi sin despegar la vista de la pantalla.
Clásico oculto y poco conocido totalmente reivindicable.
En el plano actoral contamos con dos colosos en su mejor momento interpretativo, por un lado Burt Lancaster como un oficial que pergeña un golpe de estado en pleno terreno yanki a la espalda de su propio presidente y por el otro Kirk Douglas como su ayudante que intenta impedirlo. Sumémosle la aparición (breve pero deliciosa) de la explosiva belleza arrebatadora de Ava Gardner. Pero las mejores actuaciones son para Fredric March (quien fue nominado por su papel como un más que creíble presidente) y Edmond O'Brien como el borrachín senador por Georgia, dos actores que si bien no figuran en el firmamento del cine clásico sí que merecen una mención especial por trabajos como este.
La trama se presente tremendamente actual, moderna y con un interés vigente hoy más que nunca. Los poderes militares conspirando el derrocamiento del estado civil como desarrollo de un thriller en el que poco a poco se va desgranando información que hará que el espectador ate cabos y contemple como el desenlace de la obra ha llegado casi sin despegar la vista de la pantalla.
Clásico oculto y poco conocido totalmente reivindicable.

7,3
793
7
28 de febrero de 2015
28 de febrero de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Una chica afortunada” vale como claro ejemplo de un tipo de cine de estudio, inteligente, bien planificado, con una estructura impecable, buenas interpretaciones y situaciones alocadas al más puro estilo screwball comedy.
Con Mitchell Leisen a los mandos (hombre de estudio y gran gusto cinematográfico: “Mentira latente”, “Si no amaneciera”, “Casado y con dos suegras”, “Medianoche”, “Recuerdo de una noche”, “Vida íntima de Julia Norris”…) y el colosal Preston Sturges a los guiones (hablar de “Los viajes de Sullivan” o “Las tres noches de Eva” son palabras mayores) el producto no podía defraudar, y así fue.
Historia simple pero efectiva, con una Jean Arthur guapísima y elegante como siempre y un jovencito Ray Milland, Edward Arnold da vida a un banquero (padre de Milland) aportando tablas y presencia escénica (memorables sus escenas con la Arthur).
Con momentos realmente divertidos como la escena del autoservicio y diálogos ágiles y ácidos con el sello de Sturges, el film se disfruta con una sonrisa en la cara desde que comienzan los títulos de apertura hasta el fin.
Con Mitchell Leisen a los mandos (hombre de estudio y gran gusto cinematográfico: “Mentira latente”, “Si no amaneciera”, “Casado y con dos suegras”, “Medianoche”, “Recuerdo de una noche”, “Vida íntima de Julia Norris”…) y el colosal Preston Sturges a los guiones (hablar de “Los viajes de Sullivan” o “Las tres noches de Eva” son palabras mayores) el producto no podía defraudar, y así fue.
Historia simple pero efectiva, con una Jean Arthur guapísima y elegante como siempre y un jovencito Ray Milland, Edward Arnold da vida a un banquero (padre de Milland) aportando tablas y presencia escénica (memorables sus escenas con la Arthur).
Con momentos realmente divertidos como la escena del autoservicio y diálogos ágiles y ácidos con el sello de Sturges, el film se disfruta con una sonrisa en la cara desde que comienzan los títulos de apertura hasta el fin.
10
24 de enero de 2015
24 de enero de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿La mejor serie de la historia? Puede apostar su dinero a que sí.
Con esta rotundidad podemos afirmar que la miniserie (o maxi según se mire, son 10 episodios más un documental) entró directamente en el panteón de las series inolvidables para el agradecido espectador medio (junto a “Yo Claudio”, “Arriba y Abajo” y tantas otras como las recientes “The Wire”, “Roma” y “Los Soprano”, curiosamente estas últimas bajo el sello HBO, una auténtica bendición para cinéfilos reconvertidos y paladares fílmicos selectos).
Con la producción, asesoramiento y padrinazgo de Steven Spielberg y Tom Hanks, la historia nos desgrana la vida, vicisitudes y problemas de la compañía Easy (del 2.º Batallón, quinta compañía del 506.º Regimiento de Infantería de Paracaidistas de la 101.ª División Aerotransportada del Ejército de los Estados Unidos) desde sus duros entrenamientos en Currahee (preciso episodio de presentación con un David Schwimmer en las antípodas del encantador Ross de “Friends”) hasta su participación en combate y sus campañas bélicas: Normandía, Operación Market Garden, Bastogne (donde asistimos casi de primera mano a la visión de un paramédico en un conflicto armado en el que es uno de los mejores capítulos de la serie), la batalla de las Ardenas, la invasión aliada a Alemania… un trozo vivo de la historia reciente de la humanidad.
La serie es absolutamente coral y aunque el peso lo llevan los personajes encarnados por Damian Lewis y Ron Livingston en cada entrega contamos con el protagonismo de alguno de los soldados que formaron parte de este grupo de valientes.
Uno de los grandes ejercicios que puede realizar es intentar identificar a los actores famosos que tuvieron participación (o meros cameos), la cifra abruma: Scott Grimes (“Urgencias”), Donnie Wahlberg (“Saw”), Kirk Acevedo (“Fringe”), Neal McDonough (“Capitán América: El primer vengador”), Michael Fassbender (el nuevo Magneto en la saga X-Men), Colin Hanks, Tom Hardy, Simon Pegg, Jimmy, Fallon Dominic Cooper…
Una inmensa serie, de lo mejor que ha salido de la productora HBO, lo que automáticamente la coloca como una de las cabezas de lanza de esta nueva edad de oro de la televisión.
Obra maestra, aunque no apta para alérgicos a las americanadas.
Con esta rotundidad podemos afirmar que la miniserie (o maxi según se mire, son 10 episodios más un documental) entró directamente en el panteón de las series inolvidables para el agradecido espectador medio (junto a “Yo Claudio”, “Arriba y Abajo” y tantas otras como las recientes “The Wire”, “Roma” y “Los Soprano”, curiosamente estas últimas bajo el sello HBO, una auténtica bendición para cinéfilos reconvertidos y paladares fílmicos selectos).
Con la producción, asesoramiento y padrinazgo de Steven Spielberg y Tom Hanks, la historia nos desgrana la vida, vicisitudes y problemas de la compañía Easy (del 2.º Batallón, quinta compañía del 506.º Regimiento de Infantería de Paracaidistas de la 101.ª División Aerotransportada del Ejército de los Estados Unidos) desde sus duros entrenamientos en Currahee (preciso episodio de presentación con un David Schwimmer en las antípodas del encantador Ross de “Friends”) hasta su participación en combate y sus campañas bélicas: Normandía, Operación Market Garden, Bastogne (donde asistimos casi de primera mano a la visión de un paramédico en un conflicto armado en el que es uno de los mejores capítulos de la serie), la batalla de las Ardenas, la invasión aliada a Alemania… un trozo vivo de la historia reciente de la humanidad.
La serie es absolutamente coral y aunque el peso lo llevan los personajes encarnados por Damian Lewis y Ron Livingston en cada entrega contamos con el protagonismo de alguno de los soldados que formaron parte de este grupo de valientes.
Uno de los grandes ejercicios que puede realizar es intentar identificar a los actores famosos que tuvieron participación (o meros cameos), la cifra abruma: Scott Grimes (“Urgencias”), Donnie Wahlberg (“Saw”), Kirk Acevedo (“Fringe”), Neal McDonough (“Capitán América: El primer vengador”), Michael Fassbender (el nuevo Magneto en la saga X-Men), Colin Hanks, Tom Hardy, Simon Pegg, Jimmy, Fallon Dominic Cooper…
Una inmensa serie, de lo mejor que ha salido de la productora HBO, lo que automáticamente la coloca como una de las cabezas de lanza de esta nueva edad de oro de la televisión.
Obra maestra, aunque no apta para alérgicos a las americanadas.
8
23 de febrero de 2013
23 de febrero de 2013
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Trajes de Gianni Versace, un juez sin casco con el rostro descubierto el 90% del metraje, dos actores de fanfarria y pandereta impostados como Armand Assante o Jürgen Prochnow, ¿¿¿Rob Schneider???...
Todos estos elementos confeccionaron una de las peores adaptaciones del comic de la historia en 1995 con la primera versión del Juez Dredd para la gran pantalla… tanto es así que ni un Sly Stallone en plena forma pudo darle interés (y eso que a priori pintaba muy bien como intérprete del personaje).
Pasados 17 años parece que se ha retomado el proyecto otorgándole la importancia que se merece y nos encontramos con un film en el que la simple presentación de la ciudad donde transcurre (Mega-City 1) ya acongoja al espectador. Si a eso le sumamos la presencia de los jueces tal y como se veía en la mítica cabecera británica, es decir, juez, jurado y verdugo en un mundo sin esperanzas, nos encontramos con una primera aproximación que desprende buenas sintonías.
Sumémosle una interpretación de Karl Urban muy acertada (a quien diga que podría ser cualquiera, le animo a que se repase ciertas imágenes del cómic, por momentos son calcos), el acertado uso de Olivia Thirlby como la (en esta ocasión) novata Psi-Juez Anderson, y a la siempre agradecida presencia de los televisivos Lena Headey (“Juego de Tronos”) y Wood Harris (“The Wire”) y nos encontramos con un cóctel con la ultraviolencia, acción y macarrería como principales ingredientes.
Como en el cómic que adapta, sin ir más lejos.
Y sí, quien opine que Dredd puede tacharse de fascista y violento es que no se ha acercado nunca al personaje.
Cinta adrenalínica, sombría, austera y ciertamente diverida, pero ante todo fiel adaptación.
Todos estos elementos confeccionaron una de las peores adaptaciones del comic de la historia en 1995 con la primera versión del Juez Dredd para la gran pantalla… tanto es así que ni un Sly Stallone en plena forma pudo darle interés (y eso que a priori pintaba muy bien como intérprete del personaje).
Pasados 17 años parece que se ha retomado el proyecto otorgándole la importancia que se merece y nos encontramos con un film en el que la simple presentación de la ciudad donde transcurre (Mega-City 1) ya acongoja al espectador. Si a eso le sumamos la presencia de los jueces tal y como se veía en la mítica cabecera británica, es decir, juez, jurado y verdugo en un mundo sin esperanzas, nos encontramos con una primera aproximación que desprende buenas sintonías.
Sumémosle una interpretación de Karl Urban muy acertada (a quien diga que podría ser cualquiera, le animo a que se repase ciertas imágenes del cómic, por momentos son calcos), el acertado uso de Olivia Thirlby como la (en esta ocasión) novata Psi-Juez Anderson, y a la siempre agradecida presencia de los televisivos Lena Headey (“Juego de Tronos”) y Wood Harris (“The Wire”) y nos encontramos con un cóctel con la ultraviolencia, acción y macarrería como principales ingredientes.
Como en el cómic que adapta, sin ir más lejos.
Y sí, quien opine que Dredd puede tacharse de fascista y violento es que no se ha acercado nunca al personaje.
Cinta adrenalínica, sombría, austera y ciertamente diverida, pero ante todo fiel adaptación.
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