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Críticas 298
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
8
22 de noviembre de 2014
32 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
El año pasado vi un reportaje la mar de interesante sobre la manipulación de los medios informativos y la coartación de la libertad de expresión; en él se hablaba de cómo los medios de comunicación manipulan a los ciudadanos y se citaban muchos ejemplos para ilustrar cómo había ido evolucionando todo con el tiempo. Se hablaba de neuromárketing, de las tertulias estériles que tan de moda están ahora por aquí y que ya hace años que en USA son el pan de cada día, pobladas de "expertos" capaces de hablar tanto de macroeconomía como de cambio climático, pasando por casos dónde se había llegado a silenciar periodistas para que no se hablara de lo que no convenía hablar. De todos ellos, hubo una historia que me llegó al alma y fue la de Gary Webb y su intento por destapar uno de los escándalos más graves -y silenciados- de la historia norteamericana. Tamaña fue mi sorpresa al ver que esa historia sería llevada al cine este año y que contaba con un buen reparto, garantía de que cómo mínimo iban a tomarse la historia en serio. Y así ha sido.

Gary Webb (Jeremy Renner) es un periodista que trabaja para el San José Mercury News, un periódico de impacto medio, y goza de una reputación fundamentada en su rigor periodístico. Un buen día, la novia de un tipo que va a ser acusado de tráfico de drogas (Paz Vega) se pone en contacto con él y le ofrece una serie de documentos que relacionan la CIA con la venta de drogas en los barrios más empobrecidos de la ciudad, a cambio de que investigue el caso de su marido. Esto solo será el principio de una trama que relacionará la CIA con la financiación de la Contra nicaragüense y con la distribución de crack entre las comunidades negras de los suburbios de ciudades como Los Ángeles.

En películas de este calibre hay dos cosas que hay que tener en cuenta para saber si es un buen film denuncia:

A) Que funcione, obviamente, como denuncia. Que la crítica sea clara, que el director se moje, que no sea algo demasiado obvio y simplista y que no se le vea el plumero al director, haciendo ver que quiere denunciar algo pero que en realidad solo sea una excusa para meternos con calzador una historia de las de siempre que no hay quien se la crea (como ocurre con "Diamantes de sangre" (2006), por poner un ejemplo). "Matar al mensajero" cumple a grandes rasgos con todas esas premisas y consigue fundamentar una crítica hacia la CIA y el gobierno estadounidense muy interesante, pero, por encima de todo, se erige como una crítica excelente a los medios de comunicación, la libertad de prensa y los poderes fácticos que hay detrás de los grandes periódicos y canales de televisión y que son los que verdaderamente deciden qué es lo que interesa que salga a la luz y lo que no. Es doblemente interesante porque esto ocurre hoy en día y porque nos dejamos arrastrar cada vez más por los intereses de los medios de comunicación. Como aviso a navegantes funciona a la perfección.

Aunque también es cierto que "Matar al mensajero" no acaba poniendo toda la carne en el asador durante su último tercio, como si Cuesta se hubiera arrepentido de haber llegado tan lejos, pero la idea está clara y, a través de unas líneas de texto al final de la misma, Cuesta resume todo aquello que no se atrevió a grabar y que, de haber sido así, habría redondeado una propuesta que de por sí ya cumple y con creces.

y

B) Que funcione a nivel argumental. Es decir, que haya una base sólida que vehicule la denuncia social, de manera que no estemos viendo solo un documental. En este aspecto, también cumple. El ritmo es el adecuado, sin caer en ningún momento en escenas aburridas o de elevada complejidad o en concesiones típicas del género, como añadir escenas de acción porque sí, por ejemplo. Los pasos que sigue Webb son graduales y, pista a pista, se va desenredando una intriga propia de un thriller puro y duro de los de antes, de calidad, sin, a la vez, dárselo mascado al espectador, para que ponga de su parte; para acabar convirtiéndose en un relato sobre el hundimiento de una persona que no hacía otra cosa que arrojar luz sobre un hecho que debería haber sido de dominio público.

Sin embargo, Cuesta adereza toda la investigación con escenas familiares, muy vistas, con el objetivo de añadir un punto melodramático a la historia y realzar el calvario de Webb y todo lo que se está jugando y que acaban siendo un añadido que no acaba de funcionar del todo, por simplista y porque el espectador ya es suficientemente inteligente como para deducir por si solo que la investigación de Webb repercutirá sobre su familia y porque rebaja la credibilidad de la historia. Por suerte, esas escenas no resultan molestas, por lo interesantes que son las demás tramas.

"Matar al mensajero" también cumple en muchos otros aspectos: el reparto es estelar, amén de un grandioso Jeremy Renner, y las breves intervenciones de los secundarios son de lujo; la BSO es correcta y el apartado técnico raya a buen nivel.

En conclusión, un buen film denuncia para adentrarnos en una historia muy interesante y de la que se pueden extraer muchos temas por los que deberíamos reflexionar. Porque Webb se merece reconocimiento, por poco que sea, y porque es una injusticia que hay que mantener viva. Porque, como película, funciona a la perfección, siendo un thriller bien construido poblado de personajes interesantes y un reparto bien escogido. Los dos únicos fallos, salvables, radican en que podría haber llegado más lejos aún y en el empeño de Cuesta de meternos una subtrama melodramática con calzador. Aun así, muy recomendable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
***Esta crítica también puedes encontrarla en: http://www.elblogdeivanrumar.com/2014/11/critica-pelicula-matar-al-mensajero-de.html
15 de septiembre de 2019
45 de 63 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vayamos al grano y de paso maticemos: ¿Es Sordo una película mala, tanto que merezca tan baja puntuación? Sí y no. No es el 3 que le cascarías a, por ejemplo, la enésima comedia romántica de turno. Pero sí es una película con tantos fallos que, sumándolos, no te deja otra alternativa que valorarla de dicho modo.

Primero, porque la labor tras las cámaras se nota, y mucho, que es la de un primerizo. Hay planos y secuencias muy bien rodados (como la primera aparición de la chica del parche), y otras que no tanto (el episodio de la chica de la cabaña, al inicio de la película, o la persecución a caballo que no logra transmitir ninguna tensión. Para ver lo que haría un maestro, véase la persecución a caballo que tiene lugar en El renacido). El guion va dando tumbos como si no supiera donde ir. Hay ratos donde es acertado, los menos, e improvisado, injustificado y absurdo, los más. Los personajes, otro tanto. Están pobremente dibujados, tanto, que uno no acaba por creerse según qué situaciones: véase el personaje de Imanol Arias, con el que uno no acaba de involucrarse porque, simple y llanamente, ni tiene los suficientes minutos en pantalla ni le meten en escenas especialmente relevantes. Otro tanto, el protagonista, Sordo, que se pasa media película o bien gritando de dolor o bien arrastrándose por el suelo, pero sin participar directamente de todo lo que ocurre ante sus ojos, de manera que uno no acaba de creerse ese descenso a los infiernos tan exagerado (y sobreactuado). Algún que otro crítico alaba las interpretaciones, pero nada más lejos de la realidad: a excepción de Imanol Arias, los demás van desde la sobreactuación más sonrojante hasta lo meramente correcto.

Sorprende (irónicamente, se entiende) la valoración tan exageradamente entusiasta que hacen casi todos los críticos de esta película: se inclinan, demasiado, hacia un buenismo que me hace sospechar. ¿De qué? Échenle imaginación.

PD. Para ver un buen western dirigido por un patrio, vean Blackthorn.
Taylor Swift: The Eras Tour
Concierto
Estados Unidos2023
7,3
741
Documental, Intervenciones de: Taylor Swift
7
14 de octubre de 2023
35 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Escribo esta reseña sorprendido (o haciéndome el sorprendido) de leer las falsedades que vierte otro usuario (Buscapé) sobre esta retransmisión del Eras Tour (insisto: es la retransmisión del concierto, sin nada más, ni entrevistas ni nada). No estaría mal que rectificara y editara o borrara la crítica. Vaya por delante que no soy fan (ni detractor) de Taylor Swift, en el sentido que hasta el momento sabía de la existencia de la artista, había escuchado algunas canciones que me habían gustado, otras que no tanto, pero aquí acababa el idilio con la cantante. Sin embargo, disfruté del concierto y me siento en la obligación de desmentir una crítica que deja el concert film a la altura del betún sin haberlo visto (y esta vez, se nota a la legua porque pega unos cuantos patinazos cuando lo describe), tal y como ya indica otro usuario, Lolo. Llámenme malpensado, pero empiezo a creer que hay ciertos usuarios que parece que quieran disuadir al público de ciertas propuestas y acercarlos a otras de una forma, digamos, artera. Nada nuevo en internet, por otro lado. La pregunta es: ¿os pagan por ello o lo hacéis gratis? Si os pagan, pasadme los contactos o hacedme una oferta y lo valoro.

Sobre el Eras Tour en sí mismo, estoy 100% de acuerdo con lo que ya ha dicho Lolo en su crítica. No añadiría ni quitaría nada.
7 de mayo de 2016
26 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo a Hillcoat lo tuve en un pedestal durante un tiempo por la gran adaptación que hizo de la novela de McCarthy, La carretera, y entonces pensé que sería un director al que tenía que seguirle la pista. Cuando vi La propuesta, su primera película, se me cayó el mundo encima: era flojísima, con un guion que hacía aguas se mirase por dónde se mirase, y con giros argumentales a cuál más inverosímil. Pensé que al ser su primera película y habiendo rodado luego La carretera no tendría de qué preocuparme. Luego vino Sin ley (Lawless) y, aunque correcta, era una película fallida; entretenía, pero no era nada del otro jueves. Ahí me di cuenta que Hillcoat era un buen director cuando le daban un buen guion y que eso solo había ocurrido una vez. Y con Triple 9 ocurre más o menos lo mismo que en Sin ley (Lawless): se queda en película correcta, pero que podría haber dado mucho más de sí si se hubiesen pulido mejor los tiempos y al guion le hubieran dado unas cuantas vueltas más.

Porque los fallos de Triple 9 tienen que ver con un guionista que a partir de la mitad no sabe por dónde tirar y recurre a tópicos del género que alejan el film de ser una propuesta más o menos realista como parecía dejar entrever al principio. La película arranca bien con el atraco y con las posteriores consecuencias, para luego deshincharse progresivamente hasta un final de esos cogidos con pinzas. Hay personajes que uno no sabe muy bien qué pintan, los hay que se comportan de un modo impropio solo para hacer avanzar a trompicones la historia (véase zona spoiler) y hay situaciones que podrían haberse abordado de otra manera; estos puntos negativos son suficientes para empañar algunas escenas bien rodadas y tensas, una primera hora entretenida y la presencia de un reparto estelar dónde destacaría a un notable Chiwetel Ejiofor, con el personaje más trabajado e interesante de todos. Te gustaría creerte que lo que ves es real por lo conseguida que está la atmósfera que recrea Hillcoat y lo buenas que son las actuaciones, pero nada más lejos de la realidad: todo acaba teniendo un tufillo a película del montón, a realismo de baratillo.

En fin. Creo que me estoy quedando ya sin argumentos para continuar interesándome en el trabajo de Hillcoat. La próxima vez, solo cuando salga en DVD.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
¿Tú te imaginas, qué se yo, que eres policía y uno de tus superiores (jefe de departamento para arriba) va en persona a matar a un delincuente? ¿A qué no? Pues en Triple 9 hay cosas de esas a cascoporro.

@Cinergicos
22 de julio de 2014
29 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mientras veía "Bron: El puente" era incapaz de no establecer paralelismos con la serie del momento, "True Detective", puesto que ambas se mueven en el mismo género y son de temáticas parecidas. Ya hablé de la segunda largo y tendido en su momento, pero voy a recordar qué es lo que no me gustó de ella: trama policial poco desarrollada, abundancia de tramas secundarias de relleno y cuajadas de estereotipos y problemas de ritmo. Cuando empecé "Bron: El puente" tuve claro qué es lo que había echado en falta en "True Detective" y pensé que, labor técnica a un lado, "Bron: El puente" era mejor y que se parecía más a una serie de detectives que la otra. Simplemente, no adolecía de los errores que he comentado más arriba. Sin embargo, a medida que fui avanzando en la primera temporada pude constatar, no sin cierta decepción, que esta no sería tampoco la serie policíaca definitiva que tanto estaba buscando. Por motivos diferentes -y algunos comunes- a "True Detective".

Pero primero veamos de qué va: El puente que conecta Malmö y Copenhague es el escenario de un brutal asesinato; justo en la linea divisoria que separa ambos países es hallado el cuerpo de una mujer. Como el cuerpo pertenece a ambos países, el caso cae en manos de Saga Norén (Sofia Helin), de la policía de Malmö, y Martin Rohde (Kim Bodnia), de la policía de Copenhague. Ambos tendrán que aunar fuerzas y atrapar al asesino.

El principal punto fuerte de "Bron: El puente" es que es una serie de detectives pura y dura, donde el caso es lo más importante y los temas personales son algo secundario. Durante los primeros capítulos se nos antoja que el caso va a ser complicado; el asesino ha tenido mucho tiempo para planear los asesinatos y el ritmo es frenético. Los policías van de aquí para allá y no paran de ocurrir cosas relacionadas con el caso. Es muy entretenida y es capaz de mantener al espectador pegado a la butaca, aunque a medida que van transcurriendo los capítulos uno empieza a olerse cómo acabará todo. Aunque está llena de incoherencias y trucos fáciles, tal y como comentaré más adelante, es lo suficientemente entretenida e interesante como para que el espectador no se aburra en ningún momento.

Además, la pareja protagonista es muy carismática, sobre todo por la antisocial Saga, que da el toque humorístico a la serie con su particular manera de entender el mundo y las relaciones interpersonales; Martin es un buen contrapunto, imperfecto y que acaba revelándose como una suerte de mentor para ella. La pareja funciona y siempre que están juntos en pantalla la serie funciona a la perfección. Los secundarios, sin ser nada del otro jueves, cumplen muy bien con sus papeles.

A partir de aquí hay SPOILERS.

El problema principal de "Bron: El puente" radica en las incoherencias del guion. El asesino es tan retorcido y lo tiene todo tan calculado y es tan difícil de capturar que los guionistas se ven obligados a descubrirlo a base de detalles nimios y con los que uno no daría ni harto migas; de esta manera, descubren propiedades inmobiliarias del asesino cuando más conviene, aunque tengan esa información desde que conocen su identidad, establecen conexiones con otros personajes que ya habían salido antes y que están muy cogidas por los pelos y recurren a testigos de hechos que ocurrieron hará siete años pero que sin embargo recuerdan con mucha claridad todos y cada una de las personas con las que han tratado desde entonces. O que incluso guardan documentos valiosísimos en el desván de su casa. Además, es muy poco verosímil que un asesino sea capaz de matar a tantísimas personas sin cometer un solo fallo o que nadie sea capaz de rastrearlo. También es algo inverosímil que eluda tan fácilmente a la policía en tantísimas ocasiones cuando han estado a punto de atraparlo, como en la escena del parque, o que campe a sus anchas por el puente y cargue de bombas la base del mismo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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Sin embargo, ocurre algo curioso a la par que incomprensible. A veces ocurre todo lo contrario. Hay ocasiones donde la pareja detective podría sumar uno más uno y darían con la solución y no lo hacen; cuando la chica muere en el parquin, yo no tardé más de un par de segundos en deducir que el tipo que perseguían era policía. Ellos, un capítulo entero. Cuando dan con la verdadera identidad del asesino, Martin debería saber que si en el pasado se acostó con la mujer del asesino, es harto probable que el objetivo último sea hacérselo pagar a él y a su familia. Si sabes que la mujer del asesino y su hijo se mataron por algo que el asesino podría malinterpretar como culpa tuya...¡corre a tu casa y protégelos! ¡Llévatelos a cualquier parte! No los dejes a cargo de un par de policías que solo están ahí como carne de cañón (y eso sin contar que Saga vaya sin pistola justamente la noche cuando más la necesita).

Luego están las tramas secundarias, que buscan dar profundidad y caracterizar a los personajes y que consiguen todo lo contrario. Como en toda buena serie donde las relaciones personales no son el leitmotiv, cualquier intento de profundizar en los personajes a través de sus vidas personales no hace otra cosa que rellenar minutos porque sí, si no se hace bien. El problema, quizás, no radica tanto en hablarnos de sus familias y de sus actividades extraconyugales, que también, sino en que siempre tiran de tópicos sobadísimos para definirlas. La infidelidad de Martin se parece tanto, por poner un ejemplo, a la del Marty Hart de "True Detective" que uno acaba agotado solo de pensar en el desarrollo de dicha trama, porque sabe qué etapas vendrán con asombrosa clarividencia. Mención aparte merece Saga y sus "citas", que dan el toque de humor, originalidad y frescura que necesita la serie.

Otra cosa que no funciona bien son las tramas secundarias que tienen que ver con personajes que, por un motivo u otro, tendrán alguna relación con el asesino y las cinco lecciones morales. Los guionistas se detienen demasiado en recrearnos sus vidas, durante tantísimos capítulos, para que luego su contribución al caso sea escasa o muy secundaria, como ocurre con Charlotte Söringer (Ellen Hillingsø) o Stefan Lindberg (Magnus Krepper). Esos paréntesis del caso son livianos y no resultan tediosos, pero hubiesen estado más justificados de haber tenido un mayor peso en la historia principal.

En conclusión, una serie con varios puntos en contra que podrían arruinarla, pero que al gozar de una pareja protagonista carismática, un ritmo endiablado y la capacidad de mantener enganchado al espectador pese a tener un guion algo inverosímil o abusar de tramas secundarias que no llevan a ninguna parte, hacen que el balance sea positivo. La recomiendo por entretenida, no por su calidad como thriller honesto.

***Esta crítica también puedes encontrarla en: http://www.elblogdeivanrumar.com/2014/07/critica-serie-bron-el-puente-1-temporada.html
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