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7,5
4.167
8
7 de septiembre de 2009
7 de septiembre de 2009
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Scaramouche" de George Sidney, extraordinario director de la época dorada de Hollywood, autor de obras como "Magnolia", firmó esta auténtica maravilla del cine de aventuras que, junto a "Los tres mosqueteros" y "El conde de Montecristo", es uno de los máximos exponentes del cine de capa y espada.
Dirigida en 1952, es una de las mejores adaptaciones de una novela de aventuras, en este caso de Rafael Sabatini. Cuenta la historia de André (divertidísimo Stewart Granger), mujeriego y alegre petimetre de la época pre-revolucionaria. Cuando su mejor amigo muere a manos del marqués De la Tour (Mel Ferrer en uno de sus más inolvidables papeles), decide vengarse del implacable aristócrata, con el pequeño inconveniente de que su enemigo es un maestro en el arte de la esgrima y él no sabe apenas cómo manejar una espada. La acción está aderezada por amorios varios, todo presentado con un colorido exuberante y una alegría de vivir contagiosa y exultante.
George Sidney, un maestro artesano de la MGM, le imprime un brío narrativo, una fluidez a la acción, que sólo los mejores directores son capaces de mostrar sin ápice de vanidad autoral. Stewart Granger, uno de esos actores ágiles y muy simpáticos, está excelente en el papel de Scaramouche, al igual que Mel ferrer, el marqués De la Tour. Ambos comparten, sin lugar a dudas, uno de los duelos más largos y mejor rodados en la historia del cine, una verdadera gozada acrobática, cumbre de esta obra maestra de aventuras de todos los tiempos.
La fotografía, exuberante en su cromática luminosidad, y la B:S.O , memorable, ponen la guinda a ese magnífico "Scaramouche".
Dirigida en 1952, es una de las mejores adaptaciones de una novela de aventuras, en este caso de Rafael Sabatini. Cuenta la historia de André (divertidísimo Stewart Granger), mujeriego y alegre petimetre de la época pre-revolucionaria. Cuando su mejor amigo muere a manos del marqués De la Tour (Mel Ferrer en uno de sus más inolvidables papeles), decide vengarse del implacable aristócrata, con el pequeño inconveniente de que su enemigo es un maestro en el arte de la esgrima y él no sabe apenas cómo manejar una espada. La acción está aderezada por amorios varios, todo presentado con un colorido exuberante y una alegría de vivir contagiosa y exultante.
George Sidney, un maestro artesano de la MGM, le imprime un brío narrativo, una fluidez a la acción, que sólo los mejores directores son capaces de mostrar sin ápice de vanidad autoral. Stewart Granger, uno de esos actores ágiles y muy simpáticos, está excelente en el papel de Scaramouche, al igual que Mel ferrer, el marqués De la Tour. Ambos comparten, sin lugar a dudas, uno de los duelos más largos y mejor rodados en la historia del cine, una verdadera gozada acrobática, cumbre de esta obra maestra de aventuras de todos los tiempos.
La fotografía, exuberante en su cromática luminosidad, y la B:S.O , memorable, ponen la guinda a ese magnífico "Scaramouche".

8,1
17.923
7
7 de septiembre de 2009
7 de septiembre de 2009
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Roberto Rosellini, considerado junto a Vittoriuo De SIca, el padre del neorrealismo, dirigió esta magnífica película, "Roma ciudad abierta" en 1945, justo después que las tropas aliadas entraran en la capital de su país. De ahí el realismo de las imágenes, la cercanía a los hechos que, poco antes, habían sucedido y que inspiraron la historia que nos cuenta. Un relato de resistencia contra el invasor, de lucha contra el verdugo alemán. La otra cara de la película "Amén" de la que ayer escribí unas líneas apasionadas.
"Roma ciudad abierta" es la primera de la trilogía que completan "Germania anno zero" y "Paisá", todas ellas relatos casi documentales del fin del III Reich y sus consecuencias. Pobreza, picaresca, colaboracionismo se entrecruzan con otros sentimientos como valor, dignidad y sacrificio. Rosellini describe unos personajes familiares para los que vivieron los últimos días del nazismo en Roma y la inmediata postguerra, donde los ajustes de cuentas y la merecida loa a los resistentes (que hoy muchos llevados por la confusión y la ceguera confundirían con terroristas) eran necesarios para empezar a restañar las heridas abiertas durante la ocupación.
Las tribulaciones del joven comunista, Manfredi, perseguido por la policía secreta, la temible Gestapo, los padecimientos de su novia, Pina, embarazada y la ayuda que reciben de un simpático cura (no hay que olvidar que el director era católico) , Don Pietro, que, finalmente, da su vida luchando por la libertad, son personajes, síntesis de uno o varios sacados de la experiencia real, que acaban convirtiéndose en estereotipos por su constante repetición en otras películas del mismo género. Aquí, sin embargo, aún rebosan una autenticidad, que, por ejemplo, es más dudosa en otras obras posteriores de Rosellini como "El general De La Rovere" , más cercana al melodrama que a la verosimilitud documental de esta película.
Sorprende la crudeza de algunas imágenes. Las torturas que los verdugos de la Gestapo practican sobre el torso desnudo de su víctima por medio de un soplete; la prostitución como degradación que lleva a colaborar con los nazis; la (poco afortunada) pincelada de lesbianismo y drogas para atrapar la voluntad de la confidente; el desesperado intento de la novia del protagonista, cayendo al suelo embarazada, al tratar de impedir que se lo lleven al cuartel de policía; la ejecución final del sacerdote ante la mirada atónita de un crío...
"Roma ciudad abierta" es la primera de la trilogía que completan "Germania anno zero" y "Paisá", todas ellas relatos casi documentales del fin del III Reich y sus consecuencias. Pobreza, picaresca, colaboracionismo se entrecruzan con otros sentimientos como valor, dignidad y sacrificio. Rosellini describe unos personajes familiares para los que vivieron los últimos días del nazismo en Roma y la inmediata postguerra, donde los ajustes de cuentas y la merecida loa a los resistentes (que hoy muchos llevados por la confusión y la ceguera confundirían con terroristas) eran necesarios para empezar a restañar las heridas abiertas durante la ocupación.
Las tribulaciones del joven comunista, Manfredi, perseguido por la policía secreta, la temible Gestapo, los padecimientos de su novia, Pina, embarazada y la ayuda que reciben de un simpático cura (no hay que olvidar que el director era católico) , Don Pietro, que, finalmente, da su vida luchando por la libertad, son personajes, síntesis de uno o varios sacados de la experiencia real, que acaban convirtiéndose en estereotipos por su constante repetición en otras películas del mismo género. Aquí, sin embargo, aún rebosan una autenticidad, que, por ejemplo, es más dudosa en otras obras posteriores de Rosellini como "El general De La Rovere" , más cercana al melodrama que a la verosimilitud documental de esta película.
Sorprende la crudeza de algunas imágenes. Las torturas que los verdugos de la Gestapo practican sobre el torso desnudo de su víctima por medio de un soplete; la prostitución como degradación que lleva a colaborar con los nazis; la (poco afortunada) pincelada de lesbianismo y drogas para atrapar la voluntad de la confidente; el desesperado intento de la novia del protagonista, cayendo al suelo embarazada, al tratar de impedir que se lo lleven al cuartel de policía; la ejecución final del sacerdote ante la mirada atónita de un crío...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El guión es una anécdota, pues lo que se busca es priorizar el tono documental con una historia simple, pero creíble y conmovedora. muy próxima a lo que pudieron experimentar muchos de los espectadores que buscaban escapar de la dura realidad de la postguerra, sublimando su sufrimiento, en las salas de cine. La dirección, espléndida, muchas veces funcional, pero efectiva, consigue impactar y emocionar, a la vez que dar un juicio sobre ciertas actitudes que una parte de la sociedad romana conocía. Es muy curioso comprobar cómo en Italia el tema, incómodo, de los colaboracionistas se mostró desde el principio, al contrario que en Francia, donde el tabú se perpetuó con los polémicos y arriesgados intentos de tratar de abrir la herida por parte de directores como Melville, Costa-Gavras y Louis Malle.
Para terminar, mencionar las excelentes interpretaciones de los actores y actrices, muy cercanos a los personajes de la calle. Tanto Aldo Fabrizzi como Ana Magnani en la que fue su película de lanzamiento, ya forman parte de la memoria histórica de los cinéfilos.
Para terminar, mencionar las excelentes interpretaciones de los actores y actrices, muy cercanos a los personajes de la calle. Tanto Aldo Fabrizzi como Ana Magnani en la que fue su película de lanzamiento, ya forman parte de la memoria histórica de los cinéfilos.

6,4
3.839
7
7 de septiembre de 2009
7 de septiembre de 2009
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Remando al viento" es una magnífica producción española dirigida por Gonzalo Suarez. De vez en cuando la industria de nuestro país se atreve con proyectos de calado artístico y cultural. Un modo de tratar el cine que puso en boga la ya fallecida y muy criticada (injustamente por la derecha rancia del P.P.) Pilar Miró. La película de Suarez lleva el mismo sello de "qualité" que "Los antos inocentes", "La colmena" y "El perro del hortelano", por poner algunos ejemplos. Un tipo de cine que, con todos sus defectos y pretensiones, hay que reivindicar por encima prejuicios y desconfianzas.
Interpretada por Hugh Grant (convincente en el papel de Byron), Valentine Pelka (un Percy Shelley demasiado envarado desde mi punto de vista), una acertada Liz Hurley (Clare), Virginia Mataix dando vida a la ilustre creadora de Frankenstein) y Jose Luis Gómez (inadecuado Polidori). "Remando al viento" nos narra la vida de dos de los más señalados poetas del romanticismo inglés. Uno, Lord Byron, autor de "Las peregrinaciones de Childe Harold", "Caín", "Manfred" y "Don Juan"; el otro, Percy Beshee Shelley, al que debemos el "Prometeo liberado", entre su breve pero intensa obra. Situemos la acción: Shelley, su amante Mary, acompañada de su hermana Clare, visitan al Lord exiliado a Suiza, donde vive en Villa Diodati, junto al lago Leman con su médico y amigo Polidori. Durante estos días de pasión, sexual y literaria, nacen el celebérrimo "Frankenstein" y el menos conocido pero muy interesante poema "El vampiro" de Polidori. Los demonios románticos, su deseo de romper tabúes, de enfrentarse a las convenciones; el anhelo por lo oscuro, transidos por el dolor del infinito, del ansia prometeica... se dan cita en los corazones rotos de tan extraordinarios personajes en forma del monstruo creado por Mary Shelley, espejo de sus miedos y pasiones.La acción continúa abarcando sus vidas hasta la muerte de Shelley, ahogado tras salir a navegar cuando amenazaba con tempestad y la de Byron en Missolonghi, donde había viajado para luchar por la independencia de Grecia.
Interpretada por Hugh Grant (convincente en el papel de Byron), Valentine Pelka (un Percy Shelley demasiado envarado desde mi punto de vista), una acertada Liz Hurley (Clare), Virginia Mataix dando vida a la ilustre creadora de Frankenstein) y Jose Luis Gómez (inadecuado Polidori). "Remando al viento" nos narra la vida de dos de los más señalados poetas del romanticismo inglés. Uno, Lord Byron, autor de "Las peregrinaciones de Childe Harold", "Caín", "Manfred" y "Don Juan"; el otro, Percy Beshee Shelley, al que debemos el "Prometeo liberado", entre su breve pero intensa obra. Situemos la acción: Shelley, su amante Mary, acompañada de su hermana Clare, visitan al Lord exiliado a Suiza, donde vive en Villa Diodati, junto al lago Leman con su médico y amigo Polidori. Durante estos días de pasión, sexual y literaria, nacen el celebérrimo "Frankenstein" y el menos conocido pero muy interesante poema "El vampiro" de Polidori. Los demonios románticos, su deseo de romper tabúes, de enfrentarse a las convenciones; el anhelo por lo oscuro, transidos por el dolor del infinito, del ansia prometeica... se dan cita en los corazones rotos de tan extraordinarios personajes en forma del monstruo creado por Mary Shelley, espejo de sus miedos y pasiones.La acción continúa abarcando sus vidas hasta la muerte de Shelley, ahogado tras salir a navegar cuando amenazaba con tempestad y la de Byron en Missolonghi, donde había viajado para luchar por la independencia de Grecia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La película se beneficia de una magnífica banda sonora, una dirección artística de altura (Wolfgang Burman), una fotografía que da relevancia a esta naturaleza tan querida por los románticos. El guión, en cambio, es irregular y los personajes no acaban de estar bien definidos. Parecen demasiadas veces que están posando, como si fueran conscientes de su posterior relevancia histórica. afortunadamente, los actores les otorgan la naturalidad que el guión les niega. La inspirada dirección de Gonzalo Suarez (superior aquí que en su posterior "Don Juan en los infiernos"), las obligadas referencias literarias y la enorme personalidad de los biografiados convierten esta película en una acertada muestra de cómo el cine y la cultura pueden aliarse para beneficio mútuo.
7
29 de agosto de 2009
29 de agosto de 2009
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Anticristo" es una película que no dejará indiferente a nadie que se atreva a verla. Unos la odiarán porque no comprenderán el discurso que sustenta sus imágenes o se hastiarán al ser incapaces de aceptar el reto de penetrar en el juego fascinante que les ofrece Lars von Trier. Otros, la amarán precisamente por lo contrario, porque "Anticristo" será un reto intelectual que les permitirá tejer una serie de interpretaciones a partir de un original abierto a la propia exégesis personal y también se dejarán seducir por la potencia visual de uno de los directores más radicales del panorama cinematográfico actual.
Lars von Trier moldea, como barro en manos de un demiurgo, a ese par de actores, entregados y cómplices , cuyo talento se pone al servicio de la voluntad de un creador que esculpe en sus cuerpos las particulares obsesiones que le atormentan y estimulan a la par.
Aquí, en "Edén" no hay lugar para la sugerencia del acto sexual ni de la violencia física, porque la ambigüedad surge precisamente de las rendijas morales y filosóficas de la materia desnuda y lacerada por la tristeza, el dolor y la desesperanza en un mundo que es el reino de Satán y donde Dios no deja de ser la última burla de la desesperación.
"Anticristo" es una obra de arte, imperfecta y llena de requiebros intangibles y vislumbres fugitivos. Atreveos a penetrar en el jardín agreste y cruel, sólo desde la limitada visión del ser mortal, donde el Mal se perpetúa a través de la vagina, productora de la carne que pone los cimientos de los palacios de la Naturaleza. Atreveos a entrar en el reino de Lilith. Y, tal como escribió Dante, perded toda esperanza.
Lars von Trier moldea, como barro en manos de un demiurgo, a ese par de actores, entregados y cómplices , cuyo talento se pone al servicio de la voluntad de un creador que esculpe en sus cuerpos las particulares obsesiones que le atormentan y estimulan a la par.
Aquí, en "Edén" no hay lugar para la sugerencia del acto sexual ni de la violencia física, porque la ambigüedad surge precisamente de las rendijas morales y filosóficas de la materia desnuda y lacerada por la tristeza, el dolor y la desesperanza en un mundo que es el reino de Satán y donde Dios no deja de ser la última burla de la desesperación.
"Anticristo" es una obra de arte, imperfecta y llena de requiebros intangibles y vislumbres fugitivos. Atreveos a penetrar en el jardín agreste y cruel, sólo desde la limitada visión del ser mortal, donde el Mal se perpetúa a través de la vagina, productora de la carne que pone los cimientos de los palacios de la Naturaleza. Atreveos a entrar en el reino de Lilith. Y, tal como escribió Dante, perded toda esperanza.

7,2
9.895
7
6 de septiembre de 2009
6 de septiembre de 2009
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Cleopatra" es una de esas grandes producciones, típicas de la década de los 50, cuando el cine tenía que competir con la competencia de la televisión, y tse mostraba "más grande que la vida misma". Y como todas las de la época ("Los diez mandamientos", "Ben-Hur", "La historia más grande jamás contada" ...) posee los ingredientes necesarios para enganchar al espectador: tema histórico con mayúsculas, presupuesto mastodóntico, guión escrito a varias manos y plantel de actores de primer orden. Épica y espectacularidad, erotismo y glamour conjugadas con mayor o menor acierto. Y hay que reseñar que "Cleopatra" es una de las
mejores, junto a "Espartaco", en este género que últimamente Hollywood intenta de nuevo resucitar, con más ambición que ingenio.
Dirigida por Joseph Leo Mankiewicz, uno de los grandes del momento, cuya carrera está jalonada de magníficas obras (recordar aquí sucintamente "Julio César, "El día de los tramposos", "Mujeres en Venecia), cuenta esta película los amores de la última descendiente de la dinastía de los Ptolomeos, Cleopatra, con el general romano César y su lugarteniente Marco Antonio. La base del guión se encuentra principalmente en los escritos de Suetonio y Plutarco. Empieza con la derrota de Pompeyo en Farsalia y termina con el inicio del principado de manos de Octavio Augusto. El respeto a la historia es, a grandes rasgos, encomiable, aunque los errores, típicos de estas superproducciones, están demasiado presentes. Algunos ejemplos sin ser exhaustivos (todo lo concerniente a la reina egipcia está más cerca de los estereotipos del star-system que a lo que conocemos por las fuentes, desde el físico de Elizabeth Taylor hasta el tono de romance anacrónico de sus amores con su por entonces esposo Richard Burton, pues, a decir verdad, parece más un precedente de otra película que también interpretaron juntos, "¿A quién teme Virginia Woolf?". La entrada en Roma de Cleopatra es infame y múltiples detalles de diseño de producción no pertenecen a la época descrita).
mejores, junto a "Espartaco", en este género que últimamente Hollywood intenta de nuevo resucitar, con más ambición que ingenio.
Dirigida por Joseph Leo Mankiewicz, uno de los grandes del momento, cuya carrera está jalonada de magníficas obras (recordar aquí sucintamente "Julio César, "El día de los tramposos", "Mujeres en Venecia), cuenta esta película los amores de la última descendiente de la dinastía de los Ptolomeos, Cleopatra, con el general romano César y su lugarteniente Marco Antonio. La base del guión se encuentra principalmente en los escritos de Suetonio y Plutarco. Empieza con la derrota de Pompeyo en Farsalia y termina con el inicio del principado de manos de Octavio Augusto. El respeto a la historia es, a grandes rasgos, encomiable, aunque los errores, típicos de estas superproducciones, están demasiado presentes. Algunos ejemplos sin ser exhaustivos (todo lo concerniente a la reina egipcia está más cerca de los estereotipos del star-system que a lo que conocemos por las fuentes, desde el físico de Elizabeth Taylor hasta el tono de romance anacrónico de sus amores con su por entonces esposo Richard Burton, pues, a decir verdad, parece más un precedente de otra película que también interpretaron juntos, "¿A quién teme Virginia Woolf?". La entrada en Roma de Cleopatra es infame y múltiples detalles de diseño de producción no pertenecen a la época descrita).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Las interpretaciones de Rex Harrison como César y Roddy Mc Dowall como Octavio, sobrios y elegantes ambos) son lo mejor de la función. El guión tiene muchos altibajos, pero hay un intento de ceñirse en lo posible a lo dicho por los historiadores greco-romanos. La dirección sufre de los inconvenientes de la producción (cambios de director, actores, enfermedad de la Taylor, excesos en el presupuesto...), pero el genio de Mankiewicz, director "literario" y culto, los supera y da una lección de cómo dirigir una película que estaba en pleno naufragio sin hundir el proyecto. Consigue que sus casi cuatro horas no se hagan muy pesadas. Vestuario, fotografía, música, ingredientes que han sido mimados en "Cleopatra", ayudan a dar dignidad a un producto que no pudo evitar el fracaso en taquilla y casi desmanteló a la productora M.G.M.. El tiempo, sin embargo, ha sido benévolo con esta película y la crítica la ha revalorizado con justicia.
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