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7,5
9.532
7
24 de mayo de 2010
24 de mayo de 2010
55 de 72 usuarios han encontrado esta crítica útil
El primero de ellos es un poquito payasete, pero le gusta la filosofía. Se flipa con 1984, lee libros de Sartre y Maquiavelo, y le encanta que le cuenten interesantes teorías metafísicas y demás patrañas trascendentales. Cuando le dije que Waking Life no me gustó él me dijo "no la entendiste". Yo me rei de él.
Su nota: un 10.
El segundo es un tío que va de hippie o alternativo o algo así (no lo tengo del todo claro). Lo que sí sé es que le encantan las road movies, el cine japonés y las películas de autor al más puro estilo Jodorowsky. Vamos, que si algún día ve cualquier truño poco convencional, su nota sube del 8 casi siempre, aunque sea una bazofia de las gordas. Cuando le dije que no me gustó él se rio de mí sin más.
Su nota: un 9.
El tercero no tiene las inquietudes intelectuales de los otros dos (lo cual es un gran punto a su favor). A este pavo le molan los videojuegos y las series de anime japonés. Vea lo que vea, lo que más le cunde es que haya efectos especiales exquisitos, animaciones históricas, triscas, sangre y mamellas. Y si no hay nada de esto se pone a protestar, porque le encanta protestar.
Su nota: en realidad ni siquiera vio la película, pero estoy seguro de que si lo hubiese hecho le hubiera dado un 9, como a Vals con Bashir.
El cuarto tampoco la vio, y no creo que lo haga nunca. Basicamente porque para él ver cine en blanco y negro, cine independiente, o incluso cine que no se haya estrenado en los últimos tres años, es cosa de frikis, intelectualoides y gafapastas (o "gasseteados", como él dice).
Su nota: si la viera seguramente le daría un 5 o menos y luego escribiría una de las peores críticas de filmaffinity diciendo chorradas y hablando de su vida y sus amigos.
Y luego estoy yo, que soy una mezcla de los cuatro tontos de antes: Soy un payasete que va de alternativo al que le gusta protestar y escribir chorradas en filmaffinity. Pero eso sí, tengo claro que la filosofía pura y dura sin vaselina encaja mejor en los libros, que las películas no son obras de arte sólo por ser diferentes, que las animaciones me dan un poco igual, y que Waking Life no es una basura aunque peque de intelectualoide.
Eso sí, señores "gasseteados", tampoco es cuestión de empalmarse.
Su nota: un 10.
El segundo es un tío que va de hippie o alternativo o algo así (no lo tengo del todo claro). Lo que sí sé es que le encantan las road movies, el cine japonés y las películas de autor al más puro estilo Jodorowsky. Vamos, que si algún día ve cualquier truño poco convencional, su nota sube del 8 casi siempre, aunque sea una bazofia de las gordas. Cuando le dije que no me gustó él se rio de mí sin más.
Su nota: un 9.
El tercero no tiene las inquietudes intelectuales de los otros dos (lo cual es un gran punto a su favor). A este pavo le molan los videojuegos y las series de anime japonés. Vea lo que vea, lo que más le cunde es que haya efectos especiales exquisitos, animaciones históricas, triscas, sangre y mamellas. Y si no hay nada de esto se pone a protestar, porque le encanta protestar.
Su nota: en realidad ni siquiera vio la película, pero estoy seguro de que si lo hubiese hecho le hubiera dado un 9, como a Vals con Bashir.
El cuarto tampoco la vio, y no creo que lo haga nunca. Basicamente porque para él ver cine en blanco y negro, cine independiente, o incluso cine que no se haya estrenado en los últimos tres años, es cosa de frikis, intelectualoides y gafapastas (o "gasseteados", como él dice).
Su nota: si la viera seguramente le daría un 5 o menos y luego escribiría una de las peores críticas de filmaffinity diciendo chorradas y hablando de su vida y sus amigos.
Y luego estoy yo, que soy una mezcla de los cuatro tontos de antes: Soy un payasete que va de alternativo al que le gusta protestar y escribir chorradas en filmaffinity. Pero eso sí, tengo claro que la filosofía pura y dura sin vaselina encaja mejor en los libros, que las películas no son obras de arte sólo por ser diferentes, que las animaciones me dan un poco igual, y que Waking Life no es una basura aunque peque de intelectualoide.
Eso sí, señores "gasseteados", tampoco es cuestión de empalmarse.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
(Dedicada a pugarra, torbeo, zlatan y marvel, con todo mi amor)
7
26 de enero de 2019
26 de enero de 2019
44 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un niño de papá se cree omnipotente desde la atalaya que ha construido al hacerse millonario vendiendo humo. Un humo que gustosamente le compran otros niños de papá, influencers y demás pijos aburguesados que son básicamente carteles de publicidad andantes. Personalmente siento una profunda satisfacción al ver caer al primero y al ver llevarse una hostia de realidad a los segundos. Claro que luego pienso que seguramente nadie ha aprendido nada sobre todo esto y se me pasa.
Este documental puede tomarse como una anécdota aislada absolutamente delirante y poco más, pero no quiero pasar tan por encima de al menos dos de sus temas. Por un lado: lo que conlleva que la economía se pueda dejar en manos de millonarios que sólo están ahí por el hecho de serlo, sin cuestionar jamás la procedencia de la fortuna que les otorga esa posición, y a los que lo único que les motiva es hacer caja a cualquier precio. Por otro lado: la normalización del marketing (esa infame herramienta empresarial para estimular deseos por encima de las necesidades), que manipula al consumidor cada día y a cada momento, instrumentalizando a los llamados influencers a golpe de transferencia mientras nos pretenden hacer creer lo contrario.
Lo que quiero decir es que, si piensas que lo que rodea al Fyre Festival es una cosa de las élites que no te toca de cerca, pregúntate por qué este verano tenemos que pagar 200 euros para ver a Muse compartir escenario con C Tangana y otros veinte grupos random que tocan de tres en tres. Y por qué tenemos que pagar otros 50 euros por una zona de acampada con parcelas que recuerdan a un campo de concentración. Y por qué en esa zona de acampada nos venden agua a 4 pavos y el bocata de chorizo cuesta tres veces más que el del bar que está a cincuenta metros saliendo a la derecha. Y por qué, a pesar de saber que todo esto va a peor, nos seguimos dejando la pulserita en la muñeca las semanas siguientes.
Este documental puede tomarse como una anécdota aislada absolutamente delirante y poco más, pero no quiero pasar tan por encima de al menos dos de sus temas. Por un lado: lo que conlleva que la economía se pueda dejar en manos de millonarios que sólo están ahí por el hecho de serlo, sin cuestionar jamás la procedencia de la fortuna que les otorga esa posición, y a los que lo único que les motiva es hacer caja a cualquier precio. Por otro lado: la normalización del marketing (esa infame herramienta empresarial para estimular deseos por encima de las necesidades), que manipula al consumidor cada día y a cada momento, instrumentalizando a los llamados influencers a golpe de transferencia mientras nos pretenden hacer creer lo contrario.
Lo que quiero decir es que, si piensas que lo que rodea al Fyre Festival es una cosa de las élites que no te toca de cerca, pregúntate por qué este verano tenemos que pagar 200 euros para ver a Muse compartir escenario con C Tangana y otros veinte grupos random que tocan de tres en tres. Y por qué tenemos que pagar otros 50 euros por una zona de acampada con parcelas que recuerdan a un campo de concentración. Y por qué en esa zona de acampada nos venden agua a 4 pavos y el bocata de chorizo cuesta tres veces más que el del bar que está a cincuenta metros saliendo a la derecha. Y por qué, a pesar de saber que todo esto va a peor, nos seguimos dejando la pulserita en la muñeca las semanas siguientes.

7,2
168.305
4
16 de enero de 2010
16 de enero de 2010
55 de 73 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Enhorabuena, seguidores de Wally! ¡Me habéis encontrado, oculto entre miles de críticas!
¿Qué? ¿No os acordáis de mí?
Sí hombre, soy el capullo de jersey y gorrito rojiblancos, que se escondía de Chuck Norris.
Y he vuelto.
Ya sé que hace mucho que no tenéis noticias mías. Resulta que las cosas han cambiado bastante desde mi último viaje... A mi antagonista Odlaw le pegaron cuatro tiros en un callejón oscuro por un asunto de drogas... y el mago Barbablanca acabó afeitándose y metiéndose en Tinder para seducir a jovencitas.
Yo, personalmente, caí en una depresión: resulta que a mi perro Woof no lo pudimos encontrar nunca (y eso que era el único que tenía cinco rallas rojas en la cola), y no pude superarlo. Recuerdo lo mucho que nos gustaba ver cine juntos. De hecho era él el que elegía las películas (y siempre acertaba).
Pero un día llegó el mago Barbablanca y me habló de Pandora, de un universo mágico que me sacaría de mi depresión. Y me habló de las cajas de Pandora, que tenían nombres como XBOX, Playstation o Nintendo. Sentí curiosidad y decidí ir al Mediamarkt a comprarme una caja de Pandora de esas.
Porque yo no soy tonto.
Y fue increíble.
Por fin fui capaz de olvidarme de Woof y del buen cine... y todo gracias a los videojuegos.
Desde que conocí Pandora incluso dejé de tener sexo con mi novia, Wenda. Ella, en un arrebato de enajenación mental, decidió que estaba harta de mí y me dejó tirado con mis cervezas, con mi comida precocinada y con mi querida caja de Pandora. Creo que ahora ella está saliendo con Barbablanca.
A mí me da igual, yo no los necesito.
En spoiler os cuento mi última aventura.
¿Qué? ¿No os acordáis de mí?
Sí hombre, soy el capullo de jersey y gorrito rojiblancos, que se escondía de Chuck Norris.
Y he vuelto.
Ya sé que hace mucho que no tenéis noticias mías. Resulta que las cosas han cambiado bastante desde mi último viaje... A mi antagonista Odlaw le pegaron cuatro tiros en un callejón oscuro por un asunto de drogas... y el mago Barbablanca acabó afeitándose y metiéndose en Tinder para seducir a jovencitas.
Yo, personalmente, caí en una depresión: resulta que a mi perro Woof no lo pudimos encontrar nunca (y eso que era el único que tenía cinco rallas rojas en la cola), y no pude superarlo. Recuerdo lo mucho que nos gustaba ver cine juntos. De hecho era él el que elegía las películas (y siempre acertaba).
Pero un día llegó el mago Barbablanca y me habló de Pandora, de un universo mágico que me sacaría de mi depresión. Y me habló de las cajas de Pandora, que tenían nombres como XBOX, Playstation o Nintendo. Sentí curiosidad y decidí ir al Mediamarkt a comprarme una caja de Pandora de esas.
Porque yo no soy tonto.
Y fue increíble.
Por fin fui capaz de olvidarme de Woof y del buen cine... y todo gracias a los videojuegos.
Desde que conocí Pandora incluso dejé de tener sexo con mi novia, Wenda. Ella, en un arrebato de enajenación mental, decidió que estaba harta de mí y me dejó tirado con mis cervezas, con mi comida precocinada y con mi querida caja de Pandora. Creo que ahora ella está saliendo con Barbablanca.
A mí me da igual, yo no los necesito.
En spoiler os cuento mi última aventura.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
'¿Dónde está Wally? El mágico mundo de Pandora'
Unos señores me confundieron con un tal Neo y me metieron en una extraña máquina que se llamaba Animus. Me dijeron que con la ayuda del Animus podría vivir las experiencias de mis antepasados, que eran asesinos de templarios en la edad media. Pero claro, yo no era Neo, y en lugar de eso me convertí en un pez Zora (los bichos nadadores del Zelda), solo que en versión terrestre y rastafari.
En cualquier caso, fui teleportado a un hermoso planeta de fantasía. Sé que era de fantasía porque vi en un letrero: "Bienvenido a Final Fantasy XVI". Y claro, yo me emocioné y empecé a hacer combates por turnos con la insólita fauna del lugar.
Las plantas también eran muy bonitas. Y además te podías conectar por USB a ellas.
Más tarde me encotré con el pueblo de los Zora, que me dijeron que no eran Zora, sino una tribu del World of Warcraft. Yo no les creí, porque vivían en el bosque Kokiri, y veneraban al gran árbol Deku con sus hadas guardianas flotando por allí. Eso sí, a Link y a Zelda no los vi por ninguna parte.
Por cierto, los Zora hablaban élfico. Ellos se empeñaron en negarlo, pero a mí no me pudieron engañar.
Son muy mentirosos esos Zora...
Conocí a Zora Croft y con ella me puse a escalar montañas y ver bonitos paisajes a modo Tomb Raider. Al final me la triunfé y le pude echar un polvo o dos. Menos mal que fui capaz de olvidarme de que en realidad yo era un ser humano y ella era ET.
De pronto, llegaron los humanos a invadirnos. Eran soldados con armamento y naves del Battlefield, del Starcraft y del Fortnite, apoyados por el destructor imperial de Darth Vader. Pero daba igual, nosotros teniamos a Michelle Rodríguez, a Legolas liderando un batallón de dragones, a los Rohirrim cabalgando cuadrúpedos extraños, a un montón de Pokemons, a Donkey Kong, a Mario, a Luigi, a Solid Snake, y a Guybrush Threepwood, que quería ser un pirata.
Al final tuve que pelear mano a mano con el coronel Guile, el de Street Fighter. Pero fue pan comido: pulsé cuadrado equis y le metí un par de charros. Los Zora ganamos la guerra. Y lo mejor de todo es que ahora soy su ídolo, porque no se dan cuenta de que en realidad soy un humano de pacotilla. O por lo menos les da igual. Menos mal que soy Wally y se me da muy bien disimular.
¡PEDAZO VIDEOJUEGO!
Eso sí, al ser como cualquier videojuego de hoy en día, estamos hablando de tres horas de espectáculo visual con vacío entretenimiento y roñosa historia... así que a otra cosa mariposa que colorín colorado este cuento se ha acabado. Me voy al GAME a por la secuela.
¡Un saludo, seguidores de Wally!
Unos señores me confundieron con un tal Neo y me metieron en una extraña máquina que se llamaba Animus. Me dijeron que con la ayuda del Animus podría vivir las experiencias de mis antepasados, que eran asesinos de templarios en la edad media. Pero claro, yo no era Neo, y en lugar de eso me convertí en un pez Zora (los bichos nadadores del Zelda), solo que en versión terrestre y rastafari.
En cualquier caso, fui teleportado a un hermoso planeta de fantasía. Sé que era de fantasía porque vi en un letrero: "Bienvenido a Final Fantasy XVI". Y claro, yo me emocioné y empecé a hacer combates por turnos con la insólita fauna del lugar.
Las plantas también eran muy bonitas. Y además te podías conectar por USB a ellas.
Más tarde me encotré con el pueblo de los Zora, que me dijeron que no eran Zora, sino una tribu del World of Warcraft. Yo no les creí, porque vivían en el bosque Kokiri, y veneraban al gran árbol Deku con sus hadas guardianas flotando por allí. Eso sí, a Link y a Zelda no los vi por ninguna parte.
Por cierto, los Zora hablaban élfico. Ellos se empeñaron en negarlo, pero a mí no me pudieron engañar.
Son muy mentirosos esos Zora...
Conocí a Zora Croft y con ella me puse a escalar montañas y ver bonitos paisajes a modo Tomb Raider. Al final me la triunfé y le pude echar un polvo o dos. Menos mal que fui capaz de olvidarme de que en realidad yo era un ser humano y ella era ET.
De pronto, llegaron los humanos a invadirnos. Eran soldados con armamento y naves del Battlefield, del Starcraft y del Fortnite, apoyados por el destructor imperial de Darth Vader. Pero daba igual, nosotros teniamos a Michelle Rodríguez, a Legolas liderando un batallón de dragones, a los Rohirrim cabalgando cuadrúpedos extraños, a un montón de Pokemons, a Donkey Kong, a Mario, a Luigi, a Solid Snake, y a Guybrush Threepwood, que quería ser un pirata.
Al final tuve que pelear mano a mano con el coronel Guile, el de Street Fighter. Pero fue pan comido: pulsé cuadrado equis y le metí un par de charros. Los Zora ganamos la guerra. Y lo mejor de todo es que ahora soy su ídolo, porque no se dan cuenta de que en realidad soy un humano de pacotilla. O por lo menos les da igual. Menos mal que soy Wally y se me da muy bien disimular.
¡PEDAZO VIDEOJUEGO!
Eso sí, al ser como cualquier videojuego de hoy en día, estamos hablando de tres horas de espectáculo visual con vacío entretenimiento y roñosa historia... así que a otra cosa mariposa que colorín colorado este cuento se ha acabado. Me voy al GAME a por la secuela.
¡Un saludo, seguidores de Wally!

7,7
63.700
8
23 de septiembre de 2009
23 de septiembre de 2009
47 de 60 usuarios han encontrado esta crítica útil
Leí alguna que otra crítica de esta película y la verdad es que no me puedo creer que gran muchos usuarios insistan en que ésta no es una historia de terror. A mí personalmente me dejó aterrado.
Detalles a destacar: la impresionante y sobrecogedora actuación de Mia Farrow y la magnífica banda ambientación sonora. Ingredientes que, con la dirección impecable y claustrofóbica de Roman Polanski dan lugar a uno de los mejores relatos de terror que jamás he visto.
Y sí, insisto en decir "terror". Porque no se trata de sentirte un poco tenso en un momento puntual porque sabes que algo chungo va a pasar y, efectivamente, pasa, y das un respingo... ni de que te enseñen un cadáver mutilado de vez en cuando o algo parecido. Se trata más bien de esa sensación de escalofrío constante, que te sobrecoge poco a poco hasta llegar a un punto en el que la angustia pueda apoderarse de ti.
Y eso es lo que transmite Mia Farrow con su actuación. Un profundo sentimiento de ansiedad que la invade al sentirse amenazada por una conspiración que desconoce y que la termina superando. Una conspiración a través de la cual le pueden arrebatar aquello que más quiere en el mundo. Y para mí eso es verdadero terror.
No apta para embarazadas.
Detalles a destacar: la impresionante y sobrecogedora actuación de Mia Farrow y la magnífica banda ambientación sonora. Ingredientes que, con la dirección impecable y claustrofóbica de Roman Polanski dan lugar a uno de los mejores relatos de terror que jamás he visto.
Y sí, insisto en decir "terror". Porque no se trata de sentirte un poco tenso en un momento puntual porque sabes que algo chungo va a pasar y, efectivamente, pasa, y das un respingo... ni de que te enseñen un cadáver mutilado de vez en cuando o algo parecido. Se trata más bien de esa sensación de escalofrío constante, que te sobrecoge poco a poco hasta llegar a un punto en el que la angustia pueda apoderarse de ti.
Y eso es lo que transmite Mia Farrow con su actuación. Un profundo sentimiento de ansiedad que la invade al sentirse amenazada por una conspiración que desconoce y que la termina superando. Una conspiración a través de la cual le pueden arrebatar aquello que más quiere en el mundo. Y para mí eso es verdadero terror.
No apta para embarazadas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En mi vida etiquetaría a esta película como un thriller cuando desde casi el principio ya se puede intuir lo que va a suceder (cierto es que la traducción del título tampoco ayuda la verdad). No creo que la intriga del argumento sea el punto central de una película con esta atmósfera tan agobiante.
6
18 de abril de 2024
18 de abril de 2024
55 de 77 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tal y como está el panorama cinematográfico, de esta serie me esperaba una completa ponzoña audiovisual. Pero la verdad no ha estado tan mal: la dirección es rutinaria, el guion va dando tumbos entre subtramas a conveniencia, el montaje es mediocre… pero la ambientación, los personajes y la atención al detalle salvan un poco el conjunto. También hay momentos de humor negro y de gore característicos de la saga, así que los fans de los videojuegos pasarán al menos un rato entretenido y lleno de referencias.
Pero luego llegan las revelaciones finales y te tienes que descojonar de la risa.
Pero luego llegan las revelaciones finales y te tienes que descojonar de la risa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Hasta ahora, el lore de Fallout sugería que el apocalipsis nuclear tuvo su origen en una guerra entre China y Estados Unidos que se fue de las manos.
Pero ahora nos tenemos que creer que, en un mundo controlado por unos pocos magnates empresarios amenazados por la competencia, éstos decidieron desatar un apocalipsis nuclear A PROPÓSITO para al menos "reinar" sobre las cenizas.
Tal vez sea la cosa más infantil, ridícula y estúpida que nos han intentado colar en mucho tiempo.
O sea, los millonarios de la élite son los más poderosos del planeta, infinitamente ricos y viviendo como reyes en sus mansiones colosales, con sus sirvientes, sus jets privados, yates, prostitutas, drogas, con todos los bienes y servicios de lujo que se producen en el capitalismo… pero claro, como son TAN malvados, TAN avariciosos y TAN psicópatas, resulta que prefieren provocar un apocalipsis con tal de conservar todo el poder desde un supuesto “monopolio”. Claro que sí.
Elon Musk, Bill Gates, Amancio Ortega… resulta que todos preferirían vivir en un mundo destruido, radiactivo, sin gobiernos y sin leyes, sin la seguridad de sus mansiones, sin recursos ni empresas, sin trabajadores ni consumidores, sin bienes ni servicios ni bancos ni beneficios y… bueno… y sin capitalismo vaya.
Es decir, que nos tenemos que creer que estos millonarios prefieren vivir en un refugio nuclear del apocalipsis a vivir un poco peor de lo que ya viven a día de hoy, sólo con el motivo de conservar el poder.... y a la vez tenemos que creernos que pueden mantener dicho poder, esos monopolios capitalistas, en un mundo destruido donde el capitalismo ya no existe. El sinsentido más absoluto.
Pero claro, es lo que tienen los magnates capitalistas, que simplemente son malísimos malísimos malísimos, pero malos malos eeeeh? Villanos tipo fantasía de niño de diez años que no sabe cómo funciona el mundo ni lo pretende. El matiz es que esto lo han escrito y dado por plausible personas adultas. Adultos conocidos de un tal Todd Howard y empleados de un tal Jeff Bezos.
Feo fuerte en formol.
Pero ahora nos tenemos que creer que, en un mundo controlado por unos pocos magnates empresarios amenazados por la competencia, éstos decidieron desatar un apocalipsis nuclear A PROPÓSITO para al menos "reinar" sobre las cenizas.
Tal vez sea la cosa más infantil, ridícula y estúpida que nos han intentado colar en mucho tiempo.
O sea, los millonarios de la élite son los más poderosos del planeta, infinitamente ricos y viviendo como reyes en sus mansiones colosales, con sus sirvientes, sus jets privados, yates, prostitutas, drogas, con todos los bienes y servicios de lujo que se producen en el capitalismo… pero claro, como son TAN malvados, TAN avariciosos y TAN psicópatas, resulta que prefieren provocar un apocalipsis con tal de conservar todo el poder desde un supuesto “monopolio”. Claro que sí.
Elon Musk, Bill Gates, Amancio Ortega… resulta que todos preferirían vivir en un mundo destruido, radiactivo, sin gobiernos y sin leyes, sin la seguridad de sus mansiones, sin recursos ni empresas, sin trabajadores ni consumidores, sin bienes ni servicios ni bancos ni beneficios y… bueno… y sin capitalismo vaya.
Es decir, que nos tenemos que creer que estos millonarios prefieren vivir en un refugio nuclear del apocalipsis a vivir un poco peor de lo que ya viven a día de hoy, sólo con el motivo de conservar el poder.... y a la vez tenemos que creernos que pueden mantener dicho poder, esos monopolios capitalistas, en un mundo destruido donde el capitalismo ya no existe. El sinsentido más absoluto.
Pero claro, es lo que tienen los magnates capitalistas, que simplemente son malísimos malísimos malísimos, pero malos malos eeeeh? Villanos tipo fantasía de niño de diez años que no sabe cómo funciona el mundo ni lo pretende. El matiz es que esto lo han escrito y dado por plausible personas adultas. Adultos conocidos de un tal Todd Howard y empleados de un tal Jeff Bezos.
Feo fuerte en formol.
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