Una obra maestra acerca de las religiones actuales, los políticos, los medios, lo "políticamente correcto", la "vida sana", la cultura y, en fin, la imbecilidad que vemos desbordarse alrededor.

Lo he disfrutado de principio a fin.

Una película inteligente que pone, con una aparente ingenuidad cargada de dinamita, a cada cual en su sitio, mal que nos pese.

Para verla más de una vez pues hay detalles que se escapan.

Lo he pasado muy bien viendo a Eugenio (pues David Verdaguer "es" Eugenio, que extraordinario trabajo) y a Conchita (también felicitaciones a la desgarrada interpretación de Carolina Yuste).

Un gran trabajo, entre intimista, nostálgico y tierno, de David Trueba.

Ese es el cine español que me gusta, sin catequesis, vulgaridades o, lo que es mejor, respetándonos como espectadores y no faltándonos al respeto como feligreses de dogmas indiscutibles.

Una película deliciosa de principio a fin.

Una serie entretenida, sobria y que se sigue con interés a pesar de algunos agujeros del guion (tramas y personajes que se diluyen o desparecen sin explicación), o las escenitas de los chavales y el lobo.

Pero, en general, muy digna, con una Maribel Verdú grandiosa bien secundada por Natalia Verbeke y el resto del elenco..

Por lo demás y siento tener que decirlo, lo de siempre de unos años a esta parte, a saber: hombres malos, maltratadores, corruptos y, fundamentalmente, idiotas contra mujeres buenas, listas, generosas e idealistas.

¿Tan difícil es contar una historia con seres humanos que parezcan de carne y hueso, con el talento, la bondad y la maldad distribuidos, digamos, aunque solo sea un 33/66% en lugar de un 1/99% para que veamos las series españolas sin adivinar en los primeros minutos lo que va a pasar?

Por lo demás, una serie bien hecha y estupendamente interpretada.

Pero sigo esperando el milagro de que llegue un día una serie española en la que no parezca que quieran darme una homilía sobre la culpa innata que recae sobre mí por haber nacido con los cromosomas xy en lugar de xx.

Saludos cordiales

Excelente miniserie con un fondo honesto, respetuoso y exento de los maniqueísmos habituales.

Realizado con maestría, a base de cuatro larguísimos planos-secuencia para subrayar su textura de relato intimista, cuenta con un elenco de actores extraordinario.

Todos emanan realidad, contenidos en ocasiones; desgarradamente en otras.

Cada capítulo enfoca un aspecto diferente de la tragedia inicial y todos están hechos con inteligencia, profundidad y respeto al espectador.

Una miniserie que merece realmente la pena ser visionada y que, al final, cuando la pantalla funde en negro, nos hace reflexionar sobre muchos aspectos de lo que les pasa a los jóvenes en estos tiempos.

Una excepción (positiva) en e universo Netflix donde, por una vez, no intentan aleccionarnos sobre el "bien" y el "mal", si no que nos deja (por una vez) que lleguemos a las conclusiones nosotros mismos.

Y, además, de una manera particularmente brillante.

Acabo de despachar la tercera temporada de "Machos Alfa" en dos sentadas y la he vuelto a disfrutar con una sonrisa en los labios y, a menudo, con una carcajada.

Actores protagonistas extraordinarios (ellas y ellos, sin excepción) con medio elenco de LQSA haciendo papeles anecdóticos, guiones que respetan la inteligencia del espectador y más "mensaje" que en las temporadas anteriores, en mi opinión.

Después de la divertidísima primera temporada, lastrada por sus decepcionantes diez minutos finales, disfruté sin prejuicios la segunda y, ahora, de la tercera, tan divertida, caustica e iconoclasta como las anteriores pero que se siente un punto más tierna. O eso me ha parecido.

Recomiendo darles a todas las temporadas un segundo visionado pues pasan tantas cosas en ellas que es fácil que alguna "maldad" se nos pase por alto.

Una serie redonda. Felicidades a los hermanos Caballero y a todo el magnífico equipo de "Contubernio".

Por favor, abstenerse gente sin sentido del humor; también los carcas anclados en prejuicios del pasado y por supuesto los/las/les airados/as/es monaguillos/as/es del "buenismo" puritano imperante con el que se nos intenta catequizar a todas horas con el ceño fruncido y ese mohín de superioridad moral tan típico en los predicadores y predicadoras contemporáneos que se saben cargados/as inapelablemente de toda la razón.


En todo caso, Hombres y Mujeres. Mujeres y Hombres.

Seres humanos tal cual.