Como película seria, prometiendo entretenimiento e intriga que engancha. A partir de ahí todo el tinglado se cae sin remedio. Más o menos coincide con la entrada de Pitt y la salida de Ryan de escena. A partir de ahí todo son miradas de reojo entre los protas, a ver quién resulta más listo, más elegante y más guapo. Repetitivamente, hasta el final. A ver, que estos tíos, aparte de ser guapos, saben actuar, que no son principiantes y que por ellos no quedará, que ellos no van a ser los responsables de que esto salga mal. Pero la historia es tan estúpida que ni ellos mismos pueden arreglar este desastre.

Con un MacGuffin más manido y gastado que un chicle pegado en una acera, el guión tira de todos los tópicos posibles, sofisticación, exclusivismo, persecuciones... y aburre hasta torturar. Hasta la canción de Sade, que en sí misma es muy buena, resulta aquí mal parada y desencajada.

Si le interesa pasar el mal trago e intrigarse con un criminal profesional de verdad, debería revisar "El asesino" (2023), por ejemplo. Ahí sí le cogerán por las solapas al principio y ya no le soltarán hasta el final. Hágame caso y compare.

Y si lo que quiere es asistir a un duelo de guapos que no sea una idiotez de historia, que sea creíble, seria y con humor, como la vida misma, por favor, revise otra vez "Dos hombres y un destino" (1969). Una obra maestra infalible.

Pero no malgaste su tiempo con esta chorrada de película, o como se diga. Gracias.

De santa no tienen nada ni ella ni su personaje. Pero tiene el cielo ganado esta pedazo de actriz, cuyo estado de gracia mejora con los años, como los buenos vinos. Ella sola ya es un grandísimo motivo para ver esta serie. Aunque también hay ritmo, personajes y situaciones hilarantes que prestan un buen servicio, todos tienen algunos altibajos, solo la protagonista mantiene un altísimo nivel, que no permite desconectarse a nadie.

El conjunto es muy agradable y entretenido. Aire fresco para este caluroso verano. No se la pierdan.

A partir de un suceso trágico asistimos al efecto traumático que éste provoca en la vida normalizada de una adolescente. El paso, siempre difícil, de la niñez a la pubertad se complica aquí por la repercusión en la protagonista de las desgracias padecidas por otras personas.

Combina hábilmente escenas reales y objetivas de la vida cotidiana con percepciones, sensaciones y ensoñaciones subjetivas. Esta mezcla ha arruinado con frecuencia la línea de continuidad de bastantes películas, causando dispersión e irritación cuando lo onírico no se engarza correctamente con el avance de la trama. Aquí ocurre justo lo contrario: la amalgama realidad exterior-percepción interior está siempre justificada, con tanto acierto que ayuda a una mejor comprensión de todo cuanto va sucediendo en la historia. Y describe con maestría la fragilidad, la metamorfosis y la riqueza del mundo interior de la joven protagonista; todo ello con lenguaje cinematográfico propiamente dicho, rodando, montando y mostrando simplemente escenas y diálogos, sin recurrir a muletas como voces en off, con el único apoyo de la música, casi siempre acertada y potenciadora de lo que se quiere expresar.

La contención de las interpretaciones aporta credibilidad. Y el ritmo del relato también, sin protagonismo particular, en su punto requerido en cada momento, para no entorpecer el desarrollo narrativo. Así una historia muy dramática puede convertirse en un espectáculo cinematográfico muy disfrutable, gracias al conjunto de sus pequeños y grandes aciertos, entre ellos la elección de la actriz principal y la coreografía y fotografía de su mundo subjetivo.

No se la pierdan.

Por algo se estrenó en 2023 y no tuvo ninguna repercusión. Hasta que ahora una cadena española se interesó. Este subproducto es como esas pelis alemanas de sobremesa donde la vida es maravillosa, todo el mundo es guapo, va bien vestido, le sobra el dinero y no hay problemas sociales por ningún lado. Pero sucede en Inglaterra, con sus casitas de cuento, sus acantilados y sus policías medio bobos.

Y la trama es absolutamente previsible: a cada minuto que te muestran ya te están adelantado todo lo que viene después. Además van dejando cabos sueltos por todos lados, subtramas sin completar, por doquier. Y la ambientación, las interpretaciones, los diálogos, la música, todos son engolados y acartonados, nada parece real ni creíble.

Absolutamente prescindible. No pierdan su tiempo.

Esta película hubiera tenido su razón de ser en el cine cutre italiano de final de los 60 y principios de los 70. Antiguas estrellas venidas a menos se prestaban a lucir algo de palmito, nunca mucho, en obritas que no eran ni eróticas, ni thrillers, ni de terror, ni se sabía muy bien qué. Pero tenían su público y cierto éxito entre algunos espectadores que, con los ojos como platos, esperaban un momento que casi nunca llegaba, o no suficientemente.

Este tipo de obritas también tuvo en Hollywood su momento de esplendor. En los años 90, más o menos intentando seguir la estela del éxito que consiguió "9 semanas y media". Estuvieron muy de moda los thrillers psicológicos oscuros, con música engolada y ampulosa y revolcones con contraluces, zooms y montajes que también dejaban en ascuas al ansioso espectador. Películas frustrantes y sin interés casi todas.

"Oscura obsesión" encajaría perfectamente en cualquiera de las dos épocas citadas. La trama y el guion son ridículos y aburridos. La música, la ambientación y la realidad social de los personajes potencian todo lo irritante y estúpido de esta historia. Y el elenco experimentado que la protagoniza no puede hacer nada por salvar este lamentable espectáculo, desconozco si también ellas cayeron en una emboscada al aceptar este trabajo.

No pierdan su tiempo, salvo que quieran experimentar un viaje al pasado, sufriendo masoquistamente esta tortura extemporánea y fuera de lugar.