Mantiene el espíritu de las dos primeras de la saga y de la quinta entrega, "Predators", unos alienígenas enamorados de la caza de piezas exóticas, con mucha acción y con algún añadido novedoso en cuanto al argumento general de esta serie que nos acerca, solo de refilón y en espera de más entregas, a la realidad de lo que pasa en esa sociedad avanzada y brutal tan amante de la cinegética intermundos. Se descubre así un poco más de esa diferencia entre los monstruos tecnologizados que ya se explicitó parcialmente en "Predators".

Pero en el fondo, acción y espectáculo, con la novedad de unas pinceladas de humor primitivo, infantiloide y vulgarizante dedicado al público menos exigente y más engordataquillas. Completamente prescindible.

Familiar, para entretenimiento, sin magistrales tramas políticas, psicológicas o tecnológicas.

Dentro de eso tiene una estética/ambientación aceptable para nuestro tiempo (punto de interés ya que hoy en día cualquier película espacial que no alcanze este mínimo sería automáticamente rechazada por la audiencia) aunque sigo sin entender bien que utilicen radios que como a principios del pasado siglo XX necesiten apretar el botón cada vez que se quiere hablar, que los ordenadores portátiles sean exactamente como los que usamos ahora o que su vehículo de transporte y exploración terrestre no sea más que un buggy con carrocería completa. Espera uno algo más de una civilización que anda colonizando el espacio. Son solo algunos ejemplos de lo "flojilla" en muchos detalles, incluídos los de argumento y de situación en los que incurre la serie y que la aleja sin remedio de una valoración óptima.

Algunos siguen con esa manía epidémica de compararla con otras cosas y evaluarla en base a ello. No, estos Robinson son estos Robinson, aquellos de hace 50 eran otros, otra serie, otros personajes, otras historias otros decorados... a cada cual lo suyo. Estos, ya lo he dicho, entretenidos y no mucho más, lo cual es estupendo para muchísimos de sus consumidores.

No es tan mala como podría pensarse en la quinta entrega de una franquicia que ya dio muestras de sobra de enfilarse hacia una especie de serie B. Se recupera el estilo, las formas, el ambiente de la primera sin llegar a superarla realmente en nada, con el demérito respecto de aquella de no aportar nada nuevo en lo artístico o lo creativo. Vive así de las rentas pero no tiene defectos llamativos, añade alguna nota nueva al argumentario de la serie y no defrauda a sus seguidores, que sin duda se entretendrán durante todo el metraje.

En el atractivo marco del mundo antiguo y en una convulsa época de cambios históricos y religiosos se concretan en Alejandría, a través de varias personalidades protagonistas, los equilibrios y luchas entre razón, poder y religiones.

Pero la narración de esta película no nos lleva bien al dramatismo que esos personajes, en el ojo del huracán, viven en su peripecia. No digo que no haya muertes ni violencia ni pasajes tristes, digo que falta transmitirle al espectador mucho más y que todo queda abocetado, con la intención disparada, pero sin el auténtico objetivo alcanzado, falta así ese aire de absoluto gran cine que en tantos momentos de la cinta se podría seguramente haber conseguido.

Las interpretaciones son correctas pero se carece de un hilo poderoso, de momentos cumbre bien trazados, de la perfección del círculo que la misma Hipatia no termina de poder encajar en su sencilla y limpia visión del mundo.

Lo demás muy bien, toda la ambientación, la música y el contexto de la historia son francamente buenos o interesantes y le facilitan mucho a uno la apreciación de las virtudes que encierra la obra.

Promete algo en los primeros instantes, conforme se va presentando la historia, pero luego es simple, no aporta nada. Una road movie en una furgoneta vieja con una familia un poco peculiar, pero lo dicho, escasa, segundona, realmente vulgar.