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Argentina Argentina · Buenos Aires
Críticas de jvai
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Críticas 24
Críticas ordenadas por utilidad
2
16 de julio de 2007
6 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
El ilusionista Eisenheim: el fabricante de ilusiones o más bien de “anfibios indigeribles” La cinta nos trata a los espectadores como bodoques. Debo admitir que no puedo cometer el error de pretender de esta muy modesta obrita que sea una cabal muestra de cine arte: Orson Welles moriría de nuevo... pero de risa. ¿Un thriller? ¿A qué llamaríamos de esa manera? ¿A que durante todo el desarrollo se va insinuando un suspenso sugestivo que no da respiro y que obligatoriamente debe seguirse cada diálogo “inteligente” que cual ovillo inextricable mantiene ocupados a nuestros endebles cerebritos infradotados? ¡Ay caramba! Pero que falta de respeto al séptimo arte y a la literatura del género. La venerable Ágatha Christie se revolvería en su tumba y el genio Hitchcock se suicidaría con una sobredosis de broncodilatador. Veamos: ¿Es “El ilusionista” una magistral historia de amor? Respuesta: No. Causas: se ha repetido hasta el hartazgo la trama de pseudo historias de amor en franca lucha de clases. En este caso, el joven pobrete, con veleidades de mago (me quedo con Bill Bixby, era más naif), pretende a una jovencita muy agraciada pero inalcanzable desde su lejana juventud. Años después, se reencuentran en un teatro en el cual nuestro inefable y pétreo Harry Potter Eisenheim vende sus ilusiones ópticas a los incautos admiradores. Entre ellos, el futuro y desagradable malo de turno, el príncipe noviecito de su amada, a la cual reconoce de inmediato (el hechicero era bastante fisonomista). Truco va, truco viene, el malvado príncipe se convierte en un... no, un sapo, no... en un perfecto cornudo. Y Eisenheim y la blonda “como por arte de magia” encamados haciendo lo que tanto anhelaban desde sus dorados años mozos. Que no te la hago larga tío: mago Eisenheim y rubia volcánica arman tramoya para deshacerse del fastidioso príncipe pegador y deficiente mental. No puedo avanzar sobre la trama pues es tan intrincada y críptica que ya me perdí. En fin. No obstante, esto no empece afirmar que en esencia, despojada de sus componentes de trama mediocre y previsible se trata de una telenovela de la tarde al mejor estilo Thalía.
De las actuaciones, por más que uno pretenda ser benévolo, ¿cómo olvidar a Edward “cara de piedra” Norton? Su rostro imperturbable me recuerda a la de los autistas, seres inexpresivos por antonomasia: tristeza, regocijo, preocupación... todo es idéntico para “cara de piedra”. No es Al Pacino el pobre Norton (está a años luz de serlo y debería beber toneladas de sopa histriónica hasta ese momento de convertirse en un verdadero actor, que no es hogaño). ¿La rubia Jessica Biel? Tan cara de piedra como Potter – Eisenheim – Norton: hacen una bonita pareja de... estatuas vivientes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
jvai
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2
2 de junio de 2008
4 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rocky III o Rocky LXV, qué más da. Siempre será Balboa, con su hablar torpe y su recorrido de menor a mayor en cada cinta. Es tan predecible y ampulosa como cualquier cinta que provenga del país de las gaseosas y las papas fritas. Se entiende que Stallone desee ingresos “fáciles” merced a sus bodrios imperialistas para poder mantener sus numerosas propiedades como las que adquirió en la Patagonia argentina. Ahora bien, ¿no podría al menos ser un poco más gracioso como su camarada Schwarzenegger? Definitivamente creo que no, pues es ampliamente peor actor que el citado gobernador de California. Quizá hubiera sido preferible que prosiguiera con sus labores de limpiajaulas del zoológico de N.Y.(con todo respeto hacia esos trabajadores). Tal vez nos hubiéramos ahorrado tanto derroche de ojos guiñapos, caídas a la lona en cámara lenta y lugares comunes de esa naturaleza. Comercio, sí. Cine, no. A más de uno le cruzó la fantasía psicodélica de ver en un ring verdadero, a esta caricatura de Sylvester y a Mike “ironman” Tyson y ver volar la oreja o vaya a saber qué otra parte del semental italiano, por lo menos como un acto de vindicta por el séptimo arte al que destroza en cada película...
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jvai
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3
12 de diciembre de 2007
13 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo más positivo de esta cinta es el homenaje a Federico Fellini. En sí, no se aparta demasiado de ese peculiar sub-género que lo componen las películas de antagonismos de conductas. Personalidades opuestas que supuestamente se complementan. Supuestamente en la ficción, pues el mundo real es bien disímil. Ya hemos visto situaciones análogas como, verbigracia, “Mi novia Polly”, con la diferencia que la pareja en cuestión no sumaba entre ambos aproximadamente 58.500 años. Los clichés y las escenas previsibles abundan como el agua marina. Presumiblemente para almas sensibleras, la obra es un festín de saladas lágrimas que no merece desperdiciarse. Fastidia bastante que continuamente Carnevale pretenda vender un mensaje existencial al que podríamos sintetizar en el lema “vida si, pastillas no” o porqué no, un curso acelerado de “autoayuda” de 106 minutos.
Carnevale: que cada uno viva como se le cante el trasero, con pastillas o sin ellas, con Elsa o sin ella, con saco y corbata o con pañuelos verde loro atados al cuello, con Serrat o Marylin Manson, puntuales o impuntuales, serios o risueños, qué más da.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
jvai
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2
6 de enero de 2010
41 de 159 usuarios han encontrado esta crítica útil
Juan José Campanella. Qué más se puede decir de este supuesto nuevo genio argentino. Con “El mismo amor, la misma lluvia”, el meteoro era de somníferos y no de agua destilada. Con “El hijo de la novia”, la lluvia se tornó salada, cloruro de sodio proveniente de los lagrimales humanos sensibleros y estúpidos. Con “Luna de Avellaneda”, la lluvia se torna nostálgica y con presumibles ribetes épicos en orden a salvar al club de barrio, metáfora de la clase media argentina que cae en picada. Pero, restaba la cuarta, con su eviterno Darín interpretándose a si mismo. Me recuerda a Robin Williams, quien por más que quiera salirse de su rol de tipo bonachón borracho de frases de almanaque de una moralina muy estadounidense, como en Patch Adams, el Hombre Bicentenario o Mrs. Doubtfire, siempre cae en su propia telaraña. Es el caso de Darín y los guiones que le ofrecen sobrecargados de frases hechas, palabrotas muy “argentas” y su típica carita de porteño canchero. Todo es inverosímil en este bodrio inflado por la publicidad. Los diálogos tribunalicios distan mucho de ser reales, además de estar sobrecargados de "boludos y pelotudos" innnecesarios, como asimismo la escena del pene expuesto, la trama cae en imbecilidades como el ridículo avistamiento del sospechoso en el estadio. Villamil, con gusto a nada, como es habitual, Guillermo Francella, con su sempiterno Racing agota, pues se supone que esto no es una comedia. La historia de amor, incolora, inodora e insípida. Creo sinceramente que Campanella se cree un director de cine del primer mundo cuando en realidad debería ir a filmar a Laos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
jvai
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