Entretenida tercera parte, que continúa con la mitología de la primera recuperando personajes y acontecimientos de la película (al contrario de la segunda, que era una historia alternativa y paralela).

Tenemos dos grandes rostros del cine de terror como principal atractivo, Lance Henriksen que repite papel y a Doug Bradley (Pinhead), y unos efectos especiales bastante decentes, tanto las escenas sangrientas como el diseño de Pumpkinhead, está lejos del trabajo de fx de las dos anteriores pero sorprenden para una producción de este tipo, tiene algún momento digital pero el 95% es todo práctico.

El argumento sigue la estela también de la primera parte, con sus diferencias, pero tiene una trama lo suficientemente interesante para entretener. No es ningún peliculón, está lejos del nivel de la primera parte, pero sinceramente superior a la segunda (de la que sólo destacaría los fx), Para los amantes del género y de la primera parte puede ser una sorpresa, la recomiendo para pasar el rato.

Una película hecha con más cariño que medios, con un resultado irregular pero satisfactorio para todos aquellos que crecimos con clásicos como Retroceder Nunca Rendirse Jamás o Karate Kid, pues esta es un cruce de ambas.

Llena de nombres propios en la industria del cine de artes marciales, gente que nunca llegaron al gran público pero de sobra conocidos para los aficionados al género, la película ahonda más en la filosofía de las artes marciales como una forma de enriquecer la vida, no solo a un nivel físico, sino también mental y emocional, y esa sin duda es su mayor virtud, pues los personajes así como su desarrollo están bien construidos y transmiten una familiaridad casi instantánea, metiéndote de lleno en la historia.

Por contra diría que las escenas de lucha quizá sean de lo más flojo de la película, pues al contar con un mínimo presupuesto se nota la falta de tiempo y presupuesto para que fueran más trabajadas, tiene buenas coreografías pero torpemente rodadas. En ese sentido la película va de más a menos, y 104 minutos se antoja demasiado.

En definitiva una película con un mensaje claro y bonito, para toda la familia y todas las generaciones, que horrorizará a algunos no iniciados y maravillará a los más incondicionales.

Vuelve el misterio, el cachondeo, los pibones, los destetes, y los universitarios vírgenes salidos. En esta ocasión con más efectos, criaturas y desnudos. Además las reinas del hielo salidas del espacio exterior han desarrollado la capacidad de ver las fantasías sexuales de sus víctimas y hacerlas realidad al instante, lo que da lugar a disparatadas situaciones.

Esperaba una secuela aún más mediocre que la primera, que fuera un cutre remake encubierto de la primera, pero para mi sorpresa continúa la historia donde se quedó y la desarrolla y amplia a partir de ahí, contando con dos de los protagonistas de la anterior entrega.

Para divertirse sin complejos con los fx, las risas, las chicas guapas y los chicos básicos.

No me extrañó nada descubrir que detrás de este producto del malogrado Jeff Speakman se encontraban nombres míticos del cine de terror como William Lusting o Larry Cohen, y es que navega entre géneros y nos regala una sórdida y ambigua película con un resultado final irregular que no llega a cuajar por culpa de un rodaje complicado y con visiones diferentes de los realizadores.

Las interpretaciones son buenas, a destacar un enorme James Brolin que se come la película, algunos secundarios tienen matices y subtramas muy interesantes pero mal explotados o desarrollados. La trama es de una crudeza y una violencia extrema, le faltó sentido del humor para subrayar la ironía, por eso finalmente te deja una sensación rara de no saber muy bien qué has visto, si un panfleto reaccionario, una denuncia a la pena de muerte o una crítica al sistema penitenciario... todo queda en el aire sin saber muy bien a qué acogerse.

Pero en líneas generales es una película muy entretenida, con buenos actores, buenas y sangrientas escenas de acción, y sobre todo una cinta muy original y de las que ya ni se hacen ni se harán. El que se acerque a ella se llevará una sorpresa seguro. Cameo de Ted Raimi incluido.

Buen drama familiar ambientando en el mundo del boxeo con un reparto solvente lleno de caras conocidas.

Jimmy Smits interpreta a un padre que fracasó como boxeador e intenta inculcarle a sus tres hijos su conocimiento y entrega. Mientras que los dos hijos mayores son obligados y presionados a boxear, el más motivado es el pequeño, que contra todo pronóstico, lo lleva en la sangre. Las peleas más importantes las tendrán fuera del Ring.

Aunque tiene un tufillo a telefilm, la película tiene calidad, una buena historia y un buen elenco de actores, destacando a Clifton Collins jr, donde ya demostraba que se convertiría en uno de los mejores secundarios de Hollywood.

Para amantes del boxeo, los dramas deportivos, o de los dramas racializados. La película cumple su propósito con creces, además cuenta con Benny Urquidez detrás de las cámaras como coreógrafo de los combates.