Es humor inteligente y desenfadado, se ve con agrado, te echas alguna risa que otra, y toda la moralina que lleva por debajo, que es mucha, es soportable por la carga de mala leche que gastan los personajes y sus comentarios descarnados y mordaces. Las interpretaciones de los protagonistas son muy creibles, y Livingston consigue quedar bastante natural y sin sobreactuar, que con su papel ya tiene mérito, aunque en realidad la comedia es muy coral. El conjunto es sobresaliente y divertido.

Estoy volviendo a verla y la disfruto tanto o más que cuando la estrenaron. Es una gran lección de cine/tv con esos personajes locos y entrañables en ese pueblo fantástico, y con su lío en cada episodio que siempre empieza y acaba de forma que te sorprende. No solo no ha envejecido como otras series, esta tiene el mérito de la permanencia.

La verdad es que me reí bastante. La película tiene la sencillez de una premisa de lo más tonto y visto: dos personas muy distintas a las que junta la casualidad, y poco más. Pero el director se atreve a hacer que Depardieu sea el tonto más tonto del cine, y a ponerle a un maravilloso Reno en su línea habitual, y ellos dos levantan una película hasta la altura de sus capacidades interpretativas, que ya sabemos cuáles son. En resumen, un buen guiso con lo poquito que había en la nevera, mérito de los cocineros.

Sí, me he divertido, que no es poco y que es todo lo que le pido a una comedia cortita. Sin grandes guiones, sin actuaciones de óscar, sin nada destacable, logran un conjunto muy válido, el resultado es simpático y gracioso, las chicas se hacen querer, tienen algún golpe de risa y mucho desenfado. La serie tiene su puntico, espero que haya segunda temporada.
Vistos todos los capítulos, ya desde el final de la temporada, me parece aún mejor que uno a uno, el conjunto los mejora, sin duda una serie para ver de un tirón un domingo aburrido.

Qué bien hecha está esta serie, los personajes perfectos, vestuario, ambientación, rigor histórico, con todo ello se podría escribir un libro sobre el método. Lo malo es que no va de nada, al menos yo no le encuentro el intríngulis. Ni profundiza en la cosa política, ni en la social, ni en el entorno doméstico, se diluye en todo ello y al final, eso: no cuenta nada, más allá de cómo vestían, cómo iban a... divertirse, o que se morían de hambre algunos, pero sin dedicarle mucho rato. Me imagino con el uniforme de húsar y caray qué guapo estoy, pero ya está.