El ser humano es una mescla de virtudes y defectos, de altos y bajos, es bueno y malo, el señor Lumet lo sabe y antes e irse al descanso eterno dejo una huella indeleble en el cine con este film, dejando constancia de los defectos de la especie.

Pero el sagaz director deja entrever también una crítica a la implacable sociedad materialista en que nos hemos convertido, esto es lo que nos corrompe sacando a flote toda la podredumbre que tiene el ser humano. La necesidad de la apariencia es muy importante porque la heredas y la transmites: mi hija me dirá que soy un perdedor solo porque no tengo dinero para que vaya a ver una película con las amigas.

Entonces hay un trasfondo muy real y actual donde por supuesto la familia tiene una trascendencia notable, no solo es cine negro puro, es un retrato familiar donde poco a poco van predominando los defectos, la apariencia, la necesidad apremiante de dinero, esto Lumet quiere dejarlo claro.

Todos estos elementos son expuestos magistralmente con una carga dramática cruel, una narrativa agobiante, un guion impensable, unos personajes impecables, la tragedia lo va impregnando todo, la apariencia y los defectos son reemplazados por un devastador vacío existencial representado al límite por el señor Hoffman, el perpetrador de todo.

Hay algunas escenas para enmarcar, por ejemplo cuando la esposa confiesa su infidelidad con su propio hermano la pasmosa calma que refleja el personaje de Hoffman es inauditamente inigualable.

Descanse en paz señor Lumet y que el todopoderoso lo guarde por semejante película.

Impactante y extraordinario. Y eso que estuve a punto de quitarla, en los primeros 15 minutos, porque uno no está acostumbrado a ver dramas musicales, pero valió la pena.

El papel de Bjork, no tengo calificativo, una representación colosal como ninguna, de verdad que parecía ciega, su sufrimiento es contagioso y desgarrador. En algunos momentos no creí estar viendo una película: era una realidad palpable.

Selma tiene una manera de evadir su cruda realidad; en todo momento se imagina estar rodeada de una atmosfera musical, ya después me acostumbre.

Soy amante a los dramas como este, cree que la protagonista se come la pantalla, lleva a cuestas todo el peso de la película.

Lo malo de una película “re-hecha” es que se acaba la sorpresa porque se vuelve predecible, pero igual, haciendo la comparación me quedo con esta. Tiene un argumento más ágil, las escenas de acción son mejores.

Tal vez la original se quede más en el recuerdo por ser la original, pero como dije y a mi criterio, la copia la supera, aunque me hubiera gustado que el papel del señor Copley lo hubiera representado el señor Jackson, porque me da la impresión que desentona, el señor Jackson hubiera sido un mejor malo.

Pensé que me iba a aburrir, pasé un rato sumamente entretenido, excelente guión y ritmo narrativo, no decae en ningún momento, las peripecias y bromas están a la orden del día, además algunas dosis de ternura.

Muy bien el papel de Gargamel, Asrael es el complemento ideal y los diminutos azules muy convincentes pues lograron transmitirme todas sus emociones.

Muy divertida señores, para mí, a pesar de que en el momento de escribir esta crítica tenga 38 años.

Impactante, desgarrador…y más. “los niños no mienten”, ´parece más bien una frase célebre, una verdad religiosamente absoluta, ¿quién no va a creer en la inocencia angelical de una niñita? pero para que esto funcione hay que destacar su complemento, “los adultos lo creen todo”, es histórico. No hagamos participe de la responsabilidad solo a los infantes.

“si el rio suena, piedras trae”, más efectivo si lleva siglos sonando. ¿Cuánto tiempo se creyó que la tierra era plana? O ¿Cuánto tiempo se creyó que éramos el centro del universo? Más de 1.400 años, lo dijo Claudio Ptolomeo, astrónomo egipcio del siglo II. El señor Galeno, medico griego de la misma época dijo, por ejemplo, que el centro del sistema circulatorio era el hígado, que el cerebro tenía más de dos hemisferios, ¿Cuánto tiempo?, más de mil años, hoy nos da risa…

El afán de la no verificación y esparcir “verdades” inventadas, es muy humano. Esta película es un llamado de atención brutal para corregir la facilidad en que a veces entramos en delirios de persecución, solo por tener interiorizados algunos preceptos inamovibles… la historia lo dice. Y muy a pesar de que la niñita después manifieste que no es cierto y nos estén mostrando en nuestras narices que la verdad es otra, ya la “verdad” ha adquirido un carácter sagrado.

El actor que represento al hijo del prota, fue fantástico, ni en mil años dudaría de su padre, un ejemplo de solidaridad sin comparación. Al final la reivindicación era justa, después de soportar un rechazo más que infernal
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El señor Mikkelsen, quedo muy bien en este papel; la melancólica configuración de su rostro le ayuda, no tuvo que esforzarse mucho.