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5,2
44.886
3
15 de agosto de 2014
15 de agosto de 2014
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
(...)
Es puro Besson, con un poco más de presupuesto que tiempo atrás, con tres actores de gran renombre internacional, incluyendo a Min-sik Choi alias Old Boy.
Pero es evidente que la película gira en torno a Scarlett Johansson. Estamos empezando a cansarnos de que productores y directores exploten a la Johansson. Nos explicamos. Los responsables de una película que logran contar con la neoyorquina se frotan las manos. Piensan algo así como: “la ponemos en la pantalla y fuera, ya tenemos película, no necesitamos ni guión ni nada. Total, está tan buena que la gente va ir a verla igual, aunque sea un plano fijo durante 90 minutos“. Johansson es un valor seguro, pero su sola presencia no hace una película. Tenemos el caso de Lucy o el de Under the Skin, otra cinta que vive y respira gracias a la actriz norteamericana.
Me quedo sin espacio y aun no he dicho nada concreto sobre Lucy. Bueno, Lucy es otra paranoia de Besson. No hay más. Tras una gran introducción, llena de tensión, la historia se dispara y ya no se detendrá. Todo sucede tan deprisa y de forma tan atropellada que al final te quedas como estabas, degustando la buena intro de la peli.
Y luego está el tema de que el personaje de Johansson comienza dominar su capacidad cerebral a fondo. El asunto de que solo usamos un 10% de nuestro cerebro es un mito, otra paranoia. Y aunque así fuese, la evolución que tiene el personaje de Johansson la convierte en (SPOILER 1)
Es evidente que Lucy no es una película para tomarse en serio. Estamos hablando de Luc Besson. Pero no logra ni siquiera entretener por varias razones: ritmo demasiado elevado, sin tiempos muertos, corta duración, evolución ridícula de la historia. Además, no se aprovecha el personaje de Min-sik Choi que podía haber dado mucho juego. Al final, solo tenemos a Scarlett mostrando sus atributos y poniendo caras muy serias, de dominar cada vez más su capacidad cerebral… Ah sí, y Morgan Freeman interpretándose a sí mismo, otra vez.
Lucy solo merece la pena si vas al cine sin ningún tipo de expectativa, tal vez con los amigos y con ganas de echarse unas risas con la opiácea alucinación final. Y ver a la Johansson claro, que además, como en Her (SPOILER 2)
Lo Mejor: la introducción.
Lo Peor: Muy corta y atropellada con una trama que a pesar de empezar fuerte termina cayendo sin pudor en lo absurdo.
[crítica publicada en alucine.es]
Es puro Besson, con un poco más de presupuesto que tiempo atrás, con tres actores de gran renombre internacional, incluyendo a Min-sik Choi alias Old Boy.
Pero es evidente que la película gira en torno a Scarlett Johansson. Estamos empezando a cansarnos de que productores y directores exploten a la Johansson. Nos explicamos. Los responsables de una película que logran contar con la neoyorquina se frotan las manos. Piensan algo así como: “la ponemos en la pantalla y fuera, ya tenemos película, no necesitamos ni guión ni nada. Total, está tan buena que la gente va ir a verla igual, aunque sea un plano fijo durante 90 minutos“. Johansson es un valor seguro, pero su sola presencia no hace una película. Tenemos el caso de Lucy o el de Under the Skin, otra cinta que vive y respira gracias a la actriz norteamericana.
Me quedo sin espacio y aun no he dicho nada concreto sobre Lucy. Bueno, Lucy es otra paranoia de Besson. No hay más. Tras una gran introducción, llena de tensión, la historia se dispara y ya no se detendrá. Todo sucede tan deprisa y de forma tan atropellada que al final te quedas como estabas, degustando la buena intro de la peli.
Y luego está el tema de que el personaje de Johansson comienza dominar su capacidad cerebral a fondo. El asunto de que solo usamos un 10% de nuestro cerebro es un mito, otra paranoia. Y aunque así fuese, la evolución que tiene el personaje de Johansson la convierte en (SPOILER 1)
Es evidente que Lucy no es una película para tomarse en serio. Estamos hablando de Luc Besson. Pero no logra ni siquiera entretener por varias razones: ritmo demasiado elevado, sin tiempos muertos, corta duración, evolución ridícula de la historia. Además, no se aprovecha el personaje de Min-sik Choi que podía haber dado mucho juego. Al final, solo tenemos a Scarlett mostrando sus atributos y poniendo caras muy serias, de dominar cada vez más su capacidad cerebral… Ah sí, y Morgan Freeman interpretándose a sí mismo, otra vez.
Lucy solo merece la pena si vas al cine sin ningún tipo de expectativa, tal vez con los amigos y con ganas de echarse unas risas con la opiácea alucinación final. Y ver a la Johansson claro, que además, como en Her (SPOILER 2)
Lo Mejor: la introducción.
Lo Peor: Muy corta y atropellada con una trama que a pesar de empezar fuerte termina cayendo sin pudor en lo absurdo.
[crítica publicada en alucine.es]
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
SPOILER 1: una especie de ser todopoderoso con habilidades sin ninguna clase de lógica.
(SPOILER 2): terminará estando en todas partes…
(SPOILER 2): terminará estando en todas partes…
9
14 de enero de 2016
14 de enero de 2016
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
(...)
Han pasado casi diez años desde que vi Alemania, año cero por primera vez y el impacto de la fase final de la historia se ha mantenido, o incluso se ha elevado. Porque hasta los quince últimos minutos, la película de Rossellini es buena. Pero el final es el que marca la diferencia.
Rodada en el verano de 1947, el director italiano ya había filmado la posguerra italiana en la inmensa Roma, ciudad abierta. Sabía de lo que hablaba.
La posguerra suele ser menos interesante para los aficionados a la historia. Se acaba la guerra, y se firma la paz. Ya está, cerramos el libro. Pero no. La posguerra puede desquiciar más que la contienda por el efecto psicológico que conlleva. Se ha terminado el horror, pero no se ha terminado. Las bombas han dejado de caer, pero la muerte sigue presente. Celebramos la entrada del ejército de los aliados que nos liberan de la tiranía de un loco. Pero no hay peor euforia que la que sigue al terror y antecede a la depresión. Esa es la posguerra.
Alemania, año cero nos sitúa en el Berlín de 1947, una ciudad en la que cuatro potencias (dos en realidad) toman posiciones para repartirse el territorio y el poder mundial.
Durante varios años, Berlín fue el centro de las tensiones entre dos bloques antagónicos, con tanques apuntándose a ambos lados del Checkpoint Charlie y el mundo conteniendo el aliento. Al final, la construcción del muro fue un terrible drama para los berlineses, pero un ‘mal menor’ para el resto del planeta como llegó a decir Kennedy en petit comité.
Pero de nada de esto es consciente el joven Edmund, que vaga por las ruinas berlinesas buscando cigarrillos, carbón y algo de comer. El bloque central de la película nos dibuja el drama de unas familias hacinadas en los bloques de viviendas que todavía se mantienen habitables, los inevitables choques entre ellas, el estraperlo, el sentimiento de culpa y la confusión de los ex soldados alemanes, los últimos estertores del nazismo y el embrutecimiento de la adolescencia.
Todo ello está muy bien y las escenas en exteriores son magníficas y únicas en la historia del cine, pero lo que realmente eleva la categoría de Alemania, año cero es el vagabundeo final de Edmund, sin palabras, jugando, llorando, creciendo. Y el colapso. Una larga secuencia que es puro cine.
david rubio - las mejores películas de la historia en bolsamania.com/cine
Han pasado casi diez años desde que vi Alemania, año cero por primera vez y el impacto de la fase final de la historia se ha mantenido, o incluso se ha elevado. Porque hasta los quince últimos minutos, la película de Rossellini es buena. Pero el final es el que marca la diferencia.
Rodada en el verano de 1947, el director italiano ya había filmado la posguerra italiana en la inmensa Roma, ciudad abierta. Sabía de lo que hablaba.
La posguerra suele ser menos interesante para los aficionados a la historia. Se acaba la guerra, y se firma la paz. Ya está, cerramos el libro. Pero no. La posguerra puede desquiciar más que la contienda por el efecto psicológico que conlleva. Se ha terminado el horror, pero no se ha terminado. Las bombas han dejado de caer, pero la muerte sigue presente. Celebramos la entrada del ejército de los aliados que nos liberan de la tiranía de un loco. Pero no hay peor euforia que la que sigue al terror y antecede a la depresión. Esa es la posguerra.
Alemania, año cero nos sitúa en el Berlín de 1947, una ciudad en la que cuatro potencias (dos en realidad) toman posiciones para repartirse el territorio y el poder mundial.
Durante varios años, Berlín fue el centro de las tensiones entre dos bloques antagónicos, con tanques apuntándose a ambos lados del Checkpoint Charlie y el mundo conteniendo el aliento. Al final, la construcción del muro fue un terrible drama para los berlineses, pero un ‘mal menor’ para el resto del planeta como llegó a decir Kennedy en petit comité.
Pero de nada de esto es consciente el joven Edmund, que vaga por las ruinas berlinesas buscando cigarrillos, carbón y algo de comer. El bloque central de la película nos dibuja el drama de unas familias hacinadas en los bloques de viviendas que todavía se mantienen habitables, los inevitables choques entre ellas, el estraperlo, el sentimiento de culpa y la confusión de los ex soldados alemanes, los últimos estertores del nazismo y el embrutecimiento de la adolescencia.
Todo ello está muy bien y las escenas en exteriores son magníficas y únicas en la historia del cine, pero lo que realmente eleva la categoría de Alemania, año cero es el vagabundeo final de Edmund, sin palabras, jugando, llorando, creciendo. Y el colapso. Una larga secuencia que es puro cine.
david rubio - las mejores películas de la historia en bolsamania.com/cine

7,9
106.292
5
11 de noviembre de 2014
11 de noviembre de 2014
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
(...)
Nolan ha confirmado con Interstellar que no es la gran esperanza blanca. La película ha tenido bastante buena acogida, pero los defectos del cine del director británico siguen más presentes que nunca. Y también, algunas de sus virtudes, claro. Pero creo que el dinero a espuertas que recibe Nolan es una de las paradójicas causas de su decadencia. A más dinero, menos trabaja el aspecto meramente narrativo de sus películas. Cuando Nolan pulía pequeños artefactos en su taller, era capaz de convertir en único lo cotidiano. Ahora que trabaja en una factoría rubenesca, sus aparatosas obras convierten en ordinario, lo que debería ser único.
El director británico anda detrás de la perfección. Eso lo sabemos todos. Pero cuanto más perfeccionista se nos vuelve, más ridículo resulta. Interstellar quiere abarcar mucho. Tenemos drama familiar, aventura espacial, un poco de acción sobre hielo y agua, mucha monserga científica, y —sálvese quien pueda— un discurso new age. Escuchar a McConaughey, tras más de 100 minutos de aventura espacial, decirle al robot TARS (o CASE, no sé) que el amor bla, bla bla… No me jodas, Nolan, ¿tú también?
Sí, hay algo diferente en Interstellar. Y es la faceta más negativa de la película. Siempre se ha dicho que las películas de Nolan son frías y cerebrales. No estoy del todo de acuerdo. Son, o eran, muy cerebrales en su entramado narrativo, y eso las hacía estupendas, especialmente en el caso de Memento. Pero también emocionaban. No tiene por qué aparecer un personaje llorando a lágrima viva delante de una pantalla para que una película emocione. En Interstellar, Nolan confunde emoción con cursilería. Y como siempre, no le vale con una taza, necesita tres. Hace tiempo que este hombre no tiene medida. Y si en cualquier ámbito artístico no tienes medida, lo bueno se transforma en regular y lo malo en pesadísimo.
Nolan no es un poeta. Es un narrador y un estratega. En Interstellar maneja varios lenguajes, toca varios géneros y el resultado no es positivo. Cuando la película quiere ser lírica resulta almibarada. Y ese es un pecado mortal. La última película de Nolan no me emociona, me entretiene bastante, pero no me emociona. Y ni mucho menos me fascina que es, sin duda, el objetivo del director británico; fascinar al espectador.
(...)
No nos extenderemos con algunos errores menores de la película que ya han sido comentados en muchas otras críticas. Solo decir que 160 minutos son muchos. No es lenta, tampoco aburrida, pero por momentos da la sensación de que se desaprovecha el tiempo (y los millones de dólares). Nolan quiere explicarlo todo, como siempre, y entre explicación y explicación, entre lágrima y lágrima, la película ya nos ha perdido. La apoteósis new age final, no nos recupera…
Lo Mejor: la música, con mucha diferencia. Los escenarios. Entretiene.
Lo Peor: Almibarada cuando quiere ser lírica y pesada cuando quiere ser técnica. Buena parte del reparto ejerce más bien de floreros. A título muy personal, no soporto que repitan el nombre de un personaje más de 50 veces en una película; en este caso Lisa Simpson… quiero decir Murph…. Buff!
[crítica de david rubio para alucine.es]
Nolan ha confirmado con Interstellar que no es la gran esperanza blanca. La película ha tenido bastante buena acogida, pero los defectos del cine del director británico siguen más presentes que nunca. Y también, algunas de sus virtudes, claro. Pero creo que el dinero a espuertas que recibe Nolan es una de las paradójicas causas de su decadencia. A más dinero, menos trabaja el aspecto meramente narrativo de sus películas. Cuando Nolan pulía pequeños artefactos en su taller, era capaz de convertir en único lo cotidiano. Ahora que trabaja en una factoría rubenesca, sus aparatosas obras convierten en ordinario, lo que debería ser único.
El director británico anda detrás de la perfección. Eso lo sabemos todos. Pero cuanto más perfeccionista se nos vuelve, más ridículo resulta. Interstellar quiere abarcar mucho. Tenemos drama familiar, aventura espacial, un poco de acción sobre hielo y agua, mucha monserga científica, y —sálvese quien pueda— un discurso new age. Escuchar a McConaughey, tras más de 100 minutos de aventura espacial, decirle al robot TARS (o CASE, no sé) que el amor bla, bla bla… No me jodas, Nolan, ¿tú también?
Sí, hay algo diferente en Interstellar. Y es la faceta más negativa de la película. Siempre se ha dicho que las películas de Nolan son frías y cerebrales. No estoy del todo de acuerdo. Son, o eran, muy cerebrales en su entramado narrativo, y eso las hacía estupendas, especialmente en el caso de Memento. Pero también emocionaban. No tiene por qué aparecer un personaje llorando a lágrima viva delante de una pantalla para que una película emocione. En Interstellar, Nolan confunde emoción con cursilería. Y como siempre, no le vale con una taza, necesita tres. Hace tiempo que este hombre no tiene medida. Y si en cualquier ámbito artístico no tienes medida, lo bueno se transforma en regular y lo malo en pesadísimo.
Nolan no es un poeta. Es un narrador y un estratega. En Interstellar maneja varios lenguajes, toca varios géneros y el resultado no es positivo. Cuando la película quiere ser lírica resulta almibarada. Y ese es un pecado mortal. La última película de Nolan no me emociona, me entretiene bastante, pero no me emociona. Y ni mucho menos me fascina que es, sin duda, el objetivo del director británico; fascinar al espectador.
(...)
No nos extenderemos con algunos errores menores de la película que ya han sido comentados en muchas otras críticas. Solo decir que 160 minutos son muchos. No es lenta, tampoco aburrida, pero por momentos da la sensación de que se desaprovecha el tiempo (y los millones de dólares). Nolan quiere explicarlo todo, como siempre, y entre explicación y explicación, entre lágrima y lágrima, la película ya nos ha perdido. La apoteósis new age final, no nos recupera…
Lo Mejor: la música, con mucha diferencia. Los escenarios. Entretiene.
Lo Peor: Almibarada cuando quiere ser lírica y pesada cuando quiere ser técnica. Buena parte del reparto ejerce más bien de floreros. A título muy personal, no soporto que repitan el nombre de un personaje más de 50 veces en una película; en este caso Lisa Simpson… quiero decir Murph…. Buff!
[crítica de david rubio para alucine.es]

5,0
15.773
4
14 de febrero de 2014
14 de febrero de 2014
20 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
(...)
La elección de José Padilha como director hacía concebir esperanzas. El director brasileño ha mostrado su oficio en el cine de acción con Tropa de Élite. Robocop se inicia con una secuencia interesante pero engañosa. No pretende ponerse muy seria, aunque al principio lo parezca. Pronto vemos aparecer a Murphy, interpretado en esta ocasión por un fornido Joel Kinnaman. El sueco, célebre por su buen papel en The Killing, no responde a las expectativas. Sabemos que interpretar a un robot debe ser contradictorio y exigente, pero a este Robocop le falta mucho encanto.
Encanto que les sobra a Gary Oldman y Michael Keaton. Oldman tiene mucho más peso en la cinta de lo que cabría esperar y es de agradecer. Si la primera fase de la historia transcurre en un suspiro y no impacta lo más mínimo (al contrario que la célebre escena de Murphy acribillado en la Robocop original), el personaje de Oldman toma el mando en el segundo acto. Tal vez la historia se extienda demasiado en esta parte, pero a nosotros nos resulta la más satisfactoria de la película.
Michael Keaton, por su parte, tienen dificultades para contener su gestualidad, pero sigue siendo agradable verle en pantalla, aunque esté en modo espídico. Más allá de la trama empresiaral de Omnicorp y de las escenas protagonizadas por Keaton y Oldman, la película hace aguas. El guión del desconocido Joshua Zetumer es el principal responsable. ¿A qué viene la presencia constante de la familia de Murphy? Algunas escenas familiares rayan la ridiculez. A mitad de metraje casi perdemos la esperanza. Robocop de Padilha va a ser otro olvidable remake.
En descargo del director brasileño hay que decir que algunas escenas de acción mantienen la tensión y están rodadas con oficio. A destacar la entrada de Murphy en la comisaria patada en la puerta impartiendo justicia. Pero hay que respetar un guión. Y el guión de Robocop 2014 es de manual en su última y lamentable media hora. Hasta ese momento la cinta de Padilha, a pesar de su irregularidad, mantenía el tipo. Pero la resolución de la cinta es más que convencional.
El problema de esta película es, esencialmente, que se debate entre el superhéroe y el thriller futurista. Entre los recursos y las estrategias dirigidas a un público infantil o infantilizado y la seriedad de un mensaje un poco más adulto. Al final, pesa más el superhéroe, el guión se pliega a la moda del cine inspirado en personajes del cómic. Porque insistimos, la Robocop de Verhoeven tenía un componente complejo más allá de sus recursos estéticos de serie B. Todo ello se pierde en el remake de Pradilho.
Lo Mejor: La presencia de Oldman y Keaton. El momento concierto de Aranjuez. Alguna escena de acción.
Lo Peor: El final. Joel Kinnaman no convence. La molesta presencia de la familia de Murphy. Samuel no se pierde una. Robocop no era un superhéroe.
[critica publicada en alucine.es]
La elección de José Padilha como director hacía concebir esperanzas. El director brasileño ha mostrado su oficio en el cine de acción con Tropa de Élite. Robocop se inicia con una secuencia interesante pero engañosa. No pretende ponerse muy seria, aunque al principio lo parezca. Pronto vemos aparecer a Murphy, interpretado en esta ocasión por un fornido Joel Kinnaman. El sueco, célebre por su buen papel en The Killing, no responde a las expectativas. Sabemos que interpretar a un robot debe ser contradictorio y exigente, pero a este Robocop le falta mucho encanto.
Encanto que les sobra a Gary Oldman y Michael Keaton. Oldman tiene mucho más peso en la cinta de lo que cabría esperar y es de agradecer. Si la primera fase de la historia transcurre en un suspiro y no impacta lo más mínimo (al contrario que la célebre escena de Murphy acribillado en la Robocop original), el personaje de Oldman toma el mando en el segundo acto. Tal vez la historia se extienda demasiado en esta parte, pero a nosotros nos resulta la más satisfactoria de la película.
Michael Keaton, por su parte, tienen dificultades para contener su gestualidad, pero sigue siendo agradable verle en pantalla, aunque esté en modo espídico. Más allá de la trama empresiaral de Omnicorp y de las escenas protagonizadas por Keaton y Oldman, la película hace aguas. El guión del desconocido Joshua Zetumer es el principal responsable. ¿A qué viene la presencia constante de la familia de Murphy? Algunas escenas familiares rayan la ridiculez. A mitad de metraje casi perdemos la esperanza. Robocop de Padilha va a ser otro olvidable remake.
En descargo del director brasileño hay que decir que algunas escenas de acción mantienen la tensión y están rodadas con oficio. A destacar la entrada de Murphy en la comisaria patada en la puerta impartiendo justicia. Pero hay que respetar un guión. Y el guión de Robocop 2014 es de manual en su última y lamentable media hora. Hasta ese momento la cinta de Padilha, a pesar de su irregularidad, mantenía el tipo. Pero la resolución de la cinta es más que convencional.
El problema de esta película es, esencialmente, que se debate entre el superhéroe y el thriller futurista. Entre los recursos y las estrategias dirigidas a un público infantil o infantilizado y la seriedad de un mensaje un poco más adulto. Al final, pesa más el superhéroe, el guión se pliega a la moda del cine inspirado en personajes del cómic. Porque insistimos, la Robocop de Verhoeven tenía un componente complejo más allá de sus recursos estéticos de serie B. Todo ello se pierde en el remake de Pradilho.
Lo Mejor: La presencia de Oldman y Keaton. El momento concierto de Aranjuez. Alguna escena de acción.
Lo Peor: El final. Joel Kinnaman no convence. La molesta presencia de la familia de Murphy. Samuel no se pierde una. Robocop no era un superhéroe.
[critica publicada en alucine.es]

6,2
6.548
7
24 de julio de 2014
24 de julio de 2014
13 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
(...)
En nuestro caso, valoramos mucho la rápida y certera caracterización de personajes, incluyendo a los secundarios, y la creación de diálogos eficaces, originales, auténticos y que contribuyan, también, a caracterizar al personaje. Si eso se añade una buena historia, con un punto de singularidad o, al menos, un punto de vista especial, es difícil que esa película no nos gane. The Kings of Summer tiene todo lo mencionado anteriormente gracias al fantástico guión del debutante Chris Galletta.
Si bien el concepto básico de The Kings of Summer ya se ha explotado en infinidad de ocasiones, especialmente en el cine juvenil de los 80 (un grupo de amigos que se van a vivir una aventura para intentar dejar atrás sus problemas), la película del también debutante Jordan Vogt-Roberts consigue un difícil equilibrio entre humor, drama, aventura sin ser una cinta abiertamente nostálgica. Gracias a su guión, especialmente a sus diálogos, The Kings of Summer está lejos de Los Goonies o Cuenta conmigo. Los personajes de esta cinta son actuales y auténticos, no son Gordi ni Bocazas. Y se agradece.
Mención aparte merecen los personajes secundarios de la película y muchas de las escenas por ellos protagonizadas. El talento, el sentido del humor, la capacidad de observación y la imaginación demostrados por Galletta en el planteamiento de estos personajes y situaciones nos hace concebir muchas esperanzas sobre sus siguientes trabajos. Desde el resentido, gris e irónico pasado de vueltas padre del protagonista, hasta el novio de su hija, incluyendo a los frikis padres de Patrick, la pareja de policías, el hindú de la comida rápida… Y Biaggio. Lo de Biaggio merece un spin-off o algo. Impresionante.
A pesar de todas sus virtudes, The Kings of Summer tiene algunos detalles que chirrían. Al margen de algunas situaciones un poco inverosímiles (de mayores, estos chavales serán arquitectos, sin duda), los interludios músico-líricos y las cámaras lentas acaban cansando por reiteración. Y el final es más conciliador de lo que nos hubiese gustado.
Pero The Kings of Summer tiene suficientes argumentos para gustar a diferentes tipos de espectadores. Como en su día ocurrió con Mud, que actualizó las cintas de aventuras juveniles de los 80 desde una perspectiva dramática, The Kings of Summer lo actualiza desde una óptica de comedia. Una pequeña gran película que no debería pasar desapercibida.
Lo Mejor: Los diálogos, la caracterización de personajes, los secundarios, en suma, el guión. Biaggio.
Lo Peor: Abuso de los minutos musicales y las cámaras lentas. Tal vez el desenlace no está a la altura del resto de la película. El bigote y la barba están pintaos, si no le sale, no le sale…
[critica publicada en alucine.es]
En nuestro caso, valoramos mucho la rápida y certera caracterización de personajes, incluyendo a los secundarios, y la creación de diálogos eficaces, originales, auténticos y que contribuyan, también, a caracterizar al personaje. Si eso se añade una buena historia, con un punto de singularidad o, al menos, un punto de vista especial, es difícil que esa película no nos gane. The Kings of Summer tiene todo lo mencionado anteriormente gracias al fantástico guión del debutante Chris Galletta.
Si bien el concepto básico de The Kings of Summer ya se ha explotado en infinidad de ocasiones, especialmente en el cine juvenil de los 80 (un grupo de amigos que se van a vivir una aventura para intentar dejar atrás sus problemas), la película del también debutante Jordan Vogt-Roberts consigue un difícil equilibrio entre humor, drama, aventura sin ser una cinta abiertamente nostálgica. Gracias a su guión, especialmente a sus diálogos, The Kings of Summer está lejos de Los Goonies o Cuenta conmigo. Los personajes de esta cinta son actuales y auténticos, no son Gordi ni Bocazas. Y se agradece.
Mención aparte merecen los personajes secundarios de la película y muchas de las escenas por ellos protagonizadas. El talento, el sentido del humor, la capacidad de observación y la imaginación demostrados por Galletta en el planteamiento de estos personajes y situaciones nos hace concebir muchas esperanzas sobre sus siguientes trabajos. Desde el resentido, gris e irónico pasado de vueltas padre del protagonista, hasta el novio de su hija, incluyendo a los frikis padres de Patrick, la pareja de policías, el hindú de la comida rápida… Y Biaggio. Lo de Biaggio merece un spin-off o algo. Impresionante.
A pesar de todas sus virtudes, The Kings of Summer tiene algunos detalles que chirrían. Al margen de algunas situaciones un poco inverosímiles (de mayores, estos chavales serán arquitectos, sin duda), los interludios músico-líricos y las cámaras lentas acaban cansando por reiteración. Y el final es más conciliador de lo que nos hubiese gustado.
Pero The Kings of Summer tiene suficientes argumentos para gustar a diferentes tipos de espectadores. Como en su día ocurrió con Mud, que actualizó las cintas de aventuras juveniles de los 80 desde una perspectiva dramática, The Kings of Summer lo actualiza desde una óptica de comedia. Una pequeña gran película que no debería pasar desapercibida.
Lo Mejor: Los diálogos, la caracterización de personajes, los secundarios, en suma, el guión. Biaggio.
Lo Peor: Abuso de los minutos musicales y las cámaras lentas. Tal vez el desenlace no está a la altura del resto de la película. El bigote y la barba están pintaos, si no le sale, no le sale…
[critica publicada en alucine.es]
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