You must be a loged user to know your affinity with Paco Silva
Críticas ordenadas por utilidad
Movie added to list
Movie removed from list
An error occurred
8
9 de octubre de 2022
9 de octubre de 2022
Sé el primero en valorar esta crítica
Es un día como otro cualquiera en el colegio. Al empezar la clase, el profesor indica a los alumnos que más tarde se mostrará un vídeo o vendrán personas de una asociación. El objetivo siempre es el mismo: advertir sobre los peligros de la conducción temeraria/las drogas/el sexo sin protección. Seguro que todos los que leen estas palabras han vivido situaciones similares en sus años escolares. También recordarán que este tipo de presentaciones solían apoyarse en recursos muy chocantes para concienciar. Si hablamos de conducción temeraria, muestran imágenes de los coches y los cuerpos todavía dentro. Si la presentación gira en torno al peligro de las enfermedades de transmisión sexual, mostrarán fotografías de órganos sexuales afectados por esas aflicciones. Funciona como advertencia, sí, pero a la vez es crudo y burdo.
En el Reino Unido existe una tradición de realizar cortometrajes para este tipo de actividades escolares y algunos se consideran importantes por su valor histórico y artístico. El British Film Institute (BFI), el organismo más importante en lo que respecta a la preservación del cine británico, ha editado colecciones de este tipo de obras en DVD y uno de los films más destacados de las recopilaciones es ‘Apaches’. Estrenado en 1977, este cortometraje está realizado con la intención de advertir a los niños de entornos rurales sobre los peligros de jugar en granjas. Los protagonistas son 6 niños que juegan a ser vaqueros e indios en uno de esos entornos. Durante una media hora, contemplaremos el fin de sus vidas de formas horripilantes, pero a la vez dirigidas con gran gusto cinematográfico.
Esto se debe, en gran parte, a que el hombre detrás de la cámara es John Mackenzie, que tres años después dirigiría ‘El largo viernes santo’, un candidato serio en cualquier conversación sobre mejores films británicos de la historia (alcanzó el puesto 21 en la encuesta de mejores película británicas que realizó el BFI en 1999). Ese buen hacer en la dirección ya se nota en ‘Apaches’, donde incluso las muertes más salvajes no son, en su mayoría, acompañadas de planos de cadáveres para acabar cada escena con un estruendoso golpe sobre la mesa. En su lugar, vemos las manos de adultos recogiendo las pertenencias de sus hijos de sus habitaciones o sus aulas. Entre esos momentos, se inserta la voz en off de uno de los niños hablando sobre las “aburridas fiestas” de los adultos mientras vemos como se prepara una mesa.
Todo esto llevará a un previsible pero efectivísimo final en el que por fin veremos las caras de los padres. La forma en la que describo el film puede sonar más vulgar de lo que en realidad es, pero eso es porque no puedo hacerle justicia al ejercicio de estilo de Mackenzie. Mi momento favorito del film es la muerte de la única niña del grupo, después de beber un líquido que encuentran en la granja y bebe sin saber que es venenoso. Cuando vuelve a su hogar solo se encuentra ligeramente enferma, pero por la noche solo vemos un plano desde el exterior de su casa y solo escuchamos los gritos de dolor acompañados de la llamada de socorro a la madre mientras se encienden las luces de los cuartos. Terrorífico, sutil y brillante.
‘Apaches’ es una de las experiencias más traumáticas para muchos niños británicos escolarizados desde 1977. Durante la infancia, es un recordatorio de que jugar con los amigos también puede suponer un peligro mortal (se podría hablar de como Mackenzie comenta sobre la influencia de las películas del oeste en mentes infantiles incapaces de procesarlas más allá de sus elementos superficiales). Pero el verdadero terror de la experiencia no llegaría hasta años después, cuando esos niños se convierten en padres y potenciales candidatos a acabar en una de esas aburridas fiestas de adultos. Ahí reside el verdadero poder de ‘Apaches’.
En el Reino Unido existe una tradición de realizar cortometrajes para este tipo de actividades escolares y algunos se consideran importantes por su valor histórico y artístico. El British Film Institute (BFI), el organismo más importante en lo que respecta a la preservación del cine británico, ha editado colecciones de este tipo de obras en DVD y uno de los films más destacados de las recopilaciones es ‘Apaches’. Estrenado en 1977, este cortometraje está realizado con la intención de advertir a los niños de entornos rurales sobre los peligros de jugar en granjas. Los protagonistas son 6 niños que juegan a ser vaqueros e indios en uno de esos entornos. Durante una media hora, contemplaremos el fin de sus vidas de formas horripilantes, pero a la vez dirigidas con gran gusto cinematográfico.
Esto se debe, en gran parte, a que el hombre detrás de la cámara es John Mackenzie, que tres años después dirigiría ‘El largo viernes santo’, un candidato serio en cualquier conversación sobre mejores films británicos de la historia (alcanzó el puesto 21 en la encuesta de mejores película británicas que realizó el BFI en 1999). Ese buen hacer en la dirección ya se nota en ‘Apaches’, donde incluso las muertes más salvajes no son, en su mayoría, acompañadas de planos de cadáveres para acabar cada escena con un estruendoso golpe sobre la mesa. En su lugar, vemos las manos de adultos recogiendo las pertenencias de sus hijos de sus habitaciones o sus aulas. Entre esos momentos, se inserta la voz en off de uno de los niños hablando sobre las “aburridas fiestas” de los adultos mientras vemos como se prepara una mesa.
Todo esto llevará a un previsible pero efectivísimo final en el que por fin veremos las caras de los padres. La forma en la que describo el film puede sonar más vulgar de lo que en realidad es, pero eso es porque no puedo hacerle justicia al ejercicio de estilo de Mackenzie. Mi momento favorito del film es la muerte de la única niña del grupo, después de beber un líquido que encuentran en la granja y bebe sin saber que es venenoso. Cuando vuelve a su hogar solo se encuentra ligeramente enferma, pero por la noche solo vemos un plano desde el exterior de su casa y solo escuchamos los gritos de dolor acompañados de la llamada de socorro a la madre mientras se encienden las luces de los cuartos. Terrorífico, sutil y brillante.
‘Apaches’ es una de las experiencias más traumáticas para muchos niños británicos escolarizados desde 1977. Durante la infancia, es un recordatorio de que jugar con los amigos también puede suponer un peligro mortal (se podría hablar de como Mackenzie comenta sobre la influencia de las películas del oeste en mentes infantiles incapaces de procesarlas más allá de sus elementos superficiales). Pero el verdadero terror de la experiencia no llegaría hasta años después, cuando esos niños se convierten en padres y potenciales candidatos a acabar en una de esas aburridas fiestas de adultos. Ahí reside el verdadero poder de ‘Apaches’.
Los archivos de Frankenstein: Cómo Hollywood creó un monstruo
Los archivos de Frankenstein: Cómo Hollywood creó un monstruo
MediometrajeDocumental

6,4
31
5
7 de octubre de 2022
7 de octubre de 2022
Sé el primero en valorar esta crítica
Estamos ante un clásico documental realizado como extra para una edición en DVD de 'Frankenstein' a principios de siglo. Es informativo y ofrece cierta perspectiva sobre la producción del film, desde su concepción hasta su legado. No profundiza en algunos temas que podrían ser de mucho interés, como las libertades que se tomaron los guionistas para adaptar la novela de Mary Shelley, de carácter mucho más filosófico y existencialista que la película de James Whale.
Aún así, tiene valor después del visionado del film al que acompaña, y también se echan de menos este tipo de producciones que solían ser una constante en los lanzamientos de DVD. Los grandes estudios ya no ponen atención a este aspecto, pues lo consideran una inversión perdida, porque piensan que la mayoría de personas dispuestas a seguir comprando discos en la era del streaming lo hacen por coleccionismo. Para eso tenemos a sellos como Criterion, Arrow o Indicator, a los que estudios como Disney están cediendo sus licencias de home video para quitarse un problema de encima y seguir sacando beneficio.
Aún así, tiene valor después del visionado del film al que acompaña, y también se echan de menos este tipo de producciones que solían ser una constante en los lanzamientos de DVD. Los grandes estudios ya no ponen atención a este aspecto, pues lo consideran una inversión perdida, porque piensan que la mayoría de personas dispuestas a seguir comprando discos en la era del streaming lo hacen por coleccionismo. Para eso tenemos a sellos como Criterion, Arrow o Indicator, a los que estudios como Disney están cediendo sus licencias de home video para quitarse un problema de encima y seguir sacando beneficio.

7,5
19.226
7
7 de octubre de 2022
7 de octubre de 2022
Sé el primero en valorar esta crítica
La llegada del cine sonoro todavía se estaba asimilando en Hollywood cuando James Whale recibió el encargo de dirigir una adaptación cinematográfica de ‘Frankenstein’ tras el éxito del ‘Drácula’ protagonizado por Bela Lugosi. En principio, era el propio Lugosi el que iba a interpretar al famoso monstruo creado por Mary Shelley, pero al final se descartó, no se sabe por qué a ciencia cierta. Unos historiadores dicen que Lugosi no quería interpretar a un monstruo, otros que Whale no lo consideraba apto para el papel. En cualquier caso, la elección tanto de Boris Karloff como de su maquillaje, supondrían un hito en la historia del cine y un punto de partida clave para trazar el camino del cine de terror de masas durante décadas.
Quiero centrarme en dos aspectos que me llamaron la atención especialmente en mi revisionado, que ha llegado más de una década después de mi primera experiencia con el film. El primero es la forma magistral en la que Whale crea el misterio alrededor del monstruo y asienta la idea de que esta será una proyección aterradora e incluso traumática. Lo hace a través de un presentador, que advierte de que estamos ante una de las historias más terroríficas y extrañas jamás contadas. La historia detrás de esta advertencia no viene de una decisión estilística, sino práctica. Había una preocupación real de que espectadores con problemas cardíacos o niños sufrieran durante la proyección. Pero esta introducción se sigue manteniendo en cualquier copia de la película porque también tiene un gran valor artístico. En cierta manera, está predisponiendo al espectador a una experiencia horripilante, haciendo que se pregunte a que extremos va a llegar la película.
Este tipo de dispositivos se ha usado más veces en la historia del medio. Las primeras referencias que me vienen a la mente son ‘El botones’ de Jerry Lewis, donde al principio un productor ajusta las expectativas del público comentando que esta no es una película narrativa, sino una colección de gags. En cuanto advertencias, tengo fresco el visionado de ‘Solo contra todos’ de Gaspar Noé, en la que se interrumpe la narración para hace una cuenta atrás de 30 segundos con la intención de dar tiempo al espectador a salir de la sala antes del comienzo del tercer acto. Ninguna de estas advertencias funciona al mismo nivel que la ‘Frankenstein’, cuya intención es ser elegante y a la vez un tanto siniestra, asentando el tono de lo que vendrá a continuación. Que la escena de créditos iniciales ofrezca un signo de interrogación en el lugar que corresponde al intérprete del monstruo solo ayuda a aumentar esa sensación de inquietud e incertidumbre.
El monstruo no aparece en todo su esplendor hasta la media hora de película, casi la mitad del metraje, y esta presentación del personaje es lo que me hizo reflexionar sobre el uso del sonido que hacía Whale. En escenas clave como esta no existe música que acompañe a la imagen. Diciéndolo de otra manera, no hay subrayado. El momento en el que se producen los tres cortes/zooms a la cara del monstruo es totalmente mudo. He visto los documentales que acompañaban a la edición en blu-ray y en ninguno se mencionaba el motivo de este uso particular del sonido, pero sospecho que uno importante tuvo que ser que pensaban que los espectadores iban a reaccionar de forma tan visceral en forma de gritos que ahogaría la banda sonora. Técnicas similares en contextos distintos han sido utilizadas por directores como Billy Wilder, que en una escena concreta de ‘Con faldas y a lo loco’ utiliza las maracas que agita uno de los personajes para rellenar el espacio entre los diálogos chispeantes y dar tiempo al espectador a soltar sus carcajadas, manteniendo la comedia de la escena.
En ‘Frankenstein’, esto sirve para dar solemnidad al momento y sí, puede que tenga una intención práctica, como la introducción, pero funciona a otro nivel. El silencio no condena al monstruo por simplemente existir, algo que sí ocurriría si en ese momento en el que su cara ocupa la pantalla hubiera un crescendo musical terrorífico. Uno de los temas principales de ‘Frankenstein’, tanto la novela original como esta película, es la transformación del monstruo en un personaje con el que empatizamos a un nivel humano. Mary Shelley lo hace convirtiendo al monstruo en un ser atormentado por la decisión de su creador de darle vida. James Whale lo hace dándole al monstruo una inocencia primaria y no maliciosa a pesar de ser maltratado después de su creación.
Investigando a la hora de escribir este texto, he descubierto que la versión doblada al castellano sí utiliza música en momentos como el de la primera aparición de Karloff. No sé si esta decisión la tomaría la propia Universal y está presente en las bandas sonoras de todos los doblajes, pero, por los motivos explicados arriba, considero que roza lo inmoral. Además, arruina gran parte de la atmósfera de un film que se regodea en su ambientación gótica, o sonidos sutiles como la madera que cruje con los pasos de los personajes. Más de 90 años después de su estreno, todavía podemos aprender y fascinarnos con la visión de James Whale, y por eso volvemos a películas como ‘Frankenstein’.
Quiero centrarme en dos aspectos que me llamaron la atención especialmente en mi revisionado, que ha llegado más de una década después de mi primera experiencia con el film. El primero es la forma magistral en la que Whale crea el misterio alrededor del monstruo y asienta la idea de que esta será una proyección aterradora e incluso traumática. Lo hace a través de un presentador, que advierte de que estamos ante una de las historias más terroríficas y extrañas jamás contadas. La historia detrás de esta advertencia no viene de una decisión estilística, sino práctica. Había una preocupación real de que espectadores con problemas cardíacos o niños sufrieran durante la proyección. Pero esta introducción se sigue manteniendo en cualquier copia de la película porque también tiene un gran valor artístico. En cierta manera, está predisponiendo al espectador a una experiencia horripilante, haciendo que se pregunte a que extremos va a llegar la película.
Este tipo de dispositivos se ha usado más veces en la historia del medio. Las primeras referencias que me vienen a la mente son ‘El botones’ de Jerry Lewis, donde al principio un productor ajusta las expectativas del público comentando que esta no es una película narrativa, sino una colección de gags. En cuanto advertencias, tengo fresco el visionado de ‘Solo contra todos’ de Gaspar Noé, en la que se interrumpe la narración para hace una cuenta atrás de 30 segundos con la intención de dar tiempo al espectador a salir de la sala antes del comienzo del tercer acto. Ninguna de estas advertencias funciona al mismo nivel que la ‘Frankenstein’, cuya intención es ser elegante y a la vez un tanto siniestra, asentando el tono de lo que vendrá a continuación. Que la escena de créditos iniciales ofrezca un signo de interrogación en el lugar que corresponde al intérprete del monstruo solo ayuda a aumentar esa sensación de inquietud e incertidumbre.
El monstruo no aparece en todo su esplendor hasta la media hora de película, casi la mitad del metraje, y esta presentación del personaje es lo que me hizo reflexionar sobre el uso del sonido que hacía Whale. En escenas clave como esta no existe música que acompañe a la imagen. Diciéndolo de otra manera, no hay subrayado. El momento en el que se producen los tres cortes/zooms a la cara del monstruo es totalmente mudo. He visto los documentales que acompañaban a la edición en blu-ray y en ninguno se mencionaba el motivo de este uso particular del sonido, pero sospecho que uno importante tuvo que ser que pensaban que los espectadores iban a reaccionar de forma tan visceral en forma de gritos que ahogaría la banda sonora. Técnicas similares en contextos distintos han sido utilizadas por directores como Billy Wilder, que en una escena concreta de ‘Con faldas y a lo loco’ utiliza las maracas que agita uno de los personajes para rellenar el espacio entre los diálogos chispeantes y dar tiempo al espectador a soltar sus carcajadas, manteniendo la comedia de la escena.
En ‘Frankenstein’, esto sirve para dar solemnidad al momento y sí, puede que tenga una intención práctica, como la introducción, pero funciona a otro nivel. El silencio no condena al monstruo por simplemente existir, algo que sí ocurriría si en ese momento en el que su cara ocupa la pantalla hubiera un crescendo musical terrorífico. Uno de los temas principales de ‘Frankenstein’, tanto la novela original como esta película, es la transformación del monstruo en un personaje con el que empatizamos a un nivel humano. Mary Shelley lo hace convirtiendo al monstruo en un ser atormentado por la decisión de su creador de darle vida. James Whale lo hace dándole al monstruo una inocencia primaria y no maliciosa a pesar de ser maltratado después de su creación.
Investigando a la hora de escribir este texto, he descubierto que la versión doblada al castellano sí utiliza música en momentos como el de la primera aparición de Karloff. No sé si esta decisión la tomaría la propia Universal y está presente en las bandas sonoras de todos los doblajes, pero, por los motivos explicados arriba, considero que roza lo inmoral. Además, arruina gran parte de la atmósfera de un film que se regodea en su ambientación gótica, o sonidos sutiles como la madera que cruje con los pasos de los personajes. Más de 90 años después de su estreno, todavía podemos aprender y fascinarnos con la visión de James Whale, y por eso volvemos a películas como ‘Frankenstein’.
Cortometraje

6,1
356
7
1 de octubre de 2022
1 de octubre de 2022
Sé el primero en valorar esta crítica
Lo que podría ser un mero anuncio estirado sobre el estigma que sigue flotando sobre las personas que se contagian con el VIH se eleva en manos de una artista del talento de Carla Simón. La directora ofrece una visión que se siente auténtica y naturalista, y por tanto, tierna y cercana. En apenas 25 minutos, la realizadora de 'Verano 1993' consigue retratar el viaje emocional de Edu y hacernos simpatizar con sus circunstancias, a pesar de no saber apenas nada sobre él.
Es cierto que el VIH no es lo que era en los 80 en cuestiones como la mortalidad del virus, pero no por ello es una noticia fácil que comunicar a tus seres queridos. Más que la propia enfermedad y sus efectos, ese es el verdadero corazón del film, que empieza igual que acaba en un juego de espejos que ilustra el ciclo constante de las víctimas del virus. Los aspectos didácticos del film, que casi son la única exposición que se ofrece en cuanto a diálogo, se introducen de forma tan natural que ni te das cuenta, y eso es señal de gran narrador.
Todo está en su lugar en un buen cortometraje que además sirve a una buena causa y vuelve a demostrar que Carla Simón es una de las directoras a tener en cuenta, no solo a nivel nacional, sino internacional, como demuestra ese Oso de Oro a 'Alcarras'.
Es cierto que el VIH no es lo que era en los 80 en cuestiones como la mortalidad del virus, pero no por ello es una noticia fácil que comunicar a tus seres queridos. Más que la propia enfermedad y sus efectos, ese es el verdadero corazón del film, que empieza igual que acaba en un juego de espejos que ilustra el ciclo constante de las víctimas del virus. Los aspectos didácticos del film, que casi son la única exposición que se ofrece en cuanto a diálogo, se introducen de forma tan natural que ni te das cuenta, y eso es señal de gran narrador.
Todo está en su lugar en un buen cortometraje que además sirve a una buena causa y vuelve a demostrar que Carla Simón es una de las directoras a tener en cuenta, no solo a nivel nacional, sino internacional, como demuestra ese Oso de Oro a 'Alcarras'.

7,2
3.921
6
1 de octubre de 2022
1 de octubre de 2022
Sé el primero en valorar esta crítica
El primer largometraje de Gaspar Noé sienta las bases de una carrera basada en provocar las reacciones más viscerales posibles a su audiencia. Es un director orgulloso de que el público se vaya en bandadas de sus pases en los festivales de cine, y en 'Solo ante todos' lo exhibe sin pudor dándole 30 segundos al espectador para que se baje del carro antes del último acto. Más que una advertencia, lo consideraría una manera algo pueril de generar interés. ¿Qué puede ser peor que lo que hemos visto y sobre todo oído en la primera?
Noé encuentra formas de hacer su película todavía más retorcida en ese acto final, que prácticamente se ríe de la redención final del 'Teniente corrupto' de Abel Ferrara, película a la que 'Solo ante todos' debe mucho, igual que a 'Taxi Driver', con la que comparte muchos puntos en común totalmente deliberados (los monólogos nihilistas, la fantasía constante con un arma, la visita al cine porno, la obsesión con una joven, etc.). Noé se diferencia de Scorsese al no buscar la elegancia. Aquí no hay una banda sonora memorable a cargo de Bernand Herrmann, la banda sonora aquí no tiene casi música y es fea y escandalosa, teniendo réplicas visuales como el zoom que acompaña al sonido de un disparo, un "jump-scare" efectivísimo.
Se le puede echar en cara a Noé que está tan empeñado en provocar que resulta hasta caricaturesco. El discurso nihilista y las acciones del personaje central no están fuera de lugar, porque estamos ante uno de los protagonistas más asquerosos e irredimibles de la historia del cine, probablemente de la ficción. Hasta un protagonista de una novela de Michel Houellebecq palidece ante este excarnicero y expresidiario racista, misógino, violento y maltratador, por nombrar unos cuantos adjetivos aplicables. No dudo que existan personas así en el mundo y entiendo lo que representa el personaje en el contexto del film, pero aún así, creo que bordea la parodia.
'Solo ante todos' funciona como una experiencia cinematográfica digna de ver para creer, pero creo que el director haría mejores (y peores) obras con elementos similares en el futuro. Sorprende también la relevancia de un personaje que parece el padrino de los que hemos visto aflorar en espacios como 4chan. Casi mejor que esta sea una película francesa no muy conocida, porque tiene potencial de biblia incel.
Noé encuentra formas de hacer su película todavía más retorcida en ese acto final, que prácticamente se ríe de la redención final del 'Teniente corrupto' de Abel Ferrara, película a la que 'Solo ante todos' debe mucho, igual que a 'Taxi Driver', con la que comparte muchos puntos en común totalmente deliberados (los monólogos nihilistas, la fantasía constante con un arma, la visita al cine porno, la obsesión con una joven, etc.). Noé se diferencia de Scorsese al no buscar la elegancia. Aquí no hay una banda sonora memorable a cargo de Bernand Herrmann, la banda sonora aquí no tiene casi música y es fea y escandalosa, teniendo réplicas visuales como el zoom que acompaña al sonido de un disparo, un "jump-scare" efectivísimo.
Se le puede echar en cara a Noé que está tan empeñado en provocar que resulta hasta caricaturesco. El discurso nihilista y las acciones del personaje central no están fuera de lugar, porque estamos ante uno de los protagonistas más asquerosos e irredimibles de la historia del cine, probablemente de la ficción. Hasta un protagonista de una novela de Michel Houellebecq palidece ante este excarnicero y expresidiario racista, misógino, violento y maltratador, por nombrar unos cuantos adjetivos aplicables. No dudo que existan personas así en el mundo y entiendo lo que representa el personaje en el contexto del film, pero aún así, creo que bordea la parodia.
'Solo ante todos' funciona como una experiencia cinematográfica digna de ver para creer, pero creo que el director haría mejores (y peores) obras con elementos similares en el futuro. Sorprende también la relevancia de un personaje que parece el padrino de los que hemos visto aflorar en espacios como 4chan. Casi mejor que esta sea una película francesa no muy conocida, porque tiene potencial de biblia incel.
Más sobre Paco Silva
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here