De eso va la historia, de cagarla a base de bien.
Qué puto genio este tío. Qué inteligencia y comprensión de las emociones, de las relaciones, y de los caminos errados, esos que destruyen líneas de tiempo posibles por siempre. Qué poco se engaña y qué seco nos lo presenta.

Si lo prefieres, disfruta del físico y de la estética sexual de los personajes y situaciones, las corridas a la pantalla y las fantasías orgiásticas. Pero la cosa en realidad, va de meter la pata, de joderla hasta el fondo sin remisión, hasta quedar atrapado por el recuerdo, la culpa o la responsabilidad.

Por si acaso el resto nos negásemos a ver la deriva entrópica de las relaciones, tal y como así suelen ser, Noé nos lo tira encima, como un jarro de agua fría, con acostumbrado aislamiento personal y mucho frenesí.
Para la mayoría es un provocador. Pero es un hiperrealista del margen social, ese que olvidamos pronto con las rutinas y convenciiones del día a día. Por eso, (algunos se quejan, con razón) de oir diálogos anodinos, pero es que suelen ser así de tontos. No se suele profundizar en una discusión pasional, que quieres. "...Te quiero, te adoro, te compro un loro".
Un Rosellini contemporáneo, oye.
[B_N]

Una película que inicia desde la mirada masculina, pero consciente de su despotismo. Film duro sobre el romance terminal entre un borracho suicida y una prostituta solitaria.
Nicholas Cage llega a Las Vegas con la intención de beber hasta morir y nada le va a parar. Por el camino encuentra a Elisabeth Shue, quien inesperadamente encuentra en Cage el cariño.
A la pregunta de Sera (Shue): "porqué eres un borracho", Cage responde: "...no lo recuerdo", y solo una vez, le oímos gritar: "...Es mi hijo!.
Frases terribles de fondo This End Up! y The Hole You're In, un cansino Sting de fondo en bucle...y te quieres morir.
Una "bonita" historia de amor cuyo clímax es la más perfecta y triste conjunción de Eros/Thanatos vista en una escena final. No sé porqué, algo recuerda a Teniente Corrupto.
Es remarcable que, es Cage quien gana el Oscar, su papel es el más difícil y la película y en realidad es sobre ella esta historia.

La escena final, como drama narrativo es genial, aunque técnicamente es un desastre. Demasiados planos, alarga en exceso con planos suplementarios consiguiendo que te adelantes a la escena, rompiendo la sorpresa. Demasiadas posiciones de cámara para una escena fija y un timing sobrepasado.

Curiosísima película, con un ciego que ve más que el Hubble. Rodada prácticamente en un hangar lleno de mastodónticas y apabullantes esculturas hyper-realistas 40 años antes que Plensa y murales propios de los montajes de Masaki Kobayashi en "El Más Allá".
El "ciego" en cuestión, al que no se le escapa una (en todo sentido), secuestra a su musa, que pizpireta y descarada (recuerda a Anna Karina en nipón) desprecia a su capturador con engaños.
Ante la imposibilidad de escapar de sus guardianes (incluida la madre posesiva de este) y una vez asumido su rol de cautiva y musa, empatiza de tal manera que no solo es modelo y amante, sino que deviene en escultura misma, hasta convertirse en una venus particular.
De nuevo, es la historia habitual del género, del rapto, el "entrenamiento" y la sumisión voluntaria al macho paternalista y rígido, contada de otra manera más original y estética, con desnudos insinuados, pero menos regodeo con el sexo del habitual en el género Pinky Eiga. Está muy bien, un clásico.

Un melancólico drama Ballardiano por completo, escenificado en una autopsia que bien parece un asunto paranormal o fantasmagórico. Tsukamoto hace un tiempo que maduró técnicamente, ya sabe usar más cosas que los travelings con stop motion y los primeros planos histriónicos, tan característicos de su estilo particular.
Pero sigue en lo suyo, la carne y la mente en múltiples dimensiones, pero sin hacerse el punk ni ocurrir la violencia per se, todo lo contrario.

Esta vez nos ofrece una bella elegía sobre la renuncia, del dolor por dejar atrás. Vivir con la carga del recuerdo y el duelo. En la película sucede la intriga por conocer, a ciencia cierta, qué ocurre en realidad. Si es su propio trauma, o es la casualidad improbable que se insinúa, real. Todo con un ritmo tranquilo (para ser Tsukamoto) apoyado con la posibilidad de un romance, como mano tendida a las segundas oportunidades, cadáver mediante, un personaje del que no sabes como se va a desarrollar.
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El resultado poco fantástico, mantiene su atmósfera onírica, casi poética. Pudo haberlo firmado Cronenberg (Sr), perfectamente.

A ver chiquilines. Ballet Bullet es una película generacional e industrial. Así que quién la vea sin ponerse en esa edad y tesitud, de tribus urbanas, música underground e industrial, cómic underground, video arte performativo y tecnologías analógicas, un CasioTone como fetiche electrónico y poco acceso, mejor que se calle y no opine. Que siga con Tik Tok, es incapaz de entender el cine independiente de una era, ni el valor de la creatividad con un palo y una cuerda.

Las pelis Tsukamoto son lo que son, míticas, es el Kurosawa paroxístico del biopunk de final de siglo.
Si esta peli le parece a alguien inexpugnable narrativamente y que Tsukamoto necesita una Steadycam, como Aznar su bigote raro, ya se puede ir ver una de Marvel y se lo den todo “masticao” con un café del Starbucks y dejar de dar por saco.
El estilo Tsukamoto es fresco y rezuma vitalidad en cada plano, cada escena está cuidada en extremo. Contrapicados entre cables y agua, lluvia monzónica sobre una chica en minifalda de cuero, cabello mojado, empapado, ultraviolencia, neo punk, gomina y los restos de granito de una obra, son clásicos dramáticos muy de Tsukamoto, que entran en tu subconsciente a puñaladas con su fotografía estéticamente brutalista, montaje Pop, estroboscópico y por supuesto, música industrial, que no olvidemos, es generacional.

Supongo que, además no conocerán su obra anterior, hablamos de TETSUO The Iron Man (trilogía ) su obra maestra incontestable, hito de una generación. Porque esta les habría parecido un melodrama de lo más clásico, lineal y con romance final de jolibú, porque es lo que es esta película.
Es el Tsukamoto más clasico, en Tetsuo, en Snake of June, Haze, Ichi the Killer o incluso Kotoko. Ritmo y locura.