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Críticas 27
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
5
10 de diciembre de 2021 2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siento decirlo: me ha defraudado. Algunas cosas me han gustado, pero en general, en la cinta veo cojera, cojera. Hay destellos de buen cine y muchos minutos de mamarrachada.

Voy a empezar por lo malo: La música, horripilante, no pega ni con cola. Alfredo Landa que es un super actor no lo hace nada bien, está de chiste. Algunas escenas me han recordado las películas del prolífico Mariano Ozores, al que seguro, más tarde que pronto le dedicaremos una reverente crítica. Los fundidos a negro suspenden y la puesta en escena no me convence.

Lo mejor: Manuel Lorenzo, Rocky el Barbero, impresionante. Miguel Rellán, el Moro, excelente. José Bódalo, breve aparición del animal escénico. Destacar las estampas de un Madrid con coches y letreros de comercios de la época.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Me da la sensación de que Garci ha recibido influencia no sólo de Ozores. Hay algunas secuencias que me retrotraen al Padrino. La más impactante, de verdad, muy impactante, cuando estalla el coche con la niña dentro. Te deja pasmado. No recuerdo ninguna película del género con esa crudeza. Creo que no la hay. Ahí Garci fue temerario.
24 de noviembre de 2021 2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El último duelo.

“La verdad no importa, sólo el poder de los hombres”
“Uno de los dos miente, que Dios decida quién”

Tomo en préstamo estas dos frases de la película para dar un punto de vista (no se tiene intención de generar opinión, discurso o hecho, no hay brillo ni inclinación en lo dicho) para abordar la conclusión de la pregunta que nos propone finalmente la película de R. Scott, que es, parece ser, de lo que todo el mundo habla. ¿Quién dice la verdad?. Hay dos versiones y la verdad. La verdad corresponde a la dama, se la presupone. Hay que ser caballeros.

El ingenio del director octogenario viene esta vez a caballo… ha conseguido hacer una película semicurada, pero sin remilgos, en la que los actores están a cierta altura y no se caen (en lo más alto Matt Damon que tiene más peso de guión), incluso un Ben Affleck que al principio no sabe a donde mirar acaba haciendo buenas muecas. La productora ha estirado bien el dinero, y no en marketing, ese sí hubiese sido un fallo garrafal (he leído que ha sido un fiasco comercial, pero eso juega a su favor), por tanto, nada que objetar en cuanto a la dirección artística y la fotografía.

Localizaciones e interiores centradas en el marco, mientras el sonido apabullante de las armas blande en las corazas. El sobrio diseño de vestuario se alía con la lenta dramaturgia de la lente, el gris invierno y el corazón roto de la dama. Las chimeneas francesas envuelven los deseos y las conspiraciones. Tímidos haces de luz adornan los tonos sombríos y los crudos diálogos.

Ethos, Pathos y Logos, los tres jinetes aristotélicos encabezan el discurso de la historia. Hay muchos indicios y matices y el lector estará conmigo en que no hay que dejarse llevar por aquello que no se ve. Dicho esto, que es como no decir nadar pero diciendo, he de decir que las pruebas están ahí.

Primero, la rivalidad y la envidia, el odio que se acrecienta entre los escuderos por afán de veto, influencia, posición, y poder, y postreramente por el clamoroso favor de la esposa. Ambos son arrogantes. Jean de Carrouges, orgulloso y obstinado, impetuoso mercenario al servicio del Rey. Jacques Le Gris, es narcisista, vanidoso y adulador, su inteligencia hace caladero en la Corte, granjeándose la valiosa amistad de un noble principal, el primo del Rey.

El hecho que dificulta los caminos separados, las tierras de la dote de la novia, Marguerite. Cuando el escudero Jean accede a casarse con la hija de un noble de muy mala reputación por haber traicionado a la Corona en el pasado, le pide, además de la fertilidad de la hija, casi gran parte de las tierras que posee, incluida una que parece tener sobre el mapa una atracción peculiar y que el padre subrepticiamente intenta excluir del lote, “Vallée de Foucault”, entre montañas, que ese extiende entre ricos pastos, donde Marguerite vivió su evocadora infancia de sueños y lindezas. Finalmente el padre, no se puede negar.

Le Gris conoce de la importancia de este hecho, y dado el odio que ya se tienen (este odio parece tiene su origen en el hecho ciertamente indocumentado de que Carrouges salvó la vida a Le Gris en algún ángulo del fragor de la batalla, cuando el febril matraco golpeaba los cuerpos en movimiento a diestro y siniestro, pues en momentos de furia campal se dan por hechos ciertos de infanterías y caballerías, invenciones a veces inverosímiles, como sabemos bien del nuestro caballero Don Quijote, El de la Triste Figura, y con ello fortuitamente salva el pellejo a Le Gris (Carrouges le mira a los ojos diciéndole en silencio “ te salvé la vida” ), como Le Gris no considera tal renombrada hazaña sino como un accidente casual y sin importancia, un hecho menor, es por ello que está obsesionado en perjudicarle; por tanto a Le Gris hay que considerarlo un insano adversario cegado por la envidia que le provoca la figura de Carrogues) planea arrebatárselo con la ayuda del primo del Rey que ésta en deuda con éste por el ejercicio de remontar sus finanzas; finalmente el conde decreta que aquellas tierras sean para Les Gris.

Ambos dos, a partir de este robo consentido son ciegos rivales y se desean muerte, deshonor y vileza. Pero como en toda comunidad hay reglas que están ligeramente por encima de individuo, y como el radio en el círculo de la Corte es pequeño, y hay gran malestar entre los nobles por esta historia de enemistad y venganza, que pudiera perjudicar incluso a las importantes pujas bélicas que se libraban en el país (Guerra de los Cien Años), ambos por mediación de terceros, forzadamente deciden olvidar agravios, recelos y rencor, y acercar posturas como viejos soldados amigos que eran.

En este momento de la peli, el guion no puede decaer, nos estamos jugando si no premio, si alguna mención en los Oscars. Aparece triunfal el personaje más delicioso de la trama, el cariacontecido ego de una noble cuyo padre le dijo justo antes de casarse “que siempre le sonreiría la fortuna”.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Ella ya se casó sin querer, sin remedio, y después de un tiempo a la frígida sombra de su esposo, sin lograr descendencia, se propició aún más el desinterés de éste por la belleza de ella, lo cual aún más la vaciaba y la hacía sumamente desdichada.

El día de la pública aparición y reconciliación entre los dos escuderos, y después de tres planos reveladores (los tres jinetes aristotélicos), en el que se cruzan las miradas y lo labios entre la dama y el escudero Le Gris, ella más tarde, de forma más bien abierta o descarada, insinúa en petit comité la atracción hacia el escudero, a sabiendas de que él tiene fama de seductor y tiene oídos en derredor. Hay también alguna escena, no recuerdo exactamente en qué lugar del metraje, en la que ella habla de una inesperada pero deseada “petit morte” . Uno habla de lo que quiere. Este trocito de guion es un post-it en fosforito, o es que se ha colado de otra película.

Poco a poco la trama se despliega…y todo empieza a tornarse egocéntrico, confuso y tridimensional…Se creó un paralelismo en una secuencia anterior en la que Jean pierde los estribos cuando su yegua preferida es cubierta por un semental descontrolado, a quien no le estaba reservada. La yegua quedará preñada y encerrada en el establo, hasta que la propia Marguerite intercede en su liberación. Revelador. Otro post-it.
La acción equina se vuelve humana, y en el transcurso de los hechos Marguerite revela la verdad, que ha sido ultrajada.
Después del horrendo hecho, hay una escena no exenta de gran violencia, en la que ella le confiesa que ha sido forzada por el escudero Le Gris, y el esposo, fríamente, como si de alta traición se tratase, la posee arrebatada y fieramente, diciendo que él será el último en consumarla.

Las tres verdades:
Marguerite, con sus rubios cabellos y sus anhelos de femineidad (se encuentra sola y desamparada), con los ecos de libros y frases en latín, seduce inocente, angelical e inconscientemente al sacrílego endemoniado y depravado Le Gris, que acaba urdiendo un plan para acorralarla en la fortaleza, donde acaba produciéndose la escabrosa dominación, la repugnante degradación y el funesto embarazo. Carrogues utiliza la violación para rendir cuentas, sin saber que el hijo que ella espera no es suyo, y preocupado solo por el afán de derrotar por fin a Les Gris en una vieja tradición de honor y justicia, a punto de extinguirse, el combate a muerte por juicio de Dios. Esto supondría deshacerse del estigma de su adversario, recobrar el prestigio y el honor de los Carrogues, y de nuevo el favor del Estamento y del Rey, y recuperar aquello que le fue usurpado, “Vallée de Foucault”, y todo ello bajo la atenta mirada, la gracia y la gloria de Dios.

“Voy a arriesgar mi vida por vos, vais a arriesgar mi vida por salvar vuestro orgullo”. Este detalle cambia el significado de algunos de los elementos. Esto se lo recrimina Marguerite en una escena en el claustro: “Nunca me dijisteis que podría acabar siendo quemada viva”.

En la última escena del combate, cuando Le Gris ha sido desmontado, vencido y está echado en el suelo con la cara hinchada, amoratada, ensangrentada y moribundo, y no hay micrófonos ocultos ni a la vista, Carrouges le ruega por el amor de Dios, por el honor entre caballeros, que diga la verdad de lo que pasó… y él dice en sus últimas palabras aquello que susurra….

La estética del último plano secuencia contrasta diametralmente con el resto de la filmación, en toda la película enardece un riguroso frío. En esta secuencia ciega la cálida luz. Marguerite despliega una sonrisa evocadora mientras contempla al hijo en “Vallée de Foucault”. Y acaba apareciendo en los letreros la siguiente leyenda: “a los pocos años después del juicio murió el marido en las Cruzadas.. y ella nunca se volvió a casar”.
24 de diciembre de 2016 2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película española, con recursos suficientes para convertirse en una película aplaudida por la crítica y por la taquilla.
Poco a poco las producciones del país se van haciendo hueco en las salas de proyección gracias a los guiones compactos, a las buenas sensaciones interpretativas y al buen hacer de técnicos y creativos.
El argumento no transita en el entretenimiento sino más bien en la respiración, y no se trata en absoluto de un producto, sino de una obra.
Conjugando los elementos objetivables , no debemos sino premiar este ejercicio de superación del cine español, que paso a paso, crea galerías de buenas producciones.
10 de enero de 2022 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Huston es uno de los grandes. He visto muchas películas suyas, y todas tienen algo que las hace particularmente inolvidables. Dicen que esta es más floja y mal encaramada... puede ser que lo sea, y qué.....
Nada más comienza la música ya te indica que va a ver altibajos... que no es una filmación corriente.

Podía haber sido mucho más, puede ser...

También al principio, junto con la música, danzan las imágenes de un puzle que se hace y deshace... así es, un puzle con momentos imborrables de actores cuyos nombres e historia todos conocen.

La cinta deja momentos gloriosos, bárbaros, en nuestras retinas, a nuestras espaldas, un sabor que se deslíe como un terrón de azúcar adulterado con stevia.

Tiene tropiezos visuales, un número destacable de imperfecciones, un ritmo irregular, frenético y apagado, pero todo es de gran belleza visual, con muchos guiños... Se puede sentir la respiración y la atmósfera... Se puede sentir en silencio los pensamientos de los personajes.

Las interpretaciones de los actores principales suben y bajan como en una noria, pero son majestuosas, y no dejan lugar a dudas, brillan en el ocaso, y desnudan las emociones más toscas.

El director acostumbrado a las grandes estrellas, sabía que no iba a ser fácil. Las historias personales se cruzan con las vidas retratadas. A Gable le dio un infarto tres días después de terminar el rodaje, y su vida se extinguía poco tiempo después. Monroe, que derrocha vida, decepción, ternura, fragilidad, tristeza y una belleza y una sensualidad irrepetibles sería su última película terminada. Clift, cuyo rostro y talento cicatrizan en esta producción, tan adicto a la vida como a los golpes y al alcohol, repetiría película con Huston (el director quería más de este animal escénico).

Los actores secundarios ejercen una influencia maravillosa en el guion, dejándonos secuencias de una belleza primordial, y un significado transfronterizo. El cine cuenta historias, y estas merecen ser ser contadas. Las imperfecciones crean destellos.

Hay que ver la película, no en su conjunto, sino como teselas. Hay secuencias maravillosas. Y frases... Y miradas... Y deseo... Y pasiones... Las secuencias en el desierto con los caballos salvajes cautivan. La doma y los vaqueros son imágenes soberbias.

Esta cinta no es una cinta corriente, no es cine a la cuadrícula.
"Todos nos estamos muriendo todo el rato", así que no se pueden ir de este vano mundo sin verla al menos una vez.
12 de diciembre de 2021 2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Imaginaros cómo sería la existencia en tiempos de guerra, de represión, de confinamiento, de discriminación. En ésta película lo podemos ver. Se entremezclan realidad y realidad figurada. En la realidad figurada, que será expresada en el desarrollo de la obra de teatro, todos los implicados desean que les aplaudan al final de la obra. Llevan representando la obra muchos días pero el público no aplaude. Ese cordón umbilical en el guion me ha gustado. Incluso más importante es para ellos, la propia obra de teatro, como una recreación de ese mundo irreal, donde poder hacer comedia de la vida misma, expresarse a través de la música, etc... muy contrario por supuesto al mundo real, pretensiones y tribulaciones de tenues vidas en un infernal escenario llamado Gueto donde la existencia está a merced de momentos inciertos. El comandante alemán está dispuesto a matar solamente por el hecho de que no rían cuando él quiera que rían.

A destacar el trabajo de los camarógrafos, en los planos secuencia y en aquellos que terminan en primeros planos logrando crear una atmósfera intencional, muy vívida. La cinta técnicamente creo que está muy lograda, en el intercambio de ambientes, en los vaivenes lumínicos, los personajes van mudando. Asusta la fortaleza que tienen para poder realizar una función de teatro cómico-musical cuando sus vidas realmente se están desmoronando.

Una cinta en la que se respira éter poético y adversidad. Con una actriz principal, Clara Rugaard, que podría hacer si quisiera más de un papel porque tiene talento a raudales, y, una segunda actriz que bien podría ser la protagonista envejecida treinta años después, cuyas frases de guion dejan certezas como ésta: "lo importante no es amar, sino que te amen", "niña".

La música como BSO y en las voces de los protagonistas no sólo hace sino apuntalar la calidad de la cinta. La música es como el velo que cubre la faz de una hermosa mujer, es como el sombrero en el duelista antes de enfrentarse con la espada del retador.

"El amor en su lugar", me parece un título precioso que describe muy bien que lugar ocupa este sentimiento si se compara con el instinto de supervivencia o con el de la extinción.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
A mí, particularmente, la escena final, cuando sale Clara al escenario a cantar, me parece una secuencia bellísima, reveladora... Tiene profundidad, intimidad, y te deja buen sabor de boca después de todo lo que sufren los cuatro personajes principales (los tres amantes y la niña). Es como un halo de belleza entre grotescos aspavientos. Éste director sabe hacer cine.
Ahh!! y no aplauden en la obra, porque no pueden hacer más ruido que golpear levemente con los pies sobre el tablado. Cuando el comandante alemán entra en el auditorio en busca de los impresores de panfletos que a escondidas los entregan entre la multitud de espectadores, y se acomoda en un asiento, viendo que la obra es una comedia, fresca y divertida, posponiendo la captura de éstos, provoca que finalmente, el público sí aplauda, ya sin el miedo de ser descubiertos por los nazis, que se marcharon después de que el comandante matara al supuesto cabecilla de la resistencia (que no quiere decir otra cosa, sino que sabían quién era, por lo que se da a entender que entre los judíos había también delatores...), dejando palpable la cruda y aplastante realidad más allá de los bastidores y de la ensoñación que provoca la obra entre actores y público.
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