Me meto en el cine. Veo a Daniel Day-Lewis. Me ponen música. Y además aparecen un montón de tías buenas bailando para mí.

¿Cómo no voy a decir que la peli es buena? ¿Que no se puede comparar con Ocho y medio? ¿Y qué? La intención no es hacer un ejercicio de autobúsqueda, ni divagar sobre los mecanismos del genio. Ni siquiera hacer la mejor película del siglo XXI. Rob Marshall intenta hacerme pasar un rato agradable, con una película entretenida.

Los números musicales parecen anuncios, sí; pero anuncios de los que gusta ver.

Ya digo, sólo me faltaba una cosa.

Ese sombrero busca a Hammet. Lo encuentra.

La película juega con la realidad y la ficción. Normalmente esas pelis, las vemos los tíos cuando nuestras chicas van al aerobic. Ya sabéis: El club de la lucha, Origen, Memento y todas esas locuras.

Pero hay una novedad: ésta es para chicas. Ellas vuelan, se doblan, se desdoblan y hacen piruetas varias. También hay sangre. Y cicatrices.

Sin duda, lo mejor (escenas morbosas aparte) es la interpretación de la ENORME Natalie Portman. No canta, tal vez no baile, pero actúa. ¡Y cómo actúa! No se la pierda.

Garci me dijo una vez que sabía que no haría una obra maestra. Woody Allen también lo ha dicho alguna vez. Se equivocaban ambos.
Los diálogos de esta película tienen más calidad literaria que la mayoría de "besselers" que hay en los escaparetes de nuestras librerías.
Las interpretaciones, la música, la fotografía, los paisajes, son un regalo.
Una película inteligente y sensible. Obra maestra.

Sale Christina Hendricks. Es lo mejor que se puede decir de esta película. Y Keanu Reeves (si te gusta).
Dos músicas de horas inaguantable con miradas de modelo perdida y lejana. La estado sumo languidez en. Tal vez una azada a las campo en el dos de la tarde. Para el director, sobre todo. En fin,muy todo enigmático. El vacío. El vacío en la imaginación de alguien.
Me recuerda a la frase de aquella peli de Darín:
-Tenés algo de Córtazar, vos.
-Sí. Un póster.
Pues eso, pero de David Lynch.