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8
16 de septiembre de 2017
16 de septiembre de 2017
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Presupuesto bajo, actores desconocidos...Como compensación un film muy bien llevado, verdaderamente la acción te envuelve por todas partes, es una angustia que te invade hasta el final del film. Los actores, los náufragos, son tan reales que te encuentras entre ellos como uno más. Un nudo te oprime la garganta y oteas el inquieto horizonte marino con las pupilas dilatadas buscando el peligro que se cierne.
La situación es tan real que el actor que parecía más decidido y comandaba el grupo de náufragos, encaraba al tiburón que les acosaba. Situación que se parecía bastante a la relatada en algunos de los documentales de expertos filmando tiburones, en los que se afirmaba que nunca había que darles la espalda. Parece que estos depredadores, en la realidad, nunca atacan de forma directa, ni a un grupo de bañistas, sino estudiando pacientemente la vulnerabilidad de la presa. Incluso el hecho de que uno de los náufragos, la chica que se hace una herida en el pie, es determinante en el planteamiento de la acción.
En definitiva una buena película, sin efectismos, muy real. Recomendable.
La situación es tan real que el actor que parecía más decidido y comandaba el grupo de náufragos, encaraba al tiburón que les acosaba. Situación que se parecía bastante a la relatada en algunos de los documentales de expertos filmando tiburones, en los que se afirmaba que nunca había que darles la espalda. Parece que estos depredadores, en la realidad, nunca atacan de forma directa, ni a un grupo de bañistas, sino estudiando pacientemente la vulnerabilidad de la presa. Incluso el hecho de que uno de los náufragos, la chica que se hace una herida en el pie, es determinante en el planteamiento de la acción.
En definitiva una buena película, sin efectismos, muy real. Recomendable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El final es desgarrador, se premia con la vida a uno de los supervivientes: la chica comentada anteriormente. Por el contrario el otro superviviente, el hombre que se había sacrificado por los demás, sucumbe ante el depredador, ya casi pisando la isla salvadora de los corales.
Después de tanta angustia, nos hubiera gustado que ambos se hubiesen salvado. Pero el desenlace es lo que casi siempre ocurre en la vida real.
Después de tanta angustia, nos hubiera gustado que ambos se hubiesen salvado. Pero el desenlace es lo que casi siempre ocurre en la vida real.
15 de agosto de 2015
15 de agosto de 2015
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Walerian Borowczyk es para algunos un hortera y cursi realizador mientras que para otros es un director de culto. La apertura de la censura en la década de los setenta cristalizó, a través de su amplia filmografía, en trabajos orientados a temas eróticos de contexto más o menos histórico-moralista que hicieron el agosto en nuestro país, como Cuentos inmorales (1974), La bestia (1975), Interior de un convento (1978), Tres mujeres inmorales (1979), etc. Por ejemplo, La bestia (1975) como pieza separada de Cuentos inmorales (1974), en el proyecto inicial, es la que más crudeza desarrolla: aparece una bella joven hija del propietario de la mansión, copulando con un mayordomo negro que al retirarse de la mujer, nos retrotrae mentalmente a una escena al principio de la película, preparada por el cineasta, presentando una copulación entre caballos en el patio de las cuadras. O la escena en que la bestia persigue a una joven llena de encajes por el bosque hasta poseerla, escena que se completa con una masturbación con los piececitos cubiertos de blancos calcetines de la joven, al primate en cuestión. Y para redondear, se presenta la eyaculación del enorme monstruo, en primer plano.
Tres mujeres inmorales (1979) son tres cuentos que radican en distintas épocas, unidos en un mismo film. La primera historia nos lleva a las relaciones amorosas de Rafael, el pintor renacentista, con Margarita, la fornarina (panadera), así llamada por ser hija del panadero. Si ya de por sí los acontecimientos que rodearon la vida del pintor fueron siempre novelescos, no menos lo fueron los misterios en torno a su muerte, acaecida con tan sólo 37 años, aderezados además por la imaginación de Borowczyk. Tal vez unas “simples” fiebres tifoideas mal tratadas, enervaron las leyendas urbanas de una muerte producida por excesos en la actividad sexual, o por envenenamiento. Tal vez, simples conjeturas.
Rafael supo plasmar fielmente en sus cuadros la personalidad de los modelos que posaban para sus pinceles. La belleza de la fornarina es indiscutible pero es superada, sin lugar a duda alguna, por la sensualidad y encanto de Marina Pierro, ensalzados por la luminosa fotografía del omnipresente del director, Bernard Daillencourt. Walerian se explaya al saturarnos en este pasaje de un esteticismo calificado como obsesivo por sus detractores o complaciente para otros.
El siguiente episodio, basado en el corto relato La sangre del cordero del escritor André Pieyre de Mandiargues, nos presenta a una joven mozuela, casi una niña, que corretea detrás de un precioso conejo blanco en un verde y luminoso prado que rodea su casa. No, no es Alicia preguntando al conejo huidizo por el sombrerero loco; se trata de Marcelina que desata su sexualidad en juegos eróticos con el animalito.
El desenlace de la historia llega cuando descubrimos que toda la familia, incluida la niña, son unos voraces “cuniculúfagos”. Es cuando el erotismo inocente deja paso a los comportamientos más psicopáticos del ser humano.
La tercera historia, quizás la más atípica, pero plagada de las mismas obsesiones del director: erotismo extemporáneo y bestialismo, como desviaciones parafílicas de la mujer, nos expone en este caso su cristalización en el personaje de María que ha sido objeto de un violento secuestro.
Tres mujeres inmorales (1979) son tres cuentos que radican en distintas épocas, unidos en un mismo film. La primera historia nos lleva a las relaciones amorosas de Rafael, el pintor renacentista, con Margarita, la fornarina (panadera), así llamada por ser hija del panadero. Si ya de por sí los acontecimientos que rodearon la vida del pintor fueron siempre novelescos, no menos lo fueron los misterios en torno a su muerte, acaecida con tan sólo 37 años, aderezados además por la imaginación de Borowczyk. Tal vez unas “simples” fiebres tifoideas mal tratadas, enervaron las leyendas urbanas de una muerte producida por excesos en la actividad sexual, o por envenenamiento. Tal vez, simples conjeturas.
Rafael supo plasmar fielmente en sus cuadros la personalidad de los modelos que posaban para sus pinceles. La belleza de la fornarina es indiscutible pero es superada, sin lugar a duda alguna, por la sensualidad y encanto de Marina Pierro, ensalzados por la luminosa fotografía del omnipresente del director, Bernard Daillencourt. Walerian se explaya al saturarnos en este pasaje de un esteticismo calificado como obsesivo por sus detractores o complaciente para otros.
El siguiente episodio, basado en el corto relato La sangre del cordero del escritor André Pieyre de Mandiargues, nos presenta a una joven mozuela, casi una niña, que corretea detrás de un precioso conejo blanco en un verde y luminoso prado que rodea su casa. No, no es Alicia preguntando al conejo huidizo por el sombrerero loco; se trata de Marcelina que desata su sexualidad en juegos eróticos con el animalito.
El desenlace de la historia llega cuando descubrimos que toda la familia, incluida la niña, son unos voraces “cuniculúfagos”. Es cuando el erotismo inocente deja paso a los comportamientos más psicopáticos del ser humano.
La tercera historia, quizás la más atípica, pero plagada de las mismas obsesiones del director: erotismo extemporáneo y bestialismo, como desviaciones parafílicas de la mujer, nos expone en este caso su cristalización en el personaje de María que ha sido objeto de un violento secuestro.

6,1
16.075
7
31 de marzo de 2014
31 de marzo de 2014
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El otro día tuvimos la enésima oportunidad de ver Juana la Loca por televisión. La película a mi modo de entender cumple con su cometido de entretener al espectador. Todo se ha dicho en los comentarios vertidos en Filmaffinity sobre la falta de rigor histórico del film, por ejemplo lo del personaje Beatriz de Bobadilla, que realmente fue dama de honor de la madre reina, Isabel la Católica, pero que en este caso hay otro personaje con el mismo nombre y función, junto a Juana. Pero son tantos los personajes documentados a lo largo de la historia con ese nombre, y si no que se lo pregunten a los canarios, que hace difícil declinarse por lo que ha querido expresar Aranda. Desde luego nada que ver con una bella mora, como se nos presenta en la ficción, interpretada por la escultural Manuela Arcuri, rememorando a Aldara, la morita esclava de Locura de Amor, de Orduña, con una jovencísima y bellísima Sarita, luego Sara Montiel. Yo las faltas de rigor las centraría en los aspectos de los personajes: alguien puede imaginar que, a juzgar por los lienzos de la época, Isabel la Católica tuviese ni siquiera un ligero parecido con Michelle Jenner, o la que ahora nos ocupa con Pilar López de Ayala ¡por favor! Un detalle, es que no sabemos que en aquella época ya Cristóbal Colón importó de América un frigorífico, para fabricar perfectos cubitos de hielo (no nieve), con los que servir el famoso vaso de agua que Felipe, desoyendo a su mamá, bebió todo sudoroso y claro no fue necesario envenenarlo.
29 de octubre de 2018
29 de octubre de 2018
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un pestiño de tomo y lomo.
Además el actor Christian Clavier como siempre sobreactuando, como ya lo hizo notablemente en Napoleón, y, sobre todo, en Los Miserables. Por si fuera poco un guion inexistente y un director muy conocido en su casa a la hora de cenar. Y se acabó: pufff...
Además el actor Christian Clavier como siempre sobreactuando, como ya lo hizo notablemente en Napoleón, y, sobre todo, en Los Miserables. Por si fuera poco un guion inexistente y un director muy conocido en su casa a la hora de cenar. Y se acabó: pufff...
5
17 de abril de 2016
17 de abril de 2016
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El film da justo lo que se esperaba. No hay que buscar tres patas al gato, ni doscientos dientes al cocodrilo.
El veterano Michael Madsen, se luce en su papel de duro especialista, acostumbrado a estas lides con animales salvajes, depredadores y otros "bichos": Kill Bill, Species, ...y un largo etcétera.
¿No es mejor admirar la película desde su lado vistoso? La atlética Sherry Edwards, bellísima, interpretando a la joven agente de la protectora de animales. La espectacular Deedee Kumphasee, jovencísima y preciosa belleza exótica. Otra bonita chica es la amiga del protagonista encargado del zoo. Y así un ramillete al que se unen el ya mencionado protagonista, Peter Tuinstra, y su joven amigo Scott Hazell, en un entorno de playas paradisíacas en el que el único aguafiestas es el cocodrilo. Pero debo admitir, que a mí el saurópsido arcosaurio de la película, me importa un pepino.
El veterano Michael Madsen, se luce en su papel de duro especialista, acostumbrado a estas lides con animales salvajes, depredadores y otros "bichos": Kill Bill, Species, ...y un largo etcétera.
¿No es mejor admirar la película desde su lado vistoso? La atlética Sherry Edwards, bellísima, interpretando a la joven agente de la protectora de animales. La espectacular Deedee Kumphasee, jovencísima y preciosa belleza exótica. Otra bonita chica es la amiga del protagonista encargado del zoo. Y así un ramillete al que se unen el ya mencionado protagonista, Peter Tuinstra, y su joven amigo Scott Hazell, en un entorno de playas paradisíacas en el que el único aguafiestas es el cocodrilo. Pero debo admitir, que a mí el saurópsido arcosaurio de la película, me importa un pepino.
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