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Críticas ordenadas por utilidad
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6,8
41.246
9
20 de octubre de 2017
20 de octubre de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estrenada allá por 2013, cuando en España aún estábamos sumidos en los negros abismos de la crisis, y descubríamos día sí día también nuevos casos de corrupción de nuestra clase gobernante. El entorno realmente no era el más propicio para sentir empatía ninguna por el personaje de una niña pija, rica y parásita que los azares del destino habían despojado de su privilegiada e inmerecida posición social para lanzarla a la común mediocridad diaria de millones de esforzados trabajadores que mejor o peor sobrellevan una humilde y poco glamourosa existencia.
Una de las genialidades de nuestro director favorito consiste en que de vez en cuando (en realidad, con bastante frecuencia) sabe cambiar repentinamente el registro y sorprendernos con obras que no son lo que esperábamos ver. Uno va a ver las pelis de Woody Allen con las expectativas altas, muy altas. A menudo, con ideas preconcebidas, también. Esperamos repetir los placeres que nos produjo el visionado de tal o cual de sus obras anteriores. Quizá esperamos un remake o una continuación. Y de hecho, a veces sucede que el viejo maestro vuelve a sus lugares comunes, a su estilo de siempre, a insistir en alguna de sus fijaciones, y entonces hay quien le acusa de repetirse, de estar acabado, de hablar siempre de lo mismo.
Blue Jasmine fue para mi una película sorprendente, incómoda, un tanto decepcionante. Aún reconociendo la calidad de ciertos planteamientos, ciertas escenas, el argumento en general me chocó. En esto la sensación fue similar a la de Match Point. Y por otro lado, algunas escenas que inciden en la vertiente cómica de la trama me parecieron un tanto burdas, los personajes un tanto exagerados.
Varios años después he vuelto a verla. Y, como el buen vino, veo que ha ganado con el tiempo. Como muchas grandes obras, hay que verlas varias veces para apreciarlas. Y este es uno de esos ejemplos.
Ha sido en esta ocasión cuando he apreciado realmente el impresionante trabajo de Cate Blanchett, el exquisito montaje en forma de flash backs, las cuidadas ambientaciones marca de la casa, el milimetrado argumento, la minuciosa deconstrucción de las circunstancias de una persona desde la cumbre al abismo.
En conjunto, una obra maestra... otra más.
Gracias Woody.
Una de las genialidades de nuestro director favorito consiste en que de vez en cuando (en realidad, con bastante frecuencia) sabe cambiar repentinamente el registro y sorprendernos con obras que no son lo que esperábamos ver. Uno va a ver las pelis de Woody Allen con las expectativas altas, muy altas. A menudo, con ideas preconcebidas, también. Esperamos repetir los placeres que nos produjo el visionado de tal o cual de sus obras anteriores. Quizá esperamos un remake o una continuación. Y de hecho, a veces sucede que el viejo maestro vuelve a sus lugares comunes, a su estilo de siempre, a insistir en alguna de sus fijaciones, y entonces hay quien le acusa de repetirse, de estar acabado, de hablar siempre de lo mismo.
Blue Jasmine fue para mi una película sorprendente, incómoda, un tanto decepcionante. Aún reconociendo la calidad de ciertos planteamientos, ciertas escenas, el argumento en general me chocó. En esto la sensación fue similar a la de Match Point. Y por otro lado, algunas escenas que inciden en la vertiente cómica de la trama me parecieron un tanto burdas, los personajes un tanto exagerados.
Varios años después he vuelto a verla. Y, como el buen vino, veo que ha ganado con el tiempo. Como muchas grandes obras, hay que verlas varias veces para apreciarlas. Y este es uno de esos ejemplos.
Ha sido en esta ocasión cuando he apreciado realmente el impresionante trabajo de Cate Blanchett, el exquisito montaje en forma de flash backs, las cuidadas ambientaciones marca de la casa, el milimetrado argumento, la minuciosa deconstrucción de las circunstancias de una persona desde la cumbre al abismo.
En conjunto, una obra maestra... otra más.
Gracias Woody.
5
1 de octubre de 2014
1 de octubre de 2014
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Claros y sombras en esta película innegablemente francesa. Muy difícil identificarse con personajes carne de psiquiatra. Aparte de contemplar la mansión de diseño de los acaudalados protagonistas, las ideas centrales de la película - la crisis existencial de la madurez, la decadencia de la relación de pareja - se diluyen en comportamientos sin sentido. No obstante, algunas ideas y frases quedan en la memoria.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El protagonista es un paralítico emocional, bueno, hasta ahí podríamos aceptarlo, no es el único. Pero además es un borde: desde el primer momento muestra una hostilidad maleducada hacia la chica. Luego la chica demuestra ser una neurótica, y por lo visto más cosas, según cuenta ese final un tanto absurdo.
La relación con su mujer está descrita de forma muy superficial. Ella se limita a estar ahí, aburriéndose y languideciendo, él se limita a trabajar y no hacerle ni puto caso. ¿alguna vez hubo algo entre esas dos personas?
En cuanto a la relación con la chica, pasa de repente de la hostilidad a la una especie de amor paterno filial. "Me conmovía", les dice a los policías. Bien, podemos entenderlo, le hace pensar en las vidas que podía haber vivido en lugar de la suya. Y ahí queda todo, la chica muere y ellos siguen en ese languidecer juntos, mientras él oye embobado la canción que le recuerda lo que pudo ser y no fue.
El amigo psiquiatra, muy a su pesar, tiene mucho trabajo que hacer con todos ellos…
"Has tenido demasiada suerte en la vida", le dice… Pero - añado yo - para ser feliz, importa mucho más la esencia de uno mismo que su circunstancia...
La relación con su mujer está descrita de forma muy superficial. Ella se limita a estar ahí, aburriéndose y languideciendo, él se limita a trabajar y no hacerle ni puto caso. ¿alguna vez hubo algo entre esas dos personas?
En cuanto a la relación con la chica, pasa de repente de la hostilidad a la una especie de amor paterno filial. "Me conmovía", les dice a los policías. Bien, podemos entenderlo, le hace pensar en las vidas que podía haber vivido en lugar de la suya. Y ahí queda todo, la chica muere y ellos siguen en ese languidecer juntos, mientras él oye embobado la canción que le recuerda lo que pudo ser y no fue.
El amigo psiquiatra, muy a su pesar, tiene mucho trabajo que hacer con todos ellos…
"Has tenido demasiada suerte en la vida", le dice… Pero - añado yo - para ser feliz, importa mucho más la esencia de uno mismo que su circunstancia...

7,1
22.949
10
26 de marzo de 2014
26 de marzo de 2014
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
De nuevo una obra maestra de Woody Allen. En esta ocasión su fértil imaginación nos regala, ni más ni menos, que ... una tragedia griega! Pero, tal y como le gusta a Woody retorcer y burlarse de la seriedad de los iconos culturales, nos convierte la tragedia en comedia, con su fino humor del absurdo, siguiendo la tradición de sus grandes ídolos, los hermanos Marx.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Así, vemos por ejemplo a los circunspectos miembros del coro griego contorsionarse en bailes desaforados o al corifeo abandonar su pose trascendente y buscar la complicidad del protagonista para averiguar si el personaje de Mira es bueno en la cama.
El tema de fondo de la película es ni más ni menos que la incompetencia de los dioses, es decir, de nuevo cómo el azar gobierna nuestras vidas, hasta tal punto que los antiguos atribuian las veleidades del destino a los caprichos pasionales de una corte de dioses mitológicos.
Así, el personaje de Woody se empeña en encontrar un sentido al destino de su hijo adoptado, tratanto de encontrar en su arbol genealogico una explicación genética al supuesto talento del niño, que le permita contemplar su futuro con optimismo. Sin embargo, tan sólo encuentra un absurdo sin sentido en las desastrosas historias de sus ancestros, según le revela la madre biológica.
Enfatizando el aire de comedia, Allen nos presenta personajes caricaturizados, el boxeador y la prostituta, que nos brindan desternillantes diálogos y frases memorables.
Como de costumbre, la trama incluye una relación de pareja en dificultades, con las consiguientes atracciones paralelas e infidelidades. Curiosamente, en estos años posteriores a su separación de Mia Farrow, son varias las películas en las que los matrimonios consiguen superar las crisis y permanecer juntos, quizá un canto al optimismo que no encuentra en su vida real o que quizá espera encontrar en su nueva y al parecer definitiva relación.
En ese sentido, el título de la película y su final nos quiere mostrar cómo, gobernando por encima del azar sin sentido, la poderosa diosa del amor, Afrodita, consigue en ocasiones bellas victorias en las que un manto de calidez se extiende entre los humanos. Ese es para mí el sentido del número musical final, en el que sin embargo nuestro director no renuncia a su proverbial ironía con la imagen de los macarras también disfrutando como inocentes niños en el partido de basket.
Y como ilustración de las ironías del destino, esa escena magistral del encuentro final de Mira y Allen, cada uno ocultando que el niño que tienen es hijo del otro. Genial.
El tema de fondo de la película es ni más ni menos que la incompetencia de los dioses, es decir, de nuevo cómo el azar gobierna nuestras vidas, hasta tal punto que los antiguos atribuian las veleidades del destino a los caprichos pasionales de una corte de dioses mitológicos.
Así, el personaje de Woody se empeña en encontrar un sentido al destino de su hijo adoptado, tratanto de encontrar en su arbol genealogico una explicación genética al supuesto talento del niño, que le permita contemplar su futuro con optimismo. Sin embargo, tan sólo encuentra un absurdo sin sentido en las desastrosas historias de sus ancestros, según le revela la madre biológica.
Enfatizando el aire de comedia, Allen nos presenta personajes caricaturizados, el boxeador y la prostituta, que nos brindan desternillantes diálogos y frases memorables.
Como de costumbre, la trama incluye una relación de pareja en dificultades, con las consiguientes atracciones paralelas e infidelidades. Curiosamente, en estos años posteriores a su separación de Mia Farrow, son varias las películas en las que los matrimonios consiguen superar las crisis y permanecer juntos, quizá un canto al optimismo que no encuentra en su vida real o que quizá espera encontrar en su nueva y al parecer definitiva relación.
En ese sentido, el título de la película y su final nos quiere mostrar cómo, gobernando por encima del azar sin sentido, la poderosa diosa del amor, Afrodita, consigue en ocasiones bellas victorias en las que un manto de calidez se extiende entre los humanos. Ese es para mí el sentido del número musical final, en el que sin embargo nuestro director no renuncia a su proverbial ironía con la imagen de los macarras también disfrutando como inocentes niños en el partido de basket.
Y como ilustración de las ironías del destino, esa escena magistral del encuentro final de Mira y Allen, cada uno ocultando que el niño que tienen es hijo del otro. Genial.

6,4
24.664
4
15 de septiembre de 2016
15 de septiembre de 2016
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llega la entrega anual del ya octogenario Allen, la última de una larga serie que, a pesar de los altibajos, ha mantenido a través de los años un asombroso nivel de calidad prácticamente inigualado por ningún otro cineasta en la historia del cine.
Os recuerdo la lista de las últimos años, para que podáis corroborarlo:
Match Point (2005)
Scoop (2006)
Cassandra’s Dream (2007)
Vicky Cristina Barcelona (2008)
Whatever Works (2009)
You will meet a tall dark stranger (2010)
Midnight in Paris (2011)
To Rome with Love (2012)
Blue Jasmine (2013)
Magic in the Moonlight (2014)
Irrational Man (2015)
Yo de ahí saco al menos seis películas excelentes... ¿de qué otro realizador puede decirse lo mismo en diez años?
No obstante, películas decepcionantes ha habido unas cuantas, y posiblemente ésta sea una de ellas. Confieso que el trailer de la película era prometedor, parecía que Woody había sabido conjugar una vez más el cóctel de diversidad de temas, sensibilidad en la descripción de personajes y relaciones y toques de comicidad con que nos ha fascinado durante décadas. Pero ay! me temo que en esta ocasión, como ya sucedió el año pasado, Woody ha vuelto a fracasar en su ejercicio anual.
Como muchas veces han dicho ya sus críticos, este empeño en entregar ritualmente una película por año roza ya el tinte de lo absurdo. Sus películas fallidas dan la sensación de hechas con desgana, a partir de una idea básica poco trabajada, de un brote de inspiración que, bien desarrollado, con calma, con un buen estudio de personajes y un guión bien fermentado, aderezado con chistes de buena cosecha, seguramente resultaría en una película de calidad, con los toques geniales que tantas veces ha mostrado en su carrera. Pero no, parece que coge su idea básica, echa mano de unos cuantos recursos ya gastadísimos de su vasta y a menudo repetitiva filmografía y despacha el asunto deprisa y corriendo como si se tratara de un abuelete que explica una anécdota rápida en la sobremesa de la cena familiar.
Particularmente enervante encuentro la costumbre que está adoptando en varias de sus últimas películas de incluir un narrador que nos explica innecesaria y torpemente el transcurso del acontecimientos y el discurrir de los protagonistas. Una de las delicias del lenguaje cinematográfico consiste precisamente en ese ejercicio de voyeurismo que realizamos los espectadores, en sacar nuestras propias conclusiones y descubrir, o imaginar las implicaciones, derivaciones, motivaciones y consecuencias de la trama y sus personajes a partir de nuestra posición privilegiada de testigos. Si hay un plasta que se dedica a dárnoslo todo masticado y a explicarnos lo que ya estamos viendo, sólo puede ser debido a que el realizador nos considera estúpidos integrales, a que es consciente de lo mal explicado que está el relato que necesita añadir aclaraciones adicionales, o a simple torpeza y desidia por su parte.
En el spoiler entro en más detalles. Por resumir, os prevengo que no vayáis a verla con muchas expectativas. Si su última entrega “Irrational Man”, ya fue decepcionante, tenía al menos la virtud de una buena idea inicial, la eliminación de una persona por “obligación moral”, algo que a pesar de su pobre desarrollo, se te queda en el recuerdo. En esta ocasión no veo nada digno de perdurar en la memoria. La película consiste básicamente en un extenso ejemplar del “Hola” de los años 30, una historia romántica simple y mal desarrollada, y unos gags sobre judíos y la mafia que no consiguen salvar la función.
Estoy seguro de que si Allen hubiera meditado unos cuantos meses más sobre el guión, los personajes y los diálogos, habría conseguido un producto de mucha más calidad, sin duda.
Os recuerdo la lista de las últimos años, para que podáis corroborarlo:
Match Point (2005)
Scoop (2006)
Cassandra’s Dream (2007)
Vicky Cristina Barcelona (2008)
Whatever Works (2009)
You will meet a tall dark stranger (2010)
Midnight in Paris (2011)
To Rome with Love (2012)
Blue Jasmine (2013)
Magic in the Moonlight (2014)
Irrational Man (2015)
Yo de ahí saco al menos seis películas excelentes... ¿de qué otro realizador puede decirse lo mismo en diez años?
No obstante, películas decepcionantes ha habido unas cuantas, y posiblemente ésta sea una de ellas. Confieso que el trailer de la película era prometedor, parecía que Woody había sabido conjugar una vez más el cóctel de diversidad de temas, sensibilidad en la descripción de personajes y relaciones y toques de comicidad con que nos ha fascinado durante décadas. Pero ay! me temo que en esta ocasión, como ya sucedió el año pasado, Woody ha vuelto a fracasar en su ejercicio anual.
Como muchas veces han dicho ya sus críticos, este empeño en entregar ritualmente una película por año roza ya el tinte de lo absurdo. Sus películas fallidas dan la sensación de hechas con desgana, a partir de una idea básica poco trabajada, de un brote de inspiración que, bien desarrollado, con calma, con un buen estudio de personajes y un guión bien fermentado, aderezado con chistes de buena cosecha, seguramente resultaría en una película de calidad, con los toques geniales que tantas veces ha mostrado en su carrera. Pero no, parece que coge su idea básica, echa mano de unos cuantos recursos ya gastadísimos de su vasta y a menudo repetitiva filmografía y despacha el asunto deprisa y corriendo como si se tratara de un abuelete que explica una anécdota rápida en la sobremesa de la cena familiar.
Particularmente enervante encuentro la costumbre que está adoptando en varias de sus últimas películas de incluir un narrador que nos explica innecesaria y torpemente el transcurso del acontecimientos y el discurrir de los protagonistas. Una de las delicias del lenguaje cinematográfico consiste precisamente en ese ejercicio de voyeurismo que realizamos los espectadores, en sacar nuestras propias conclusiones y descubrir, o imaginar las implicaciones, derivaciones, motivaciones y consecuencias de la trama y sus personajes a partir de nuestra posición privilegiada de testigos. Si hay un plasta que se dedica a dárnoslo todo masticado y a explicarnos lo que ya estamos viendo, sólo puede ser debido a que el realizador nos considera estúpidos integrales, a que es consciente de lo mal explicado que está el relato que necesita añadir aclaraciones adicionales, o a simple torpeza y desidia por su parte.
En el spoiler entro en más detalles. Por resumir, os prevengo que no vayáis a verla con muchas expectativas. Si su última entrega “Irrational Man”, ya fue decepcionante, tenía al menos la virtud de una buena idea inicial, la eliminación de una persona por “obligación moral”, algo que a pesar de su pobre desarrollo, se te queda en el recuerdo. En esta ocasión no veo nada digno de perdurar en la memoria. La película consiste básicamente en un extenso ejemplar del “Hola” de los años 30, una historia romántica simple y mal desarrollada, y unos gags sobre judíos y la mafia que no consiguen salvar la función.
Estoy seguro de que si Allen hubiera meditado unos cuantos meses más sobre el guión, los personajes y los diálogos, habría conseguido un producto de mucha más calidad, sin duda.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Entrando ya en la materia de la película:
- Los personajes son simples y mal dibujados. El trabajo de los actores es trivial, sin que aporten nada a unos roles con poca sustancia.
- El protagonista adolece de los eternos tics de Woody, sin apenas rasgos cómicos más allá de la escena de la prostituta, que tiene algún buen gag pero está estirada en extremo.
- el personaje del tío es esquemático, se comporta como un robot que repite hasta la saciedad el engranaje de verse continuamente interrumpido por saludos y llamadas de celebridades.
- lo mismo puede decirse del personaje del hermano mafioso: robótico. Compárese por ejemplo con el mafioso de “Balas sobre Broadway”. No hay color.
- la relación romántica entre los protagonistas es simple y sólo alcanza un mínimo de sutileza en la escena final del Año Nuevo, aunque el recurso de la evocación mútua durante las campanadas no tiene nada de original y se ha tratado en infinidad de películas, pongamos por ejemplo en “When Harry Met Sally”.
- la protagonista es insulsa. Woody nos tiene que repetir diez veces que es “un ángel caido del cielo” para que nos convenzamos de sus supuestas virtudes. Compárese con otros personajes femeninos de Allen... Annie Hall, Otra Mujer, Interiores, Whatever Works... No hay color.
- Las escenas de seducción son, de tan esquemáticas, ridículas. Allen pretende convencernos de que basta nombrar la palabra “jazz” para que bellas mujeres caigan rendidas a los pies de cualquier mequetrefe.
- La lista verborreica de celebridades del Hollywood de los años 30 acaba resultando cargante. Parece una especie de test de conocimientos de la historia del cine, que al principio divierte pero acaba aburriendo.
Como méritos de la peli sólo destaco:
- Los guiños cinéfilos con las localizaciones y encuadres de escenas famosas del cine. Eso para mí sí es lenguaje cinematográfico y jugar con la inteligencia del espectador. Yo sólo reconocí la playa de “De aquí a la eternidad” pero seguro que los expertos reconocen muchas otras.
- La idea básica de que “la vida es una comedia cuyo guión ha sido escrito por un sádico”. No es una idea muy original, pero todos seguramente podemos sentirnos identificados con la sensación de lo que pudo haber sido y no fue, con la situación de los protagonistas cuyas vidas tomaron rumbos divergentes y se encuentran al pasar los años atrapados en una vida más o menos insatisfactoria, soñando eternamente en la oportunidad perdida del pasado. Era una buena idea, pero torpemente desarrollada.
En resumen... hacia el minuto treinta ya empecé a mirar el reloj.
- Los personajes son simples y mal dibujados. El trabajo de los actores es trivial, sin que aporten nada a unos roles con poca sustancia.
- El protagonista adolece de los eternos tics de Woody, sin apenas rasgos cómicos más allá de la escena de la prostituta, que tiene algún buen gag pero está estirada en extremo.
- el personaje del tío es esquemático, se comporta como un robot que repite hasta la saciedad el engranaje de verse continuamente interrumpido por saludos y llamadas de celebridades.
- lo mismo puede decirse del personaje del hermano mafioso: robótico. Compárese por ejemplo con el mafioso de “Balas sobre Broadway”. No hay color.
- la relación romántica entre los protagonistas es simple y sólo alcanza un mínimo de sutileza en la escena final del Año Nuevo, aunque el recurso de la evocación mútua durante las campanadas no tiene nada de original y se ha tratado en infinidad de películas, pongamos por ejemplo en “When Harry Met Sally”.
- la protagonista es insulsa. Woody nos tiene que repetir diez veces que es “un ángel caido del cielo” para que nos convenzamos de sus supuestas virtudes. Compárese con otros personajes femeninos de Allen... Annie Hall, Otra Mujer, Interiores, Whatever Works... No hay color.
- Las escenas de seducción son, de tan esquemáticas, ridículas. Allen pretende convencernos de que basta nombrar la palabra “jazz” para que bellas mujeres caigan rendidas a los pies de cualquier mequetrefe.
- La lista verborreica de celebridades del Hollywood de los años 30 acaba resultando cargante. Parece una especie de test de conocimientos de la historia del cine, que al principio divierte pero acaba aburriendo.
Como méritos de la peli sólo destaco:
- Los guiños cinéfilos con las localizaciones y encuadres de escenas famosas del cine. Eso para mí sí es lenguaje cinematográfico y jugar con la inteligencia del espectador. Yo sólo reconocí la playa de “De aquí a la eternidad” pero seguro que los expertos reconocen muchas otras.
- La idea básica de que “la vida es una comedia cuyo guión ha sido escrito por un sádico”. No es una idea muy original, pero todos seguramente podemos sentirnos identificados con la sensación de lo que pudo haber sido y no fue, con la situación de los protagonistas cuyas vidas tomaron rumbos divergentes y se encuentran al pasar los años atrapados en una vida más o menos insatisfactoria, soñando eternamente en la oportunidad perdida del pasado. Era una buena idea, pero torpemente desarrollada.
En resumen... hacia el minuto treinta ya empecé a mirar el reloj.

5,8
67.234
9
27 de febrero de 2014
27 de febrero de 2014
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me gusta ir a contracorriente, y por tanto me decido a escribir una crítica en favor de esta película tan injustamente denostada. Es curiosísimo como a la gente de repente le brota el fervor patrio y se ofende porque el bueno de Woody no haya retratado de forma fidelísima lo que cada cual considera que debería ser la imagen real de su sacrosanta tierra.
Bien, da la casualidad de que a nuestro amigo le traen al pairo los documentales de la idiosincrasia social y geográfica del terruño. Las ciudades son para él decorados urbanos y no pretenden ser otra cosa, teñidos de una serie de referencias culturales más o menos universales. Así es que si la Barcelona que sale en la peli es una Barcelona de postal, no lo es menos el Manhattan de la mayoría de sus películas, o por supuesto la imagen de Estados Unidos que se empeña en vendernos Hollywood en un bodrio tras otro.
A esto tenemos que sumar el deporte nacional de este país, léase la envidia, los practicantes del cual no perdonarán nunca ni a Penélope ni a Bardem que hayan triunfado en las Américas, y que encima sean guapos y se hayan enrollado juntos. En fin.
Allen es un autor que cuenta historias, hace reflexiones sobre los temas que le interesan y reviste el producto con un envoltorio de música, decorados y estilo a su gusto. Y sorprendentemente o no, año tras año, su producto deleita a una legión de seguidores entre los cuales me cuento.
Así es que localismos españoles aparte, que por cierto, yo considero muy acertados y muy en la línea del resto de sus películas, esta cinta nos habla básicamente de relaciones de pareja, que es el tema estrella de toda su filmografía. Relaciones de todos tipos y en todas sus fases. Desde la seducción, la consumación, la estabilidad, la inestabilidad, relaciones de conveniencia, relaciones apasionadas, deseos latentes, relaciones múltiples, relaciones a tres bandas, relaciones experimentales, relaciones muertas, relaciones terminadas y resucitadas.
Decenas de reflexiones y situaciones son mostrados en 90 minutos por el genio del artista, consiguiendo una vez más que salgamos del cine con la sensación de haber visto una película compleja que permite sin dudar varios visionados.
Bien, da la casualidad de que a nuestro amigo le traen al pairo los documentales de la idiosincrasia social y geográfica del terruño. Las ciudades son para él decorados urbanos y no pretenden ser otra cosa, teñidos de una serie de referencias culturales más o menos universales. Así es que si la Barcelona que sale en la peli es una Barcelona de postal, no lo es menos el Manhattan de la mayoría de sus películas, o por supuesto la imagen de Estados Unidos que se empeña en vendernos Hollywood en un bodrio tras otro.
A esto tenemos que sumar el deporte nacional de este país, léase la envidia, los practicantes del cual no perdonarán nunca ni a Penélope ni a Bardem que hayan triunfado en las Américas, y que encima sean guapos y se hayan enrollado juntos. En fin.
Allen es un autor que cuenta historias, hace reflexiones sobre los temas que le interesan y reviste el producto con un envoltorio de música, decorados y estilo a su gusto. Y sorprendentemente o no, año tras año, su producto deleita a una legión de seguidores entre los cuales me cuento.
Así es que localismos españoles aparte, que por cierto, yo considero muy acertados y muy en la línea del resto de sus películas, esta cinta nos habla básicamente de relaciones de pareja, que es el tema estrella de toda su filmografía. Relaciones de todos tipos y en todas sus fases. Desde la seducción, la consumación, la estabilidad, la inestabilidad, relaciones de conveniencia, relaciones apasionadas, deseos latentes, relaciones múltiples, relaciones a tres bandas, relaciones experimentales, relaciones muertas, relaciones terminadas y resucitadas.
Decenas de reflexiones y situaciones son mostrados en 90 minutos por el genio del artista, consiguiendo una vez más que salgamos del cine con la sensación de haber visto una película compleja que permite sin dudar varios visionados.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En particular destacaría la escena de la proposición inicial de Bardem a las dos protagonistas americanas, todo un manual de seducción que Javier interpreta con aplomo y maestría. Scarlett le da una buena réplica y no veo por qué su actuación ha sido criticada por anodina. Su personaje tampoco ofrece muchos más registros, creo que hace un buen papel.
El personaje de Rebecca Hall es algo más complejo y permite un mayor lucimiento, aunque la película no pretende profundizar demasiado en los retratos individuales, sino que se trata más bien de una reflexión sobre las relaciones en general.
En ese sentido, el personaje de Penélope me parece un poco forzado y sus escenas no me convencen, si bien reconozco el mérito de Pe en sacarlo adelante lo mejor posible. Las relaciones tipo amor-odio como la que pretende reflejar forman parte sin duda de los sentimientos universales, sin necesidad de introducir comportamientos esquizofrénicos como los de dicho personaje. Sin duda se trataba de introducir un elemento frívolo para resaltar el aire de comedia de la película, pero no creo esté del todo conseguido.
En cuanto al menage-à-trois, es una interesante composición bien construida aunque demasiado idealizada. Lógicamente una relación así daría tema para varias películas y en ese sentido se puede acusar a Allen de cierta superficialidad, pero como dije al principio, Allen es un transmisor de ideas, y en este caso la historia no es el trío sino más bien las encrucijadas de la vida y la eterna insatisfacción que muchos humanos encontramos en la relaciones y que tantas veces ha reflejado Allen en su obra. Ese pequeño ingrediente que parece faltar en una relación aparentemente perfecta.
Por último, coincido en que el recurso de la voz en off me parece un truco fácil que se podría haber resuelto mejor.
En cuanto a la banda sonora, que suele ser exquisita en todas sus películas, nos deleita esta vez con piezas de guitarra de Albéniz y otras de Juan Serrano, aunque las canciones de Giulia Tellarini no me han entusiasmado.
El personaje de Rebecca Hall es algo más complejo y permite un mayor lucimiento, aunque la película no pretende profundizar demasiado en los retratos individuales, sino que se trata más bien de una reflexión sobre las relaciones en general.
En ese sentido, el personaje de Penélope me parece un poco forzado y sus escenas no me convencen, si bien reconozco el mérito de Pe en sacarlo adelante lo mejor posible. Las relaciones tipo amor-odio como la que pretende reflejar forman parte sin duda de los sentimientos universales, sin necesidad de introducir comportamientos esquizofrénicos como los de dicho personaje. Sin duda se trataba de introducir un elemento frívolo para resaltar el aire de comedia de la película, pero no creo esté del todo conseguido.
En cuanto al menage-à-trois, es una interesante composición bien construida aunque demasiado idealizada. Lógicamente una relación así daría tema para varias películas y en ese sentido se puede acusar a Allen de cierta superficialidad, pero como dije al principio, Allen es un transmisor de ideas, y en este caso la historia no es el trío sino más bien las encrucijadas de la vida y la eterna insatisfacción que muchos humanos encontramos en la relaciones y que tantas veces ha reflejado Allen en su obra. Ese pequeño ingrediente que parece faltar en una relación aparentemente perfecta.
Por último, coincido en que el recurso de la voz en off me parece un truco fácil que se podría haber resuelto mejor.
En cuanto a la banda sonora, que suele ser exquisita en todas sus películas, nos deleita esta vez con piezas de guitarra de Albéniz y otras de Juan Serrano, aunque las canciones de Giulia Tellarini no me han entusiasmado.
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