Entre un 5 y un 6. La película tiene una ingenuidad muy propia de los años 40-50, en el sentido de que nos quiere hacer comulgar con ruedas de molino (falta de coherencia, cuestiones sin concretar, personajes que actúan insólitamente) que no disculparíamos en un film moderno. Sin embargo, hay que reconocer que el personaje de la mula Francis y sus ingeniosos diálogos, cargados de retranca, salvan por completo la película a nivel de comedia, incluso tratándose de una premisa bastante sencilla. En todo caso, ésta genera situaciones muy curiosas, con y sin mula.

Por lo demás, se evidencia que la cinta tiene un presupuesto bastante exiguo (se nota que han usado imágenes de archivo de los documentales de la época de la guerra); los personajes son, en general, arquetipos simplones; y da la impresión de que el doblaje en castellano está poco cuidado, porque aunque las voces y sus tonos empastan perfectamente con sus personajes, a veces suenan a destiempo, o cambian los títulos militares al buen tun-tún.

Aunque la trama sea demasiado enrevesada y seguramente poco coherente (sobre todo conforme avanza) y el final caótico y poco creíble, la atmósfera, las buenas actuaciones (en especial la de Owen) y la premisa inicial hacen que sea una serie que merece la pena ver.

Lo mejor: los diálogos afilados e ingeniosos.
A destacar: cómo este buen cine negro coge la atmósfera social del entorno. En este caso, una Francia en posguerra mundial, y aún traumatizada con Argelia.

Tendrás que mantenerte atento para no perderte nada durante cinco capítulos y medios: después, no aspires a entender el final (o, si eso te va a molestar mucho, no la empieces).

Esta película no será recordada por tener la mejor trama (deja demasiados cabos sueltos, o aspectos inverosímiles), ni tampoco por sus actores, a pesar de que varios son muy interesantes (Marvin, Hurt en uno de sus mejores papeles, Dennehy, Pacula, Elphic o Griffiths) y Apted les saca su mejor versión. Eso sí, goza de dos aspectos muy bien logrados: 1) una ambientación poco común (la Rusia soviética de los 80, con una serie de derivadas que eran factibles en pocos más sitios), y 2) una atmósfera muy bien conseguida tanto a nivel de música, escenografía, sentido de la intriga... Las dosis de violencia, soterrada o explícita, son bastante atrayentes, desde el entusiasmo de los que trabajan con cadáveres hasta la brutalidad de ciertos personajes.

En definitiva, entre un 6 y un 7. No es inolvidable, pero sí llama la atención.

Entre un 6 y un 7. Aunque en apariencia una comedia ligera sin más trascendencia, en el fondo habla de cuestiones profundas como las elecciones vitales, la forma en que nos controlan los estados, y la salud de la democracia de ciertos países en apariencia ejemplares. Aparte, es una buena comedia que mezcla ámbitos que casan tan poco como el ejército y el teatro. Además, tiene buen ritmo y no decae en ningún momento.

En Suiza ha debido de causar impacto porque habla de hechos históricos que no les gusta recordar. Sin embargo, también puede disfrutarla un público extranjero.

Entre un 5 y un 6. La peli manda un buen mensaje acerca de la dificultad de ser homosexual en un entorno afroamericano. Ahora, escoge la peor manera para contarlo, hasta un nivel casi soporífero. La delicadeza no está reñida con la fluidez narrativa, ni el mensaje social con que la historia te mantenga entretenido. Una lección que parece que los Oscars, y el cine, están olvidando últimamente.