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5,0
782
4
10 de diciembre de 2022
10 de diciembre de 2022
14 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
La he visto convencido de que la película iba a estar desposeída de si misma. Si uno ha visto 'Noche de paz, noche de muerte' sabe que la trama del Santa Claus asesino tiende a pasarse de rosca, aunque también cabe que aquella cinta ochentera fuera una excepción y punto. Y aunque aquí hay violencia, es violencia masticable pero sin sabor.
Si alguien ha visto 'Bliss', la anterior de Joe Begos, sabrá que tiene predilección por los personajes jóvenes hipermodernos, con sus sexualizadas exterioridades comunicativas, sus gustos por las drogas y sus más que cuestionables viviendas teniendo en cuenta los oficios que desempeñan. Aquí la primera media hora es bastante representativa de esta tendencia, e igual que me pasó con 'Bodies, bodies, bodies', este tipo de personajes me da muchísima grima. Tal vez sea porque tenemos a esta generación delante de nuestras narices y el cinismo con el que me lo representan tiene tan poco de aleccionador que te da la sensación de estar viendo siempre un episodio de Black Mirror donde no hay remate final. No hay moraleja. Y ojo que esto no quiere decir que la dinámica del slasher no haya sido siempre satirizar bastante sobre la juventud de su época, pero creo que sobre cualquier retrato que se haga de esta generación va a pesar la losa de sus lacras más realistas.
Por lo demás, a mi el uso de las luces me ha puesto muy nervioso y no creo que contribuya a crear atmósfera porque el visionado se me hacía muy incómodo. El guión dicen que destila amor por la música, pero las tres o cuatro conversaciones que hay sobre el tema versan sobre grupos bien conocidos de los que constan a cualquiera con un poco de bagaje.
Si alguien ha visto 'Bliss', la anterior de Joe Begos, sabrá que tiene predilección por los personajes jóvenes hipermodernos, con sus sexualizadas exterioridades comunicativas, sus gustos por las drogas y sus más que cuestionables viviendas teniendo en cuenta los oficios que desempeñan. Aquí la primera media hora es bastante representativa de esta tendencia, e igual que me pasó con 'Bodies, bodies, bodies', este tipo de personajes me da muchísima grima. Tal vez sea porque tenemos a esta generación delante de nuestras narices y el cinismo con el que me lo representan tiene tan poco de aleccionador que te da la sensación de estar viendo siempre un episodio de Black Mirror donde no hay remate final. No hay moraleja. Y ojo que esto no quiere decir que la dinámica del slasher no haya sido siempre satirizar bastante sobre la juventud de su época, pero creo que sobre cualquier retrato que se haga de esta generación va a pesar la losa de sus lacras más realistas.
Por lo demás, a mi el uso de las luces me ha puesto muy nervioso y no creo que contribuya a crear atmósfera porque el visionado se me hacía muy incómodo. El guión dicen que destila amor por la música, pero las tres o cuatro conversaciones que hay sobre el tema versan sobre grupos bien conocidos de los que constan a cualquiera con un poco de bagaje.

4,6
472
3
5 de julio de 2022
5 de julio de 2022
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Voy a ser breve, algo que esta película no ha querido ser.
-Personajes planos cuyo desarrollo consiste en gente hablando de ellos y las típicas conversaciones por skype que hay en las películas del espacio entre el personaje y sus padres/hijos/parejas, etc...
-Trama cocida a fuego lento que al final no satisface a nadie.
-Ritmo tedioso.
-Música inexistente.
-Efectos visuales estáticos: geniales, es una pena que cuando las naves se mueven parezca un juego de ordenador de los 2000.
Omitidla.
-Personajes planos cuyo desarrollo consiste en gente hablando de ellos y las típicas conversaciones por skype que hay en las películas del espacio entre el personaje y sus padres/hijos/parejas, etc...
-Trama cocida a fuego lento que al final no satisface a nadie.
-Ritmo tedioso.
-Música inexistente.
-Efectos visuales estáticos: geniales, es una pena que cuando las naves se mueven parezca un juego de ordenador de los 2000.
Omitidla.

7,7
34.764
9
10 de marzo de 2024
10 de marzo de 2024
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Escribo esto dos semanas después del estreno, de tal forma que la lectura de mi comentario se encuentra lastrada por la cantidad de reseñas que se acumulan en la web. No obstante, trataré de apuntar una serie de cuestiones que han sido brevemente tratadas por otros y espero poder arrojar algo de luz sobre lo que a mi me parece que ofrece la película.
Quisiera empezar por los aspectos negativos, pues los tiene, aunque me temo que tendrán que ser intercalados. La crítica más votada por el momento le clava un 10 y eleva a Villeneuve a los altares de los grandes directores del séptimo arte. Por lo general, existe esta tendencia algo espectacular de apelar con mucha facilidad al término "Obra maestra" o "Nueva cima del cine" y es poco probable que no cause que el cinéfilo de turno enarque la ceja. Hace bien. No en vano, habré leído eso de "obra maestra" sobre casi cualquier película que tenga la capacidad de conglomerar a cierto número de espectadores (algunos tildan la última de Spiderman de obra maestra, con eso está todo dicho). Dicho esto: no creo que Dune 2 sea una obra maestra por el mero hecho de ser una etiqueta trivial que impide un acercamiento genuino a lo que la cinta puede ofrecerte. Más bien, a mi juicio, es un película que consigue apropiarse de un efectismo bastante particularizado y al margen del blockbuster "mainstream" que lleva años en boga y que ha visto muchas de sus cualidades arrebatadas tras la pandemia.
En este sentido, la pérdida de fuerza del cine de superhéroes permite la exploración de un cine comercial con ciertas capas de intimismo (sin pasarse), con una mitología y un mundo lo suficientemente ricos como para alimentar las charlas de los espectadores tras ver la película. No entraré en el debate adaptación de la fuente original porque se trata de una disputa que debería ser abordada por escritores atentos a las necesidades de la producción, al sacrificio de material en favor de cierta cohesión visual que evidencia que hablamos de medios distintos.
La trama permite una disertación somera pero con cierta enjundia sobre enfrentar el propio destino, a fuerza de creer en una teleología que radica en confiar en la ilusión de un relato mítico que se sabe infundado. Sin duda suscita preguntas sobre hasta qué punto creerse lo que el propio camino dice de uno mismo, lo que hay que sacrificar para enfrentar a la vida y el emerger de la burbuja protectora de la juventud para lanzarse al mundo. Por ello, el viaje del héroe es aquí plasmado con ciertas reservas: nunca hay un gran momento de peligro para el protagonista, no tiene su momento "estómago de la ballena". No obstante, esto cobra su sentido cuando uno se adhiere al concepto de la película: no ceñirse al modelo establecido, o no totalmente.
Muchos de los villanos no son tan malos y demuestran que, bajo capas de sociopatía o psicopatía o lo que se quieran inventar para decir que son malos, hay cierta necesidad de valoración por parte de los demás, miedo, ansias de honor que repercuten en la sensibilidad del espectador que contempla sus acciones. Algunos de los "héroes" presentan turbulencias pasionales en sus cambios de rumbo, y concretan su devenir a través de decisiones que lucen incómodas. Visualmente, Dune 2 es ciertamente una gozada, haciendo palpables muchos de sus elementos prácticos y digitales.
Si ahora debo condensar lo negativo es porque Dune 2 va a ser tildada de una perfección que no le es accesible después de su primer tercio. Introduce personajes nuevos que, por lo general, están bien construidos. Lo que no funciona tanto es que la ausencia de tensión que se adueña de la cinta trate de evidenciarse hacia la mitad del metraje, con momentos que reducen considerablemente el tempo de la cinta (todo el asunto del agua de vida se vive desde cierta indiferencia debido a dicha falta de peligro). Lo predecible no debería ser un problema (los que no hemos leído el libro tal vez hayamos visto la original de Lynch) pero es cierto que hay fragmentos que hacen del todo un compendio no tan orgánico, sin ser excesivamente notable. No obstante, cierto mimo temporal sobre la trama empieza a perderse hacia la mitad de la película, donde el desarrollo se ve acelerado de tal forma que suscita ciertas preguntas. Por otro lado, no creo que esto haga del último acto y de la batalla una situación anti-natural y lejana a secuencias de otras películas: en su pretensión de ser distinta, está claro que el climax es más complejo, dual y ambiguo que una batalla entre buenos y malos.
Yo de ustedes no me la perdería. Sobre todo, no esperaría a su estreno en plataformas.
Quisiera empezar por los aspectos negativos, pues los tiene, aunque me temo que tendrán que ser intercalados. La crítica más votada por el momento le clava un 10 y eleva a Villeneuve a los altares de los grandes directores del séptimo arte. Por lo general, existe esta tendencia algo espectacular de apelar con mucha facilidad al término "Obra maestra" o "Nueva cima del cine" y es poco probable que no cause que el cinéfilo de turno enarque la ceja. Hace bien. No en vano, habré leído eso de "obra maestra" sobre casi cualquier película que tenga la capacidad de conglomerar a cierto número de espectadores (algunos tildan la última de Spiderman de obra maestra, con eso está todo dicho). Dicho esto: no creo que Dune 2 sea una obra maestra por el mero hecho de ser una etiqueta trivial que impide un acercamiento genuino a lo que la cinta puede ofrecerte. Más bien, a mi juicio, es un película que consigue apropiarse de un efectismo bastante particularizado y al margen del blockbuster "mainstream" que lleva años en boga y que ha visto muchas de sus cualidades arrebatadas tras la pandemia.
En este sentido, la pérdida de fuerza del cine de superhéroes permite la exploración de un cine comercial con ciertas capas de intimismo (sin pasarse), con una mitología y un mundo lo suficientemente ricos como para alimentar las charlas de los espectadores tras ver la película. No entraré en el debate adaptación de la fuente original porque se trata de una disputa que debería ser abordada por escritores atentos a las necesidades de la producción, al sacrificio de material en favor de cierta cohesión visual que evidencia que hablamos de medios distintos.
La trama permite una disertación somera pero con cierta enjundia sobre enfrentar el propio destino, a fuerza de creer en una teleología que radica en confiar en la ilusión de un relato mítico que se sabe infundado. Sin duda suscita preguntas sobre hasta qué punto creerse lo que el propio camino dice de uno mismo, lo que hay que sacrificar para enfrentar a la vida y el emerger de la burbuja protectora de la juventud para lanzarse al mundo. Por ello, el viaje del héroe es aquí plasmado con ciertas reservas: nunca hay un gran momento de peligro para el protagonista, no tiene su momento "estómago de la ballena". No obstante, esto cobra su sentido cuando uno se adhiere al concepto de la película: no ceñirse al modelo establecido, o no totalmente.
Muchos de los villanos no son tan malos y demuestran que, bajo capas de sociopatía o psicopatía o lo que se quieran inventar para decir que son malos, hay cierta necesidad de valoración por parte de los demás, miedo, ansias de honor que repercuten en la sensibilidad del espectador que contempla sus acciones. Algunos de los "héroes" presentan turbulencias pasionales en sus cambios de rumbo, y concretan su devenir a través de decisiones que lucen incómodas. Visualmente, Dune 2 es ciertamente una gozada, haciendo palpables muchos de sus elementos prácticos y digitales.
Si ahora debo condensar lo negativo es porque Dune 2 va a ser tildada de una perfección que no le es accesible después de su primer tercio. Introduce personajes nuevos que, por lo general, están bien construidos. Lo que no funciona tanto es que la ausencia de tensión que se adueña de la cinta trate de evidenciarse hacia la mitad del metraje, con momentos que reducen considerablemente el tempo de la cinta (todo el asunto del agua de vida se vive desde cierta indiferencia debido a dicha falta de peligro). Lo predecible no debería ser un problema (los que no hemos leído el libro tal vez hayamos visto la original de Lynch) pero es cierto que hay fragmentos que hacen del todo un compendio no tan orgánico, sin ser excesivamente notable. No obstante, cierto mimo temporal sobre la trama empieza a perderse hacia la mitad de la película, donde el desarrollo se ve acelerado de tal forma que suscita ciertas preguntas. Por otro lado, no creo que esto haga del último acto y de la batalla una situación anti-natural y lejana a secuencias de otras películas: en su pretensión de ser distinta, está claro que el climax es más complejo, dual y ambiguo que una batalla entre buenos y malos.
Yo de ustedes no me la perdería. Sobre todo, no esperaría a su estreno en plataformas.
7 de octubre de 2022
7 de octubre de 2022
16 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
No entiendo muy bien que, suponiéndose un filtro anti insultos, lleguen a pasar la criba críticas como las que me anteceden, que no son más una diatriba iracunda que una crítica propiamente dicha. Me molesta porque la película es mala, pero abordarla con ese infantilismo retrógrado que consiste en insultar a diestro y siniestro no hace sino decirme que el que ha visto la película no dista mucho de ser el 'creeper' que se muestra en esta película. Esto es: inseguro, patizambo e impostado.
Dicho esto, la película desaprovecha por completo lo que podría haber sido una premisa bastante digna (unos personajes encerrados en una casa con el monstruo en cuestión) para convertirla en una suerte de 'Semilla del diablo' que se explicita a base de flashbacks, flashforwards y momentos que directamente no se llegan a dar. El problema es que al final no se decanta por ninguna de las dos opciones, y la sensación final es que todo tarda mucho en llegar y el remate es pobre e insuficiente.
La película no empieza mal, y el problema más llamativo es el de la iluminación: una luz blanca que vicia cualquier incomodidad que la saga haya podido generar, quitándole, precisamente, uno de sus aspectos más llamativos: la oscuridad. Siendo sinceros, incluso en las escenas diurnas de las películas anteriores (y cuando digo anteriores, omito la 3) tenían esa sequedad desértica y calurosa que caracterizaba los páramos por los que se desplazaba esta bestia. Pero aquí, la digitalización estropea gran parte del visionado: hay una escena que puede hacer que muchos espectadores sientan que están ante un fan-film, y es la que transcurre en un cementerio.
Por lo demás, los actores principales no están mal. Los secundarios, en su mayoría, vagas caricaturas de una historia demasiado mascada como para que sorprenda a nadie. El ritmo de la película va decayendo a medida que esta no sabe dar solución a sus propios problemas, o por lo menos, no una buena solución. La primera aparición del Creeper es una de ellas, y claramente pretende desmitificar todo lo que hemos visto de él anteriormente. Para mi no funciona, y dudo que para muchos de los demás.
Un apunte personal: las anteriores películas apenas hacían gala de efectos digitalizados (más allá de cuando vuela), y aquí la película hace un ejercicio constante de ello, innecesario: con lo fácil que habría sido grabarlo todo en una cosa y ya está (les habría salido algo parecido a Halloween: Resurrection, si, pero los espectadores nos lo habríamos pasado mejor).
Dicho esto, la película desaprovecha por completo lo que podría haber sido una premisa bastante digna (unos personajes encerrados en una casa con el monstruo en cuestión) para convertirla en una suerte de 'Semilla del diablo' que se explicita a base de flashbacks, flashforwards y momentos que directamente no se llegan a dar. El problema es que al final no se decanta por ninguna de las dos opciones, y la sensación final es que todo tarda mucho en llegar y el remate es pobre e insuficiente.
La película no empieza mal, y el problema más llamativo es el de la iluminación: una luz blanca que vicia cualquier incomodidad que la saga haya podido generar, quitándole, precisamente, uno de sus aspectos más llamativos: la oscuridad. Siendo sinceros, incluso en las escenas diurnas de las películas anteriores (y cuando digo anteriores, omito la 3) tenían esa sequedad desértica y calurosa que caracterizaba los páramos por los que se desplazaba esta bestia. Pero aquí, la digitalización estropea gran parte del visionado: hay una escena que puede hacer que muchos espectadores sientan que están ante un fan-film, y es la que transcurre en un cementerio.
Por lo demás, los actores principales no están mal. Los secundarios, en su mayoría, vagas caricaturas de una historia demasiado mascada como para que sorprenda a nadie. El ritmo de la película va decayendo a medida que esta no sabe dar solución a sus propios problemas, o por lo menos, no una buena solución. La primera aparición del Creeper es una de ellas, y claramente pretende desmitificar todo lo que hemos visto de él anteriormente. Para mi no funciona, y dudo que para muchos de los demás.
Un apunte personal: las anteriores películas apenas hacían gala de efectos digitalizados (más allá de cuando vuela), y aquí la película hace un ejercicio constante de ello, innecesario: con lo fácil que habría sido grabarlo todo en una cosa y ya está (les habría salido algo parecido a Halloween: Resurrection, si, pero los espectadores nos lo habríamos pasado mejor).
23 de enero de 2021
23 de enero de 2021
15 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ideada como la contrapartida a 'Las rayadas no son eternas', la otra mitad de este binomio especial de episodios como preludio para la segunda temporada de 'Euphora, este segmento analiza de forma muy inteligente ideas como la existencia estética y la fluidez moral de una juventud perturbada por la depresión y la autoestima.
Si con Rue asistíamos a un diálogo entre una adicta y su padrino, en esta ocasión la cosa se pone en modo Los Soprano con una sesión de psicoterapia entre Jules y la rubia que salía en Looking. La estructura no funciona como lo hiciera en 'Las rayadas...'; se le ven las costuras a este intento de demostrarnos que Jules es un personaje tan complejo como Rue. Y de hecho, para algunos, puede que lo sea. La representación de su transición es sin duda un acierto que pesa a favor de la serie, saliéndose del contexto ideológico de género para ofrecer un proceso lleno de dudas y ambigüedades que circundan la idea de la estética femenina y la auténtica identidad.
Sin embargo, en esta ocasión la forma predomina sobre el contenido, y aunque al principio la autocrítica que se hace Jules parece conducir a un terreno interesantísimo y plagado de espinas, al final todo deriva en cosas que la primera temporada de Euphoria ya había penetrado de forma mucho más sútil. El tema de las redes sociales y de la exteriorización de la personalidad en forma de avatar encuentra aquí un corolario bastante existencialista, pero no es nada nuevo. Y por ahi se ha metido Rosalía y el estilo videoclipero vence al diálogo. La forma sobre el contenido. No obstante, es un episodio necesario y que encantará a los fans de la serie. Personalmente, me quedo con Rue, tal vez porque sea más fácil empatizar con una yonki a la que le partieron el corazón que con una niña a la que le gusta mantener diálogos picantes con chavales que nunca conocerá a través de una app de citas. Pero el ejercicio de deconstrucción es sin duda interesante.
Si con Rue asistíamos a un diálogo entre una adicta y su padrino, en esta ocasión la cosa se pone en modo Los Soprano con una sesión de psicoterapia entre Jules y la rubia que salía en Looking. La estructura no funciona como lo hiciera en 'Las rayadas...'; se le ven las costuras a este intento de demostrarnos que Jules es un personaje tan complejo como Rue. Y de hecho, para algunos, puede que lo sea. La representación de su transición es sin duda un acierto que pesa a favor de la serie, saliéndose del contexto ideológico de género para ofrecer un proceso lleno de dudas y ambigüedades que circundan la idea de la estética femenina y la auténtica identidad.
Sin embargo, en esta ocasión la forma predomina sobre el contenido, y aunque al principio la autocrítica que se hace Jules parece conducir a un terreno interesantísimo y plagado de espinas, al final todo deriva en cosas que la primera temporada de Euphoria ya había penetrado de forma mucho más sútil. El tema de las redes sociales y de la exteriorización de la personalidad en forma de avatar encuentra aquí un corolario bastante existencialista, pero no es nada nuevo. Y por ahi se ha metido Rosalía y el estilo videoclipero vence al diálogo. La forma sobre el contenido. No obstante, es un episodio necesario y que encantará a los fans de la serie. Personalmente, me quedo con Rue, tal vez porque sea más fácil empatizar con una yonki a la que le partieron el corazón que con una niña a la que le gusta mantener diálogos picantes con chavales que nunca conocerá a través de una app de citas. Pero el ejercicio de deconstrucción es sin duda interesante.
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