El cine actual está repleto de efectos especiales hechos por computadores. Hoy en día los filmes que contienen escenas de acción, prácticamente todos, sin excepción; recurren al CGI. Apocalypse Now, es una película que muestra el ingenio de las personas para realizar escenas de acción... ¡verdadera acción!

Cabe aclarar, que ésta, no es una película de acción; pero la tiene. La escena de Bill Kilgore (Robert Duvall), en la que arriba a la costa es simplemente épica.

Apocalypse Now es una gran película que con seguridad le gustará a aquellos que buscan algo más allá de lo obvio.

Es una película excelente.

La actuación de sus personajes principales es una de las piedras angulares del éxito de esta película. Jodie Foster dándole vida a Clarice Starling consigue proyectar vulnerabilidad y al mismo tiempo empoderamiento, por su parte, Anthony Hopkins... ¡Hannibal Lecter! ¡No mucho más por decir! Pero del que no se habla tanto pero es increíblemente impactante, es de Ted Levine (Jame Gumb/Buffalo Bill); su interpretación es majestuosa y logra proyectar lo completamente perturbado que está su personaje, llamativamente grotesco.

Gran ritmo y gran historia.

Aparte de su gran historia, esta película es fascinante por la admirable habilidad que tiene al escenificar la guerra. Muestra la indiferencia de las balas y las bombas ante la vida, también muestra la angustia de la vida ante las mismas, y algo en lo que es magistral es en la manera que muestra el tedio que existe entre activar el instinto de supervivencia y la incertidumbre de lo que viene cuando se lo activa.

Una película para disfrutar por completo; llevando este divertimiento por diferentes sensaciones: tensión, esperanza, tristeza, crudeza, reflexión, ética, solidaridad, etc.

Grandes interpretaciones, especialmente la de Tom Hanks (Capitán, John H. Miller), Tom Sizemore (Sargento, Michael Horvarth) y Barry Pepper (Daniel Jackson).

2001: Una Odisea del Espacio es magnífica por donde se la mire. Tiene la enorme y singular cualidad de no ser indiferente a nadie; como cualquier otro producto que es excelente, despierta reacciones, ya que como dije, no pasa desapercibida y obliga al espectador a decir algo al respecto sobre ella: o se la adora o se la detesta. Además, tiene otra gran virtud y es que es una película que suele dejar a quien la ve a su término con una sensación muy fuerte de: "¡Qué fue eso!". También es una cinta que entre más veces se la vea, es cada vez mejor.

Visualmente hablando es perfecta. El impacto visual es asombroso. Todo está perfectamente armónico. Y hace pensar en cómo lograron tal proeza visual y de montaje en 1968... ¡1968!

La película es buenísima para debatir sobre de qué va con exactitud. Tiene un gran arsenal de posibilidades de interpretación y eso la hace genial para tertuliar.

Y repito: visualmente es bellísima; de hecho, no creo haber visto alguna otra película con ese impacto visual tan meticuloso como el de 2001.

¡Cinta entre las cintas!

Toy Story es sencillamente adorable. Es, literalmente, la proyección mental de prácticamente cualquier infante... ¿quién no imaginó que sus juguetes tenían vida? La historia desarrollada a partir de este hecho fantástico es tan irreal como real. Toy Story es, así no lo parezca muy conmovedora, tiene momentos de tristeza potente que hacen evocar la infancia.

Sus personajes son muy sólidos y todos, así sean muy secundarios se quedan en la mente del espectador porque es una película muy compacta que no pierde detalles respecto de cada uno de sus personajes.

Y estando a tres años del trigésimo año de su lanzamiento, es sumamente agradable saber que Toy Story se ganó un lugar de privilegio más allá del cine. Toy Story como cualquier otra legendaria cinta, supo ir más allá del mundo del cine para hacerse un lugarcito en la cotidianidad de un colectivo global.